Por qué el hombre más rico de Latinoamérica ahora mira a la Argentina

Cientos de miles de inmigrantes dejaron su patria y sus seres queridos, cruzaron el océano Atlántico con el sueño de hacer la América. Sólo un puñado de ellos lo consiguieron y los Slim forman parte de los exitosos. Carlos Slim Helu es el hombre más rico de América Latina, rico en todo el sentido de la palabra porque no sólo figura en la lista Forbes 500 sino que es uno de los personajes más influyentes de México y de toda la región. La base de su fortuna, que partió de la tienda de su padre quien, como muchos libaneses en América se dedicó a la venta minorista de artículos de mercería y juguetes, fue aupada por sus relaciones con el poder, sobre todo en la década del ´90.

Carlos Slim es el hombre más rico e influyente de América Latina, una suerte de Rey Midas que todo lo que toca lo convierte en oro.

"Ajustado a los perfiles de las clases dominantes en el desarrollo histórico del país, Carlos Slim Helu se ha colocado por méritos propios como el prototipo del empresario en una etapa de cambio político del país: proviene del viejo esquema de la complicidad con las clases políticas gobernantes, pero se ofrece como la personalidad del sistema que deberá nacer de la alternancia partidista en la presidencia de la república. Si algún parecido quisiera encontrársele, sin duda que la contracara de Slim es Carlos Hank González: el empresario ha usado el poder económico de la empresa privada para incursionar exitosamente en la política y el político usó sus cargos públicos para construir un impresionante imperio económico y empresarial. Los dos forman parte de las estructuras de dominación del viejo sistema priísta. Slim y Hank, por cierto, han tenido que cruzar las coordenadas del sistema político priísta, esa telaraña donde han quedado atrapadas cual mosquitos las aspiraciones de la política democrática y las exigencias para una estructura empresarial de competencia abierta. Los dos, asimismo, han sido beneficiarios del viejo sistema presidencialista creado por el PRI, ese presidencialismo que pareció trascender la derrota del 2 de julio: los poderes y riquezas de Slim y Hank, a contrapelo de sus deseos, han sido dones concedidos por los presidentes de la república en turno. Así, sus carreras exitosas no han sido tales sino resplandores de la estrella imperial del instante presidencialista." De esta manera lo describe el periodista Carlos Martinez, en un prólogo para la biografía de Carlos Slim que le fue censurado.

La diferencia es que Hank incursionó explícitamente en la política. A él lo llaman "el empresario más político" o "el político más empresario". En 1988, Slim participó activamente el Comité de Financiamiento de la campaña priísta de Carlos Salinas de Gortari. En febrero de 1993, Slim asistió a una cena en la casa de Antonio Ortiz Mena, secretario de Hacienda del ciclo de desarrollo estabilizador (1958-1970), en la que el presidente Carlos Salinas y el presidente nacional del PRI, Genaro Borrego Estrada, pidieron contribuciones a los grandes capitanes de la empresa privada para recolectar nada menos que US$ 25 millones por cabeza entre los 30 empresarios asistentes para poder financiar de este modo la campaña presidencial del PRI de 1994.

Pero la historia de colaboraciones no termina aquí ya que en 1994, Slim apoyó a la campaña del candidato presidencial del Partido Republicano Institucional, Luis Donaldo Colosio y luego apoyó también financiaramente a Ernesto Zedillo.

Su generosidad le fue bien retribuída, ya que si bien siempre se jacta de haberse mantenido lejos de los políticos en la práctica sucede lo contrario y es por eso mismo que en los ‘90 pudo, gracias al salinismo, llegar a ser uno de los hombres más ricos del planeta.

Un verdadero maestro de la oportunidad, logró comprar empresas a precios irrisorios en la década del ‘80, cuando el país atravesaba un tremendo momento económico, y convertirlas en las más prósperas del país.

Muchos creían que con el fin de la hegemonía del PRI después de 71 años en el gobierno, el tradicional partido mexicano y la llegada de Vicente Fox Quesada a la residencia presidencial de Los Pinos, su estrella se opacaría.

Pero nada de eso ha sucedido y la buena estrella de los Slim Helu está lejos de apagarse.

A pesar de haber apoyado la candidatura de Francisco Labastida Ochoa hasta último momento, consiguió aproximarse al gobierno de Fox y aparecer en las comitivas oficiales al exterior además de aceptar un cargo como consejero de Pemex (Petróleos de México).

En los primeros meses del actual gobierno, corrieron varias versiones, entre ellas una que aseguraban que Slim lanzaría un diario de circulación nacional imitando el modelo de El País, en España, el medio que se convirtió en clave en la transcición en la democracia después de la muerte de Francisco Franco.

Tanto él como sus hijos intentan mantener el mismo perfil que les inculcó su abuelo Julián, un inmigrante libanés católico que se instaló una tienda llamada "Orient Star" en donde el pequeño Carlos comenzó a trabajar a los ocho años. Pero la tarea comercial no le impidió recibirse de ingeniero civil en la Universidad Autónoma Nacional de México.
Como tantos paisanos suyos, su padre logró amasar una pequeña fortuna pero que no llegaba a ser una mínima parte de la que consiguió su hijo. Con unas tierras que heredó de él, se metió en la Bolsa de Valores en los ´80, aunque hay quienes aseguran que se dedicó además a invertir dinero de muchos de los políticos del PRI a través de su casa de Bolsa Inbursa.

Por ese entonces adquirió la principal compañía tabacalera de México, una fábrica rentable de autopartes y la popular cadena de restaurantes y tiendas de regalos Sanborns, uno de los negocios más tradicionales de México.

Pero su verdadero despegue fue en los ´90 cuando el presidente Carlos Salinas de Gortari decidió privatizar la empresa estatal de teléfonos. Fue llamativo el precio que pagó el consorcio liderado por Slim, acompañado por Bell International Holding Co. y France Cable & Radio.

Slim se quedó con una compañía que valía unos US$ 12 mil millones con una inversión de tan sólo US$ 400 millones.

La compañía hoy tiene un total de 250 mil empleados y representa un 40% de la capitalización de la Bolsa Mexicana.

La revista Business Week es uno de los tantos medios que se han ocupado del proceso de privatización. La publicación estadounidense decía que "Rumores y alegatos de amiguismos rondan por todo el proceso de privatización. En respuesta, el gobierno hace lo imposible por crear una impresión de imparcialidad. Por ejemplo, en la junta de gabinete que decidió quiénes serían los nuevos dueños de Telmex, los tres postores fueron nombrados A, B y C. Pero todos sabían quién era quién..."

De Telmex surgió América Móvil, la empresa de telefonía inalámbrica de Slim se convirtió el operador más grande de América Latina en su rubro mediante adquisiciones.

El nombre de su empresa de inversiones, Carso, se debe a su nombre y al de su fallecida mujer Soumaya (Su nombre viene del árabe y quiere decir "Cielo"). La semilla de su gran empresa fue la inmobiliaria que puso con su mujer a los 26 años en la zona de Polanco.

La pareja tuvo seis hijos: Carlos, Marco Antonio, Patrick, Soumaya, Vanesa y Johanna. El mayor de ellos es hoy el presidente de Telmex a quien decidió cederle el puesto a sus 64 años. Los jóvenes Slim-Domit son quienes manejan la empresa junto a dos de sus yernos.
Slim se encarga todo el tiempo de recalcar, en sus dos únicas conferencias de prensa anuales, que su imperio representa una suerte de contrapoder.

Según la revista "Time", representa además un contrapoder para las grandes empresas estadounidenses ante las que no se amedrenta. La misma publicación lo considera uno de los 12 jugadores clave de la economía global.

Uno de los mayores méritos ha sido rodearse de una corte de intelectuales de la talla del escritor Carlos Fuentes, quien en la presentación del libro "La silla del Aguila" en el que habla de la relación entre México y USA sostuvo que "Hay una proliferación de grupos de la sociedad civil que no están constituidos en partidos pero que caminan, que se enderezan, que son propositivos de lo que podría ser un país mejor, hay hombres de empresa, cito a Carlos Slim por ejemplo que tiene una idea muy clara de las cosas que habría que hacer para crear un mercado interno y promover el crecimiento del país desde abajo, bienvenidas las inversiones extranjeras productivas, bienvenida la cooperación económica internacional, pero si no hacemos la talacha desde abajo, ese construir a un país desde sus bases, a partir de la ampliación del mercado interno, pues entonces siempre estaremos en las condiciones que tú acabas de describir y sobre todo educación, educación como prioridad número uno de un país como el nuestro."

José Manuel Suarez Mier en un un artículo publicado en el Centro de investigación para el desarrollo, llamado "El monopolista y el florero", se ocupó de esta relación. ¿Cómo se explica que Fuentes, que ha cultivado una impecable imagen de dandy izquierdista apoye propuestas de política económica de un empresario que con su monopolio telefónico causa graves perjuicios a los mexicanos?, se pregunta.

Y completa diciendo que: "Es comprensible que Slim proponga programas de gasto público financiados como sea para contrarrestar el estancamiento de la economía doméstica, que amenaza volverse recesión. Después de todo, él es dueño de una parte nada despreciable de esa economía local. ¿Serán las propuestas de Slim más persuasivas con el temerario apoyo del florero? Cuando Fuentes critica al programa del gobierno como "tibio" y señala que no "provoca ni esperanza ni entusiasmo," a continuación se lanza, ya sin pudor alguno, a afirmar que "en cambio, qué vigoroso, qué imaginativo y qué práctico resulta el conciso programa ofrecido por Carlos Slim."

Una de las frases favoritas de Slim es justamente, y coincidiendo con este artículo que "el mejor negocio para un empresario en cualquier país es que no haya pobreza". Sin embargo, a él y a sus empresas les ha ido mucho mejor cuando peor le iba a su país.

Otro de los intelectuales que dan soporte a Slim es Julio Scherer quien desde periódicos tales como el Excélsior o la revista Proceso, que han criticado la relación entre Slim y Salinas de Gortari, pero que al periodista no le impidió ser amigo entrañable del magnate Juan Antonio Perez Simón, socio de Slim.

Otro intelectual respetado, Fernando Benítez, dijo de él en La Jornada: "Hace más de doce años conocí a Slim, y desde entonces he sido su amigo. A los pocos meses, Carlos, con el mayor tacto (cursivas de CR), nos dio una suma importante a mí, a Guillermo Tovar y de Teresa y a José Iturriaga. Carlos sabía que éramos maestros investigadores de nuestra historia, tarea siempre muy mal recompensada, y nos ayudó en nuestra labor."

Hay quienes atribuyen esta situación a que a Slim siempre le ha gustado ejercer el mecenazgo hacia los intelectuales, conciente del rédito que apoyos de este tipo pueden traerle.

La última de las ofensivas empresariales de Slim, ya no como presidente de Telmex aunque siga siendo el alma de la empresa y Presidente honorario, es su interés por invertir en la Argentina.

Si bien ya había incursionado en telecomunicaciones a través de Techtel en la apertura de las telecomunicaciones en épocas de Fernando De la Rúa y Henoch Aguiar en la Secretaría de Comunicaciones, esta vez está interesado en la represa hidroeléctrica Yaciretá.

No es casual que Paolo Rocca, el empresario K, lo haya acompañado a la reunión con el presidente Néstor Kirchner. Rocca y Slim son socios en Techtel. Rocca es dueño de TAMSA (Tubos de Acero de México).

Según el gobierno nacional, la intención de Slim no tiene que ver sólo con Yaciretá sino también con la Empresa Nacional de Energía (Enarsa) que fue anunciada por Kirchner el pasado 11 de mayo, pero que aún no ha sido creada formalmente.

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