Edición i: Kirchner vs. Carrió es una falsa opción

POR EDGAR MAINHARD Algunos creen que Néstor Kirchner eligió como opositora Nº 1 a Elisa Carrió, para que no sean sectores del PJ quienes ocupen ese protagonismo. Pero resultaría un grave error porque hoy lo que debe resolver el Gobierno no es quién será la oposición sino cómo instrumentará el diálogo con los opositores para lograr articular la agenda del 2do. año de mandato. En este punto, Kirchner juega gran parte del éxito de su gestión pero ha comenzado con un diagnóstico inexacto.

La pregunta es inevitable: En 2004, ¿la Argentina sigue siendo bipartidista o esa tradición se ha roto? La tradición política argentina consistía en dos grandes fuerzas político-partidarias: el PJ y la UCR, que controlaban la escena.

Y siempre la 3ra. fuerza se hacía añicos luego de un ascenso veloz. Le ocurrió al Partido Intransigente, a la UCeDé, al Modin, al Frepaso y a Acción por la República.

Pero en los comicios de 2003, la salida política al desequilibrio institucional alentado por la provincia de Buenos Aires en diciembre de 2001 consistió en un PJ con tres candidatos diferentes y la lista de la UCR estuvo por debajo de los votos que alcanzaron sus desprendimientos llamados ARI y Recrear. Para cumplir su venganza personal contra Carlos Menem, Eduardo Duhalde no dudó en provocar una atomización de las estructuras políticas tradicionales, aunque no parece dispuesto a aceptar sus consecuencias que incluyen un potencial cisma en el PJ.

Si bien el PJ ha reunificado sus fuerzas en el Legislativo, temporariamente y mascullando algún descontento; las oposiciones siguen divididas.

Semejante diáspora le ha facilitado la gestión de gobierno a Kirchner, aún cuando cometa errores, en parte, según Elisa Carrió, porque "carece de la madurez necesaria para administrar su ascenso fulminante y su enorme poder actual. No es lo mismo aparecer en la tapa de La Opinión Austral que en la tapa de Clarín o Página/12, aún cuando sea Miguel Núñez quien dicte el titular". Miguel Núñez es el vocero presidencial.

Ella, con varios kilogramos menos y con asistencia perfecta a las sesiones de cama solar -lo que manifiesta cierto cuidado por su físico, lo que antes no ocurría- dice, con el espíritu de quien ya no se sorprende por nada: "He subido, bajado, vuelto a subir y vuelto a bajar. Ahora estoy para arriba otra vez".

Así describió sus 10 años de trayectoria pública vinculada a lo político. Comenzó como afiliada a la Unión Cívica Radical de la provincia de Chaco, a la que representó en la Convención Nacional Constituyente de 1994; y hoy preside el partido político que fundó, Afirmación para una República Igualitaria (ARI).

¿Es Carrió la principal dirigente opositora a Néstor Kirchner, luego de haber intentado convertirse, infructuosamente, en su socia política durante el año 2002, cuando Kirchner amenazaba con transformarse en un candidato presidencial no justicialista?

¿Es Carrió la principal dirigente opositora por decisión propia o por decisión gubernamental?

Unos afirman que Carrió ha emergido como resultado de la desorganización del justicialismo y de la impericia del Gobierno Kirchner; otros dicen que Kirchner prefiere que sea Carrió quien lidere la oposición para arrebatarle ese espacio a la estructura del Partido Justicialista (eligiendo a Carrió lograría que gran parte del PJ crítico deba apoyar al Presidente por el espíritu verticalista que inspira al Movimiento).

En cualquier caso, por su metodología partidaria, el joven ARI ha acumulado las denuncias que hay contra Kirchner en la provincia de Santa Cruz y en el sur de Chubut, y se convirtió en vocero de las acusaciones. Ni el PJ ni la UCR lo hicieron, y esto es un mérito de Carrió, quien así le devolvió a Kirchner los golpes que éste le propinó al ARI al arrebatarle a varios de sus dirigentes, incluyendo a la diputada nacional ARI-Buenos Aires, Graciela Ocaña.

Hace 180 días, cuando Kirchner cumplió otros 180 días, resultó evidente que al Presidente le seducía la tentación de no tener oposición, apelando a las encuestas de popularidad que reflejaban niveles de aceptación popular de hasta el 85%, según los numerólogos con asignación presupuestaria.

Luego, el Presidente demostró cierto enojo ante la acusación de padecer arrebatos hegemónicos. Desde entonces parece haber aceptado la necesidad de que una oposición conviva con el Gobierno porque resulta imprescindible para la vigencia de las instituciones de representación popular.

En mayo de 2004 se identifican por lo menos cuatro frentes que cuestionan a Kirchner y cabe preguntarse si son estructuras políticas opositoras o no alcanzan esa definición.

Varios gobernadores y ex gobernadores justicialistas han realizado planteos que son, por ahora, estrictamente financieros y fiscales. Hay quienes ubican al frente de esta fuerza en desarrollo a Eduardo Duhalde, pero éste lo ha negado. Entonces, quien parece asumir el liderazgo ‘ad hoc’ es José Manuel De la Sota, gobernador de Córdoba. Si bien pareció -en ocasión del acto de Kirchner y las Madres de Plaza de Mayo, en la Esma- que habría una elaboración política alternativa, luego todo se circunscribió a reclamos de mayor asistencia económica de la Nación a las provincias y a los municipios.

En ocasión del Congreso Nacional justicialista celebrado en el predio porteño Parque Norte, se enfrentaron a Kirchner y sus aliados en el PJ pero luego el debate fue pospuesto. Hasta ahora los legisladores nacionales que representan a esos mandatarios votaron todo lo que les solicitó que aprobaran el Ejecutivo Nacional, incluyendo la intervención federal a Santiago del Estero, la provincia del justicialista Juárez. Tampoco explicitaron su apoyo a los Rodríguez Saá durante el conflicto en San Luis.

La mayoría de las organizaciones de reclamo de asistencia social, cuya característica más importante es la ocupación de espacios públicos como herramienta de presión. Son los llamados piqueteros, que exigen programas sociales para desempleados, subsidios tan diversos como bolsones de alimentos, artículos escolares o el precio de la garrafa de gas.

Son espacios de reclamo prebendario donde tanto el justicialismo como la Iglesia Católica perdieron presencia en forma progresiva. Las incursiones electorales de alguna de estas organizaciones fueron frustrantes para sus candidatos lo que puso en duda su representatividad social. Ocurre que, a la hora del sufragio, en general es voto justicialista; aún cuando en la protesta quienes lideran las movilizaciones son militantes de izquierda. Por lo tanto, carecen de una estructura política organizada.

Ricardo López Murphy. El ex presidente del Ateneo Leandro N. Alem, de la UCR, fundó Recrear, una fuerza política de centroderecha con presencia en la Ciudad de Buenos Aires y varios partidos del Gran Buenos Aires. López Murphy logró una performance electoral interesante el 27 de abril de 2003. Sin embargo, no le alcanza con reunir a todos los ex votantes de la UCeDé, de Acción por la República y de la UCR balbinista. López Murphy, que intenta despojarse de su profesión de economista, precisa de la clase media independiente en términos político-partidarios para convertirse en un líder opositor con aspiraciones. Muchos de quienes simpatizan con López Murphy se encuentran entre quienes participaron de las dos marchas que Juan Carlos Blumberg realizó en la Ciudad de Buenos Aires, aún cuando Blumberg haya insistido en su militancia social no partidista. El discurso sobre la inseguridad y la reforma judicial de Blumberg y Recrear se asemejan pero las similitudes no han podido explicitarse. López Murphy será candidato a senador nacional por la provincia de Buenos Aires, y en la Ciudad de Buenos Aires fracasó su intento de aliarse con Mauricio Macri, y se encuentra suspendido su acuerdo con Patricia Bullrich.

Elisa Carrió. Ella llegó al Congreso como diputada nacional UCR-Chaco, pero luego se retiró de ese partido polÌtico y fundó el ARI. Logró convertirse una figura clave del antimenemismo, impulsada por los diarios Clarín y La Nación, de quienes luego se distanció, y a quienes critica su especulativa relación con el Estado como gran anunciante.

También fue crítica de la Alianza, pero su rol de opositora Nº 1 fue menguando en medio del enfrentamiento doméstico en el PJ. Ahora intenta retomar aquel protagonismo aprovechando que no se encuentra aún explícito el enfrentamiento doméstico en el PJ, y sospechando que el desenlace de la situación actual no hallará a un justicialismo unido, sino a un conjunto de feudos políticos provinciales o municipales sólo unificables para la distribución del Presupuesto Nacional.

Acerca de cómo se articula la oposición a Kirch ner y del propio rol de Carrió es interesante escuchar algunas opiniones:

Manuel Mora y Araujo, uno de los pioneros en la interpretación de encuestas de opinión pública: "No hay nadie que la encarne, está fragmentada. La UCR tiene cuatro gobernadores, Carrió y López Murphy tiene más imagen de opositores, pero es mediática, sin ningún poder. A Duhalde lo ven como opositor, pero es el aparato del partido, desprestigiado. Por eso lo quieren junto a Kirchner. La gente lo prefiere reforzando al Presidente".

Eduardo Fidanza, sucesor de Edgardo Catterberg en la investigación de las tendencias de la opinión pública, opinó: "Creo que hay dos tipos de oposición: la que se ejerce desde adentro del justicialismo, dificultando por momentos la sanción de leyes y la ejecución de políticas, y la otra, que básicamente es un fenómeno mediático, y está a cargo de Elisa Carrió y Ricardo López Murphy. Ambos poseen mayor imagen positiva que negativa, pero están lejos del nivel de aprobación que tiene el Presidente. Si hubiera elecciones hoy ganaría claramente Kirchner, si fuera el candidato del PJ. Respecto de la oposición no peronista, creo que su suerte futura no depende tanto de la gestión del Gobierno como de la estructura de la oferta partidaria alumbrada después de la crisis de fines de 2001 y de la disolución de la Alianza. Quiero decir: es muy difícil que una oposición dividida pueda ganarle al justicialismo en 2005 y 2007, más allá de cómo éste gobierne".

De acuerdo a la socióloga Graciela Römer, esposa del embajador ante la OEA, Rodolfo Gil, "La oposición, por la crisis de los partidos políticos, es en la actualidad una oposición mediática, dispersa, y de actores individuales más que institucionales: Carrió, López Murphy, Blumberg, algunos medios de comunicación y un par de periodistas hoy representan el difuso espectro de la oposición. Ello no es bueno para la salud institucional del país. Hoy parecería difícil pensar que el Presidente pudiera perder una elección. Es el político con mejor imagen y no hay en el panorama opositor quien encarne una alternativa ganadora".

Sin embargo, hoy le resultaría muy difícil al Presidente armar las listas de candidatos a legisladores justicialistas en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, que resulta su mayor aspiración política a los efectos de articular una fuerza propia.

Según otro sociólogo, Enrique Zuleta Puceiro, también un profesional de los estudios de opinión pública que tanto demandan los gobernantes:

"La oposición presenta facetas diversas. Hay una oposición institucional, que está ocupada casi exclusivamente por la UCR. A pesar de sus serios problemas de identidad y reorganización, es vista como la única fuerza capaz de ejercer contrapesos institucionales. Hay una oposición que podríamos llamar ‘moral’, que está ocupada por Elisa Carrió. Hay una oposición en las calles que está representada por los ‘piqueteros’. Y hay una oposición en el terreno de los diagnósticos, las ideas y el control cotidiano de la calidad del Gobierno, que es ocupada por el periodismo y algunos comunicadores sociales. Los grandes medios periodísticos ejercen una posición ambigua, siguiendo en general sus intereses y estrategias empresarias. Pero el periodismo avanza hacia la configuración de un polo decisivo, puesto que, en general, apoya a Kirchner, aunque de un modo cada vez más crítico".

La socióloga Analía Del Franco explica la situación: "Los opositores están buscando un lugar cómodo desde el cual hacer oposición. No es sencillo confrontar con un gobierno que tiene alta popularidad. Deberían estar en el proceso de construcción de un discurso alternativo. No importa que no tengan un lugar protagónico porque tal vez este no sea el momento, pero tienen que recrear su credibilidad y encontrar ángulos de oposición que sean efectivos, creíbles. Hay un 70% que quiere una oposición constructiva, que no la ve. Si bien los dos opositores principales, Carrió y López Murphy, tienen un aceptable nivel de popularidad, por ahora no aparecen con un discurso que elija la gente. Para la población los grandes opositores son los piqueteros, que tienen hoy bastante espacio. A Duhalde no lo perciben como un opositor y la gente no quiere que se peleen. En general, a los ciudadanos no les gusta que los políticos se peleen".

Heriberto Muraro, también sociólogo e investigador de tendencias en la opinión pública, dijo: "La oposición más peligrosa es él mismo. Kirchner debería cuidar a la oposición, porque siempre es bueno tener a alguien que critique, para mantener a raya a sus propios funcionarios".

Sin embargo, más importante que Mora y Araujo, que Römmer, que Catterberg, Del Franco y Muraro es lo que opinó Beatriz Sarlo, probablemente porque no tiene que pensar en si tiene o no al Estado como cliente, lo que sí ocurre con los otros.

También socióloga, y pensadora socialdemócrata, Beatriz Sarlo consideró que Néstor Kirchner "vacila entre la idea de la transversalidad y la idea de apropiarse del PJ y hacerlo columna vertebral de un frente". Esta incertidumbre también influye en cómo y quiénes integrarán la oposición. Ella explicó la metodología de Kirchner: "A diferencia de Juan Perón, quien se plebiscitaba en la Plaza de Mayo, se plebiscita en la TV".

Para ella, Kirchner "debería estabilizar la relación con el PJ, que lo llevó al gobierno, y que le da los votos en el Parlamento para aprobar las leyes". Sin embargo, luego reconoce que la relación de Kirchner con el PJ "es temperamental: un día dice ‘tengo una cosa más importante que presidir el PJ’, y en esa misma semana visita a cuatro lugares de la provincia de Buenos Aires en evidente campaña sobre las huestes de Duhalde". Para ella, Kirchner "va a tener que hacer una cosa que no hizo hasta ahora: reunirse con la oposición. Aquí se habla mucho de transversalidad, pero la transversalidad se da en los cócteles. La oposición no ha entrado como oposición a la Casa de Gobierno. Se habla mucho de políticas de Estado. Cuando se habla de ello quiere decir que algunos puntos de esas políticas tienen que ser acordados con la oposición".

Edición i percibió desde su inicio, hace dos meses, esta necesidad nacional: un diálogo entre Gobierno y oposición. Y por eso se presentó una nota que recordaba lo que fue el fallido Gran Acuerdo Nacional, que frustró Juan Perón por una necesidad electoral individual.

Raúl Alfonsín acaba de criticar a Kirchner por no reunirse con la oposición, y en el Congreso de la Nación abundan las quejas de los legisladores justicialistas. Es verdad que reunirse con políticos no era el estilo de Kirchner en la provincia de Santa Cruz pero ¿hace falta recordar que la Nación no es Santa Cruz, un territorio nacional que apenas si logra tener los reflejos propios de una provincia?

También Carlos Álvarez se encuentra reclamando un diálogo político (desde su Centro de Estudios Políticos y Sociales o Cepes) y hasta elaboró una excusa: diseñar el mediano y largo plazo de la Argentina, o sea políticas de Estado no privativas del gobernante de turno. ¿Accedería Kirchner a algo semejante?

Las reuniones de Kirchner con De la Sota o con Eduardo Duhalde o con Felipe Solá o con Carlos Reutemann, fueron con la planilla presupuestaria en una mano. O sea que nunca fueron diálogos políticos sino discusiones de cómo, cuándo y a cambio de qué les liquidará asistencia presupuestaria o extrapresupuestaria a sus provincias.

El éxito de Kirchner en las encuestas no reemplaza al diálogo con sus aliados, sus críticos y sus opositores frente a la difícil etapa que debe encarar en su 2do. año de gestión presidencial.

Carrió es quien se ha mofado, con justa razón, de esas elucubraciones: "Yo he liderado encuestas, según la opinión de varios de los que hoy afirman que Kirchner las lidera. Y todo es muy relativo".

Al respecto, cabe destacar que en los últimos tres meses la popularidad de Kirchner bajó levemente, aún cuando la oposición todavía es muy incipiente. El alto nivel de confrontación en su discurso es un punto débil que él intenta corregir moderando el estilo pero eso solamente lo logra ante auditorios amigos suyos; en los otros, Kirchner regresa a la barricada.

Al respecto opinaron algunos encuestadores:

Analía Del Franco: "La imagen presidencial se mantuvo hasta fines de marzo y primeros días de abril, cuando empezó a registrar un pequeño descenso en lo que yo llamaría el síndrome ESMA-Blumberg. Pero a partir de fines de abril, después del plan de seguridad de Gustavo Béliz, se vuelve a recomponer. Es difícil mantener semejante nivel de imagen. Se lo valora como dirigente político, pero hoy algunos cuestionan un poco la gestión".

Eduardo Fidanza: "Registramos un descenso en la aprobación presidencial a partir de febrero, cuando Kirchner alcanzó el 80% de imagen positiva. Respecto de la evolución futura, pienso que si no ocurren hechos políticos o económicos adversos y la crisis energética se mantiene bajo control, es probable que el Presidente conserve índices relativamente altos de aprobación durante los próximos meses".

Graciela Römer: "La mayoría de las encuestas coinciden en que el Presidente sigue manteniendo niveles de popularidad superiores al 60%, aun cuando registra una caída de entre 10 y 15 puntos. Creo que ello es consecuencia del cambio de clima que produjo la irrupción del tema inseguridad pública en la agenda de la sociedad. La manifestación que encabezó Blumberg reorientó fuertemente las expectativas sobre el Gobierno y aceleró los tiempos que la sociedad otorgaba al Gobierno para dar respuesta a los problemas que considera prioritarios. Hoy, hay una actitud más demandante de resultados a corto plazo en temas como la inseguridad, desempleo, mejora en los niveles de ingreso. La evolución depende de muchos factores. Pero la marcha de la economía por un lado y de la creatividad e iniciativa del Gobierno en el manejo y comunicación de los problemas de la gente son los principales".

Cerca de Kirchner lo que más se cuestiona es la comunicación gubernamental, a la que achacan muchos errores y problemas. Nadie se hace cargo del núcleo del problema, sólo de la forma.

Carrió no sólo ha embestido contra Kirchner, también contra Eduardo Duhalde. El discurso antijusticialista de Carrió se asemeja, al respecto, al de López Murphy, aún cuando éste prefiere no apelar a ciertas calificaciones que usa Carrió. Es el caso de la palabra "mafioso" dirigida a Eduardo Duhalde, que tanto molesta a Hilda Beatriz González de Duhalde, que amenazó con querellar a Carrió antes que el ministro Julio De Vido.

Carrió no es la primera persona que considera que Duhalde preside una estructura política que tiene reflejos de organización fuera de la ley. La esposa de Duhalde acusó a Carrió de ser "una inmoral porque es una persona que creció en política al amparo de denuncias contra Dios y María Santísima sin poder nunca demostrar nada".

Carrió dijo, a metros de Hilda González de Duhalde, que tiene una "buena consideración personal" de la mujer de Duhalde, y aclaró que su aprecio lo mantiene "más allá de las limitaciones personales" de la diputada nacional, advirtió no obstante que "el problema acá es Duhalde. Ella no tiene la culpa de tener el marido que tiene".

Hasta ese momento, Carrió le era funcional a Kirchner, varios de cuyos colaboradores han aludido a la estructura de Duhalde como "mafiosa". Pero cuando Carrió dirigió similares calificativos a De Vido, el Gobierno se disgustó. Pero para entonces Carrió ya estaba en Rosario, provincia de Santa Fe, trabajando en la interna del Partido Socialista, donde auxilia a quienes se rebelan contra Hermes Binner, quien pretende llevar al socialismo a una convergencia con Kirchner.

El senador provincial Rubén Giustiniani, presidente del Partido Socialista, afirmó que el gobierno de Néstor Kirchner carece de "un programa global para resolver los graves problemas económicos y sociales de la Argentina". Con Giustiniani se han comenzado a reunir Carrió y Eduardo Macaluse, diputado nacional por el ARI, para construir la próxima etapa.

Pero Rubén Giustiniani es, paradójicamente, quien tuvo una posición de antagonismo con Carrió el año pasado, que llevó a que socialistas y aristas no compartieran listas en las elecciones del 7 de setiembre.

Pero también Carrió tiene sus profundas contradicciones. Ahora dijo que "habría sido mejor gobernador que Jorge Obeid", y que "hicimos los esfuerzos posibles e imposibles para que ganara las elecciones, pero la voluntad del socialismo hizo que no fuera posible".

Pero una semana antes de los comicios santafesinos, al terminar una conferencia de prensa en el hotel República, de Rosario, Carrió dijo: "No me molestaría que gane Obeid". Para entonces, el ARI ya tenía el compromiso de acompañar la candidatura del rosarino, pero la relación con el PS estaba astillada, a tal punto que no hubo acuerdo de compartir listas para otros cargos.

Para entonces, el centro porteño lucía empapelado con afichetas que decían: "De Vido, cajero de Kirchner. ¡Aguante Lilita!", adjudicadas por allegados a Kircher al PJ bonaerense.

Carrió y los eventuales opositores del PJ aumentan la presión sobre Kirchner cuando a éste le conviene, en términos de opinión pública, según sociólogos como Fidanza. "llamar a un amplio acuerdo, como hicieron españoles, irlandeses y otros, para poner las bases de un país progresista y moderno, que deje atrás la injusticia, la decadencia y la corrupción. Para ello se necesita menos beligerancia y más pluralismo, mayor visión de estadista y menor obsesión por el poder".

También Artemio López, encuestador preferido de varios colaboradores de Kirchner, cree necesario algo semejante: "Tiene que haber mayor nivel de equidad y eso habrá que llevarlo adelante con empresarios, gremios, oposición política y los actores de la producción".

En verdad, no puede haber reformas estructurales que precisa Kirchner, sin un consenso amplio que trascienda al Gobierno.

Analía Del Franco explica lo que viene: "La agenda social va cambiando. Hoy el 59% de los ciudadanos dice que el principal problema es la desocupación, cuando hace unos años estaba 20 puntos más arriba. ¿Ese porcentaje a qué nuevos reclamos fue? A la educación, a la seguridad. Son los cuatro principales temas: trabajo, seguridad, educación y planes sociales.

¿Kirchner aceptará el desafío de Carrió, que provocará desgaste inevitablemente, o buscará construir un diálogo con la oposición, que incluya negociaciones concretas? El Presidente debe decidir. Hasta ahora prefiere el desafío de Carrió aunque le explican que es irracional.

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