Viaje en el túnel del tiempo

POR GUILERMO MARQUEZ Montoneros, FAR Y FAP en el siglo 21.

Conspiradores, intrigantes, confabuladores desde la adolescencia, todos llegaron a la cita en punto. Sumaron más de 100 personas que ya sabían que se puede pagar muy caro llegar tarde a una cita. Ya lo escribieron Eduardo Anguita y Martín Caparrós, en La Voluntad: "Y lo peor era que no los detenían operando o activando, los agarraban en las citas cantadas". Le ocurrió a Carlos Zannini, hoy secretario Legal de la Presidencia, cuando en los ’70 era un maoísta marxista (de Vanguardia Comunista, bah...)

Subiendo la escalera, en el pequeño auditorio del 2do. piso de la Librería Gandhi, fundada alguna vez por Elvio Vitalli, hoy director de la Biblioteca Nacional, cada martes de junio, a a las 19:00, se cumplió el rito de rendir un curioso homenaje a las formaciones especiales de la Argentina violenta, con el título Movimientos Armados. Crítica y Debate. El 15 de junio, por ejemplo, la cita fue para el debate "FAP, FAR y Montoneros".

En cambio para el martes 22 de junio el tema de la cita cambió: La Mujer en la Lucha Armada, con Miriam Lewin (autora de Ese infierno. Conversaciones de Cinco Mujeres Sobrevivientes de la ESMA), Marisa Sadi (autora de Montoneros. La Resistencia después del Final) y Ana Gugliemucci (historiadora e investigadora).

Subida la escalera, a la izquierda el escenario, sobrio; a la derecha la tribuna, angosta, empinada. Entre los contertulios abundó el cabello largo pero canoso, las frentes prolongadas, los bigotes y la indumentaria casual, con un notable predominio del jean, ese tejido que inmortalizaron John Wayne, en La Diligencia; Marlon Brando, en El Salvaje; y James Dean, en Rebelde sin Causa. Si un día la izquierda lo asume, será menos contradictoria.

El ambiente fue, decididamente, "entre cumpas", con abrazo y beso, o sea gente no sofisticada por el exilio externo ni interno, diferente a Rodolfo Alejandro Galimberti, quien cuando regresó del exilio saludaba con tres besos, a lo ruso. En cambio Mario Montoto decidió enarbolar el crucifijo y el rosario. Para hablar de movimiento armados deberían haber citado al comandante Pascualito devenido en empresario bélico exportador, a Carlos Bettini, a Carlos Kunkel, a Horacio Verbitsky y a Miguel Bonasso, además de Eduardo Luis Duhalde; pero se eligió a Carlos Flaskamp, Eduardo Mario Pérez y Gonzalo Chávez

En cualquier caso ocurrió la inevitable: la desnudez de las divisiones internas, los rencores, el egoísmo y la fragmentación de lo que, para algunos jóvenes que no brillan por su rigurosidad histórica, fue una generación pujante, cohesionada, suma de almas leales y espíritus fraternales.

El coordinador del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH), pastor evangélico José De Luca, un frecuente orador de los encuentros de derechos humanos, presentó a Carlos Flaskamp. Autor del libro Organizaciones Político-Militares. Testimonio de la Lucha Armada en la Argentina 1968-1976. De Luca, incómodo desde lo físico, o lo geográfico, detrás de una pequeña mesa ubicada en el centro del escenario, con un micrófono de cable demasiado corto y un papel que insistía en doblarse, no brindó el currículum-vitae de quien resultó el más interesante de los expositores.

De Luca no mencionó que Flaskamp integra el Colectivo Diciembre 20, que en el diario Página/12, publicó: "Muchos de nosotros no votamos a Kirchner en la primera vuelta. No pudimos hacerlo en la segunda por culpa de Menem. Venimos de diversas historias y experiencias, pero las luchas del 19 y 20 de diciembre nos unieron en el ‘¡Que se vayan todos!’ y en la búsqueda de una herramienta para alcanzar la liberación nacional y social. No fuimos capaces de unir a la izquierda no dogmática con el nacionalismo revolucionario para construir una alternativa popular y todo nos hacía suponer que nos encaminábamos hacia una oposición plena de exigencias. (...) Pero los auspiciosos primeros pasos de este gobierno no nos hacen mantenernos hoy en la oposición. Vimos con grata sorpresa, igual que la inmensa mayoría, desconfiada y con razón, que el presidente Kirchner invertía una historia recurrente y trágica: esta vez los hechos del Gobierno eran más sólidos que la campaña electoral (...)".

Flaskamp, al igual que los conferencistas siguientes, habló en plural. Es probable que así él procure provocar la sensación de lo colectivo, de que los conductores de las formaciones especiales nunca se encapsularon en sus élites: "Nosotros le respondimos a la dictadura (...) Nosotros contribuimos..." Luego, él arremetió con una dura crítica al Movimiento Montonero. Él ha logrado pulir un discurso específico. Lo que dijo ahora es similar a lo que sostuvo en enero en el Centro Cultural Enrique S. Discépolo, cuando en un debate sobre Revolución y Contrarrevolución, junto a Horacio González, otro integrante del Colectivo Diciembre 20, expuso acerca de Acción Política y Militarismo.

Según Flaskamp, la lucha armada de los ’70, que tuvo sus orígenes en los intentos anteriores de los ‘60, a través de Uturuncos, FARN (Fuerzas Armadas de la Revolución Nacional), FRP (Frente Revolucionario Peronista) y PAR (Peronismo de Acción Revolucionaria), transmutó en un accionar más sofisticado a partir de 1968 (el 29 de mayo de 1969 ocurrió el Cordobazo, para ubicar un hito).

Consideró que el accionar armado de los distintos grupos del peronismo revolucionario contribuyó al hostigamiento del régimen de facto llamado Revolución Argentina, junto con la presión popular y la sindical. El gobierno de las FF.AA. se desgastó progresivamente y así se forzó el regreso de Juan Domingo Perón.

Pero "concebimos una estrategia que no correspondía: la de la lucha popular prolongada".

En verdad, el concepto se llamó Guerra Popular Prolongada y fue una teoría político-militar utilizada por las formaciones marxistas que la entendieron por la incorporación del pueblo a la guerra, donde se expresa la lucha de masas y ésta impulsa la lucha armada revolucionaria y todas las formas de lucha para resolver la contradicción de clase de la sociedad. En los ’60, Ho Chi Minh (su verdadero nombre fue Nguyen Tat Than) desató una exitosa Guerra Popular Prolongada en Vietnam contra las fuerzas militares estadounidenses. Hay quienes afirman que hoy día en Irak se aplica el concepto de GPP que, a medida que se consolida, exhibe la vulnerabilidad extrema de la fuerza bélica más sofisticada de la historia.

Flaskamp explicó que, antes de la vuelta de Perón, la sociedad consideraba a las formaciones especiales como "un sector más del movimiento popular que enfrentaba a la dictadura. Pero con Perón en el poder y la vuelta de la democracia, el movimiento no se pudo desprender del militarismo y de la estrategia original. Desde Montoneros al ERP consideraban sus acciones políticas desde la perspectiva de la guerra y no de la paz; abusaron de un enfoque propio de conflicto bélico. "Perdimos el vínculo con el movimiento popular pero tampoco pudimos cumplir con la premisa militarista, no pudimos aniquilar al enemigo", concluyó.

Los organismos de derechos humanos siempre han cuestionado el decreto que firmó Ítalo Argentino Luder como Presidente interino, en 1975, que ordenó a las FF.AA. "aniquilar" a los terroristas; sin embargo en Gandhi la palabra fue mencionada por el otro bando.

En cuanto a la disyuntiva movimiento popular vs. premisa militarista, el debate ocurrió en 1974, tal como lo expresó un documento de la época del Partido Revolucionario del Pueblo – Ejército Revolucionario del Pueblo, firmado por Mario Roberto Santucho, que sostuvo: "Al votar masivamente por el peronismo en las elecciones del 11 de marzo y del 23 de setiembre, el pueblo argentino votó por un programa progresista estructurado en torno a la consigna Liberación o Dependencia, caballito de batalla de la campaña electoral del Frejuli. (...) Todas las esperanzas de los argentinos fueron defraudadas progresivamente en corto tiempo. (...) No podría ser de otra manera ya que se trata de un gobierno burgués, dispuesto a defender los intereses del conjunto de la burguesía. (...) La corriente popular más importante infectada con la enfermedad populista, es Montoneros. Su trayectoria de lucha antidictatorial se ha visto empañada por la confianza en el peronismo burgués y burocrático, que ha causado grave daño al desarrollo de las fuerzas progresistas y revolucionarias en nuestra patria. (...) A partir de su ruptura con el peronismo burgués y burocrático que ha comenzado a concretarse en las últimas semanas, Montoneros tiende y tenderá cada vez más a retomar lazos con las organizaciones progresistas y revolucionarias, entre ellas con nuestro Partido. (...) Cuando, a principios de 1973, la dirección de FAR caracterizó a Perón como líder revolucionario y calculó que el gobierno peronista -denominado por ellos ‘gobierno popular’- llevaría adelante una política antimperialísta y pro-socialista, nuestra organización planteó a estos compañeros: "Estamos en presencia de un plan del enemigo consistente en el acuerdo entre la Dictadura Militar y los políticos burgueses, con el objeto de salvar al capitalismo, detener el proceso revolucionado en marcha. (...)".

Lo que no se ha logrado explicar –y se lo reprochó una ex montonera de La Plata a Flaskamp en el debate posterior- es por qué el debate concluyó en el error político que todos recuerdan: la clandestinidad y el regreso de la lucha armada que no fue una GPP, un error que le ayudaría mucho a Néstor Kirchner para corregir algunos desaciertos.

Segundo disertante: Eduardo Mario Pérez. "Obrero gráfico, militante de la CGT de los Argentinos y las FAP (Fuerzas Armadas Peronistas), estudió Filosofía en la UBA. Encarcelado en 1975 y liberado 6 años después. Escribió con Eduardo Luis Duhalde, actual secretario de Derecho Humanos de la Nación, De Taco Ralo a la Alternativa Independiente, ambos tomaron la iniciativa de escribir las historia de las FAP y del Peronismo de Base, con los archivos que el "Negro" (Raimundo Aníbal) Villaflor, dejara en poder de (Rodolfo) Ortega Peña", explicó el pastor De Luca, moderador.

Si se habla de Villaflor, hay que citar también a John William Cooke, el origen de las formaciones especiales. Villafor se inició en el anarquismo, participó en la 2da. Resistencia y se alió con Cooke, integró el ARP y fue adiestrado en Cuba. Integró el grupo que asesinó a Augusto Timoteo Vandor en 1969, incorporándose al grupo más violento de las FAP. Luego del golpe de 1976 fue capturado por la Armada y trasladado a la ESMA donde murió bebiendo agua de un inodoro, posiblemente después de haber ingerido algún veneno. En cuanto a Cooke, se inició en FORJA (Fuerza Organizada Radical de la Juventud Argentina), se incorporó al peronismo en los ’40, fue diputado nacional y defensor del nacionalismo económico. Con Juan Perón en el exilio fue su delegado personal, organiza la Resistencia y las huelgas de 1959. Giró hacía la izquierda, viajó a Cuba y fue un hombre de confianza de Ernesto Guevara para la acción revolucionaria en la Argentina. Murió de cáncer en 1968 como peronista marxista leninista, curiosa síntesis que profundizaron las FAR, que fueron más sofisticadas que las muy básicas FAP.

Pérez se limitó a relatar la historia de las FAP, remontándose a... 1935, con la oficialización de la Confederación General del Trabajo como el sindicalismo bendecido por el Gobierno y la creación como oposición de la Federación Anarco Comunista Argentina (FACA). Después que corroboraron que Pérez no es un historiador puntilloso, llegó a 1966, cuando "Juan Carlos Onganía puso a todos en la clandestinidad, no solo a los peronistas". Así fundamentó la heterogénea ideología de los militantes fundadores de las FAP, que iba del trotskismo, al nacionalismo católico y al peronismo. Dijo que las FAP lograron un peso propio, pero que llegaron a una crisis por el agotamientos de algunas prácticas, entre ellas el foquismo.

La teoría del foquismo logró auge a partir de la Revolución Cubana y la predicó el Che Guevara. Elías Semán, el Turco, de Vanguardia Comunista, detenido-desaparecido en 1976 por el Cuerpo I de Ejército, redactó un trabajo titulado El Partido Marxista Leninista y el Guerrillerismo donde realizó una dura crítica al foquismo.

O sea que el tema ya estaba planteado en la izquierda en los ’70 pero las FAP no reaccionaron.

Y llegó el turno de Gonzalo Chávez. autor de los libros Los del ‘73, Memoria Montonera y La Masacre de Plaza de Mayo. "El libro es mucho más que un testimonio estremecedor; es la reparación de un olvido maliciosamente perpetrado por una historia oficial experta en cultivar la desmemoria", escribió el diputado nacional Miguel Bonasso en la introducción. Horacio Verbitsky escribió acerca de La Masacre: "Un libro excelente".

Chávez es platense, integró la conducción de Montoneros en el exilio, y en 1977, en la reunión de la Organización Internacional del Trabajo en Ginebra, Suiza, un grupo de la ESMA que comandaba Pablo Eduardo García Velazco, intentó secuestrarlo, pero fracasó y fue un bochorno.

Chávez aclaró que aunque no quisiera hacerlo, terminaría con una apología del Movimiento Montonero. Relató su experiencia en la Juventud Peronista de La Plata y cómo decidió sumarse a Montoneros aunque por aquellos días hubiese querido integrar la FAP. Su aporte fue desarrollar la teoría de que la violencia política argentina comenzó con el bombardeo de Plaza de Mayo, en 1955. Él escribió: "El exiliado, más que un nostálgico del pasado es un nostálgico del futuro, vive haciendo planes para cuando retorne al país".

Luego de las exposiciones, el debate. Lo más interesante provino de una mujer de unos 50 años, de rasgos duros, arrugas pronunciadas y pelo corto, teñido. Había insistido, levantando su mano, en pedir la palabra: "Chávez dijo que el mayor logro había sido conseguir la vuelta de Perón, ¿acaso no se dan cuenta que Perón creó a la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) para exterminarnos?".

Chávez comenzó dubitativo pero luego tomó fuerza: "Yo no creo que Perón haya creado a la Triple A, a la Triple A la crearon las Fuerzas Armadas, fue (José) Lopez Rega, pero con la logística y el patrocinio de las Fuerzas Armadas. La Triple A no era parte de la lucha interna del peronismo".

Chávez continuó explicando su punto de vista pero también pudo escucharse el murmullo de la mujer: "Qué ingenuos pelotudos".

Entonces Chávez reconoció que los Montoneros fueron ingenuos en el enfrentamiento con Perón porque no tuvieron gente con experiencia para la negociación con "el General", ya que los integrantes de la conducción era todos muy jóvenes.

Otra mujer, con similares rasgos duros a la anterior, pero luciendo rulos, prosiguió el ataque: "¿Cómo pretendían enfrentar al Ejército si no habían podido con la Triple A?"

Esta vez fue Flaskamp quien habló. Él explicó que, en la agrupación había muchas personas inteligentes que en aquel momento creyeron que era posible replicar la experiencia cubana. Y que por entonces FAR-Montoneros ignoraban que habían perdido la simpatía del movimiento popular; por eso creyeron que su lucha generaría adhesiones. Concluyó en que "el paso a la clandestinidad fue una trampa mortal".

Un hombre delgado reclamó llegar a conclusiones que sirvieran para el presente, pero la pregunta se perdió, tapada por alguna respuesta pendiente.

Flaskamp: "(...) la operación contra Rucci (José Ignacio, líder de la CGT, asesinado por Montoneros) fue un error, más allá de las consideraciones morales, más allá de que muchos de nosotros consideráramos que estaba bien, que Rucci se lo merecía, pero aquello nos aisló del pueblo".

Es curioso que esa es la obsesión de Néstor Kirchner hoy día: no aislarse del pueblo, y cada una de sus decisiones la fundamenta en aquellos errores de los ’70. Sin embargo, para muchos, sí termina aislándose del pueblo, porque no logra interpretar qué le ocurre en verdad a ese conjunto de personas heterogéneo y complejo, denominado pueblo.

Al fin de cuentas, hoy como ayer, el problema de los jóvenes turcos devenidos en adultos caprichosos, sigue siendo confundir su microcosmos con el universo.

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