Good bye Lenin, Good bye Mao, Welcome Néstor Kirchner

POR GUSTAVO LAZZARI (*)

En estos días se puede ver en las salas de cine de todo el país una película alemana que se llama "Good Bye Lenin".

Dicho film muestra los periplos de una familia durante aquellos días de noviembre de 1989 cuando caía el muro de Berlín. La madre es una militante comunista cuyo entusiasmo por el régimen se confunde con irracional fanatismo. Los hijos claramente desilusionados, esperan los días venideros de libertad. El destino quiere que la madre sufra un infarto cerebral del cual se recupera precariamente algunos meses después de la caída del muro. El diagnóstico es claro: no puede sufrir emociones fuertes. Esto quiere decir que no puede siquiera enterarse que el muro se cayó y que la quimera socialista quedó reducida a tristes cenizas que el viento del progreso esparce fácilmente.

El resto de la película muestra la odisea de los hijos en tratar de ocultar lo inocultable. El progreso es impertinente. Entra por todos lados. Desde la calidad de los alimentos, la marca de los autos, la ropa, los colores de la ciudad, la ausencia de tanques y militares en las calles, la definición en las pantallas de TV, hasta detalles de calidad sobre el escritorio del médico del oscuro hospital público del este. La película muestra que la alegría es un bien que los socialistas no conocieron.

"Good Bye Lenin" es imperdible para aquellos que consideran que la libertad es el mejor marco para que los países logren progreso y bienestar. Incluso hasta debería ser obligatoria para algunos ministros, que hacen honor a sus stalinistas bigotes, y para asesores y funcionarios que se excitan con la intervención y el control de la economía y la vida de los argentinos.

Es una sana coincidencia el viaje del Presidente Kirchner a China, con escalas en Praga y una posible visita a Moscú. Las crónicas periodísticas y los mensajes del gobierno hablan de las oportunidades comerciales de ambos mercados. Mas de 250 empresarios acompañan la misión oficial. Los eventuales miles de millones de consumidores excitan a los empresarios que acompañan al presidente.

Quizás sería interesante ver el cambio institucional que está sucediendo en Rusia, República Checa y en China, donde de a poco están diciendo "good bye Mao"

Los mercados de Europa del Este, Rusia y China no son interesantes porque son muchas personas. Son interesantes porque cada día, mas y mas personas obtienen la posibilidad de consumir y porque sus marcos institucionales cada vez se abren mas a los negocios internacionales.

Siempre hubo en China una población importante. La novedad es que ahora comen. Y no comen de casualidad, comen porque aún en forma incipiente, incompleta, y quizás hasta contradictoria, abrió parte de su economía. En los últimos veinte años, por primera vez en toda la historia de la humanidad, el número absoluto de pobres se redujo. 200 millones de personas, según el Banco Mundial, dejaron la condición de pobreza.

La tendencia en la Argentina es contraria a los cambios en Europa del Este. Estamos perdiendo libertad económica y seguridad jurídica.

El presidente Kirchner tiene dos motivos para venir contento de su viaje.

El primero será la obnubilación que provoca el volumen de negocios y las promesas de compra de nuestros productos lo cual redundará en una jugosa recaudación de retenciones.

El segundo motivo de felicidad podría ser la lección principal del este y de china. La cual no es otra que "good bye lenin y good bye Mao". El mundo le dice "chau" a lo que muchos en el gobierno y en los medios le dicen "hola".

Si el viaje del Presidente Kirchner y su ejército de acólitos y cortesanos sirve para observar que el comunismo no funciona ni siquiera en su cuna, bienvenido sea. Si el viaje sirve solo para excitarse con futuras "retenconfiscaciones" habremos perdido otra oportunidad.

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