Kirchner ahora quiere asumir la conducción del PJ, mientras elucubra cómo evangelizar a Bergoglio

En la Casa Rosada parecen subestimar a Jorge Bergoglio, el cardenal a cargo del Arzobispado de Buenos Aires: es diferente a Héctor Aguer pero no es ni será kirchnerista. En tanto, Néstor Kirchner asume que la transversalidad no sirve para su proyecto y regresa a buscar la conducción del PJ.

Joaquín Morales Solá, en el diario La Nación, lanza una atrevida pero cierta hipótesis: el Mercosur ha muerto, y lo hicieron Néstor Kirchner y Eduardo Duhalde, henchidos de afanes latinoamericanistas:

"(...) Es probable que un Mercosur se prepare para morir y otra alianza, más amplia y generosa, esté por nacer. El vicepresidente de Colombia, Francisco Santos, cuya historia le inspiró a García Márquez su libro Noticias de un secuestro, ha dicho que la nueva vocación del Mercosur será inconfundible sólo el día en que México sea socio pleno de la alianza. Brasil y la Argentina habrán abandonado entonces la vocación por el encierro frente a un competidor de incomparable porte.

Kirchner percibió la solemne cordialidad de Vicente Fox, dispuesto, evidentemente, a volcar a su país un poco más hacia el sur del continente. Palpó la simpatía personal y la solvencia intelectual de Ricardo Lagos, que pareció no guardar ningún rencor por las infalibles descortesías argentinas en las recientes tensiones por el suministro de gas a Chile. Mezclado entre ocho presidentes latinoamericanos, fue posible percibir a Lagos como el mandatario más culto y el político más sagaz de la América hispana.

(...) Ningún país, y menos la Argentina con su actual penuria, rechaza las ofertas de suculentos negocios que hace el venezolano Hugo Chávez, que anda por las cumbres presidenciales mostrando su billetera cargada de petrodólares. Exhibe la abundancia de los ricos ante la inopia de los pobres. Chávez usó, sin disimulos, la reunión cimera de Iguazú para su campaña electoral en Venezuela, donde dentro de un mes se hará el referéndum que lo confirmará o lo eyectará del poder.

Kirchner debería cuidar el límite preciso para no meterse en las cuestiones internas venezolanas y para no compartir los adversarios con Chávez. Si está mal que Roger Noriega se inmiscuya en los asuntos internos argentinos, ¿por qué estaría bien que Kirchner lo haga en las cuestiones venezolanas? Kirchner se ha cuidado siempre de no hacer una sola alusión agresiva, pública o privada, contra los Estados Unidos. ¿Por qué aceptó compartir un palco donde Chávez zamarreó a Bush con nombre y apellido?

(...) Sin embargo, lo que provocó el infrecuente hartazgo de Lavagna fue la decisión de trasladarse íntegramente a Brasil de una de las más históricas empresas de electrodomésticos radicadas en la Argentina. Lo que Lavagna no dice es que en esa decisión pesaron los beneficios de Brasil tanto como el fastidio por la inseguridad jurídica en San Luis, donde la empresa tenía su planta.

(...) Mercosur se hizo para mejorar el intercambio intraindustrial y no para que un país sobreviva sobre el resto, lanzó Lavagna al ministro brasileño. En rigor, Lula, su canciller y su ministro de Economía compartieron los conceptos de Lavagna. Ellos dicen que hay que apurar la coordinación macroeconómica y la coordinación industrial. Vale la pena dar el salto. Los eventuales nuevos socios esperan ese mensaje de los dos miembros fundacionales del Mercosur.

-------------

Nota completa:
http://www.lanacion.com.ar/04/07/11/do_617458.asp

----------------
----------------

Dato importante el de Horacio Verbitsky en Página/12: Néstor Kirchner podría asumir la presidencia del Consejo Nacional del Partido Justicialista:

"(...) Priorizar proyectos de inversión y de mejoramiento social parece sensato por parte del gobierno. Reducir la desocupación y mejorar el nivel de ingresos es fundamental para consolidar un cambio de lógica y de expectativas.

Como dijo en su homilía el arzobispo tucumano Luis Villalba, "el pueblo no puede sobrevivir de la dádiva que da lugar al clientelismo político" y sólo habrá "una auténtica democracia" cuando "los sectores marginales puedan acceder a una verdadera soberanía".

Un ejemplo oportuno de ello surge de las investigaciones del fiscal federal Guillermo Marijuan. Pese a las acusaciones de Raúl Castells, quien lo considera un empleado del gobierno nacional, las simpatías políticas de Marijuan tienen más proximidad a la UCR que al PJ.

Además, desde la fiscalía especial que instaló en la ANSeS, sus indagaciones acerca de los planes sociales no comenzaron ahora ni por los piqueteros sino en 1998 y por las intendencias, donde detectó 4200 planes otorgados en forma irregular y por las policías provinciales, en las que mediante un paciente cruce de datos encontró 1200 asignaciones que no correspondían.

Ahora ha recogido cuarenta testimonios que comprometen a Castells, entrevistando a integrantes de su propio grupo que formularon denuncias a la línea telefónica 0800 creada por el ministerio de Trabajo. Marijuan tipificó tres desviaciones, de distinta gravedad.

La exigencia a los beneficiarios de aportes a la organización que gestionó los planes o la realización de tareas distintas de la contraprestación laboral establecida en el programa, forman parte de las modalidades organizativas que permiten sobrevivir a esas asociaciones que no cuentan con aportes de sus miembros descontados en forma automática por el Estado, como sí ocurre en el caso de los sindicatos.

Pero el acopio de la mercadería donada en galpones, para venderla a aquellos que tienen derecho a recibirla sin cargo no podría justificarse con buenas razones. De las 26 investigaciones preliminares iniciadas, Marijuan se concentró en 18 denuncias penales que ahora deberán analizar los jueces.

Varios episodios de los últimos días han inducido al gobierno a repensar algunas definiciones políticas.

Por un lado, la reunificación de la CGT, fue propiciada por discretos operadores de Duhalde, como parte de un dispositivo de defensa del peronismo tradicional contra las nuevas formas de organización social que lo inquietan, como la Juventud Sindical que José Rucci organizó en 1973 para enfrentar a la Juventud Trabajadora Peronista, aunque por fortuna sin la beligerancia extrema de aquella década trágica.

Por otro, las distintas tentativas del gobierno por impulsar una fuerza política alternativa al PJ han mostrado sus limitaciones y algunas crean más problemas de los que solucionan. La potencialidad electoral del presidente y de su esposa no van acompañados por un desarrollo organizativo equivalente.

Por eso, Kirchner ha comenzado a repensar su negativa a hacerse cargo de la conducción del justicialismo. Esto, a su vez, solucionaría algunos problemas pero crearía otros. La mentada transversalidad no ha cuajado hasta ahora en ninguna fuerza significativa pero al menos le ha permitido a Kirchner mantener cierta distancia con la estructura y el estilo de lo que él mismo llama la corporación política, simbolizada por la dupla bonaerense Duhalde-Alfonsín.

El achique de esa distancia tiene obvias ventajas electorales, pero puede ser visto como una pérdida de la virginidad, que indiferencie a Kirchner de aquellos emblemas detestados. La tarea más difícil es discernir, en el actual contexto, cuál es el mal menor".

-------------

Nota completa:
http://www.pagina12web.com.ar/diario/elpais/1-37893.html?PHPSESSID=424b9fea89d871d486afc79b5c5b4479

-------------
-------------

También Página/12 hay una columna para destacar este domingo: la de Martín Granovsky, porque cuenta, con inocencia, que Néstor Kirchner se apresta a privilegiar el diálogo con Jorge Bergoglio, como si la Iglesia Católica no fuese una corporación bastante disciplinada, lo que le ha permitido sobrevivir a siglos de tumultuosa historia de la humanidad. Pero ahí va el Gobierno, imaginando que Bergoglio será oficialista en breve cuando sus diferencias con Héctor Aguer son personales, por los intereses mezquinos en que abunda el protegido de Esteban Juan Caselli, pero no de fondo. De todos modos, un fragmento de Página/12:

"(...) Bergoglio, un jesuita, es el número dos de la mesa ejecutiva del Episcopado. El número uno es Eduardo Mirás, de Rosario, el mismo que irritó al Gobierno alertando que la situación argentina podría derivar en una nueva Colombia. El pronóstico es absurdo, porque en la Argentina no se libra una guerra civil y el Estado no recibe el desafío de dos grandes grupos guerrilleros, la red de narcotráfico más organizada del mundo y los paramilitares, ni está en juego la integridad del control territorial, pero de todos modos Mirás no puede ser ubicado en la misma línea que Aguer. Sigue, más bien, el instinto de un imaginario partido del orden que recela de los piqueteros como si éstos fueran milicias populares. Sin embargo, no busca ni la vuelta del alineamiento automático con Roma ni el nivel de protagonismo que tuvo la Iglesia Católica durante el menemismo.

En cuanto a Bergoglio, el cardenal tampoco quiere una Iglesia en simbiosis con el Estado. Dos actitudes de los últimos tiempos pintan su actitud concreta:

-Cuando se realizó la primera concentración de Juan Carlos Blumberg en el Congreso ordenó a su vocero Guillermo Marcó que no se subiera al palco. De esa manera el Arzobispado no bendijo una política determinada de seguridad, justo la que propiciaba la baja de la imputabilidad penal de los menores y cifraba esperanzas en el aumento de las penas como solución de la crisis de la inseguridad.

-Ante la discusión del pliego de Carmen Argibay, una ex alumna de un colegio de monjas alemanas que declaró su "ateísmo militante" y despertó un ataque confesional en Eduardo Menem, Bergoglio no llamó a ninguna movilización activa, por ejemplo de los colegios católicos. Así, las críticas de Marcó a Argibay y Eugenio Raúl Zaffaroni no lograron convertirse en una fuerza organizada que produjera un costo al Gobierno y lo obligara a renovar la Corte Suprema como si fuese una batalla con muertos y heridos.

Esa actitud de Bergoglio es la que alguna vez hizo que Caselli lo criticara porque presuntamente tiene demasiada preocupación social y poca preocupación moral.

El Gobierno no define a Bergoglio como kirchnerista, pero Kirchner se abstuvo de atacarlo cuando escuchó su homilía sobre la crisis social en el Tedéum del 25 de Mayo. Los dos tienen un enemigo común en Caselli. A ninguno de los dos le conviene que, otra vez, Roma pese más en la jerarquía eclesiástica que la situación interna de la Argentina.

Funcionarios del Gobierno saben que Bergoglio está conforme con que Kirchner evitara que protegidos de Caselli se instalaran en la embajada en el Vaticano o en Berna, donde fueron el dirigente de la CTA Carlos Custer y el diplomático de carrera Antonio Seward. Cada uno de esos movimientos resta protagonismo a Caselli y al arzobispo de La Plata y fortalece indirectamente a Bergoglio.

"El integrismo no le conviene a él y no nos conviene a nosotros", dijo a Página/12 un funcionario del Gobierno que pidió reserva de su identidad.

–¿Cómo definen ustedes la línea predominante en el Episcopado? –quiso saber este diario.

–Están con al democracia y son institucionalistas y moderados. Quieren influir pero no meterse en cada una de las decisiones del Gobierno. Incluso nos lo dijeron.

–¿Qué dijeron?

–Textualmente eso: "Nuestra función no es meternos en el manejo del Estado, porque será malo para el Estado y para la Iglesia". Es que en la etapa anterior, la de Primatesta, también los obispos sufrieron mucho, porque perdieron la relación con el Papa a manos de dos o tres obispos y de Caselli. Hoy, los obispos que mandan no son integristas, salvo unos pocos, y eso es bueno para la democracia.

Uno de los funcionarios consultados mencionó que hoy los principales obispos no están jugando el papel de activistas dentro de las Fuerzas Armadas o de seguridad".

------------

Nota completa:

http://www.pagina12web.com.ar/diario/elpais/1-37924.html?PHPSESSID=424b9fea89d871d486afc79b5c5b4479

-------------
-------------

Eduardo van der Kooy explora, en el diario Clarín, las novedades entre el Gobierno y la UCR, y Néstor Kirchner y Eduardo Duhalde:

"El jefe del bloque de senadores de la UCR negoció con Alberto Fernández para que la sesión no fracasara. Losada habló de los halcones de su partido enfurecidos con Kunkel. El jefe de Gabinete lo terminó de persuadir con una frase memorable: "Mario, en el Gobierno también hay halcones y palomas. Pero además, idiotas que hablan", disparó. Losada se rindió ante semejante rapto de sinceridad.

El radicalismo pudo haberle infligido incluso otro daño al Gobierno: estuvo en condiciones de hacer naufragar la responsabilidad fiscal. Votó en contra de esa ley pero otorgó el quórum que el oficialismo era incapaz de asegurar.

Lavagna elevó sus plegarias desde Iguazú. Necesita esa herramienta para compensar ante el FMI la ausencia de la coparticipación: del incumplimiento, entre una parva de cosas, habló durante las dos reuniones que mantuvo con John Dodsworth, el delegado del organismo aquí.

Al Presidente también le parece faltar veteranía en las lides parlamentarias que, en cambio, exhibe Cristina Fernández. La senadora no tuvo la semana pasada —ni tiene como hábito— un alto protagonismo pero teje y desteje en la intimidad de su despacho.

Kirchner, por caso, se alteró cuando el Senado votó una declaración de apoyo a Duhalde y de condena al piquetero Luis D''Elía. Ese significó el prólogo indispensable para que varios senadores del PJ —entre ellos la duhaldista Mabel Muller— empujaran finalmente el caso Argibay y la responsabilidad fiscal.

(...) Los días de la cumbre del Mercosur en Iguazú no permitieron ningún diálogo privado y franco entre ellos. Kirchner nunca cobijó esa intención: para el Presidente el recurso de una cita pública constituye un mecanismo gastado que no garantiza una relación diferente en el futuro. "Hay que buscar otras condiciones", se le oyó repetir al patagónico.

(...) Duhalde no concibe que el acceso al Presidente resulte siempre tan tortuoso, cuando Ricardo Lagos, de Chile, o Lula da Silva, de Brasil, le franquean sus puertas con facilidad. Un atajo se acaba de inaugurar con Alberto Fernández, con quien tramó la tregua presente.

El caudillo no es un hombre sofisticado y resulta fácil descubrir su satisfacción en las cosas sencillas, en los gestos simples: en medio del brindis con los presidentes de la cumbre de Iguazú solicitó un choque de copas por el ascenso de Argentinos Juniors. Alberto Fernández se infló de orgullo mientras Vicente Fox viraba sus ojos con desconcierto.

Esa lógica sin pliegues explica por qué motivo Duhalde se alarma con el estilo confrontativo del Presidente. Respiró aliviado cuando conoció el bálsamo desparramado por Kirchner en la cena de las Fuerzas Armadas; dio otro respingo no bien desató la polémica con los obispos.

Héctor Aguer fue el encargado de causar con sus declaraciones el enojo presidencial. El arzobispo de La Plata no es una persona querida en las líneas medias ni en las jerarquías de la Iglesia. Se sabe que mantuvo varias disputas con el cardenal Jorge Bergoglio: pero el primado de la Argentina nunca saldría a desautorizarlo —aunque no comparta sus juicios— como tampoco lo hicieron los restantes obispos.

Nadie sabe si el Gobierno leyó con exactitud ese reflejo o si todavía está confundido por el ardor de la fricción, suponiendo que es lo mismo meter las narices en la interna partidaria o en el conventillo piquetero que en la milenaria e impenetrable vida de la Iglesia".

-----------

Nota completa:
http://www.clarin.com/diario/2004/07/11/opinion/o-792658.htm

--------------
--------------

Visión optimista del presente la de Eugenio Paillet, en La Nueva Provincia, de Bahía Blanca, obviamente con línea editorial bajada por Vicente Massot, a quien con citarlo un par de veces como intrigante, ha bastado para convertirlo en un oficialista balbuceante. Tanto juntarse con militares, Massot termina imitando sus reflejos: obedecer y mandar, puntos cardinales de una existencia mediocre. Vamos a unos fragmentos de Paillet:

"(...) El presidente, como se ha dicho, advierte también en aquellas preocupaciones por una escalada innecesaria y perjudicial con Duhalde los riesgos que puede correr en un escenario clave como el Congreso. Su gobierno necesita leyes que lo pongan a salvo de nuevas imputaciones de los organismos externos por su falta de cumplimiento a los acuerdos pactados. Esta semana podría obtener en Diputados la de Responsabilidad Fiscal, aunque debería ceder algunos artículos relevantes, por la presión de los gobernadores a negarse a pagar costos y multas, en caso de excederse de las rígidas pautas de gasto fiscal a que deberían someterse si el texto respeta la redacción original del Palacio de Hacienda. Quedan pendientes otras cuestiones que reclaman desde Washington, como la coparticipación federal, pero además otras normas menos "mediáticas": la reforma bancaria o el segundo capítulo del plan antievasión.

Para colmo, se avecina en el Parlamento, para dentro de un par de meses, la discusión del Presupuesto 2005, instrumento lleno de polémicas por las presiones externas y los reclamos internos de no ver recortadas partidas claves para gobernaciones y municipios. La ley de leyes ha estado siempre sometida al toma y daca político. No debería esperarse que esta vez sea diferente.

La cúpula de la Casa Rosada comprobó esta última semana, no sin malhumor, que el Congreso puede instalar como norma corriente la práctica de chicanas para conseguir leyes. Eso ocurrió en el Senado: Kirchner vetó un pedido de disculpas del senador Pichetto por los agravios de Carlos Kunkel contra Raúl Alfonsín. "No entendés: si no hablo, no hay ley", precisó el legislador a través del celular, en comunicación con Alberto Fernández. El presidente debió dar un paso atrás de muy mal talante, porque también estaba en juego el desembarco de Carmen Argibay en la Corte. Los radicales le arrancaron también un reto público a través del jefe de Gabinete para Kunkel, que fue desautorizado. Igual, unos y otros saben que esa forma no cambia el fondo: el dirigente, que nació a la vida partidaria de manos de Duhalde, no dice ni una coma sin la venia previa de su jefe patagónico.

Kirchner terminó mirando con seriedad al bloque senatorial de la UCR. En aquellos dos episodios, quedó demostrado un dato hasta ahora despreciado por el oficialismo: los herederos de Alem pueden trabar la sanción de leyes, si se lo proponen y consiguen algunos aliados circunstanciales entre los partidos provinciales (...)".

-----------

Nota completa:
http://www.lanueva.com.ar/04/07/11/47b007.sht

Dejá tu comentario