COMERCIO

Algo huele mal en el seno del bloque BRICS

El tema de los subsidios agrícolas es de vital importancia para los países productores emergentes y fue un caballito de batalla del Brasil, principal impulsor de su eliminación o reducción en los países centrales. El problema es que ahora, otros países emergentes -y para peor, sus propios socios- están otorgando subsidios al mismo nivel que los países centrales.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). El tema de los subsidios agrícolas es de vital importancia para los países productores emergentes y fue un caballito de batalla del Brasil, principal impulsor de la eliminación o reducción de los subsidios en los países centrales. El problema es que ahora, otros países emergentes -y para peor, sus propios socios- están otorgando subsidios al mismo nivel que los países centrales. Esta situación, a más de implicar una situación comercial distinta a la planeada por Brasilia para sus exportaciones, debilita a Brasil en el concierto internacional de naciones y resquebraja la incipiente unidad del grupo BRICS.

El pasado 17/06 la OCDE y la FAO declararon que los precios agrícolas, que se encuentran en máximos históricos, deberían bajar de los picos actuales, advirtiendo que seguirán durante toda esta década en niveles sustancialmente superiores a los de los años 2000.

Los precios alimentarios se han duplicado de media en los últimos 10 años y en mayo de este año eran un 38 % más elevados de los que se daban en junio de 2010, y eso tenia (y así las cosas a hoy) "un impacto considerable para las poblaciones pobres”, según palabras del director general de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Jacques Diouf.

Otra consecuencia de lo expuesto es que los países en desarrollo deficitarios de alimentos tendrán que importar este año por valor de US$ 210.000 millones, frente a los US$ 165.000 millones, destacó Diouf en la presentación a la prensa del informe anual de perspectivas agrícolas elaborado junto a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Durante el periodo de la previsión, de aquí a 2020, "la inestabilidad de precios podría ser una constante" y eso plantea problemas, porque "la inestabilidad es un factor de incertidumbre para las inversiones" que hacen falta para aumentar la producción en respuesta al incremento de la demanda, argumentó.

El secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, insistió entonces en que era necesaria "una respuesta política" a esa volatilidad y eso sin poner más medios financieros, sino ofreciendo más información en los mercados y haciendo éstos más transparentes.

Tanto Gurría como Diouf pusieron el acento en la "distorsión" que generan en los mercados las subvenciones, y este último afirmó además que "los subsidios se hacen en beneficio de unos grupos y en perjuicio de otros", por lo general los más vulnerables de países que no tienen medios para dispositivos de ayuda a los campesinos.

Sobre los precios propiamente dichos, la OCDE y la FAO calculaban que de aquí a 2020 serán superiores a los de la década de 2000, un 20 % más para los cereales y un 30 % para la carne.

En detalle, las organizaciones esperan una estabilidad en términos reales del trigo o la carne de vacuno, subidas de poco más del 10 % para las oleaginosas o la carne de cerdo, en torno al 15 % para el arroz, o alrededor del 20 % para el azúcar, el maíz, los aceites vegetales o el biodiesel.

Los mayores encarecimientos se esperan en la carne de ave (superior al 30 % en términos reales), la mantequilla (alrededor del 45 % en la década actual respecto a la pasada) o el etanol (+ 55 %).

El incremento de precios será del 20 % para las especies de pesca, donde se espera una disminución de las capturas por el agotamiento de los recursos, y del 50 % para la producción de las piscifactorías, que van a seguir aumentando su peso relativo y proveerán más de la mitad de la oferta mundial de pescado en el horizonte de 2020.

La producción agrícola global debe progresar hasta 2020 a un ritmo medio del 1,7 % anual, frente al 2,6 % de subida en los años 2000, pero como se espera que la población mundial crezca al 1 %, eso debería aumentar un 0,7 % la producción per cápita.

Esa media encubre sustanciales diferencias regionales, con una notable mejora de la disponibilidad de alimentos para los habitantes de Asia y Latinoamérica y un déficit que se va a agravar en el África subsahariana.

Diouf señaló que el cambio climático va a tener una importancia creciente en la agricultura mundial, en particular porque los expertos predicen que en las zonas tropicales la producción podría reducirse en torno al 30 % y la escasez del agua será más acuciante.

Otro reto para la seguridad alimentaria es el desarrollo de los biocarburantes, que de acuerdo con los autores del estudio van a absorber una parte más importante de la producción agrícola al final de la década: un 13 % de los cereales secundarios (el maíz), un 15 % de los aceites vegetales y un 30 % de la caña de azúcar.

"Los biocarburantes en sí no son un problema si son competitivos", sino que "el problema fundamental son las políticas para incitar su uso", indicó Diouf, que cargó contra la fijación de un porcentaje de biocarburantes en los combustibles y recordó que las subvenciones a ese sector suponen US$ 13.000 millones.

Gurría añadió para ilustrar la inconsistencia de esas ayudas que con la política de subsidios a los biocarburantes se han llegado a pagar US$ 1.000 para evitar la emisión de cada tonelada de dióxido de carbono, cuando en el mercado esa misma tonelada de CO2 cotizaba a un precio veinte veces inferior.

Ahora el tema de los subsidios pasó de ser un tema de los países centrales para incorporarse a la agenda proteccionista de los mismos países emergentes tal como planteábamos en la introducción de esta nota. La nota de la brasileña Raquel Landim publicada en su blog gráfica perfectamente la situación:

“El colega Assis Moreira, corresponsal del periódico Valor Económico en Ginebra publicó este miércoles (22/06) una nota que merece ser destacada. El periodista tuvo acceso a un informe de la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico) acerca de subsidios agrícolas que trae una revelación importante. China y Rusia ya conceden apoyo financiero a sus agricultores de manera similar a lo que hacen los países ricos.

Según los datos, los subsidios representan el 17% de la producción agrícola de China y el 22% en Rusia. En la OCDE, club de países ricos, el auxilio a los agricultores esta en el 18% de la producción. En un post anterior, el blog ya llamaba la atención acerca del proteccionismo agrícola chino. No hay datos en la materia acerca de la India, que también concede generosos subsidios agrícolas. En el Brasil y en Sudáfrica, los subsidios apenas son del orden del 5% de la producción.

Estos datos son una alerta para la diplomacia brasilera. Los países del llamado bloque BRICS (Brasil, Rusia, India, China y ahora Sudáfrica) tienen cada vez menos puntos de convergencia. Al inicio del gobierno de Lula, Itamary obtuvo una victoria importante al nuclear a las naciones pobres en torno a la bandera del fin de los subsidios agrícolas en la Organización Mundial del Comercio (OMC). Evidentemente, esto no funcionará más.

También vale la pena resaltar el aspecto comercial. Los grandes gigantes emergentes ya son importantes clientes del negocio agrícola brasileño y su consumo de alimentos crece exponencialmente. En los países ricos, el consumo de comida se encuentra estabilizado. Además de eso, USA y la UE están cortando subsidios agrícolas a causa del fuerte ajuste fiscal impuesto por la crisis global. Las recientes derrotas del lobby agrícola en el Congreso de USA solo prueba lo antedicho. Y en las grandes potencias emergentes, los subsidios agrícolas están subiendo”.

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