Cristina K no competirá con Carrió (y un dato de U24 para Blumberg)

El Gobierno nacional intenta reacomodar su posición luego del desastre que le provocó Gustavo Béliz. Mientras en silencio negocia con Horacio Jaime Stiusso su salida de la Side, procura que la política de seguridad cambie y que su acuerdo con la UCR impida el disenso. Error tras error. Pero no comencemos por el final.

Sergio Moreno, en el diario Página/12, entrevista off the record a funcionarios K que se quejan de que el presente no recupera el pasado glorioso... (tan obvio que por eso siempre hay que cuidar el presente).

"(...) Uno de sus pares remite a un episodio clave para poner un mojón en el momento en que el Gobierno comenzó a recibir críticas in crescendo. "Yo diría que desde el 24 de marzo, desde el acto en la ESMA, se desató una andanada de varios medios contra nosotros, para limar, esmerilar al Presidente. En algunos medios se tornó virulenta, ideológicamente virulenta", describe.

(...) "Estamos en medio de una situación compleja –acomete la fuente–: atravesamos el período en que se hicieron los grandes anuncios y todavía no se concretaron porque se están ejecutando. Entonces cuando comiencen a verse las obras, cuando empiecen a hacerse las viviendas, cuando se ocupe la mano de obra, este clima se va a ir diluyendo. Hay que atravesar estos meses", estima.

Desmenuzando la coyuntura, otro integrante del gabinete nacional –cuya condición de peronista es irreductible– ironiza sobre las circunvoluciones del Gobierno. "Andamos a los barquinazos: antes no hablábamos con nadie, estábamos de romance directo con la sociedad, sin intermediarios y en medio no había nada, ni partidos ni corporaciones. Llegamos a mandar tres ministros a un acto piquetero y hacíamos loas al movimiento transversal. Ahora, en un día, el Presidente y tres ministros se abrazaron con los gordos de la CGT. ¿En qué cambiaron los muchachos (sindicalistas) de antes a ahora? En nada. No se puede ir de una esquina a otra. Deberíamos ir siempre más por el medio", categoriza, con una sonrisa en los labios, desnudando una versión criolla de aristotelismo.

(...) La idea de que Kirchner sea presidente del PJ derramó como un bálsamo hacia los intestinos del peronismo. "A todos los gobernadores peronistas los hizo suspirar, están más relajados. Cuando se enteró, Obeid (gobernador de Santa Fe) respiró hondo y se aflojó la corbata, satisfecho; el Gallego (José Manuel de la Sota, gobernador de Córdoba) también. Ellos dos sufrían demasiado la transversalidad", cuenta el operador presidencial.

El relato remite a la chance de que Kirchner efectivamente presida su partido. El Presidente suele decir a sus íntimos que no quiere hacerlo, y cuando lo dice muestra un desdén por esa estructura multiforme y pluriideológica, que ha servido tanto para dignificar la existencia del trabajador argentino cuanto para arrojarlo a la pobreza más abyecta.

(...) "Creo que Néstor va a terminar siendo presidente del PJ. El tema, la discusión, es para qué. Y el para qué es para que el peronismo vuelva a ser un instrumento de cambio y mejora para la sociedad".

(...) El nuevo escenario planteado desde el poder central induce a pensar que el destino de la carta más fuerte que tiene el Gobierno para ganar en distritos (un distrito) claves ha regresado a la baraja. Cristina Fernández de Kirchner (CFK), el comodín del que sabe hablar el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, aún no tiene territorio.

(...) Al respecto, un viejo consejero presidencial ensaya: "El acuerdo en la provincia de Buenos Aires con Duhalde responde a que en la Capital estamos mal. Ocurre algo curioso en algunas encuestas que tenemos: si nuestro candidato es muy fuerte, esto es Cristina, quedamos los tres empatados con 30 por ciento (CFK, Elisa Carrió y Mauricio Macri), con lo cual puede ganar cualquiera por uno o dos puntos, como pasó con Erman González en el ’93; si nuestro candidato es débil, crece la Gorda (Carrió) que se lleva votos del centroizquierda. El único candidato que gana hoy es (Roberto) Lavagna (ministro de Economía), que es el único capaz de retener el voto de centroizquierda y captar algunos de centroderecha. Pero Lavagna no será candidato a diputado nunca".

(...) A pesar de así hablar, el hombre –que conoce a CFK desde hace muchos años– arriesga: "Yo creo que Cristina no debe competir en la Capital. La inversión debe hacerse donde podamos obtener gran número de diputados y eso ocurre compitiendo en la provincia (de Buenos Aires)", especula."

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Nota completa:
http://www.pagina12web.com.ar/diario/elpais/1-39334.html?PHPSESSID=126c77a067abec07ad2a7455ecd2385c

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Eduardo van der Kooy explica, en el diario Clarín, la nueva política de seguridad y pasa por la designación de María del Carmen Falbo en la Procuración bonaerense. Le faltó explicar lo más importante, de acuerdo a los legisladores bonaerenses: que a la Falbo (y es donde debería trabajar Juan Carlos Blumberg para descubrir la verdad) la han puesto para arreglar el entuerto del Banco de la Provincia de Buenos Aires y sus acreedores más escandalosos, no por otro motivo:

"(...) En todo caso, habría que ir acostumbrándose a una realidad: tanto la protesta social como las tensiones reiteradas con el FMI serán, a lo mejor, las compañías incómodas que, por mucho tiempo, deberá soportar Néstor Kirchner.

Horacio Rosatti, el nuevo ministro de Justicia, funciona con menor enigmatismo que su antecesor, Gustavo Beliz. Abrió consultas con una Corte Suprema que deambulaba solitaria; tiene un ida y vuelta con los restantes miembros del Gabinete, en especial con Roberto Lavagna.

(...) "No puede ser que cada protesta social se convierta en un 'Día D' para la suerte de un ministro, de un gabinete o de un gobierno", reflexionaba después de haber sorteado el miércoles su primer examen. (...)

Rosatti cree en los efectos positivos de la saturación callejera, pero entiende también que la Policía deberá, en algún momento, ser más eficaz con menos despliegue. Por empezar, para encarar las marchas de la semana pasada recurrió a una lógica de poder que venía escaseando: le dio facultades plenas para el operativo al jefe policial, Néstor Vallecca.

(...) La Secretaría de Seguridad dialogó con la mayoría de las organizaciones piqueteras —no con todas— para prevenir provocaciones o descontrol. No hubo descuidos en la agenda oficial: circuló un emisario que contactó a los vendedores ambulantes, cuyo papel en la refriega ante la Legislatura fue mayor del que siempre se supo.

(...) El conflicto de la calle no es sólo el de los piquetes. Está también el delito y la inseguridad, alrededor de los cuales ha vuelto a tomar alas Juan Carlos Blumberg. Otro secuestro acongojante de un adolescente en San Isidro lo ha convocado.

Este hombre es un dilema para el Gobierno: demuestra ser permeable a una ancha franja social capaz de movilizarse y a la cual no podría oponérsele ningún cerrojo policial.

Kirchner trata de que Blumberg no se guíe únicamente por su propia brújula. Habló la semana pasada tres veces con él y actuó de nexo con el Gobierno de Buenos Aires frente al litigio causado por la designación de María del Carmen Falbo como procura dora general. El padre del asesinado Axel amenaza con el arma que hace temblar al poder: la posibilidad cierta de otra movilización conmocionante.

Este hombre ha hecho hasta el presente un esfuerzo para que su cruzada justa no sea salpicada por ninguna sombra o estigma político. Pero ese límite se encoge: los cuestionamientos a Falbo podrían llegar a empañar su tarea anterior. Podrá o no compartirse esa designación: pero la legisladora fue ungida luego de un proceso de exposición pública durante el cual recibió una abrumadora mayoría de adhesiones (405) antes que de rechazos (apenas 4). (...)".

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Nota completa:
http://www.clarin.com/diario/2004/08/08/opinion/o-02901.htm

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Mariano Grondona aborda, en La Nación, el tema del Gobierno sin oposición, algo que a Néstor Kirchner pone de buen humor pero no comprende que, en ese caso, el ‘sistema’ no cierra:

(...) Del mismo modo, tanto si el partido gobernante y la oposición riñen cual si fueran enemigos como si se miman para no dañarse, se desvirtúa la lógica de la democracia. De 1945 a 1973, la enemistad entre el peronismo y el antiperonismo, representado por el radicalismo, desvirtuó la democracia. Pero a partir del Pacto de Olivos peronistas y radicales se hicieron tan amigos que también desvirtuaron la democracia desde el extremo opuesto.

Para que la democracia argentina recupere su balance hará falta que alguna otra convergencia salga a cumplir el rol histórico que abandonó el radicalismo, uniendo a los opositores a quienes excluyó Kirchner del diálogo hasta que obtengan la masa crítica capaz de convertirlos en competidores creíbles del peronismo.

Estas condiciones, por ahora, no se cumplen, sin que tampoco se anuncie otro escenario que alguna vez contempló Torcuato Di Tella: la división del propio peronismo en dos corrientes principales de modo tal que tengamos un nuevo sistema de rotación democrática entre un peronismo de centroizquierda y otro de centroderecha. Pero, ante la deserción o la fragmentación del no peronismo, la ley del menor esfuerzo parece inducir a Kirchner y a Duhalde a limar sus diferencias internas mediante infinitas maniobras para mantener al peronismo como el partido predominante de la semidemocracia argentina.

Tengamos en cuenta que la semidemocracia no es sólo un esquema teórico para intelectuales, sino una enfermedad real porque, al privar al partido gobernante de la disciplina competitiva de una auténtica oposición que lo obligue a concentrarse en la buena gestión para evitar la derrota, le permite distraerse en dirección del incesante juego de las internas, de cuyo predominio está empedrado el camino que conduce al desgobierno."

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Nota completa:
http://www.lanacion.com.ar/04/08/08/do_625587.asp

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