Crece la ofensiva contra el ministro K

Julio De Vido, ministro de Planificación y estrecho colaborador de Néstor Carlos Kirchner, recibe en estos días muy fuertes críticas que se expresan a través de la prensa gráfica y que apuntan a demostrar que el Presidente es bastante menos transparente de lo que él se encuentra dispuesto a admitir.

Hoy día Julio De Vido tiene varios frentes de conflicto. El ministro de Planificación es cuestionado por las petroleras por promover Enarsa (en el salón Arturo Illia del Senado, él calificó como "epopeya" el lanzamiento de Enarsa, amenazó con modificar el marco regulatorio, y puso como ejemplo a Pdvsa, la petrolera estatal venezolana), la CTA porque es el interlocutor entre la CGT y Kirchner, algunos cuerpos diplomáticos por presionar a empresas de capital controlado por accionistas de esos países, y el kirchnerismo no peronista porque lo considera el nexo entre los empresarios más inescrupulosos y la Casa Rosada.

En el pasado, De Vido ha sido acusado por Elisa Carrió y Ricardo López Murphy de gestionar negocios antes que generar políticas, como si fuese un Alberto Kohan convertido en ministro de Obras y Servicios Públicos. De Vido intentó llevar a Carrió a los Tribunales, luego la Casa Rosada le pidió que quitara de su demanda el pedido de cárcel para la fundadora del ARI y más tarde se ignora qué ocurrió con el litigio, pero De Vido no bajó de cartel.

La más reciente escalada contra De Vido comenzó el viernes 13, cuando salió a la calle la revista Noticias que describió al ministro como "un menemista auténtico" por su estructura familiar y su reracionamiento social. La nota se tituló Los Roldán de K, y un párrafo muy interesante acerca de los cuestionamientos de De Vido es el siguiente:
"(...) Alexandra Minnicelli (42) es hija de un reconocido artista plástico de Santa Cruz y conoció a su marido en 1984, cuando ambos trabajaban en el Instituto Provincial de la Vivienda (Iduv), un organismo santacruceño donde siempre recaen los amigos de Kirchner (hoy su titular es un primo del Presidente, llamado Carlos Kirchner).
De Vido y Minnicelli se casaron en 1992. Cuando él era ministro de Economía provincial, ella era su coordinadora de Asuntos Jurídicos. Luego Minnicelli pasó a trabajar como síndico en la empresa provincial de Energía, Servicios Públicos Sociedad del Estado.

Claro que en esos puestos no existía incompatibilidad de funciones. ¿Qué ocurre hoy? Minnicelli es la síndico general adjunta de la Sigen, el organismo encargado de controlar todos los contratos del Estado. Es decir, es una de las encargadas de vigilar el ministerio de su marido, entre otras cuestiones.

El ex titular de la Sigen, Alberto Iribarne –también amigo de Kirchner-, indicó en su momento que Minnicelli se iba a excusar de controlar los contratos ligados al ministerio de su esposo. Pero meses después, el diario La Nación publicó que Minnicelli participó en la confección de decretos de la licitación de corredores viales y de los peajes junto a su esposo. En fin, que confeccionaría o asesoraría en contratos que ella misma, o la Sigen, luego debía controlar. (...) La organización Poder Ciudadano, igual que muchos dirigentes de la oposición, expresaron rechazo ante su designación, pero Kirchner insistió con su nombramiento. No es un hombre que admita sus errores (...)".

El domingo 15, Horacio Verbitsky escribió en el diario Página/12 acerca de De Vido. No fue la primera vez que el presidente del Centro de Estudios Legales y Sociales cuestiona al ministro. Lo interesante es que ni Página/12 ni Verbitsky son opositores a Kirchner, pero sí advierten acerca de conductas de Julio De Vido. Para Verbitsky, De Vido es nada transparente. De Vido terminó enfrentado con la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, que Verbitsky y el ministro de Educación, Daniel Filmus, habían promocionado para garantizar la transparencia de la revisión de los contratos de las concesiones de servicios públicos, y la creación de un ente de contralor. Verbitsky escribió:

"(...) Kirchner haría mejor en observar la conducta de algunos de sus ministros, que sintonizan con el devaluado gobernador bonaerense en asuntos fundamentales que afectarán la credibilidad del cambio de política pero también de ética que el gobierno nacional postula. Es Felipe impulsó esta semana el violento desalojo policial de los trabajadores de la fábrica de Gatic recuperada por sus trabajadores en Pigüé. El gobernador actuó en apoyo de una combinación más que sospechosa, que entrega la mayor empresa textil del país a un fondo buitre, representado por un testaferro. El Banco Nación, la AFIP, el Banco de la Provincia de Buenos Aires y el Banco Ciudad cederán en favor de ellos sus derechos sobre deudas de Gatic por más de $500 millones y los trabajadores recibirán como premio consuelo el apoyo para gestionar algunas plantas menores. El año pasado Kirchner recibió a los trabajadores y les prometió su apoyo. Cuando su ministro de Planificación Federal y Servicios, Julio De Vido, comenzó a operar en favor del fondo buitre y del testaferro, Kirchner le recordó que no era ésa la instrucción que le había dado.

Sin embargo De Vido siguió adelante, de acuerdo con los lineamientos fijados por su economista de cabecera, el ex director de Hacienda de Carlos Grosso y actual Secretario de Comunicaciones, Guillermo Moreno. "De cumplirse esta operación volveríamos a las prácticas de los ’90. ¿Cuál es la diferencia entre ENTel o Aerolíneas y esta privatización de Gatic? Los trabajadores no vamos a ser cómplices de esta estafa", sostuvo José Abellí, uno de los organizadores del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas, quien no es un opositor al gobierno sino todo lo contrario. (...)".

El mismo domingo 15, Joaquín Morales Solá, en el diario La Nación, embistió contra De Vido aunque en este caso fue una forma de cuestionar al propio Presidente, o de presentar dudas acerca de qué opina en verdad el Gobierno nacional acerca de un tema tan delicado como las relaciones financieras internacionales. Morales Solá escribió:

"(...) Alan Larson, el empinado colaborador de Colin Powell que estuvo en Buenos Aires hace poco, dijo que la Argentina recibía sólo US$1000 millones anuales en inversiones extranjeras. Según él, esa cifra se podía aumentar rápidamente a US$10.000 millones. Decide la Argentina, concluyó.

Alberto Fernández y Lavagna ratificaron ante aquel foro empresarial del Consejo de las Américas que el Gobierno es un pescador de inversiones. Aplausos del público. El propio Kirchner señaló siempre que se propone privilegiar la inversión norteamericana, porque supone que el país estuvo muy inclinado hacia la inversión europea en la década del 90.

Pero la oportunidad se perdió. El discurso del ministro Julio De Vido ante ese foro expresó exactamente lo que ningún empresario quería escuchar. Machacó sobre la presencia del Estado aquí y allá, hasta para establecer el margen de ganancias de las empresas. Ninguna economía, dijeron, fue concebida con tanta planificación desde la caída del muro de Berlín. La reconstrucción del Estado no es incompatible con las reglas básicas del capitalismo. Sería injusto que la crítica comprendiera sólo al ministro: él es Kirchner.

Emerge una idea muy reducida, casi módica de la Argentina. Aquellas encuestas muestran, en cambio, que la sociedad argentina resguarda todavía un proyecto nacional más ambicioso que el que pincelan el Presidente y su ministro. (...)".

Acerca de la relación entre Kirchner y De Vido, mucho se especula por estos días. De Vido es de la confianza de Kirchner aunque no integra el grupo fundacional del Frente para la Victoria Santacruceña, que antes se llamó Lista Blanca y antes Ateneo Juan Domingo Perón. A quienes buscan datos acerca de De Vido les puede resultar útil un apunte de Daniel Osvaldo Gatti, en su libro Kirchner, el Amo del Feudo:

"(...) Kirchner tiene fama de no haber pagado un café, en toda su vida.
Uno de los mayores interrogantes era quién lo reemplazaría en la intendencia, su hermana Alicia estaba entre sus anhelos, pero no crecía en las encuestas. Con mejores números aparecía el arquitecto Julio De Vido, que había sido reconocido por su breve gestión en Vialidad Provincial.

El 12 de abril de 1991 se realiza un acto en el cine Carreras, la escenografía era celeste y blanca y con letras blancas se leía "Primer Congreso FVS.MRP-Grupos Independientes Kirchner Gobernador".

El fuego lo abrió el "Comandante" Felipe Ludueña, un aliado de Lupín, de la derecha ortodoxa, amigo de Diego Ibáñez e impulsor de la intervención a Jorge Cepernic.
Se nombró a Chiquito Arnold, el candidato a vicegobernador, y los aplausos fueron pocos, no muchos mas recogió un nervioso De Vido cuando fue presentado como el candidato a la intendencia, titubeante y con la voz nerviosa, el discurso nunca tomó vuelo, la barra no lo acompañó y los motivos quedaron claros a los pocos días.

La laguna María la Gorda se cubrió con los volantes de De Vido, el repudio a su candidatura lo encabezaba Rudy Fernando Ulloa Igor, ladero y chofer de Lupín, que ya manejaba los aparatos movilizadotes de la base lupinera.

Con Rudy se encolumnaron los militantes de mayor peso y De Vido fue reemplazado en la candidatura por Manolo López Lestón, un anciano peronista. De Vido se reunió con su escasa tropa propia y acusó a Lupín de autoritario y absolutista, las palabras volaron hasta los oídos de Kirchner que lo mantuvo bajo castigo hasta diciembre (...)".

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