Susana Viau y el resentimiento inútil

POR GUILLERMO MÁRQUEZ (*) La irracional violencia de los '70 sigue castigando la construcción del presente. Y hoy lo corroboró la periodista de Página/12, Susana Viau.

La ex militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores, hoy periodista de Página/12, Susana Viau, escribió hoy en el matutino que intenta reflejar el espíritu 'transversal' que anima, por momentos, al presidente Néstor Kirchner: "Agosto nunca fue un mes piadoso para el ex almirante Armando Lambruschini. En agosto ocurrió la muerte de su hija y en agosto iba a ocurrir su propia muerte. Lo segundo ha sido ni más ni menos una contingencia biológica porque, al fin, el ex almirante tenía 80 largos años; en cambio lo primero, dicen, lo impregnó de alcohol y marcó para siempre el carácter de por sí débil, inapropiado para un jefe militar".

Es interesante que Viau escribe: "En agosto ocurrió la muerte de su hija". No, en la madrugada del 1º de agosto de 1978, ocurrió el acto terrorista de Montoneros que provocó la muerte de Paula Lambruschini.

Para Viau -y en esto ella, y quienes opinan como ella, se asemejan a los ultras del otro extremo-, los mártires son los del propio bando y los otros que mueren o son culpables o son suma cero.

Es evidente que con Viau, y quienes opinan como ella, o los que se ubican en el otro extremo, no se puede construir una sociedad mejor.

Con ellos, la Argentina quedará aferrada al resentimiento y a una tragedia que solamente se superará con mucho tiempo y sin grandeza.

Cuando -como escribe Viau- sufran "una contingencia biológica" los protagonistas de la pesadilla: ahora Lambruschini, mañana Viau, y así sucesivamente.

Viau, quien aún hoy llora a Mario Roberto Santucho, prefiere abundar en la historia de cómo Lambruschini llegó a la conducción de la Armada Argentina, de la mano de un personaje siniestro como Emilio Eduardo Massera, quien pretendía, a través de Lambruschini, mantener el control de sus negocios (porque la Armada nunca fue para Massera otra cosa que una plataforma de poder apta para los negocios).

Viau no imagina que hay argentinos -muchos, la mayoría- que no comulgan ni con Massera ni con Jorge Rafael Videla ni con los "valerosos combatientes" que ella conoció, que ejercian el terrorismo para alcanzar el poder y construir una sociedad similar a Cuba, que la mayoría nunca deseó en la Argentina.

La familia del entonces vicealmirante Lambruschini vivía en la calle Pacheco de Melo al 1900. Montoneros le colocó una bomba que provocó 3 muertos, 10 heridos y cuantiosos daños materiales. Lo más grave, que demostró la ineficiencia y estupidez de Montoneros, fue que Lambruschini no murió. Una de las claves de un atentado es que la víctima se encuentre presente cuando se consuma el hecho.

Un cable de la agencia estatal de noticias Télam informó por entonces: "La banda de delincuentes subversivos montoneros, en un comunicado que envió a la delegación local de una agencia internacional de noticias, se adjudicó el bárbaro atentado perpetrado el día 1 del actual contra el domicilio del vicealmirante Armando Lambruschini, jefe del Estado Mayor de la Armada, que costó la vida a tres personas, entre ellas una hija del alto jefe militar, de tan sólo 15 años de edad.

Con el reconocimiento de la autoría de esta brutal acción, repudiada unánimemente por todo el país, se pone una vez más de manifiesto la catadura moral de estos elementos, cuyo único objetivo es el crimen indiscriminado".

Los explosivos fueron colocados en un departamento vacío cuyas paredes lindaban con la vivienda de los Lambruschini. La explosión fue impresionante, y se derrumbaron los 4 pisos inferiores del edificio de Melo 1937.

La habitación de Paula Lambruschini estaba pegada al departamento utilizado por los terroristas para colocar los explosivos.

Dos días antes de ocurrir el trágico atentado dos hombres que invocaron ser policías insistieron en visitarlo porque dijeron buscar rastros de drogas que supuestamente hubieran dejado los anteriores inquilinos.

# Comunicado de Montoneros

"El día 31 de julio a las 23 horas el Pelotón de Combate Especial "Eva Perón" procedió a colocar una carga explosiva (de fabricación montonera), en el Barrio Norte, zona oligárquica donde vive el Asesino y Torturador vicealmirante Armando Lambruschini, Jefe del Estado Mayor y futuro Comandante en Jefe de la Armada, por consecuencia, Jefe del mayor centro represivo en la Argentina, la Escuela de Mecánica de la Armada".

"Unas horas antes la cúpula militar había estado en el Congreso proclamando que la "Subversión" había sido aniquilada y que ahora el proceso de "Reorganización Nacional" entraba en una nueva etapa con presidente "Civil". Todas estas no son más que mentiras porque el pueblo sabe ver aunque se saque el uniforme. Todos los crímenes cometidos por la Dictadura que conduce no se olvidan".

"El explosivo que detonó a la 1:40 en el mencionado barrio produjo la destrucción de la casa del asesino Lambruschini, la muerte de uno de sus custodios y graves heridas a otro. Lamentablemente también murieron la hija y una anciana, víctimas inocentes de esta guerra declarada por la dictadura y heroicamente enfrentada por nuestro pueblo".

"Una vez más el Ejército Montonero demuestra que no hay barco, avión, lancha, cama o pared donde los enemigos del pueblo puedan esconderse. Las Armas Montoneras siempre los alcanzan".

"Los milicos se preguntan cómo esto es posible".

"La respuesta es sencilla: Cuando una minoría basándose en el poder de sus armas intenta dominar a un pueblo y le declara la guerra, el pueblo es su enemigo. Entonces no pueden evitar estar rodeados; sus choferes, sus servicios domÈsticos, los almaceneros, el empleado, el colimba, el obrero de una fábrica...."Son los ojos del Ejército Montonero".

"Esta y no otra es la razón por la cual el Ejército Montonero seguirá llegando a los principales reductos del enemigo. En ningún lugar estarán seguros porque nadie puede esconderse del pueblo y es el pueblo quien los denuncia"

"LAS ARMAS MONTONERAS ATACAN A LA DICTADURA DE VIDELA"

Ejército MONTONERO

¡VENCEREMOS!

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(*) U24, Ciudad de Buenos Aires, Argentina, 2004.

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