"Los Roldán": el post menemismo llegó a la TV

POR JAIRO STRACCIA (*) Hace siete meses que está en el aire y concentra la mayor audiencia de la televisión. La historia muestra el choque entre los valores en boga durante el gobierno de Carlos Menem y el espíritu que parece impulsar la administración de Néstor Kirchner. Un grotesco que expone la brecha socioeconómica y cultural que separa a los argentinos.

"De qué sirve la riqueza, cuando no se tiene amor; de qué sirve tener todo y vacío el corazón; muchos miden los valores, sólo por lo material; es mejor ser millonario, en amor y en amistad."

La cortina de apertura, creación del veterano compositor e intérprete Ramón "Palito" Ortega, es una síntesis exacta de la idea que subyace tras la historia de "Los Roldán", la telecomedia con más audiencia de la Argentina. Ahora que la "fiesta menemista" terminó, que ya no se viaja más al exterior porque un peso no vale más un dólar, ahora que caímos en que la mitad de los argentinos no supera la línea de pobreza, hay que valorar las relaciones sentimentales, hay que recostarse en "la tradición familiar", basta de pensar tanto en tener los bolsillos llenos, y a convencerse de que "todos unidos somos felices con lo que tenemos".

La historia es sencilla. Un vendedor de verduras, hombre de barrio, llega de la noche a la mañana a ser presidente de un holding empresario, por el designio de una multimillonaria mayor, sin sucesores, que quiere agradecerle que le haya salvado la vida. A partir de allí, este repentino ejecutivo –"Tito" Roldán- y toda su familia deben adaptarse a los usos y costumbres de un segmento social en el que se sienten extraños. Y en ese camino se trenzan en un constante enfrentamiento con Emilio Uriarte y su "familia bien", quienes no toleran semejante usurpación de un puesto que pensaban asegurado.

En los cruces de ambos personajes y sus entornos, se refleja el choque de dos épocas distintas. Uriarte es el "rico inescrupuloso", que no repara en los medios con tal de conseguir los fines, y que hace un culto de la apariencia. Roldán, en cambio, se siente incómodo con el lugar que le toca ocupar por compromiso, no se deja tentar por los lujos, nunca pierde su viejo look de verdulero, se rehúsa al protocolo y vive diciendo que lo más importante es la unión de la familia y que todo se haga con honestidad.

Adriana Lorenzón, que junto a Mario Schajris escribe el guión, en diálogo con Segundo Enfoque, describe la obra como un "grotesco", y citando al gerente artístico del canal, Claudio Villarroel, lo llama "grotesco social". Lo que podría ser el primer icono televisivo de la era posterior a la década presidencial de Carlos Saúl Menem, debutó con 37,1 puntos de rating y promedió -hasta agosto pasado- 34,3, según la única medidora de audiencia televisiva, IBOPE.

¿Es un programa del post menemismo?
La verdad es que sí, tiene algo de programa del post menemismo y más que "el dinero no hace la felicidad", es "el dinero no hace la felicidad si es a cualquier precio". Esta sería la moraleja del programa. Ya no estamos en el vale todo, si no en el empezar a ver bien qué cosas sirven y qué cosas no, para lograr la felicidad y empezar a disfrutarla y no que sea tan efímera como algunas cosas que hemos vivido.

¿Cuándo empezaron escribir la historia?
El año pasado, en septiembre.

Si hubiese ganado Carlos Menem en las elecciones presidenciales del año pasado, quizá se hubiese tratado de una revalorización del espíritu de los noventa. ¿La historia hubiera sido otra?
En realidad, lo que apareció después en la historia fue un valor agregado a lo que había sido la propuesta inicial de los productores, un disparador inicial de Marcelo Tinelli y de Sebastián Ortega, que era un tipo que pasa de una condición a otra fortuitamente, o que gana una lotería, o que recibe una herencia, o que de la noche a la mañana pasa a ser rico. Trabajando los personajes y la trama, descubrimos que esto tenía mucha más identificación con el público en el momento que estábamos viviendo. Porque automáticamente relacionamos lo que estaba sucediendo en la historia con lo que estaba sucediendo en el país y fue a partir de eso que lo empezamos a trabajar.

¿Por eso explican la respuesta tan fuerte del público?
Sí, la gente se está identificando y le está encontrando un mensaje diferente en un tono que es liviano, que no te lleva necesariamente a la reflexión, que queda implícito.

También se nota la idea de que la "imagen no es nada", como un cuestionamiento al culto a la apariencia. En "Tito" Roldán vemos a alguien que prefiere no usar trajes, mientras que en su "adversario", Uriarte, observamos la idea opuesta, un excesivo cuidado en el look. Esto también pega de lleno en uno de los valores propios de la década del noventa.
Al ser un grotesco eso está exagerado, y eso es a propósito. Mucha gente nos hace la crítica de que los personajes están muy exacerbados, y esto es un efecto que se busca a propósito. Por eso lo contamos en tono de grotesco y no en el del costumbrismo, que es el que estamos acostumbrados a ver. Es algo más acercado a Los Simpson que a una tira costumbrista argentina.

¿Cómo llegaron a la inclusión de diálogos íntegros en francés, con subtítulos, entre los integrantes de la "familia bien"?
Fue algo que sucedió un día en que estaban los actores "China" Zorrilla, Jean Pierre Noer e Iván González hablando en francés en el camarín. Justo ese día habíamos ido con Mario a la grabación. Me pareció muy divertido que hablaran en francés porque le da un toque distinto y excluyen a todo el resto de lo que están hablando y me pareció interesante para incorporarlo en el programa. Después descubrimos que otros actores hablaban francés y justo coincidían en la familia de los ricos. Se habla bastante en el programa de esta mirada que tiene el argentino siempre puesta en otro lugar.

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Publicado por Segundoenfoque.com.ar

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