El verdadero problema de Redrado

Hernán Martín Pérez Redrado, presidente del Banco Central, desembarcó en Washington DC afirmando, acerca de su flamante gestión: "El verdadero cambio es que no hay cambios en la política del BCRA".

Sin embargo, en su gestión hay cambios. El más polémico es el ascenso de Waldo José María Farías a la Superintendencia adjunta de Bancos, un cargo estratégico.

A Redrado le resulta prioritario despejar las inquietudes de banqueros y analistas acerca de cuál será la relación entre el Ministerio de Economía y el Banco Central. Redrado dice que el Banco Central no tendrá ni más ni menos autonomía con él que la que tuvo con Alfonso de Prat Gay.

Sin embargo, lo que resulta preocupante –y Redrado no puede desmentirlo- es que en el Banco Central, en el futuro, quien tendrá más presencia será el presidente de la Nación, Néstor Kirchner.

En primer lugar, Kirchner tendrá más información; luego tendrá decisión en la Superintendencia de Entidades. Redrado podría negarlo pero nadie le creería ya que Farías es una extensión de Kirchner, tal como fue demostrado durante su gestión como ministro de Economía y Obras Públicas de la Provincia de Santa Cruz, y como presidente de Lotería Nacional.

Esto va más allá de las intenciones de Redrado, que pueden resultar positivas para el futuro del mercado financiero, en especial en lo que hace a no incrementar el desembolso de redescuentos directos a los bancos.

Para reforzar esto será muy útil definir quién establecerá la política del Banco Central en materia de inflación: si será Redrado o no, y esto va más allá de que se mantenga o cambie la rigidez antiinflacionaria que estableció Prat Gay.

Por ahora, prevalece el concepto de Redrado de modificar la política de metas de inflación mensual y trimestral de Prat Gay; su discurso consiste en explicar que debe establecerse una mayor sinergia con el Palacio de Hacienda; pero es preocupante porque –más allá de la lógica del enunciado- se satisface una exigencia del Ministerio de Economía que afecta a la autonomía del Banco Central.

Resulta muy interesante el proyecto de Redrado de que el Banco Central establezca una tasa de interés de referencia para la economía, que surja de los pases pasivos que efectúa absorbiendo fondos a través de licitaciones de Lebac, y de los pases activos a traves del agente financiero de la República, el Banco de la Nación Argentina.

También satisface a gran parte del mercado de autorizar a los bancos a realizar operaciones de pase con otros títulos públicos (como los Boden) contabilizándolos a valor nominal, y así incrementar la capacidad prestable. Pero ¿esto resuelve los problemas de fondo? Hoy estos pasan por la reticencia del público a tomar préstamos, los plazos relativamente cortos de las financiaciones y el muy lento crecimiento de los depósitos privados.

Es probable que trabajar sobre mecanismos para agilizar el leasing haría mucho más por normalizar la operatoria financiera que las herramientas en análisis. Ni hablar del efecto que se lograría concretando el reiteradamente frustrado proyecto de las ‘facturas conformadas’ que las grandes empresas nunca le han tolerado a las pymes.
De todos modos, en lo que ya trabaja Redrado (y esto modifica mucho lo que hizo Prat Gay) es en flexibilizar las regulaciones para que los bancos puedan separar el stock del flujo en las calificaciones crediticias. Los bancos prefieren canalizan sus excedentes de fondos a través de Lebacs antes que prestarle a los privados.

Resultaría decisivo trabajar en una eliminación de las Lebacs o la restricción del monto a niveles mínimos.

Ahora... de eliminar el distorsivo impuesto que grava a las transferencias bancarias, no hay ninguna noticia. Si de normalizar se trata, no hay otra herramienta que le permita creer a los agentes económicos que el mañana se puede asemejar al ayer, cuando había sistema bancario en la Argentina.

Es verdad que no depende del Banco Central la eliminación de ese gravamen pero debería destacarse como objetivo en el discurso de Redrado, que es una forma de comenzar a presionar.

Ocurre que el resto de las medidas para alentar la normalidad, son más complejas y menos efectivas: desde los depósitos ajustables por algún índice determinado (cuidado con cómo se hace la cobertura de futuros) hasta la "securitización" de carteras bancarias para que las AFJP inviertan en esos instrumentos de mercado.

Es excelente que el BCRA decida acelerar las compensaciones a los bancos por la pesificación asimétrica, y que revise su posición en diversas demandas judiciales que se arrastran desde hace 30 años. ¿Qué sentido tiene que siga querellando en el caso del ex Banco Internacional, por ejemplo?

Por todo esto es tan relevante definir el rol de Farías en el Banco Central, y reiterar lo negativo de su designación. En Lotería Nacional, Farías desembarcó porque su antecesor Jorge Héctor Álvarez, el administrador del juego estal en Santa Cruz, estaba ausente y la repartición quedaba en manos del chubutense Andrés Cimadevilla, quien debía ser el Nº 2 de Lotería y no el Nº 1.

El ingreso de Farías incremento la influencia de Alicia Kirchner en Lotería Nacional. Si bien la ministro tiene en su organigrama a la sociedad del Estado, había cierta autonomía en la gestión.

O sea que Farías ingresó a Lotería Nacional para terminar con toda posibilidad de manejo profesional y autárquico de parte de la sociedad estatal. Esto es lo que provoca tanta inquietud al comenzar la gestión de Redrado en el Banco Central. Todos lo dicen por lo bajo pero resultaría importante que alguien, desde el mercado, lo diga en voz alta para defender las intenciones de Redrado.

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