Un país de cuento

21 de octubre de 2002

Todo puede suceder en la bendita Argentina, y siempre hay un hecho que supera a otro por su carácter inverosímil.

En la foto, Roberto Lifschivtz dialoga con la prensa, luego de permanecer encerrado en una bóveda del Banco de la Nación Argentina por un lapso de 63 horas.

El ahorrista dijo que, a partir de entonces, cambió sus hábitos y duerme "con la luz prendida", ya que la oscuridad de su dormitorio le genera temor, luego de haber permanecido "tanto tiempo a oscuras" en el interior del banco, en el sector de cajas de seguridad, al que concurrió un viernes, pocos minutos antes de la hora de cierre.

"En el Nación me dijeron que algo así nunca había pasado en 110 años", explicó. A su angustia debió sumársele la de sus familiares quienes creyeron que había sido secuestrado.

En la Argentina no sólo quedaron cautivos los ahorros de los ahorristas, sino también los propios ahorristas, sometidos al desdén, la indiferencia y la hipocresía de un país que los necesita pero no los quiere.

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