Ahora, Aníbal Ibarra luce novia periodista cordobesa

Muriel Balbi es periodista, cordobesa, y nueva novia de Aníbal Ibarra (y van... ).

La semana pasada, las alarmas fueron falsas: ni Felipe Solá se enamoró de una militante del PJ platense ni Aníbal Ibarra ‘noviaba’ con una actriz del programa Los Roldán.

Felipe ha afirmado que no hay primera dama de respuesto en la Provincia de Buenos Aires, aunque el gobernador tiene palabras audaces y memoria corta. Otra primera dama, Hilda Beatriz González de Duhalde, le acaba de recordar que, si bien él ahora dice que ella es la vieja política y que Cristina Elizabet Fernández de Kirchner es la nueva política, en el año 2003 "Felipe me rogara para que yo fuese su compañera de fórmula".

¿Qué pensará María Helena Chaves, una platense de 36 años, separada y madre de dos niños de 5 y 7 años, presentada como la enamorada del gobernador, cuando él dice que el rol de primera dama "está vacante" en la provincia? Obvio que todos miraron hacia la actual funcionaria de la empresa Aeropuertos Argentina 2000, de nombre Teresa González Fernández, ex de Solá.

En el caso de Ibarra, parece que el encuentro con la actriz Lola Berthet fue más efímero que aquella fotografía con la ex modelo, hoy relacioncita pública Karina Laskarin.

Según el sitio NoticiasUrbanas.com.ar/ Ibarra presentó novia durante la fiesta de casamiento del secretario de Infraestructura porteña, Roberto Feletti, y se trató de la periodista cordobesa Muriel Balbi.

De palazzo y top negro, Muriel estuvo en Rey Castro, el pub-restaurante donde Feletti festejó su casamiento con Claudia Escalada, la novia con la que vive desde hace 10 años.

Según NoticiasUrbanas, "Ibarra y su ahora novia oficial compartieron la mesa con otros dos matrimonios: el integrado por su inseparable operador, Raúl Fernández, y la secretaria de Hacienda de la comuna, Marta Albamonte y el del legislador Diego Santilli -que fue director del Banco Ciudad, cuando Feletti lo conducía- con la periodista Nancy Pazos. A la mesa también se sumó la hiperibarrista Laura Moresi, y el director del Banco Ciudad, Pablo Maggioli".

Muriel Balbi tuvo un programa de bastante éxito en Canal 10 y luego en Canal 12, de la ciudad de Córdoba: Nivel Uno, que se transmitió los sábados.

Luego ella se incorporó al noticiero de Canal 2, también de la ciudad de Córdoba, y estuvo buscando insertarse en la TV porteña.

Ella ha confesado que tarda una hora y media en producirse para enfrentar la cámara, hace gimnasia, respeta una dieta y lamenta no ser un hombre: "Ellos se ponen un traje y ya está".

Muriel ha afirmado que su máxima ambición es doctorarse en periodismo en la Universidad de Columbia, en Nueva York. En los archivos de La Voz del Interior hay una entrevista suya –sin preguntas interesantes que permitan conocer algo sobre ella- a Héctor Alterio; y en el de Infobae hay una suerte de entrevista, aunque no dice que lo sea, a Madelaine Albright durante una conferencia de la ex secretaria del Departamento de Estado en el Real Instituto El Cano, de Madrid, España.

Pero sería injusto afirmar que no tiene buena pluma. Aquí un fragmento de algo que escribió hace algún tiempo y que haría palidecer de envidia a Jorge Telerman, quien cree escribir bien porque dio clases de Semiótica en la UBA:

"En mi fin de semana ideal no hay viajes sorpresas, ni destinos exóticos. No tiene peluquería, ni maquillaje, ni reuniones impostergables o compromisos ineludibles. En él, no existen los celulares, ni la internet, ni los shoppings, ni los patios de comida. No se alegra con el fútbol, no se despeja con el golf, no se regocija en champán y no se exorciza con fernet.

Por el contrario, mi fin de semana ideal tiene el olor del asado en familia, la luz de la soledad bien acompañada y el sabor de un mate amargo.

Transcurre en un espacio físico que no figura en las guías turísticas. Un lugar que abandonó a su nombre de prócer, para quedarse con otro, que hablara de su historia. Despeñaderos es para mí, mi propia isla, donde no faltan los discos de Radiohead, Andrés Calamaro, Bob Dylan, Mercedes Sosa, Leonard Cohen, Caetano Veloso, el réquiem de Mozart y música electrónica de la buena, entre otros vicios. Donde hay una biblioteca transformada en el panteón de mis libros de infancia conviviendo, sin pudor, con la promiscuidad de los que siempre piden volver a ser tocados.

Mi fin de semana ideal cuenta con la frescura del rocío, la sorpresa de las tormentas de verano, la magia de un reflejo en el agua y el rigor de una helada inesperada. Posee la música del fluir de un río, y tiene las lágrimas de humo de aquellos recuerdos que arden con la leña del hogar, junto a las sonrisas más puras que jamás regalé.

Es de horas que se mueven con el sol y las estrellas. No sabe de plazos, ni de metas, ni del futuro. Porque en mi fin de semana la vida se vuelve cíclica y se enrosca en un círculo cerrado, único lugar donde respirar algo de paz, de autonomía, y de aquel momento intermitente al que llamamos felicidad".

Parece que Ibarra tendrá una etapa intimista.

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