MISTERIO

Jiang Zemin not dead... not alive

Para Matthew Robertson, de La Gran Época, Jiang Zemin podría morir en cualquier momento. La familia estaría lista para desconectarlo pero espera la aprobación del régimen chino. Oficialmente no se sabe nada. Y en la red, circulan algunas fotos que lo muestran "más vivo" que nunca. Conozca la historia no contada.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Continua el misterio acerca de la suerte (o muerte) de Jiang Zemin (ver nota relacionada).

Para Matthew Robertson, de La Gran Época, el cerebro de Jiang Zemin está muerto pero mantienen su cuerpo vivo a través de un respirador artificial. Lo afirma siguiendo informes recientes de los medios japoneses y de Hong Kong, haciendo eco de los rumores que comenzaron a circular de fuentes internas de China.

La familia de Jiang dio su aprobación para desconectarlo, pero el “escalón interno” del régimen chino necesita tomar la decisión final, según un informe del 9/07 del Asahi Shimbun, un diario japonés.

Mientras tanto, cualquier tipo de búsqueda relacionada a la palabra Jiang ha sido prohibida.

“El Departamento Central de Propaganda emitió la prohibición de cualquier noticia relacionada a la muerte de Jiang”, según el sitio web chino Aboluowang, el cual publica información filtrada de fuentes del régimen. “Los medios solo pueden difundir información previamente publicada por Xinhua”. La prohibición incluye una fotografía de “notificación urgente”, supuestamente de origen oficial, que enumera las palabras prohibidas relacionadas con Jiang.

Las especulaciones sobre el destino de Jiang Zemin, exlíder supremo del partido comunista chino, han sido intensas desde su ausencia en el 90º aniversario del partido el 1/07. El 7 de julio lo declararon muerto en ATV, que poco después retractó sus dichos.

Muchos en los medios chinos asumieron que lo dicho por ATV significaba que algo se estaba desencadenando, dado que uno de los grandes inversores de ATV, Wang Zheng, es el sobrino de la esposa de Jiang.

Desde ese entonces, los informes más bien causaron confusión. Xinhua, vocero del régimen, publicó una declaración negando los rumores sin decir explícitamente que Jiang no estaba muerto o muriendo, e inusualmente, solo publicó la noticia en inglés.

La forma en que se manejó la muerte de Jiang por parte de la administración de propaganda, recuerda un poco a la muerte del ex viceministro Huang Ju. En ese caso, una televisora de Hong Kong, Phoenix, tuvo la primicia de su muerte el 9/05/07, antes de retractarse y pedir una disculpa una hora después.

Pero Xinhua informó sobre la muerte recién el 2/06, también estableciendo esa fecha como el día que realmente murió.

La fecha de la muerte de Jiang todavía no ha sido establecida. Asahi Shimbun espera un anuncio importante pronto.

La verdadera historia de Jiang Zemin

Interesante editorial presenta a continuación La Gran Epoca:

Normalmente, nadie como Jiang Zemin en su condición de ex presidente de China, tendría en discusión algo tan básico como la identidad de sus padres. Y en ese caso, pocos tratarían tan obstinadamente como Jiang de glorificarse a sí mismo, erigiéndo monumentos y encargando biografías mientras decenas de millones de ciudadanos viven en circunstancias desesperadas.

Sin embargo, Jiang no es una figura normal, y así fue que una falsa biografía de este hombre, repleta de contradicciones y una pesada propaganda, se escribió con el auspicio de un hombre de negocios occidental llamado Robert Kuhn, y fue impuesta sobre un desprevenido público general.

Entonces, ¿qué tipo de persona es Jiang Zemin? ¿Qué tan exacta es su historia familiar, y por qué es tan importante? ¿Cómo fue que pasó de ser una figura de transición e impopular (debido a sus maneras estrechas y partidarias) a ser un completo dictador a cargo de una nación masiva? ¿Qué hay detrás de esa apariencia superficial de prosperidad con la que algunos caracterizan al régimen de Jiang? ¿Y cuál será el último legado de Jiang?

En base a nuestra obligación por exponer los hechos verídicamente, nosotros, el equipo editorial de La Gran Época, nos tomamos el trabajo de recolectar todos los materiales y datos relevantes; cabe destacar que mucha de la información y los hasta ahora secretos no revelados fueron otorgados por oficiales de alto nivel del Partido Comunista Chino. El resultado es un libro completo, inigualable en su detalle y en su alcance: Todo por poder: La verdadera historia de Jiang Zemin. Mientras que su visión e investigación son amplias, hemos hecho todo lo posible por asegurar que no sea a expensas de detalles o precisión. Las historias que se relatan, muy poco conocidas para el público, pintan de cuerpo entero y como nunca antes se ha hecho, al verdadero Jiang Zemin.

Introducción

Si es el destino el que decide la vida de una persona, entonces entre las capacidades de la historia también está la de hacer un arreglo para que esa vida tenga orígenes vergonzosos.

El 12 de marzo de 2003, cuando Jiang Zemin asistió a los encuentros con la delegación provincial de Hubei, en la reunión del Partido Comunista Chino en el Congreso del Pueblo, dijo: “Fui director del Instituto para la Investigación de Ganglios de 1966 a 1970. Eso fue durante la Revolución Cultural… la facción rebelde [sic] analizó mi expediente cuidadosamente. Eso es bueno, porque prueba que mi registro está limpio”.

Quizás la audiencia de Jiang no entendió cuál era su propósito. ¿Por qué Jiang –el Secretario General del Partido Comunista Chino (PCCh)- necesitaba reivindicarse a sí mismo y reivindicar su “registro limpio”?

La razón es que la historia personal de Jiang es cuestionable.
Su padre biológico, Jiang Shijun (también conocido como Jiang Guanqian), fue un traidor que trabajó para los japoneses cuando ocuparon China. La universidad a la que asistió Jiang Zemin, la Universidad Central de Nanking, de hecho era manejada por la ocupación japonesa.

Él inventó la mentira de que su tío lo había adoptado, aunque su tío ya estaba muerto en esa época. Mientras estuvo en Rusia entrenándose, Jiang en un punto tuvo una aventura con una mujer rusa y se convirtió en espía de la KGB. Y esto es sólo una parte de un retrato mucho más grande, ya que la historia de Jiang está llena de detalles desagradables. ¿En qué se basó para decir que tiene un “registro limpio”? Cuando la “facción rebelde” examinó su expediente, no sabían los tremendos problemas que se escondían en el pasado de Jiang.

En 2005 y con mucha fanfarria, Jiang Zemin publicó el libro ‘El hombre que cambió a China’, su biografía, publicada en chino e inglés, que le encargó escribir a un hombre de negocios estadounidense llamado Robert Kuhn. El libro representó el intento público de Jiang de interpretar a su manera la historia personal que estuvo ocultando durante largo tiempo.

El hecho de que Jiang “protesta mucho” es revelador. En la prosa lisonjera que inventa la biografía de Jiang, uno nota que una palabra en particular se destaca por su frecuencia: patriota. La sección que describe la época en la que asistió a la Universidad Central de Nanking ocupada por los japoneses fue, curiosamente, titulada “Soy un patriota”.

Sin embargo, el patriotismo es un asunto de deber civil, y es casi algo innato, la lealtad hacia la tierra que nos alimenta. Una persona con registros limpios difícilmente necesite ostentar públicamente su patriotismo.

El hecho simple es que el padre biológico de Jiang desertó y trabajó para la ocupación japonesa. En la segunda mitad de la vida de Jiang –e incluso así se menciona en la biografía que pidió a otros escribir- Jiang evitaba hablar de su padre. Lo único que se menciona en su biografía es que “El padre de Jiang murió en 1973”.

Jiang declaró falsamente que fue adoptado a los trece años por la familia de su tío, el miembro del PCCh Jiang Shangqing; pero eso hubiera ubicado a la adopción de Jiang poco después de la muerte de su tío. Jiang Zemin se graduó de la universidad a los veintiún años. Entonces es razonable preguntarse: ¿quién mantuvo a Jiang entre los trece y los veintiún años? La hija de Jiang Shangqing, Jiang Zehui, dijo a Kuhn que su familia vivía en “infinita necesidad y privación”. Si ese fuera el caso, entonces ¿quién pagó las costosas matrículas necesarias para que Jiang Zemin asistiera a una escuela secundaria privilegiada y luego a la Universidad Central de Nanking? ¿Quién pagó sus estudios de arte y música durante los tumultuosos y tormentosos años de guerra en los que hubo una enorme inflación? ¿Quién hizo posible que él condujera un jeep poco después de graduarse de la universidad (tal como dice Kuhn)? En otras palabras, ¿Quién si no su padre biológico podría haberlo criado? ¿Podría Jiang Shangqing, quien había muerto ocho años antes, haber realmente asumido ese rol?

La realidad es que la vida de Jiang Zemin no tiene nada que ver con su supuesta familia adoptiva. No fue sino después de que el PCCh tomara el control de China que Jiang de repente “recordó” tener un mártir del PCCh (su tío) en la familia. Él inventó su pasado, en el cual él abandonó a su padre biológico y se convirtió en el hijo adoptivo de un muerto. Sin embargo, más tarde tendremos que regresar a esta parte de la historia.

Lo anterior no significa que el carácter de una persona o su mérito sean sólo un producto de su trasfondo familiar. En cambio, sugiere que podemos comenzar a revelar la apariencia engañosa de Jiang Zemin examinando su muy fabricado y oculto trasfondo, así como también su pasado.

En los últimos años, Jiang ha ido más lejos y ha ocultado que su padre –un traidor- fue en cambio un héroe por su rol en detener a las tropas japonesas. En palabras de su primo, Zehui, “Mi familiares eran todos revolucionarios”, “Los Jiang no estaban en la guerra” y “todos salieron a unirse a la revolución, peleando contra los invasores japoneses y los nacionalistas chinos”. Para el lector en China que no conoce los detalles del trasfondo familiar de Jiang, dichas declaraciones pueden engañarlo fácilmente.

El vocero oficial del gobierno del PCCh, el Diario del Pueblo, el 11 de diciembre de 1999 informó que Jiang Zemin y el por entonces líder ruso Boris Yeltsin firmaron en Beijing tres acuerdos de frontera sino-rusos. Sin embargo, increíblemente la reunión no se menciona en la biografía de Kuhn, mientras se incluyen trivialidades tales como dónde y cuándo Jiang cantó determinada canción y detalles insignificantes sobre sus encuentros con otros líderes prominentes. ¿Por qué Kuhn omitió una reunión nacional tan importante como la firma de un acuerdo de frontera con Yeltsin? Resulta que en esa reunión, Jiang dio reconocimiento diplomático a todos y cada uno de los injustos tratados realizados a fines de la Dinastía Qing –tratados que ningún gobierno chino había aceptado. Lo que Jiang firmó fue un acuerdo de verdaderos traidores que quitaba las bases legales con las cuales las generaciones siguientes podrían haber reclamado las tierras perdidas. El acuerdo otorgaba dócilmente a Rusia más de un millón de kilómetros cuadrados de suelo fértil, un área treinta veces mayor que Taiwán. Viendo que una creciente fuerza de chinos alrededor del mundo buscaban hacerlo responsable de vender al país, Jiang Zemin trató osadamente de reescribir su pasado. No se dio cuenta de cuán autoengañosa podría resultar esa maniobra.

En su libro, Jiang se empaqueta como un líder atento, profundamente preocupado por las vidas y el sufrimiento del pueblo chino. Pero consideremos por un momento qué estaba haciendo Jiang durante las inundaciones masivas en China en 1998. A comienzos de septiembre, mientras incontables personas combatían las crecidas al filo de la muerte, Jiang invitó a actores y actrices a una fiesta en el complejo de líderes de Zhongnanhai, Beijing. Kuhn lo describe como “lo que Jiang Zemin considera un buen momento”. En la fiesta, Jiang hizo un dúo con una cantante y cantó antiguas canciones rusas de amor, como “Noches de Moscú”. Se cuenta que en un arranque de excitación, él se unió a la multitud cantando “El océano es mi hogar”. Kuhn comenta que “especialmente Jiang” se dejó llevar por la situación, y parecía “no tener inhibiciones artísticas”. Qué irónico.

Mientras el pueblo de China estaba peleando desesperadamente contra la inundación -de olas como las del océano-, Jiang cantaba “El océano es mi hogar” en la íntima compañía de varias mujeres en Zhongnanhai. Tristemente, no sorprende que Jiang, una persona que quiere ocultar su trasfondo de traición para ganar puestos de alto nivel, no se preocupe por las vidas de sus ciudadanos.

En el trabajo de Kuhn, Jiang aparece como un modelo de vida frugal y la lucha contra la corrupción. Sin embargo, mientras es bien sabido el incremento de la corrupción que ha caído sobre China en los últimos años, pocos se dan cuenta que la raíz del problema está en Jiang Zemin y su familia. Entonces fue que sus hijos, sin habilidades ni capacidades, se las arreglaron para construirle un imperio rico a la familia de Jiang. Uno podría decir que ellos son “corruptos reales”.

Ha sido muy difundido el rumor que dice que una noche de nevada Jiang fue a entregar una torta de cumpleaños a la señora del ex presidente de China, Li Xiannian. Li tenía invitados, así que Jiang esperó afuera durante horas, como muestra de lealtad. La historia es completamente bizarra y no puede ser comprobada. Por alguna extraña razón -¿una conciencia culpable, quizás?- en su biografía Jiang intenta defender la entrega de la torta, lo que en realidad sólo sirve para confirmar la extraña historia. También afirma que su objetivo fue tener el consenso de la “gente apropiada”. Suponiendo que aceptemos eso, entonces es tan bueno como decir que China no tiene corrupción ni sobornos -¿no son acaso tales actos sólo un asunto de “preocuparse por los líderes” o “tener consenso”? Eso sería legitimar la corrupción.

El rápido ascenso de Jiang Zemin en los rangos de poder dependió de dos cosas. Una fue la fabricación de la historia sobre su trasfondo familiar de mártires, lo que hizo que Jiang ganara dos aliados políticos, Wang Daohan y Zhang Aiping; ambos promoverían a Jiang una y otra vez.

Notablemente, los dos eran amigos del tío de Jiang. La segunda fue su habilidad de halagar a los superiores y ganar favores con los veteranos del Partido. Estos dos rasgos fueron los que fundamentalmente permitieron que Jiang robara el trono.

Después de llegar al poder, Jiang Zemin buscó llamar la atención, entonces comenzó a hacer jugarretas como bailar y cantar en intercambios diplomáticos internacionales. Que tales payasadas burlan el protocolo diplomático y traicionan la dignidad de China parece estar lejos de la mente de Jiang. Fue mediante esto, socavando el honor de China, que Jiang se ganó el apodo de “el payaso”. En una reunión con el Rey de España, sacó un peine y comenzó a acicalarse, ignorando a los presentes. En una ocasión, cuando le iban a entregar una medalla, no pudo esperar y arrebató la medalla, adornándose con ella. Otra vez, en medio de una cena de Estado, de repente invitó a bailar a la primera dama de un país extranjero. Saltó de su silla para cantar “O Sole Mío”, y empezó a tocar el piano, deteniendo sus lujuriosos ojos en las señoras. Su actitud payasesca lo convirtió en el hazmerreír de la prensa occidental.

Simplemente consideremos sus encuentros con el ex presidente de EE.UU., Bill Clinton. Jiang visitó Estados Unidos en 1993 y 1997, y Clinton visitó China en 1998. Cada vez que se encontraban, Jiang tocaba algún instrumento musical o cantaba. Luego de su actuación, le pediría a Clinton que tocara el saxo, a lo cual Clinton se rehusaba, a pesar de ser un buen músico. En 1997, durante la visita de Jiang a Estados Unidos, un periodista preguntó sobre el asunto del Tíbet en una conferencia de prensa. Abruptamente, Jiang se lanzó a una representación de “Casa en la Pradera” (La familia Ingalls), para el asombro de la audiencia. La clásica de Jiang era el recitado del Discurso de Gettysbourg de Abraham Lincoln. Sea hablando con estudiantes, dando entrevistas a la prensa o aun en visitas al extranjero, Jiang encontraba la ocasión para recitar el discurso. Cuando se lo piden, obedientemente lo recita; cuando no se lo piden, igualmente lo recita. Difícilmente eso represente la figura del soberano de una nación.

Aún más absurda es la obsesión de Jiang por hablar otros idiomas. Antes de su visita a Latinoamérica, Jiang –sin importarle su edad y siendo negligente con importantes asuntos nacionales- pasó siete meses tomando clases intensivas de español. Jiang comenzó a hacerlo como un payaso que, ubicado por accidente en el trono, poco podía hacer para cambiar su naturaleza aparatosa. En la versión china de su biografía, él razona “Si no puedes comunicarte con otra persona por las diferencias del lenguaje, ¿Cómo puedes intercambiar ideas o llegar a un acuerdo?” Sin embargo, el sentido común indica que sus torpes habilidades con idiomas extranjeros difícilmente sean suficientes para permitirle realizar intercambios más expresivos o dinámicos. Muchos jefes de estado hablan en sus respectivos idiomas nativos y utilizan un intérprete. ¿Significa eso que ellos no pueden llegar a acuerdos en sus intercambios diplomáticos?

Debido quizás al hecho de que los líderes de las naciones comunistas generalmente son conservadores, muchos líderes occidentales consideran a este “excitable” Jiang Zemin una raza diferente del Partido y consideran que sus actuaciones son las más sorprendentes.

Los líderes con verdadero talento y gran visión no pierden su tiempo y energía en tales payasadas. La razón de que Jiang Zemin sea tan vivaz y “excitable” tiene que ver con su habilidad para ser tan limitado como aquellos actores que hacen preguntas preparadas a un comediante para que las responda chistosamente.

Los políticos occidentales han colocado la alfombra roja para Jiang, no debido a sus talentos sino por los contratos que llevaba en el bolsillo y las perspectivas de alcanzar el vasto mercado consumidor de China. El reciente progreso económico se debió a más de $500 mil millones de inversiones extranjeras combinadas con una fuerza laboral notablemente hábil –y barata. Con tal masiva inversión, trabajo barato y tantos chinos talentosos, por supuesto que la producción es alta. Pero esto no es crédito de Jiang.

Por el contrario, la incompetencia, arrogancia, envidia y conservadorismo de Jiang resultaron en el cese de la reforma política en China, la decadencia de los valores morales y la corrupción desenfrenada. La consecuencia es que lo que se logró con el progreso económico fue a costa de tremendos recursos y el detrimento de la ecología, el medio ambiente, y la sociedad en sí misma. En realidad, la prosperidad económica superficial de China tuvo el alto costo de la sustentabilidad ambiental. Jiang dañó el futuro de la nación, puso la reforma política de China en suspenso o incluso la retrasó, y llevó a nuevas alturas los abusos de derechos humanos y la falta de libertad de creencia. Para ponerlo en un contexto histórico, el régimen de Jiang finalmente será visto como uno escandaloso; así de grandes son las deudas que tiene con el pueblo chino.

Tal como Jiang es descrito por Kuhn, él es algo así como un solucionador de problemas con talento. Pero tal como lo describen los hechos, siempre que aparece una crisis –sean inundaciones, la bomba en la Embajada China en Belgrado, elecciones democráticas en Taiwán, o la epidemia del SARS- Jiang siempre envió a otros a la línea de frente mientras él permaneció detrás cobardemente. Cuando el SARS se estaba diseminando por Beijing, Jiang temió tan pusilánimemente por su vida que voló a Shanghai buscando refugio. Pero en la versión china de su biografía, declara que “estuvo en Shanghai todo el tiempo”, a fin de ocultar su escape. A decir verdad, pocos días antes de su vuelo, Jiang estaba en Beijing hablando en el Congreso del Pueblo y en las conferencias de la Comisión de Consultas Políticas. ¿Qué bases tiene para decir “estar en Shanghai todo el tiempo” a fin de exonerarse a sí mismo?

Cuando no está construyendo su propia facción política ni viajando para cantar y ostentar, en lo que Jiang Zemin pone su corazón y considera más importante es perseguir a Falun Gong. Mientras que el mundo exterior puede bien saber que Jiang llegó tan lejos como para distribuir panfletos denunciando a Falun Gong en reuniones diplomáticas, pocos saben de las rápidas respuestas de Jiang a las interrupciones de las señales de TV por parte de practicantes de Falun Gong.

El 5 de marzo de 2002, practicantes de Falun Gong interceptaron los programas de TV de cable de ocho canales de la ciudad de Changchun, que transmitieron 45 minutos de información sobre la persecución a su grupo. En referencia a esa noche, el libro de Kuhn cita a un amigo cercano de Jiang en Changchun. El amigo dijo que diez minutos después de que terminara la interrupción de la señal (a las 21:10), un furioso Jiang Zemin lo llamó y dijo, “¡Los practicantes de Falun Gong están transmitiendo en el sistema de cable de Changchun!” “¿Quién es el secretario del Partido o el alcalde de tu ciudad?”. La rápida respuesta de Jiang al incidente –ocurrido en una ciudad lejana a Beijing- y su inmediato intento de intimidar al secretario del comité municipal del Partido sugieren que Jiang ciertamente fue el alma mater de la persecución a Falun Gong; que él ha recibido información directa sobre el asunto; y que era él quien daba las órdenes. En contraste, cuando la Embajada China en Belgrado fue bombardeada, durante días nadie lo vio por ningún lado.

En su biografía, Jiang intenta hablar en defensa propia, y su plan principal es citarse a sí mismo para proyectar la imagen que él fantasea, y a su turno, embellecer las cosas. Sin embargo, ¿qué oficial chino acusado de corrupción no ha declarado en varias reuniones que él “combate la corrupción”? Las acciones suenan más fuertes que las palabras. Cuán verdadero es esto en lo que respecta a una figura dulce y cantarina como la de Jiang Zemin.

La falta de respeto filial de Jiang hacia su padre biológico, su falta de lealtad a sus organizaciones, y su falta de honestidad para con la gente lo hacen “cruel, injusto, indigno, necio y no digno de confianza” –un payaso que trajo desastres a la nación china. Permitir los gustos de Jiang Zemin de alabarse a sí mismo reescribiendo la historia en un daño a la posteridad.

La biografía de Jiang, se podría decir, es paralela a su vida: está flagelada con mentiras y repleta de contradicciones.

Si somos una generación testigo de la historia, devolver a la historia al verdadero Jiang Zemin es una responsabilidad que no debemos eludir".

Lea la serie completa ‘Todo por poder: La verdadera historia de Jiang Zemin’ (en inglés)

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