Pornografía, sexo y amor, juntos pero no revueltos

Consumidores masivos de películas, revistas y sitios web, los varones en la adolescencia buscan en estas producciones respuestas a sus vacíos de conocimientos. En la madurez los transforman en estimuladores del erotismo. Aunque ellos aclaran que ver porno no distorsiona la visión que tienen del sexo, para el licenciado Carlos Beltramo Alvarez la pornografía tal vez sea en nuestros días "uno de los problemas que más debieran preocuparnos" ya que considera que "es uno de los factores principales de alteración".

Desde la adolescencia, millones de hombres se suman al vicio de la pornografía como si ésta fuera parte de su crecimiento masculino. Esconden revistas de desnudos bajo sus camas, se juntan con amigos para ver películas pornográficas y si tienen la opción de entrar a Internet, pasan horas enteras navegando en páginas de sexo. Y es que son los principales consumidores de artículos porno del mundo, un mercado que está principalmente orientado a ellos.

Y así, a través de carteles, imágenes y fotografías, ellos reciben el mensaje que el sexo es fácil. Que mientras más bruscos serán mejores, que las palabras "sucias" encantan y que todas las fantasías son posibles con una mujer. En este sentido, alguna feminista diría que la pornografía perjudica enormemente a las mujeres y, de alguna manera, tal vez esto es cierto.

Para el licenciado Carlos Beltramo Alvarez la pornografía tal vez sea en nuestros días "uno de los problemas que más debieran preocuparnos".

El profesional sostiene que "la persona humana es sexualmente madura sólo si es físicamente sana, emocionalmente estable, socialmente responsable y abierta a los valores del espíritu. De otra forma estaremos siempre ante inmadurez".

El licenciado sostiene que "la pornografía introduce lo que en psicología se llama "interferencias significativas". "Por ellas el niño que debiera pasar de un mundo de deseos egocéntricos a un mundo de realidad con sentido trascendente, se queda como anclado en la inmadurez del capricho. En este contexto el placer no es muestra de amor sino vehículo de satisfacción egoísta (objeto de uso)", argumenta.

Si a medida que el hombre crece y se desarrolla, no madura su intelecto y criterio, sigue pensando que ‘tironear’ del pelo a una mujer mientras tienen sexo es lo correcto y que golpearla en los glúteos lo es aún más, sin preguntarse siquiera cómo vive ella ese tipo de trato.

Es que éste es el mensaje que recibe de estas producciones, sólo su placer es válido y requerido. Tal vez por esta misma razón es que muchos hombres no alcanzan a durar más de 14,7 minutos por relación (según un estudio del sexólogo español B.O. Coolsaet) y que el 75 por ciento de los varones sólo aguanta un máximo de dos minutos sin eyacular, informa el porta Terra en la sección Zona Mujer.

Beltrame Alvarez considera que "mucha de la apatía y hasta violencia que vemos en vastos sectores de la sociedad se debe en buena medida a que a los jóvenes se los estimula y altera en su normal desarrollo. La pornografía es uno de los factores principales de alteración".

Según publicó en el portal Puertovida.com con la pornografía "se denigra el cuerpo. Con ello se rebaja a la persona (por lo general a la mujer). A la mala conformación de la personalidad se debe agregar entonces una distorsionada captación de la relación entre los sexos. El perder de vista el valor del cuerpo y del amor lleva necesariamente a la violencia familiar, a la desadaptación social e incluso el delito".

Ted Bundi, asesino norteamericano condenado a pena de muerte, antes de morir confesó que sus múltiples asesinatos habían sido motivados por un proceso de deterioro personal producto de la pornografía. Empezó con pornografía suave, siguió con pornografía fuerte y llegó un punto que no le alcanzó la estimulación y buscó "hacer" lo que la pornografía le mostraba. Así se cree que violó y mató a más de 20 mujeres jóvenes, la última de ellas de 12 años de edad, reseña el licenciado.

Evidentemente no es un caso para generalizar conductas pero si para tener en cuenta.

Sin duda alguna, la vida real no es como en las películas. Se tiene menos sexo del que se quisiera, se dura menos, las parejas pierden el entusiasmo erótico muy pronto y en las mujeres todavía existe un alto porcentaje de anorgasmias. Y es que para tener relaciones sexuales, es necesario abstraerse del mundo actual, de los problemas en el trabajo, de los niños, de la comida, etcétera. Entonces, estimular la pasión es mucho más complicado. Tal vez en este sentido, las fantasías otorgadas por la pornografía no resulten del todo negativas. La idea es encontrar los estímulos donde sea necesario y sin culpabilidad, pues eso fortalecerá la relación de pareja. En este sentido, lo más probable es que ellos lo hagan por medio de imágenes visuales y ellas a través de los sentimientos, explica el suplemento Zona Mujer.

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Más información en: http://www.puertovida.com/sex5.html

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