Esperando a Rumsfeld: Desencuentros en Haití (Edición i)

La intervención en el conflicto de Haití es el único ejercicio diplomático importante que ha mostrado la Argentina de Néstor Kirchner más allá del Cono Sur. Pero como en la mayoría de las acciones del actual Gobierno, está impresa la huella del doble discurso. Apuntes importantes de Edición i antes que arribe Donald Rumsfeld, secretario de Defensa de USA.

La ideología imperante en un sector del gobierno está reñida con el acercamiento a países del llamado "primer mundo", con los que pretendió estar en sintonía la diplomacia de los ´90.

Haití es un caso especial, porque hay un sector de la política argentina que cree que Jean Bertrand Aristide es un líder comparable a Juan Domingo Perón y que pronto volverá del exilio de Sudáfrica.

Mientras tanto, el Palacio San Martín y el ministerio de Defensa respaldaron un envío de tropas que no es del todo claro, ni siquiera para ellos ni para los legisladores que demoraron en votar algo que no se sabe a ciencia cierta si comprenden.

La comunidad internacional, en este caso las acciones son comandadas por Francia y USA que pudieron ponerse de acuerdo luego de Irak; esperaba un compromiso más activo de la Argentina.

Los casos de Brasil y Chile resultan útiles para ver cómo tomaron el compromiso hacia Naciones Unidas respecto de Haití, aunque según el Teniente Coronel (R) Rafael Guillermo Puig, que expuso en la Escuela de Defensa en noviembre de 2004 (cuando el envío era reciente); puede calificarse como una dicotomía entre la integración político-estratégica.

Si bien la ONU reclamó una acción conjunta del bloque Mercosur, cada país del cono sur (incluido Chile); actuó en forma independiente intentando juntar agua para su propio molino.

En marzo de 2004, Naciones Unidas legitimó la operación que ya se había desplegado votando por unanimidad la Resolución 1529, referida al despliegue de la Fuerza Multinacional Provisoria por tres meses.

En ese momento, el único que aceptó participar fue Chile con 340 hombres que actuaron junto a los franceses y canadienses. Brasil y la Argentina se negaron.

Para la segunda fase, Brasil anunció el envío de tropas con 1100 integrantes. La Argentina, por su parte, envió Cascos Blancos y ayuda humanitaria.

Luego de un clima de presión internacional, la visita al Senado del general estadounidense Richard Myers y a pesar de la reticencia del gobierno; se acordó el envío de Cascos Azules.

Pero la ya conocida bochornosa demora en el Congreso no fue lo más grave. Cabe recordar que cuando el proyecto presidencial ingresó al Senado, Brasil ya estaba llegando a Haití.

Lo cierto es que Naciones Unidas actúa en Haití bajo el Capítulo VII de la Resolución 1542 del 30 de abril de 2004 y la misión tiene el nombre de MINUSTAH (Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití).

Justamente es el Capítulo VII el más controvertido para los políticos argentinos ya que la misión tenía un carácter de "imposición de paz".

El informe de Puig dice "Con respecto a la participación Argentina, el caso Haití nos enseña que en el campo de las relaciones internacionales es necesario definir con claridad objetivos a largo plazo y concebir políticas de estado aptas para conseguirlos, sin que sean susceptibles de ser afectadas sensiblemente por cuestiones coyunturales de orden doméstico. Los costos internos que puede generar una acción persistente y coherente en las relaciones exteriores, se compensan con los logros que se obtengan y con la construcción de una imagen consistente a nivel internacional, como la tienen Chile y Brasil. En última instancia la Argentina, con mayor o menor convicción en sus decisiones, ha tenido igualmente que pagar los costos económicos y políticos de su participación en Haití, y habiendo tanto como Chile y Brasil aceptado el llamado de la ONU podemos concluir en que Chile llegó anticipadamente, Brasil a tiempo y Argentina tarde."

La Argentina, dispuesta a colaborar en la tragedia humanitaria, envió depuradoras de agua y un grupo de ingenieros pero sin equipamiento, por lo que puede inferirse que su rol es más de tipo "decorativo" y que de entrar en conflicto habría una seria pelea en el Congreso ya que muchos de los legisladores que votaron no son concientes de lo que implica el artículo VII.

La noticia de un soldado herido de bala durante un patrullaje con la policía haitiana, Apolinario Gabriel, puso en alerta a algunas voces contrarias a la intervención. No se sabe que podría pasar si la situación se complica.

La base de operaciones es la ciudad de Gonaives, una de las más pobres y el epicentro del levantamiento que derrocó a Aristide un año atrás. El huracán Jeanne y las inundaciones hicieron que la situación se complique y que se deba doblar los esfuerzos en ayuda humanitaria.

Así, habiendo enviado tropas se entra en un contrasentido ya que las cercanas relaciones con Fidel Castro y Hugo Chávez, que apoyan a Aristide, complican la cuestión. Aristide es un líder izquierdista de raigambre popular que jugó un rol clave en el derrocamiento de Jean- Claude Duvallier en 1990. Cabe recordar el enérgico rechazo del "secuestro" de Aristide por parte del venezolano, un precedente peligroso ya que considera que en el plan de la Casa Blanca el próximo es él.

Mientras tanto, la Argentina cada día estrechando más sus lazos con Caracas y embarcándose en sociedades comerciales de medios y energía.

En Haití, ante la caída de Aristide hace un año, asumió el presidente de la Corte Suprema Boniface Alexandre quien solicitó la intervención de Naciones Unidas y primer ministro es Gerald Latortue, un hombre de confianza de la Casa Blanca, quien estaba exiliado durante el gobierno de Aristide.

Es claro que hay un escenario planteado, que por momentos se torna confuso. En él, es claro que cada uno de los actores quedará posicionado en dentro del concierto de las naciones.

A la vista está que la Argentina no tiene un plan estratégico en política internacional como tantas veces ha planteado Edición i y el conflicto de Haití no es la excepción. El país deberá resolver puertas adentro cuál es la postura estratégica y salir de cara al mundo con un mensaje claro. La enunciación parece simple, el llevarlo a la práctica en un escenario siempre complejo en la política criolla, una utopía.

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