El mundo reza por el Papa: Su salud empeora cada minuto

Según fuentes del Vaticano, la salud del Papa se debilita acrecentando el peligro de muerte. Por tal motivo, no podrá participar en la mayoría de los actos religiosos de la Semana Santa, los más importantes del año católico. Se trata de la primera vez en su dilatado pontificado en que Juan Pablo II no intervendrá directamente en las celebraciones, que seguirá a través de un circuito cerrado de televisión. Esto no había ocurrido nunca antes, ni siquiera a causa del atentado de 1981, ni tampoco por sus sucesivas y posteriores hospitalizaciones.

El profesor Rodolfo Proietti salió a desmentir distintas versiones que circularon hoy en torno a un eventual nuevo traslado del Pontífice al hospital Gemelli de Roma, a raíz de una agudización de su enfermedad.

Proietti, responsable de urgencias del nosocomio romano, dirigió el equipo que le practicó al Papa la traqueotomía el 24 de febrero pasado para ayudarlo a respirar mejor, durante su segunda hospitalización.

Sin embargo, los rumores sobre el empeoramiento del Papa volvieron a apoderarse ayer de la Santa Sede, al tiempo que se confirmaba que Juan Pablo II ha reducido al mínimo sus apariciones públicas. El Pontífice no participará hoy en la Audiencia General, mientras que los ritos de Semana Santa tendrá que seguirlos por televisión, desde sus aposentos.

Si su salud se lo permite, aparecerá ante los fieles la mañana del domingo de Pascua, cuando ofrecerá la bendición "Urbi et Orbi" (a Roma y al mundo). En el Estado Vaticano nadie ha confirmado que la situación del Papa se esté agravando, pero la preocupación crece a todos los niveles. Algunas informaciones aseguran que varios médicos vigilan al Santo Padre las veinticuatro horas del día.

Ayer, las páginas de religión de los periódicos italianos se dividían en dos grandes frentes: los alarmistas y los que pedían calma. Por lo general, los grandes diarios nacionales como el "Corriere della Sera" pertenecían al segundo grupo y daban señales de calma.

Mientras, los rotativos romanos ofrecían una visión alarmante de los hechos. Los vaticanistas de la capital atribuían a fuentes fiables los rumores sobre el empeoramiento progresivo del Pontífice.

La crónica más escandalosa la firmaba el especialista del diario Il Messaggero, Orazio Petrosillo, un analista de cierto prestigio. Según su versión, el Papa sufrió el lunes por la tarde una nueva crisis respiratoria e incluso su fiel secretario, Monseñor Stanislao Dziwsz, habría roto la línea oficial vaticana: "Rece por el Papa, porque está empeorando", asegura Petrosillo que dijo Dziwsz a una tercera persona.

Después, el vaticanista carga aún más las tintas: "Según algunas fuentes eclesiásticas, las condiciones del Pontífice son aún más graves que cuando se encontraba hospitalizado en el Gemelli". Petrosillo habla incluso de "la necesidad de proteger al Papa de las infecciones que puede contraer tras la traqueotomía con dosis masivas de antibióticos que lo mantienen débil".

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