Augusto Roa Bastos: Falleció el escritor paraguayo de mayor fama y prestigio

El escritor paraguayo Augusto Roa Bastos, quien recibiese el premio Cervantes en 1989, falleció en Asunción a los 87 años. Roa Bastos fue siempre un ferviente defensor de la democracia y un gran crítico de los totalitarismos y dictaduras en el mundo, pero especialmente de aquellas que azotaron América Latina. Bastos vivió en el exilio durante varias décadas. En 1976 emigró a Francia donde enseñó guaraní en una universidad del país galo. Bastos, quien sirvió a su país como enfermero en la guerra contra Bolivia y que nunca se afilió a un partido político, tiene una extensa producción literaria que ha sido traducida a más de veinte idiomas.

Augusto Roa Bastos, máximo exponente de la literatura paraguaya, fue operado de urgencia el pasado viernes de un hematoma subdural tras caerse el jueves por la noche en su departamento de Asunción. A pesar de que evolucionada bien y los médicos le retiraron al escritor el sábado por la noche la respiración asistida, falleció el martes por la tarde por inesperadas complicaciones.

Roa Bastos, es conocido por dos novelas Yo, el supremo (1960) e Hijo de hombre (1974), pero cuenta con una vasta producción que abarca novela, cuento y poesía y teatro. Ambas novelas citadas retratan los abusos de poder, las costumbres y los padecimientos de su país.

Augusto Roa Bastos nació en 1917 en Asunción (Paraguay) y pasó su infancia en Iturbe, un pequeño pueblo de la región del Guairá, escenario de sus primeros relatos. Con apenas 15 años se fugó con un grupo de compañeros de colegio a la guerra del Chaco (1932-1935), contra Bolivia, como asistente de enfermería. Bastos jamás se afilió a ningún partido, sólo quería ser útil a su país.

En 1945, invitado por el British Council, viaja a Gran Bretaña y Francia, y sus entrevistas y crónicas del final de la II Guerra Mundial se publican en el diario El País de Asunción.

En año 1947, vuelve por un breve tiempo a Paraguay, pero debido a las persecuciones desencadenadas por la dictadura militar, huye hacia Buenos Aires iniciando un prolongado exilio.

En 1976 también debió abandonar la Argentina ante la llegada de nuestra propia dictadura y emigra hacia Francia donde enseña literatura y guaraní en la Universidad de Toulouse le Mirail. En 1982, tras un breve viaje a su país, fue privado de la ciudadanía paraguaya, y se le concedió la española en 1983.

El estreno de su pieza teatral La carcajada, en 1930, señala el comienzo de su carrera literaria. Luego escribe La residenta y El niño del rocío, (ambas de 1942), o Mientras llegue el día, estrenada en 1946. En 1937 tenía escrita la novela Fulgencio Miranda, nunca publicada, y en 1942 apareció El ruiseñor de la aurora y otros poemas.

En 1944 Roa Bastos formó parte del grupo Vy'a Raity (El nido de la alegría), decisivo para la renovación de la poesía y la plástica en Paraguay. Con esos antecedentes llegó a Buenos Aires, donde dio a conocer un nuevo poemario en 1960, El naranjal ardiente (Nocturno paraguayo), pero sobre todo consolidó su condición de narrador con los relatos El trueno entre las hojas (1953) y El baldío (1966), que se acercaron a los problemas sociales y políticos de su país.

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