Es imposible equiparar con acuerdos, firmas o decretos, una desigualdad notable

Néstor Kirchner y el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, se verán las caras hoy por segundo día consecutivo en un encuentro al que sólo asistirán sus ministros de Relaciones Exteriores Rafael Bielsa (Argentina) y Celso Amorim (Brasil). El Gobierno K deberá afrontar dificultades centrales que se perciben en la relación con Brasil, y continuará con su plan de "calmar las aguas". Pero lo cierto es que es muy díficil evitar los desequilibrios en el intercambio bilateral, para ahorrar reclamos, si no se trata de alcanzar el nivel de desarrollo industrial brasileño.

Néstor Kirchner y el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, se verán las caras hoy por segundo día consecutivo en un encuentro al que sólo asistirán sus ministros de Relaciones Exteriores Rafael Bielsa (Argentina) y Celso Amorim (Brasil).

Kirchner y Lula no se veían desde el 1 de marzo, cuando coincidieron en Montevideo en la asunción del presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, el otro miembro de la unión aduanera junto a Paraguay.

Ahora a la Argentina le preocupan los desequilibrios en el intercambio bilateral y la posición del gigante sureño respecto al Mercosur. Además de la "actitud hegemónica en la región", en particular durante la crisis institucional de Ecuador, en la que la administración Lula buscó tener un alto protagonismo, según el Gobierno K.

Además, la intención de Brasil de ocupar un puesto permanente en una virtual ampliación del Consejo de Seguridad de la ONU es otro de los temas de fricción en los lazos bilaterales.

Pero lo cierto es que a la Argentina le costará mucho evitar los desequilibirios en el intercambio bilateral, y así evitar reclamos, si no trata de alcanzar el niver de desarrollo industrial que posee Brasil. Esa debería ser la verdadera preocupación de Gobierno de Néstor K. La nota del diario El Día:

"(...) el Gobierno debe afrontar las dificultades centrales que hoy se perciben, en temas concretos, en la relación con Brasil. Claro que, de todos modos, resulta imprescindible que la Argentina empiece a ponerse a tiro con la dimensión económica del principal socio del Mercosur. Es decir, será difícil evitar los desequilibrios si no se trata de alcanzar el nivel de desarrollo industrial del país vecino. De lo contrario, todo reclamo será en vano.

Se sabe que no son pocas las diferencias que separan el rumbo de ambos países, más allá de las reiteradas pero siempre formales expresiones de integración. La distinta postura frente a los organismos financieros multilaterales y la gestión Bush (muchas veces diferencias sólo discursivas), las asimetrías económicas y la desigual capacidad de comercio con otros países o bloques. Se sabe, Lula ha mostrado que pelea por un lugar de liderazgo. ¿Qué haría la Argentina si tuviera la
dimensión de la economía brasileña? En la UE sucedió lo mismo con Alemania y Francia".

"(...) Los desequilibrios se perciben claramente cuando se escucha a los propios productores y empresarios, que pintan la realidad como no pueden hacerlo los funcionarios. Oficialmente se admiten dificultades, pero se argumenta cierta exageración mediática. Sin embargo, está claro que, con la visita que inició Kirchner a Brasil, deberá iniciarse un camino de sinceramiento (...)"

"Pero también, cuando Kirchner regrese, deberá concentrarse en achicar las diferencias. Es imposible equiparar con acuerdos, firmas, decretos o leyes lo que en los hechos es una desigualdad notable.

De lado deberá quedar cierta indignación del presidente argentino por el comportamiento de Lula en el proceso de renegociación de la deuda con los acreedores".

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