Caso Kroll: Absurda persecución policial a un periodista

Un periodista de una de las principales revistas brasileñas ve su nombre afectado por un medio de comunicación competente y por la policía federal de su país, debido una sospecha de corrupción, pero ¿no sería mejor una investigación policial seria acerca del caso antes que la difamación gratuita?

El debate sobre la libertad de prensa y la independencia periodística que afectó a Uruguay la semana pasada -el caso del programa de TV que conducía el periodista Jorge Lanata y fue finalizado antes del término del contrato-, también ocurre en Brasil, pero a escala policial.

El periodista y editor de Economía del semanario brasileño IstoÉ Dinheiro, Leonardo Attuch, terminó ‘escrachado’ por otro medio de comunicación debido a su investigación de un caso de espionaje de la empresa de telefonía Brasil Telecom en contra a Telecom Italia.

El medio colega no tan colega es el semanario Veja, y es problable que Editora Abril se aproveche de la situación para desprestigiar a una publicación de una editorial rival, pero más allá de esto la cuestión merece un análisis más profundo.

El caso de asociación ilícita y espionaje entre empresas y hasta escuchas telefónicas a funcionarios, que llevaba la policía brasileña desde 2004, también fue acompañado por periodistas, entre ellos, Leonardo Attuch.

Entre los distintos reportajes que Attuch publicó, se encontraron entrevistas sigilosas, criticas o cuestionamientos, tanto sobre la estructura del espionaje en sí mismo, cuanto sobre cómo condujo la policía federal brasileña las investigaciones.

El periodista de IstoÉ Dinheiro cuestionó la profesionalidad de los funcionarios del gobierno, principalmente por el desempeño del personal asignado a la investigación.

El descontento de la policía con las publicaciones de Leonardo hizo que ésta pidiera al magistrado interviniente, que autorizara escuchas telefónica al periodista –el juez no lo autorizó- y le incluyera en informes oficiales de la policía con insinuaciones de que el periodista se relacionaba con quienes realizaron ilícitos.

El caso se ventiló desde 2004, pero hasta la semana pasada esta persecución policial de un periodista fue mantenido dentro de las generales del secreto judicial.

Ahora se sabe que la petición de la policía de las escucha telefónicas a Leonardo Attuch, fue negada por el juez, quien alegó no haber indicios de "prácticas criminales".

También ahora se sabe que la policía federal clasificó al editor como sospechoso en sus informes, de acuerdo a la documentación que llegó a la redacción de Veja, rival de IstoÉ, revista del grupo editorial al que pertenece IstoÉ Dinheiro.

Veja acusó la semana pasada a Leonardo Attuch de escribir a favor de los acusados por asociación ilícita.

Lo que Veja nunca contó es que la policía federal jamás se puso en contacto con el periodista de IstoÉ Dinheiro para oír sus explicaciones.

De la misma forma, fue ocultado por Veja que las publicaciones de Attuch en ningún momento fueron cuestionadas por cualquier persona o institución.

Es decir que no existen demandas judiciales por los escritos de Attuch.

Al revés, tras leer las informaciones de IstoÉ Dinero, un diputado del PT (partido del presidente Luis Inácio Lula da Silva), afirmó que la policía no trabajaba en defensa del Estado.

En resumen, la policía federal brasileña en lugar de hacer una investigación seria, difundió rumores (para eludir las sospechas que involucraban a su propio personal) y permitió que otros medios de comunicación ataquen al nombre y al honor de un profesional para responder a sus intereses en el juego de competencia del mercado.

Lo que más afecta la libertad de prensa es el desconocimiento que demostraron ciertas instituciones brasileñas acerca de la existencia de leyes de prensa que están hechas justamente para juzgar posibles errores cometidos por profesionales de este ámbito y que además se basan en argumentos concretos.

"Si mis reportajes no fueron indagados en los tribunales, concluyo que son verdaderos e irrefutables", afirmó el periodista de IstoÉ Dinheiro.

En países donde la corrupción, los amiguismos y la competencia ilimitada provocan graves desequilibrios al libre acceso de la opinión pública a la información, resulta difícil practicar un periodismo serio, apoyado en las leyes y en la ética.

Las instituciones buscan proteger a sus integrantes e intereses, incluso cuando ellos actúen en contra de la legislación vigente.

"La policía federal jamás me buscó. Al revés. Ellos pidieron escuchar mis conversaciones telefónicas durante la instrucción de una causa con secreto sumarial", dijo Leonardo. Esta petición fue para "proteger a los policías", añadió.

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