ELECCIONES 2011

Santa Fe (1): El tío Zygmunt Bauman rompe la veda

En días de veda electoral no hay otro placer, para un periodista de Política, que romperla. Placer pequeño, por cierto, ya que ni los periodistas ni el periodismo definen elecciones. Obviamente que esa transgresión sobre la veda ocurre con entrelíneas y segundas intenciones. Aqui un intento:

 por RAÚL ACOSTA (*)

 
ROSARIO (La Capital). Estas elecciones provocan reflexiones. Queda una duda en pie. Elegimos una felicidad social, de muchos, o la individual. El mundo, el actual mundo, ya votó. La felicidad es/ahora/ personal, muy personal y efímera. Se elige de acuerdo al escondido deleite. Las elecciones sacuden la base. No es una base segura. Aún para los individualistas, los solitarios, los poco solidarios el asunto es difícil. Desde hace días ronda una contradicción. Ocuparse de las cosas que se pueden elegir. Ocuparse de lo que ya no se puede elegir. Ocuparse. Estamos en un momento social en el que ocuparse del tema es ser generoso. En las democracias, del orden que sea, el No es "por ahora no"; el si es "momentáneamente si".
 
En los foros hay que devolver correspondencias donde se discute sobre la modernidad, la posmodernidad y las sociedades, constituciones y democracias líquidas.
 
Alain Resnais le hace decir a su personaje si conoce Hiroshima. Qué mundo edificar después de conocer Hiroshima. Conocer es un compromiso. La democracia tiende a postergar compromisos, a mantener el enunciado, simplemente.
 
Julio Cortázar hace que su heroína insista y por tanto le recuerda al lector:…"porque en un barrio dan Potemkin y hay que verla, aunque se caiga el mundo"… Guardar imágenes era una obligación. Hoy la democracia evita la memoria. En caso de necesidad conviene fabricarla.
 
Slavoj Zizeck, politólogo esloveno, apunta: …"El saber se ha acumulado en forma desproporcional con respecto a los efectos del poder. Se puede adquirir cada día más saber, con mayor velocidad, sin el objetivo: qué hacer con él. La cuestión ecológica es paradigmática". "Cada día sabemos más sobre la contaminación (nos dice) pero cada día podemos hacer menos. Es una cuestión de poder." Cambiamos un dicho popular. El saber (aprender) no ocupa lugar pero no otorga, necesariamente, el poder. Cambió una constante. Domina otra: el poder combate a la información. Todas las democracias declaran: igual acceso. No es cierto. No es Lacan mi conocimiento o mi costumbre, pero se sabe que la disyunción entre saber y poder es una de sus cuestiones. El sabe la razón.
 
Volvamos al sitio donde mejor caminamos, la política local, regional, nacional, que también traen lo suyo sobre saber y poder. Qué sabemos, qué podemos hacer.
 
En el momento culminante, cuando lo van a buscar al director del Washington Post a su casa y lo despiertan, los actores de Watergate (Hofmann y Redford) escuchan a Jason Robard en pijama que les dice: "Según un sondeo menos de la mitad de los americanos sabe de qué trata este caso". (Watergate, espionaje, estaban tumbando un Presidente). Debería divulgarse esta imagen del filme cuando el periodismo se vuelve fatuo. En su fatuidad asume que dirige la estrategia de la hipnosis colectiva para ordenar al votante. El sujeto por 30 segundos, una vez cada dos años, accede al dominio de las cosas comunes, sobre las que, por un instante, tiene poder, sepa mucho, poquito o nada. El periodismo divaga, cree que es suya la orden: "votá a pirulo". En rigor el periodismo pocas veces sabe y mucho menos puede. Tan sólo la paranoia, que acompaña a la ignorancia de algún gobernante, puede sostener que el periodismo decide. Una mayoría de periodistas locos por Central (que los hay) hubiese impedido el descenso, del mismo modo que una masa crítica importante (de críticos) impondría al rock como la música única, del único pensamiento musical, pero el reguetón y la cumbia villera pasan riéndose. Hay que asumirse; ni Argentina ganó un campeonato, ni Central conservó la categoría, la beatlemanía es una antigualla y resiste don Juan Sebastián. Pluralicemos. No sabemos tanto ni podemos mucho.
 
Estos distintos aprontes, son acercamientos a una cuestión de múltiple abordaje. De qué modo entender las elecciones que centralizan el batifondo, pero no lo solucionan. Elegimos, optamos y se sostiene desde el posmo: nada tiene importancia. Pero es simulación. Son cuestiones importantes.
 
En Ciudad Autónoma se simplificó. Sucedió. Eligieron. Los que "sabían" no pudieron poder y aún están haciendo autocríticas. De un modo abrumador, sin discurso, sin oferta plana sobre la filosofía y el ser y la nada, Mauricio Macri ha sido electo. El foquismo electoral se viene a Santa Fe (10 por ciento del país) con su fenómeno. En una semana repite Buenos Aires (12 por ciento del país), en dos Córdoba (otro 10 por ciento) y en tres semanas, ensayo general para el concierto de octubre. Allí están, en Baires, los libracos despanzurrados; se votó de un modo diferente al que suponían los teóricos. Pocos numerólogos acertaron. Después del huracán las lágrimas. Alguien pretendió hacer el amor después del amor. Imposible. Para hablar de los sueños vayan a cantarle a Calderón de la Barca dijeron en quince barrios porteños. Es visible que los Don Nadie sabían demasiado. Sabían de la rigurosidad de su miseria. Los esclarecidos se esforzaron, pero de poder poder: nada, no pudieron.
 
"I Got Plenty O Nuttin" cantaría Funes, el memorioso (una conjura literaria antiposmo). Hiroshima cerró un ciclo dice Resnais. La cultura tiene mandatos, recuerda Cortázar. El politólogo esloveno aclara: saber no es poder.
 
El tío Zygmunt Bauman es un gurú polaco, letrista de los oráculos, dice: somos una agüita que se acomoda en cualquier recipiente. No hay foto fija o expediente que nos deje clavados y plantados. El poder es maleable. Nos deslizamos acuosamente.
 
"La disolución de los sólidos, es el rasgo permanente de la modernidad, que adquirió, por lo tanto un nuevo significado y, sobre todo, ha sido redirigida hacia un nuevo blanco: uno de los efectos más importantes de ese cambio de dirección es la disolución de las fuerzas que podrían mantener el tema del orden y del sistema dentro de la agenda política. Los sólidos han sido sometidos a la disolución. Se están derritiendo en este momento, el momento de la modernidad fluida. Ellos son/eran los vínculos entre las elecciones individuales y los proyectos y las acciones colectivos. Se abrieron las estructuras de comunicación y coordinación entre las políticas de vida individuales y las acciones políticas colectivas"" ("La modernidad líquida", del tío Bauman: ¿si no vamos a poder, para qué el saber…eh?)
 
No es traducción, es derivación. No hay partidos, no le tenemos miedo al ejército ni la cana, renegamos de los claustros, las multas y el orden consagrado. Minga de sacrificios. Hoy comamos y bebamos. Viven Uturunco y el comandante Segundo. Viven Santucho, Videla, Osinde. Los Monto. El piquete. Las cacerolas. Nada se ha perdido, todo se ha transformado. Aguante Lavoissier. Tiro desodorante en mis axilas, chau agujero de ozono.
 
Ni memorias, ni gratos recuerdos ni compromisos sociales. Las lealtades se refuerzan diariamente y semanalmente se remplazan. Todo triunfo es pasajero, toda muerte es ocasional y reversible. Eso pasa. Por eso votamos.
 
Se cruza rápido de una formulación a otra. Convendría una guía de tráfico, una carta de porte. Una contraseña. La sugiero. Las elecciones no son posmodernas.

Dejá tu comentario