Orden público y salarios: Los límites de la imagen positiva de Kirchner

Entre el 30 de mayo y el 3 de junio, la consultora Telesurvey preguntó a 300 personas: ¿Duhalde llegará a un acuerdo con Kirchner? y 31% dijo que sí pero 61% opinó que Duhalde apoyará la candidatura de su esposa; y 8% No sabe. Luego se le preguntó a los entrevistas si estaban de acuerdo con Kirchner cuando pide que voten a sus candidatos para poder gobernar: 29% De acuerdo; 67% En desacuerdo; 4% No sabe; y se les preguntó si estaban de acuerdo con los paros gremiales relacionados con demandas de mayores salarios: 65% se dijo De acuerdo; 34% En desacuerdo; 1% No sabe. Justo la revista EDICIÓN i había entrevistado para su Nº58 a Heriberto Muraro, fundador y presidente de la consultora Telesurvey, por un trabajo presentado en el 1er. Congreso Argentino de Investigadores de Marketing y Opinión (‘Después de la luna de miel: la imagen del presidente Kirchner durante los años 2004 y 2005’). La entrevista de EDICIÓN i fue la siguiente:

-Heriberto Muraro, Ud. afirma en su estudio / ensayo: "(...) De hecho, la decisión de que la ‘luna de miel’ de Kirchner se había acabado, que se difundiera en los medios hacia mediados del año pasado (N. de la R.: por 2004), fue adoptada por algunos periodistas y no por los investigadores de opinión pública. (...)" A mayo de 2005: ¿qué puede suponerse que ocurrió durante ese período? ¿No puede inferirse que la opinión pública demoró en tomar conocimiento de situaciones y acontecimientos previsibles desde antes?

-Mi interpretación –por supuesto controvertible como toda interpretación- es que la terminación de la prolongada luna de miel se produjo inmediatamente después de enero del 2004. El fin de una luna de miel no está determinado por el momento en el cual la tasa de "bueno más muy bueno" se ubica por debajo de un determinado valor (digamos el 50%) sino por el instante en el cual la popularidad de un Presidente empieza a caer monótonamente.

El problema no es el stock sino el flujo, como suelen decir los economistas.

Esa caída, tal como se ilustra en la serie incluía en el trabajo de referencia, se prolongó hasta agosto del 2004.

Agosto del 2004 fue el momento más crítico de la gestión K que él supo remontar en los meses posteriores manteniendo su índice de popularidad en torno a los 55 puntos porcentuales. La caída registrada entre enero 2004 y agosto 2004 fue provocada por el progresivo ‘vencimiento’ de las expectativas generadas en meses anteriores, el paulatino rechazo a los cortes de los piqueteros y el shock generado por la oleada de secuestros y protesta Blumberg.

Quiero ser muy claro: el determinante del término de una ‘luna de miel’ no es, a mi juicio, un fenómeno de toma de conocimiento rezagado sino un proceso de índole motivacional, de desinfle de las expectativas positivas generado por una realidad obstinada.

-El interrogante lleva a otro: cuando los funcionarios ejecutan sus decisiones en función de los resultados de las mediciones de opinión pública, ¿es posible que, si bien pueden prolongar ‘la luna de miel’, tengan alguna dificultad en anticipar los cambios en la percepción de la opinión pública? Es decir, los cambios se producirán, más tarde los investigadores los relevarán, y recién luego los funcionarios tomarán conocimiento de lo que ocurre. ¿Qué hacen en esas circunstancias?

-La opinión pública suele presentar frecuentemente dos tipos de cambios:

a) procesos graduales de deterioro de políticas determinadas (por ejemplo, de creciente intolerancia hacia los cortes de ruta de los piqueteros) y,

b) ‘shocks’ generados por hechos normalmente imprevisibles (como la aparente mini crisis inflacionaria de abril).

En el primer caso –el de los procesos graduales- los funcionarios pueden disponer de la información necesaria con la antelación necesaria para adoptar medias correctivas a tiempo. Todo depende de la flexibilidad del equipo gobernante. La capacidad para adoptar medidas correctivas frente a los cambios de humor de la ciudadanía varía notablemente de gobierno en gobierno. Hemos conocido ‘gobiernos autistas’, muy rígidos como el de De la Rúa y otros sumamente flexibles, como el gobierno provisional de Duhalde. El de K, a mi juicio pertenece claramente al género de los flexibles o ‘pragmáticos’.

-Muraro, Ud. afirmó: "Si bien el nivel de popularidad del Presidente se mantuvo por encima del 60% hasta julio del año pasado, y por encima del 70% hasta marzo de ese año ello no se puede atribuir exclusivamente a un factor subjetivo independiente de los resultados de su gestión. Se debió a que ese gobierno supo adoptar medidas políticas que el grueso de los ciudadanos evaluó positivamente y que, por lo menos, contribuyeron a evitar el ‘desinfle’ de las expectativas." ¿Qué ha ocurrido hoy que parece fallar esta metodología de administración de gestión pública que realizaba exitosamente el Presidente?

-Los recursos de un gobierno para lograr la adhesión de la opinión pública suelen desgastarse porque fracasan sus políticas a la vez que, paradójicamente, ellas triunfan.

Al primer tipo de procesos corresponden los sucesivos y periódicos planes de reforma legal y reorganización de las fuerza de las policías anunciados por el gobierno. Salvo en el caso de los secuestro, nadie cree que hayan servido para erradicar la delincuencia.

Al segundo tipo, fracaso por triunfo, corresponden las políticas de encuadramiento de la corporación militar y la revisión de las violaciones de los derechos humanos ocurridos durante la dictadura. Los beneficios en materia de popularidad de aquellas ya se han agotando en la medida que sus buenos resultados se dan por sentados de una vez para siempre. Por ejemplo: nadie espera hoy un planteo militar.

La frontera de las demandas de la ciudadanía es móvil: apenas una de ellas es satisfecha, el electorado pasará a otra cosa.

-Ud. también explicó: "Cabe señalar que esa estrategia de alta popularidad y bajo riesgo correspondió a aquello que la oposición llamara en ese momento ‘ausencia de gestión de Kirchner’ pero que, a mi parecer, constituyó una maniobra por demás inteligente para un Primer Magistrado dotado de partida con un nivel de legitimidad sumamente precario". ¿Podría desarrollar más este concepto?

-El breve período de la Presidencia de Duhalde es rico en casos ejemplares de postergación tanto como de decisiones trascendentes tomadas de la noche a la mañana. En gran medida, en los pocos meses que él ocupara la Primera Magistratura, fue el paso del tiempo lo que desactivó a las protestas de los ahorristas y quebró al movimiento ‘piquetero’ en un ala dura y otra blanda. He abordado con mayor detalle este tema en ‘Comunicación y acción en el escenario político / La opinión pública metropolitana ante la gestión del Presidente Kirchner (junio 2003 a mayo 2004)’.

(Al respecto leer el recuadro ‘Ganar tiempo’ que acompaña esta entrevista en EDICIÓN i).

-Ud. también sostuvo: "Las mediciones de ‘TeleNews’ realizadas durante el período comprendido entre fines del año 2003 y comienzos del 2005 incluyeron dos preguntas diferentes sobre la actitud que debía adoptar el gobierno hacia los piqueteros. Durante los tres primeros meses se preguntó a los encuestados si el gobierno debía o no ‘endurecer su trato hacia ellos’. La tasa de quienes contestaron afirmativamente a dicho interrogante pasó del 61% a cerca del 70% en esos tres meses. Luego se preguntó –dada la creciente impopularidad de ese movimiento- si el gobierno debía o no ‘reprimir a los piqueteros que cortaban rutas o calles’. Entre diciembre del 2003 y marzo del 2004 los que contestaron afirmativamente pasó del 45% al 63% y entre junio y julio de ese año del 68% al 69%. Es decir, el precario equilibrio entre halcones y palomas fue deteriorándose progresivamente durante fines del 2003 y mediados del 2004 en beneficio de quienes demandaban la imposición del orden público" (...) "el cambio de estrategia del gobierno hacia las manifestaciones piqueteras que se produjera después de la crisis de los meses de julio y agosto del 2004 –consistente en saturar las calles de agentes policiales armados con gases y balas de goma- así como la paulatina asimilación de la porción más numerosa de ese movimiento al oficialismo, rindió sus frutos en materia de reconocimiento de parte de los entrevistados. (...)" ¿Existe hoy día un problema similar que ha provocado el cambio de discurso del Presidente? ¿Por qué el Presidente no pudo anticipar que se repitiera una situación que ya había vivido, o hay otros componentes en la coyuntura?

-Existen diversos ‘componentes de la coyuntura’ –como dice usted- que podrían estar impulsando no sólo cambios del discurso de K sino también la adopción de medidas de fondo.

El más destacado de estos corresponde al tema salarial. En estos momentos, el gobierno enfrenta con una política deliberadamente ambigua –que fluctúa entre la contención de las demandas y la satisfacción parcial de aquellas- a las crecientes presiones de la gente por la recomposición de sus ingresos reales.

Si usted consulta nuestra última medición de TeleNews –la número 104- podrá verificar que el 63% apoya los paros gremiales que se realizan en demanda de aumentos salariales.

-Ud. afirmó: "El ‘desencanto’ que genera el agotamiento de la ‘luna de miel’ es reversible si se adoptan medidas que resulten acertadas para el público pero difícilmente esa reversión pueda empujar los índices de popularidad a los niveles registrados hacia comienzos de la administración". Sin embargo, el Presidente se plantea para los comicios de octubre, una suerte de ‘plebiscito’ acerca de su gestión, o sea que sus expectativas son de recuperación de los índices de popularidad precedentes. ¿Ud. ratifica su afirmación?

-El ‘plebiscito’ es una estrategia destinada a ganar votos y popularidad. Busca reubicar subjetivamente a la ciudadanía en la situación de emergencia del año 2003 y, por esa vía, lograr la legitimación que K no lograra debido a la deserción electoral de Menem.

Con más del 50% de los votos quedaría en claro que estamos viviendo en la ‘era K’ y el Presidente tendría a mano los recursos políticos necesarios para afrontar momentos difíciles que suponen el retomar el pago de la deuda, aumentar tarifas y arreglar con el FMI.

Creo que logrará holgadamente ese objetivo aunque también estimo que es improbable que llegue a tener un índice de popularidad tan alto como el registrado antes de la terminación de la luna de miel.

-Un interrogante es la imagen del ministro Roberto Lavagna. Los indicadores de TeleNews demuestran la preocupación de la opinión pública por temas como variaciones de precios, deterioro del poder adquisitivo y desempleo. Sin embargo, hasta ahora esto no parece afectar proporcionalmente ni al ministro Lavagna ni al Presidente ni al Gobierno, ¿cómo puede entenderse? Ud. afirmó: "La gestión económica fue más frecuentemente evaluada como ‘buena’ durante dicho período en 7 mediciones mensuales y como ‘mala’ durante los 6 meses restantes". Sin embargo, ¿esto impacta en la percepción que la opinión pública tiene del Ejecutivo Nacional y sus integrantes? Ud. mismo lo explica: "Luego, nos enfrentamos aquí a una administración que desde el momento mismo de su inicio hasta el presente es globalmente considerada positivamente a despecho de los resultados de su gestión económica que son generalmente calificados de mediocres y, en materia de ingresos reales, de malos". ¿Cuál es la situación presente?

-Un comentario: hemos recibido cerca de un decena de consultas acerca de este mismo asunto, varios de ellos realizados por conocidos economistas, entre ellos un ex ministro de Economía de la Nación.

Mi única respuesta a esa paradoja es que dichos "mediocres resultados" siguen siendo por ahora muy buenos para quienes aún recuerdan el "infierno" (como suele decir K) de la crisis del 2001 y 2002.

De allí la insistencia del Presidente en retrotraer al electorado a ese momento de súbito empobrecimiento de la mayoría de los argentinos y disolución institucional.

No obstante, nuestros datos indican que el gobierno camina aquí sobre hielo muy delgado. La popularidad de Lavagna ha venido cayendo cerca de 10 puntos entre enero del 2004 y el momento presente y la mini crisis inflacionaria del mes pasado (luego superada según la opinión pública) lo afectó durante dos semanas.

-Acerca de Kirchner, Ud. dice, acerca del relacionamiento del Presidente con la opinión pública: "El hecho indudable de que éste ha llenado un vacío de poder y que su gestión es incomparablemente mejor que el caos de los años 2001 y 2002". ¿Esto se mantiene y qué condiciones?

-Sí, se mantendrá en tanto y en cuanto no aumente notablemente la tasa de desempleo y el índice de precios, el Presidente logre encuadrar al peronismo y de pruebas, por lo menos verbales, de que está dispuesto a mantener el orden público y a aumentar los salarios.

Final: Se entiende porqué el Presidente adopta el discurso del ‘Caos o Yo’. Pero ¿cuánto más le servirá?

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