Feos, sucios y malos: Susana Viau, la aliada de Aníbal Gordon

POR EDGAR MAINHARD Susana Viau, periodista del diario Página/12, reemplazó su antigua obsesión por León Trotsky, en los '70, y sus vinculaciones con el Partido Revolucionario de los Trabajadores (que habrían de llevar al secuestro y desaparición a Rafael Perrota, quien era su jefe en el diario El Cronista Comercial), por una preocupación enfermiza, brutal y, a veces, ridícula, por la revista EDICIÓN i, y su director periodístico.

Casi ingresada a la senectud, Susana Viau es rencorosa. Ella, que logró un conchabo periodístico en los '90, odia los '90. Pero su malestar más importante tiene otro móvil: todavía no comprende por qué varios colegas suyos de la militancia armada, en los '70, llegaron más lejos que ella. ¿En qué falló? ¿En que era trotskysta en vez de montonera? ¿En su autoritarismo natural que le impide 'la rosca'? Refunfuña. La frustración la agita en algunas noches de insomnio, y luego regresa, con ahinco, a sus obsesiones cotidianas. Hay que hacer mierda a alguien para olvidar y seguir adelante. Hace años que vive así. Y ya no puede cambiar porque el tren pasó un día, y ella no logró subirse.

Soy consciente que en los '70, ella hubiese ordenado mi secuestro, creo, o probablemente mi muerte a manos de algunos de los pistoleros del ERP, no porque yo fuese importante, sino para calmar su malestar. O por aplacar el ocio. En cualquier caso, ahora solo me difama. Sonrío y agradezco a Dios vivir en el siglo 21.

Con cierta paciencia asumo, y con tolerancia por conocer de su gran frustración personal, que periódicamente escriba acerca de mi persona. Hoy día es casi sobre lo único que escribe. Y creo que los muchachos de 'Página/12' se alegran en esos días por todas las veces que yo escribo acerca de su genuflexión 'kirchnerista'.

Una y otra vez me digo, para creérmela, que al fin de cuentas, si he soportado piedrazos desde Seprin.com, ¿por qué no soportaré las agresiones de Viau, si al fin de cuentas logran ubicarme en el centro del arco ideológico?

Además, hace mucho que aprendí que es mejor que hablen de uno a que no hablen. Eso sí: nunca dejaré de responderle, procurando alguna racionalidad en su odio demente, alguna iluminación entre esa nada intensa.

Además... uno debe ser comprensivo con la gente que llega mal a la vejez, porque hay un evidente deterioro de ciertas capacidades, ¿quién me libra de que yo mismo no quede afectado en mi discernimiento el día de mañana, tal como le ocurre hoy a la pobre Viau, que debe ganarse el pan de cada día intentando hacer mierda, periódicamente, a Mainhard?

La cuestión es que un día escribí (no fue el único que lo descubrió, fui el único que lo escribió) que un subgerente del Banco Central (del que todo el directorio opina mal, con excepción de un joven UCR que, a la vez, me envía mensajes para tomar un café) era corrupto, y desde entonces Viau, quien evidentemente tiene un problema con Raúl Moneta, me inició como agente publicitario del empresario.

Viau, quien trabajó en el diario 'El Cronista Comercial' cuando con dinero de ese diario se aportaba a las arcas del Ejército Revolucionario del Pueblo; Viau, quien hoy trabaja en un diario cuyo dueño actual se desconoce (aunque hay una hipótesis firme) y cuyo origen fue dinero de Enrique Haroldo Gorriarán Merlo y el Movimiento Todos por la Patria, cree tener alguna capacidad ética para sostener A o Z.

No importa si luego de aquella vez, escribí otras veces acerca de los problemas que Luis Oddone tuvo con ese gerente en cuestión, y otros del Banco Central (aunque no hay que confundirse, no todo el mundo es corrupto en el BCRA, hay mucha gente honesta y profesional), a Viau no le importó porque tiene alguna dificultad para interpretar lo que ella cree que debe ser diferente.

Jamás Viau se refirió a las acusaciones de Oddone, solamente quedó en el caso de Moneta. Al diablo con Moneta, discutamos los otros casos Viau, a ver si su subgerente amigo es tan justo y pío como Ud. sostiene con devoción.

Hace unos días me visitó otro señor, casi no puede caminar el pobre porque está prácticamente ciego (cataratas que no puede operar porque no tiene dinero), amigo de Carlos Juvenal, aquel periodista de bella pluma que comenzó con el deporte y luego profundizó hacia otras cuestiones, un tal Enrique Carranza, que supo tener la agencia de viajes y cambios Viacor, y quien me contó la angustia que pasó secuestrado por la banda de Aníbal Gordon, y los problemas con Raúl Guglielminetti, para terminar en sus actuales padecimientos con ese mismo gerente que Viau defiende a capa y espada.

Carranza ha presentado denuncias, me dejó documentación abundante, números de expediente, su historia 'on the record'. Todo. Un documento periodísticamente atractivo aunque es el relato de una tragedia.

De pronto me encontré escuchando a un señor que la pasó mucho peor que la Viau en los '70, perseguido por señores que la Viau dice detestar, y a su vez con graves denuncias judiciales contra señores funcionarios que Viau defiende. ¿Cómo es esta historia? Es cierto que en la Argentina ocurren situaciones delirantes pero, ¿alguien podría explicar ésta?

Ignorante, o probablemente porque es tan mala periodista que solamente escribe los apuntes que le entrega Gustavo Gutiérrez (a propósito, ¿le contará Gutiérrez a Viau sus negociaciones con la industria del juego de azar en la Ciudad de Buenos Aires, otro resabio de los '90?), Viau nunca tuvo en cuenta las denuncias de Carranza, que son muy anteriores a las de Moneta.

Es decir: el subgerente del caso ya era una persona corrupta antes de todo el caso de Moneta que tanto la desvela a Viau, pero a ella no le interesó. Vaya si esto no habla mal de la señora Viau.

Y la verdad es que hasta el día de hoy no logro escribir sobre Carranza porque cada vez que me sumerjo en esta historia tétrica de secuestros y extorsiones de los '70, y termino en los funcionarios corruptos que le hacen mal a una gran institución como es el BCRA, termino diciéndome: "Mejor no me meto con esto porque alguien va a decir que Moneta está detrás", y así le he fallado al amigo Carranza.

Alguien diría: "Bueno, ¿qué te importa lo que digan? El deber de informar ante todo", y seguramente uno de estos días me voy a atrever a poner en negro sobre blanco todos los datos, pero no deja de resultar ridículo terminar en semejante razonamiento.

Pero así es la Argentina que de-construye la gente de los '70. Y ellos están muy orgullosos de todo esto. Resultan tan contradictorios como el ridículo funcionario vestido de Giorgio Armani que lanza su candidatura a diputado nacional blasfemando contra los '90, ¿hay un ícono menos 'noventista' que Armani?

A esto yo llamo 'modelo Viau', y solamente me tranquiliza encontrar que no es un modelo admirado por los jóvenes periodistas. Nadie quiere ser 'como la Viau'. Más bien prefieren que ella siga refunfuñando sus penas de perdedora entre pensamientos ininteligibles, aunque, de tanto en tanto, balbucea algo así como 'Mainhard' y EDICIÓN i. Bueno... al menos he logrado cierto efecto terapéutico...

------------------

U24, Ciudad de Buenos Aires, Argentina, 2005.

Dejá tu comentario