El des-endeudamiento de Kirchner no provoca fervor

Eduardo van der Kooy, Mariano Grondona y Eugenio Paillet son importantes analistas políticos de los diarios 'Clarín', 'La Nación' y 'La Nueva Provincia', a menudo consultados por corporaciones diversas. La lectura de sus editoriales dominicales permite concluir que hay mucho escepticismo por lo anunciado horas atrás en la Casa Rosada por Néstor Kirchner.

Eduardo van der Kooy logró entrevistar al presidente Néstor Kirchner antes de escribir su columna dominical en Clarín. Aqui algunos conceptos:

"(...) ¿Un capricho caro? "Tocamos las reservas disponibles, es cierto. Pero desde ahora hasta el primer semestre del año próximo tendremos ingresos: 2 mil millones de dólares del Presupuesto 2005, otros 2 mil del superávit fiscal y 2.400 por la compra de bonos públicos de la deuda que hará Venezuela", expone.

El problema ya no era a esta altura ni la política monetaria ni el superávit fiscal. El FMI tenía conciencia de que esas metas resultarían inmutables. Pero era tenaz la presión para un reajuste de tarifas de las empresas privatizadas.

"Los balances de esas empresas cerrarán este año con grandes márgenes de ganancia. El crecimiento económico lo permitió", apunta el Presidente. "Pero quieren más rentabilidad para liquidar los créditos tomados antes de la crisis. Los bancos actúan sobre el FMI. Y el FMI enseguida sobre nosotros", completa.

"Ese ajedrez se terminó con la cancelación de la deuda. Las tarifas deben tener relación con el desarrollo de la economía. Y los ajustes que haya que hacer, se harán", sentencia. También han perdido sustento los acreedores que se resistieron a entrar en el canje. El FMI dejará de ser un amplificador de sus quejas.

(...)

Resalta el papel de Miceli en el contacto asiduo con empresarios. Y se anima a decir que, en ese plano, le saca ventaja a Roberto Lavagna. El ex ministro es un fantasma involuntario contra el cual la mujer debe luchar. No parece una cuestión de bagaje ni de capacidad: sí de personalidad. Miceli va haciendo lo suyo con estilo oriental y también con cierto toque de fortuna. No deberá lidiar con el FMI, capaz de consumirla en una hoguera.

Su primer examen en el exterior no fue malo, aunque debió afrontar varios contratiempos. Al gobierno español le agradó su modo sencillo y, sobre todo, la convicción con que ratificó las líneas de la economía que imperaron hasta ahora. Pero quedó expuesta también a una serie de intrigas que se tejieron entre empresas españolas y que embretaron a Julio De Vido.

Se habló de un acuerdo con Telefónica que, con el paso de los días, fue quedando en la nada. Se aplazó una cena de presentación de Miceli con una poderosa entidad empresaria española que había quedado envuelta en aquel ambiente enrarecido. Apareció aquí mismo el titular de Repsol-YPF, Antonio Brufau, anunciando inversiones junto a Kirchner y a De Vido. Creció la tensión entre el jefe de Gabinete y el ministro de Planificación, pero la sangre no llegó al río: saldaron cuentas el viernes en una reunión a solas.

Kirchner supone que aquellos son sólo desencuentros pasajeros propios de cualquier gestión. Y que no harán mella a Miceli. (...).

Ese paisaje fértil no se condice con las sensaciones y los malos humores que atraviesan el teatro nacional. La Iglesia demandó, esta vez con justeza, "un clima de real libertad y diálogo sincero". La relación con la Iglesia es una asignatura pendiente del Gobierno: "Cuando quieran me reúno con los obispos. Es cuestión que me pidan una audiencia. Nunca fui invitado por el Episcopado", aclara el Presidente. Se olfatea tirantez.

Otro tema de irritación es la propuesta de reforma del Consejo de la Magistratura que impulsa Cristina Fernández. Son pocos los que cuestionan la necesidad de un cambio en esa institución; muchos objetan, en cambio, la fórmula elegida por la senadora. Kirchner la defiende sin concesiones. Pero deberá ahuyentar la sospecha de que el poder político, como en la era menemista, pretendería digitar la designación de los jueces.

Vuelve siempre la misma impresión. El clima político reinante es peor que la realidad que discurre".

-----------------
-----------------

Mariano Grondona, en el diario La Nación, con reflexiones que, sin duda, ya habrán provocado enojo en la Casa Rosada apenas leidas las sintesis de prensa:

"(...) Antes del 23 de octubre, algunos observadores conjeturaron que, una vez que el Presidente fuera legitimado por los comicios, giraría en dirección del diálogo y la moderación, saltando así de la primera fase de iniciación a la tercera fase del Termidor. La conjetura resultó fallida. Lejos de moderarse después de los comicios, el Presidente ha acentuado su búsqueda del poder absoluto. Como lo demostró frente a los precios y al Fondo Monetario, él, y sólo él, definirá, de ahora en adelante, la agenda de los argentinos.

(...) La segunda fase de su presidencia comenzó con la exclusión de Luis Patti, quien, pese a ser votado por 375.000 argentinos después de cumplir todos los trámites de ley, fue proscripto lisa y llanamente por una amplia mayoría en la Cámara de Diputados. El promotor de esta maniobra antidemocrática, nuestro pequeño Robespierre, fue el diputado kirchnerista Miguel Bonasso. Las características autoritarias de Bonasso se vieron confirmadas cuando, hace diez días, sus guardaespaldas golpearon con saña al ciudadano Sergio Bolotnikoff, según este mismo lo denunció en los medios.

Desgraciadamente, el ejemplo de Bonasso no es el único. En una decisión insólita, el consejo directivo de la Facultad de Derecho de la UBA excluyó al profesor José María Dagnino Pastore, un economista respetado y renombrado, por el pecado aparentemente imperdonable de haber ocupado el Ministerio de Economía en tiempos militares.

La flamante ministra de Defensa, Nélida Garré, por su parte, también cedió a su fervor ideológico cuando impidió el ascenso del general Gonzalo Palacios, forzándolo al retiro pese a sus antecedentes impecables, después de descubrir que hace dieciséis años, en tiempos de Alfonsín, Palacios había asistido a un curso militar en los Estados Unidos. Con esta decisión no fundada, Garré volvió menos inverosímil la hipótesis de aquellos que le atribuyen la intención de convertir gradualmente a las Fuerzas Armadas en una estructura de inclinación "chavista".

No puede dejar de incluirse en la nueva fase jacobina del Gobierno el proyecto de la senadora Cristina Kirchner de alterar la composición del Consejo de la Magistratura, acentuando el peso de sus miembros políticos y reduciendo el de sus miembros jurídicos, jueces y abogados. De concretarse, el proyecto de la senadora Kirchner dejaría el nombramiento de los futuros jueces en manos del kirchnerismo.

El hecho de que se haya iniciado la fase jacobina del gobierno de Kirchner no es necesariamente irreparable. Podría ocurrir que el propio Presidente, después de demostrarse a sí mismo que de veras manda, iniciara el viaje hacia el Termidor.

Pero este giro saludable dependerá no sólo del Presidente, sino también de la contención que sean capaces de ofrecerle los dirigentes de la política y de la sociedad. La ofensiva de Kirchner ¿es acaso inexorable?

Ello dependerá de la firmeza que advierta en aquellos sectores llamados a moderarlo (...)".

---------------
---------------

Eugenio Paillet, en el diario La Nueva Provincia:

"(...) Veamos un repaso de algunos tropiezos que fueron moldeando la idea de generar un golpe de efecto del tipo del lanzado desde la Casa Rosada.

> Una encuesta encargada por los equipos de comunicación del gobierno, destinada a mensurar el impacto que tuvo en la sociedad el despido de Roberto Lavagna, descubrió que la imagen de Kirchner había descendido unos 15 puntos desde la última vez --antes de los comicios de octubre--, mientras que la del ex ministro se mantenía en los mismos niveles de aceptación. Hay que recordarlo: la figura de Lavagna reconoce adhesiones ciudadanas apenas por debajo de las de Kirchner y Cristina Fernández.

> El Presidente juzgó equivocada, y en ocasiones bramó por ello, la estrategia comunicacional del gobierno --quizás alguien hubiese pagado con su cabeza, de no haber mediado el salvador anuncio de la cancelación de la deuda-- para contrarrestar a los diarios y los dirigentes de la oposición que machacaron sobre el drama de la inflación y los precios. La sociedad ha percibido en las últimas semanas que el gobierno, por ahora, va perdiendo esa vital batalla para hacerle menos penoso el tránsito al bolsillo de los argentinos.

> El escándalo por el paso de Borocotó al Frente para la Victoria y las idas y vueltas de Rafael Bielsa mientras se oprimía hasta el escarnio para decidir si ser diputado, embajador o diputado otra vez, golpearon la credibilidad institucional del presidente y su gobierno. "Fueron dos macanazos de esos que a veces es imposible levantar", reconoció un funcionario de la segunda línea.

> El paro salvaje de los técnicos y pilotos de Aerolíneas dejó una realidad y una sensación que, en ambos casos, perjudicaron al gobierno: pérdidas multimillonarias y la promesa de cientos de turistas extranjeros de nunca más volver a pisar estas tierras y la imagen de una administración indolente y tardía, que sólo se subió al carro de la búsqueda de soluciones cuando el descrédito y la bronca eran monumentales aquí y en el exterior.

> La decisión de echar a Lavagna cuando la realidad aconsejaba aguardar tiempos menos tormentosos en la lucha contra la inflación, la renovada pelea con la Iglesia y sus obispos y los tropiezos con los Estados Unidos tras la Cumbre de Mar del Plata, sin olvidar las desventuras de un aliado como Aníbal Ibarra, fueron también moldeando ese "mal clima" y, al mismo tiempo, la necesidad de producir un golpe de efecto que repusiera las cosas a un estado de normalidad preelectoral.

(...)

Es cierto que no hubo improvisación en la medida: no es posible creer que Kirchner leyó en los diarios la noticia de la cancelación de su deuda con el Fondo por parte de Lula y resolvió imitarlo para no quedarse atrás. No obstante, se sabe ahora que el anuncio del Salón Blanco, que venía madurando en los despachos oficiales desde enero, pero tenía fecha de estreno para dentro de dos o tres meses, se apuró ante la necesidad de salir de aquella serie de sinsabores que estaban amargando al santacruceño y de aprovechar el paraguas que le ofrecía el paso del vecino.

(...) Analistas afines al gobierno y aquellos que no comulgan con el kirchnerismo coinciden en que lo ocurrido no agrega más independencia política de las decisiones del Fondo que las que la Argentina venía ejerciendo de hecho desde 2003, cuando dejó de firmar acuerdos de entendimiento con el organismo.

(...) Es un dato de la realidad que el gobierno pudo manejarse todo este tiempo sin acuerdos con el FMI mediante políticas que le permitieron mantener el dólar alto, fijar a voluntad las tasas de interés y cerrar el camino a dos opciones duras que insistían en plantear el organismo y el Departamento del Tesoro, como un aumento de las tarifas de las empresas privatizadas y un arreglo con los bonistas que se quedaron afuera del canje de la deuda.

Algunos legisladores del kirchnerismo que comentaron los detalles políticos de la jugada presidencial no evitaron pronunciarse con alguna preocupación sobre la lectura de la sociedad. "Kirchner ha decidido pagarle al Fondo, cuando las encuestas nos daban una aceptación del 80% de la gente al no pago de la deuda", dicen.

La impresión de que el presidente terminó por caminar al revés de esa impronta ciudadana --"le pega al Fondo, pero le paga hasta el último centavo", sería la definición más exacta que encuentran esos legisladores-- puede convertirse en un pelotazo en contra si, a la vez, se mantiene irresuelto el drama de la pobreza, la miseria, el desempleo y los bajos salarios en el corto plazo. (...)".

Dejá tu comentario