Bush de mal en peor: Lo denuncian por investigar sin permiso a los islámicos de USA

Nuevo escándalo sobre políticas antiterroristas en USA: George Walker Bush le ordenó al FBI un plan sin órdenes judiciales para investigar a islámicos en USA buscando explosivos. El vicepresidente Dick Cheney se encuentra implicado en forma directa. Este programa se ha conocido sólo unos días después de que The New York Times revelara un programa de espionaje y escuchas telefónicas a sospechosos estadounidenses, y que ha sido refrendado por el presidente George W. Bush.

La Oficina Federal de Investigaciones de USA (FBI) realizó desde el 11-S, en secreto y sin el permiso preceptivo, mediciones de niveles radiactivos en lugares de reunión y residencia musulmanes como parte de un programa "altamente secreto" de detección de bombas, según publica la revista US News and World Report.

En su edición 'online', la publicación asegura que la iniciativa arrancó a principios de 2002 e incluía mezquitas y viviendas particulares en el área de Washington D.C., donde hasta 3 vehículos llegaron a controlar 120 lugares al día.

El plan se extendía también al menos a otras 5 ciudades: Chicago, Detroit, Las Vegas, Nueva York y Seattle.

"En numerosos casos, los investigadores llegaron hasta las propiedades bajo vigilancia, pese a que no contaban con permisos de registro u órdenes judiciales, según quienes conocen el programa", añade.

La revelación de esta nueva investigación llega una semana después de que el presidente de USA, George W. Bush, confirmara que autorizó espiar las comunicaciones de ciudadanos sospechosos de estar vinculados con el terrorismo.

Fuentes del FBI declinaron confirmar las noticias, al no poder "hablar de programas secretos". La "prioridad absoluta" de la Oficina consiste, según añadieron, en "prevenir, abortar y combatir operaciones terroristas en USA".

La información de 'US News and World Report' señala que el programa de investigación fue ordenado después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 y ha sido llevado a cabo por el FBI y el Departamento de Emergencias de Energía Nuclear.

El vicepresidente Richard Cheney era uno de los altos funcionarios informados sobre el programa, según el semanario.

También el entonces director de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias, Michael Brown, un ineficiente relevado por la crisis del 'Katrina', y el ex alto cargo del Consejo de Seguridad Nacional Richard Clarke.

Algunas fuentes citadas por la revista aseguraron que el programa era legal y que no se necesitaban órdenes judiciales para tomar muestras de radiación, mientras que otras rechazaron que la iniciativa estuviera específicamente dirigida hacia los musulmanes.

En un comunicado, el Consejo de Relaciones Americanas-Islámicas (CAIR, en sus siglas en inglés) señaló que esta noticia, unida a la información sobre las escuchas sin autorización, "podría llevar a la percepción" de que USA "ya no es una nación gobernada por la ley", sino una en la que el "miedo" representa una amenaza para "los derechos constitucionales".

"Todos los estadounidenses deberían estar preocupados por la aparente tendencia hacia un sistema de justicia de dos niveles: uno para la mayoría de los ciudadanos, con todos los derechos, y otro para los musulmanes, con una disminución de derechos", añadió el Consejo.

Tras publicarse esta información, fuentes policiales han confirmado que tras los atentados del 11-S se puso en marcha un programa de vigilancia de radiaciones sin autorización judicial y que entre sus blancos han estado propiedades privadas de ciudadanos estadounidenses.

Según explican, se pretende así evitar atentados de Al Qaeda y precisan que las mediciones se hicieron desde lugares accesibles al público, por lo que hace innecesarias las órdenes o autorizaciones judiciales.

Aunque estas fuentes no confirman, en cambio, los lugares que han sido objeto de estas mediciones que, según la revista, son más de 100 propiedades de musulmanes del área de Washington DC y al menos otras cinco ciudades: Chicago, Detroit, Las Vegas, Nueva York y Seattle.

Ibrahim Hooper, portavoz del Consejo para las Relaciones Islámico-Americanas, una organización de derechos civiles, ha calificado el programa de un "shock total" para toda la comunidad musulmana.

Un portavoz del Departamento de Justicia, Brian Roehrkasse, ha afirmado por su parte que la Administración Bush está preocupada por las informaciones que sugieren que Al Qaeda está tratando de dotarse de armas químicas, biológicas y nucleares para cometer atentados, y que por eso el Gobierno analiza el aire para detectar posibles indicios de actividad radiactiva, pero aseguró que actúa sólo sobre la base de informaciones o pistas específicas, y sin dirigirse contra ningún grupo.

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