Papeleras, Santa Elena, educación sexual y los discursos de ocasión

El discurso del Gobierno de Entre Ríos en referencia a las papeleras de Uruguay entra en colisión con su accionar en otros temas. En Santa Elena y política educativa el bustismo inclinó la balanza en favor de sectores poderosos, por dar dos ejemplos. A continuación reproducimos el editorial del diario entrerriano Cronista Digital:

Que el tema de las papeleras es una excusa para jugar al discurso popular por parte del Gobierno provincial es una sospecha fuertemente instalada. El Gobierno dirá que no, y que su único motor de acción no es otro que el de garantizar la salud del medio ambiente. Todo quedará, entonces, reducido a lo que dicen unos contra lo que dicen otros, y la cosa no pasará de ser una infértil pulseada verbal. Habrá que acotar que en una pulseada verbal siempre se mueve bien la parte que maneja varios diarios y varias radios de alcance masivo.

Pero hay motivos para creer que al Gobierno de Busti lo mueve el rédito político y no más que eso en todo lo que hace a la oposición a que se instalen las plantas de celulosa sobre el río Uruguay. En nada modifica esto la lucha de los ambientalista y de los entrerrianos concientes de que el futuro se empeña y se empaña con una fábrica vomitando muerte y pudrición. Del mismo modo en que nada cambia que el gobernador encuentre enemigos en aquel que dice o escribe aquello que suena desafinado a sus oídos de político con voluntad de perpetuidad.

Y para concluir en eso alcanza con ver cómo se ha movido el gobernador en otras temáticas donde el conjunto de entrerrianos no ha estado en alerta para reclamar. Santa Elena, por ejemplo. La desaparecida ciudad fabril queda como monumento a la aniquilación del Estado, monumento al corrupción y transferencia de bienes colectivos a pocas manos amigas, monumento al asesinato de los sueños de recuperación en la que la palabra de un campesino vale menos que los alambrados movedizos que ganan terreno al sector privado con el ojo cómplice de los funcionarios provinciales. Todo eso hecho desde el bustismo-menemismo de la década del ’90.

El Gobierno, si fuera coherente con su discurso adoptado en el tema papelera, no haría lo que hace en Santa Elena ni trabajaría para la firma Tres Arroyos o apostaría al contaminante sistema de producción sojera, que es lo que hace. Si acaso pasara por alguna cabeza oficialista la voluntad de enjuagar con lágrimas de arrepentimiento el dolor y la muerte que sembró en Santa Elena, seguramente no haría lo que piensa hacer: seguir privatizando la chatarra y la tierra de El Quebracho. Sin embargo hay voluntad de continuar por la senda del menemismo negado en los discursos y ratificado a diario con la política de gestión.

Otra prueba más clara de que el Gobierno no gobierna para el conjunto se halla en el proceso de aniquilamiento de la Ley de Salud y Educación Sexual, que prevé un programa de enseñanza sobre métodos anticonceptivos pero también sobre modo de actuar frente a la sexualidad.

Mientras los funcionarios provinciales dan a conocer los datos dramáticos de una realidad social edificada en la ignorancia sexual –todo eso envasados en estadísticas–, el Gobierno se niega a dar el paso necesario para abordar el tema desde la educación. Para peor, incumpliendo la ley y alentando el atentado a las normas, concretamente a la Ley 9.501 por medio de la cual se creó el Sistema Provincial de Salud Sexual y Reproductiva y Educación Sexual.

En el recientemente fenecido año 2005, el 17,3 por ciento de los nacimientos en Entre Ríos tuvieron como protagonistas a madres adolescentes. Nada o poco sabían de métodos anticonceptivos, de ciclos de ovulación, y algunas hasta desconocían cómo es que llegaron a convertirse en madres.

El área de Maternidad y Minoridad de Entre Ríos, es también del seno estatal –concretamente del Programa Provincial de Sida– de donde fluyen otros indicadores preocupantes: en territorio entrerriano habría unas 7.000 personas con VIH, muchas de las cuales desconocen su situación de enfermos.

Frente a esa realidad, el Gobierno ha jugado a obedecer al sector de poder que no es una firma finlandesa ni una española, sino los sectores más reaccionarios de la Iglesia Católica que atentan contra la educación como método de transformación social y de superación de los ciudadanos.

La televisión nacional muestra un gobernador a tono con el discurso de los ambientalistas; sin embargo, de puertas adentro de la provincia el mandatario apuesta por el estribillo de los privatizadores de la tierra y los terratenientes de la soja en detrimento del clamor de los campesinos sin tierra de Santa Elena; adopta la estrofa bien aprendida de los cultores del medioevo supersticioso que ve en la palabra sexo el origen del mal del mundo, en detrimento de la comunidad científica que este Gobierno despidió sin ningún empacho. Hay que recordar que fueron echados los integrantes de un equipo constituido por ley, que conducía la sexóloga Silvia Darrichón, e integraban dos agentes de salud, un psicólogo-sexólogo, una médica ginecóloga-sexóloga y dos docentes, una de ellas con formación de sexóloga. Ese era el comienzo de una tarea que había llevado a convocar a profesionales de primer nivel y provenientes de diversos lugares del país para delinear la política de educación sexual. Luego este Gobierno destronó a los profesionales de la educación y la salud para ubicar en su lugar a las marionetas pacatas del Arzobispado.

Se trata de ejemplos que hablan de la política común, las prácticas sectarias y las decisiones que adopta el Gobierno de turno. Así estamos al empezar el sexto año del siglo veintiuno de la era común, en esta provincia de la Mesopotamia argentina.

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