Evo -del Quinteto de Ipanema-, 'testigo de la farsa'

La visita de Evo Morales a España implicaba un riesgo o, al menos así lo manifestaba la prensa de ese país. Por ello, el gobierno impulsó una reunión entre el boliviano y el principal partido opositor con el fin de repartir el riesgo. Pero el intento fue en vano y las consecuencias las cargó de lleno la administración de Rodríguez Zapatero. A continuación, U24 le acerca una nota publicada en El Confidencial:

PALOMA BARRIENTOS (*) Ha llegado 2006 y sus primeros compases consuman los peores temores de esta España negra y sometida al infernal anclaje de su propia historia. Somos enemigos de nosotros mismos. Lo hemos sido siempre. Es nuestro destino insalvable. Solo esa noche del 31 de diciembre los españolitos, enormes, bajitos, hacemos, por una vez, algo a la vez, y entre el tanga recóndito que oculta las mieles lujuriosas de Anne Igaterburu y la Ley Seca Antitabaco que nos lleva por el camino de la perdición y el amor a lo prohibido –el sexo depilado de Anne y el pitillo, placer y tabaco unidos por un instinto básico común-, entretenidos en discutir de mamonadas varias, el Gobierno Rodríguez nos asesta puñaladas teñidas de la sangre de la libertad. Todo está en riesgo. Todo está en juego. Nada de lo que somos o de lo que fuimos permanece. Se es nación por la cocina: la andaluza por el gazpacho, la madrileña por el cocido, la valenciana por la paella y la gallega por el lacón con grelos. Da igual que durante siglos haya habido una historia común. Da igual que hayamos caminado juntos durante treinta años para construir un destino inequívoco de paz y libertad. Da igual. Nada importa. Estamos sometidos a la perfidia que Rodríguez extiende como un oscuro manto sobre nuestras cabezas y que nos impide ver la luz.

En tan solo unos pocos días de este nuevo año de la primera década del Siglo XXI se ha hecho fuerte el Gobierno en el baluarte de la mentira y el engaño, y desde allí se prepara para asestar nuevos golpes mortales a la libertad y al Estado de Derecho.

Los primeros días del Año Nuevo nos han traído la entrada en vigor de la Ley Mordaza en Cataluña de la mano de los mismos partidos que gobiernan Madrid, ley cuyos efectos Rodríguez quiere extender a todo el país.

He leído el preámbulo de esa norma y me he tentado los machos: no solo pretende coaccionar al sector audiovisual, sino que propugna extender su ánimo censor e inquisitorial a este terreno privativo de la libertad y la verdad que es Internet.

Nadie lo había visualizado, nos pasó desapercibido, pero somos carne de cañón de la censura policial del nuevo estalinismo que se ha subido al caballo de la revolución populista bolivariana. Ya se lo que es el patriotismo social: la hincada de rodillas ante los jerifaltes de la única verdad universal, que no es otra que la que define la actuación de los caudillos populistas.

El Cuarteto de Ipanema ya es Quinteto –Castro, Chávez, Kirchner, Morales y Rodríguez-, y si el Trio de las Azores nos llevó a una guerra contra el terror, el Quinteto de Ipanema nos conduce al terror contra la guerra. ¡Muerte al Imperialismo Yanqui!. Ese es el mensaje que vino a entregar Evo a Rodríguez. El mensaje que suena a campanas de gloria bendita en los oídos de los enemigos de la libertad, en los oídos de los terroristas de Al Qaeda, en los oídos de los tiranos y dictadores cuyos pueblos sucumben de bruces a la pobreza y al encarcelamiento masivo.

Evo vino a ser testigo de la farsa de un país supuestamente democrático y desarrollado. Nada es lo que parece, todo es falso en este teatro donde se desarrolla el drama de nuestra historia reciente. Rodríguez es el perfecto burlador, el hombre capaz de vender una cosa y su contraria al mismo tiempo, en el mismo lugar y, si me apuran, a la misma persona.

Negocia de extranjis con el nacionalismo la entrega de nuestros principios constitucionales mientras su Gobierno disputa euros y competencias que luego formarán parte del botín. Eso ocurría estos días mientras mirábamos extasiados los escaparates de los centros comerciales esperando que los Reyes Magos se dignaran, un año más, a hacernos creer que las cosas siguen siendo como eran y que nada ha cambiado en esta España de zambomba y pandereta en la que más vale sujetarse al mástil de la esperanza antes de que el viento zozobrante de la farsa nos hunda en la peor de las miserias.

El timonel que conduce la nave directamente al ojo del huracán quiere llevárselo todo por delante. No le importan los informes de los tribunales, porque su objetivo es apuntalar la conquista de los sectores estratégicos de nuestra economía aunque sea a costa –o Costa- de la libertad de mercado y de la competencia, criterios, principios que forman parte del liberalismo al que el nuevo amigo de Rodríguez combate a muerte de la mano de Chávez y de Castro. Ya sabemos lo que quieren y no dudo de que harán lo que sea necesario para conseguirlo, y si eso implica romper todos los entresijos legales que conforman el Estado de Derecho, pues se rompen, y a otra cosa.

Evo llegó subido al caballo prestado por el caudillo de Caracas para estrechar la mano de su amigo Rodríguez y compartir con él su ambición anti-imperialista. Evo vino a participar de la farsa, a ser testigo de cómo en España las libertades sucumben lentamente mientras él obtiene ventajas añadidas de nuestros impuestos. Evo es el eslabón perdido entre nuestra mirada intelectual a la Europa moderna y la nostalgia progresista de la revolución bananera y populista latinoamericana. Evo es la expresión maldita de lo que no queremos ser pero quieren que seamos los que ahora rigen nuestro destino fatal.

A Rodríguez le están haciendo el traje de líder cocalero con las prebendas de un país rico... ¿Qué más se puede pedir? Revolución y riquezas, una mezcla propia de las más bajas pasiones que impulsan la ambición de los políticos populistas de nuestra hermana América Latina.

Rodríguez es a Evo lo que Evo es a Castro: la voz culpable de una conciencia empobrecida por la autarquía revolucionaria. Pero no se que es peor, si ese Evo que ha caído en la tentación de la manzana ofrecida por la voz lujuriosa de la Revolución y que no duda en enseñar su desnudez sediciosa, o este Adán Rodríguez que nos gobierna y que se muestra dispuesto a morder la manzana ofrecida por Evo, pero que quiere hacerlo a escondidas del Dios de la Democracia para que éste no le pille en el ardid con el que quiere destruir la separación de poderes y los derechos fundamentales.

Este es el esperpento de una España que vacía sus bolsillos en los grandes almacenes y en las ventanillas de los bancos, mientras la farsa de una economía boyante empieza a desinflarse como un globo relleno de aire de los pulmones ennegrecidos por el tabaco que ya no nos dejan fumar, cuando las sospechas de manipulación de las estadísticas comienzan a ser creíbles.

Una pura pantomima en la que Rodríguez dirige una orquesta desafinada por culpa de una partitura calamitosa. Una mojiganga que si no fuera por lo serio del guión y, sobre todo, por lo que se avecina como final de la historia, sería para darse a la carcajada y al alborozo con estrépito.

Al menos, la noche del 31 me hizo reír un mensaje que hizo furor en los móviles: "Te deseo un 2006 lleno de bas y brosberidad (berdona bero es que tengo alergia a la Z y a la P)". Lo siguiente será ver a Rodríguez vestido con un jersey a rayas al frente de una manifestación anti-Bush por las calles de La Paz, mientras en España la nueva policía gubernamental persigue a todo aquel que encienda un cigarrillo, o lleve un ordenador portátil para buscar la foto del tanga de Igatérburu y leer El Confidencial. Y Evo será el nuevo icono de la farsa.

-----
* De la redacción de El Confidencial

Dejá tu comentario