Asumió 'el mediador', y Kirchner asistió a la misa pingüina

Si Monseñor Juan Carlos Romanín, desde ayer nuevo obispo de Río Gallegos y Tierra del Fuego, es el candidato a mediar en la pésima relación que Néstor Kirchner mantiene con la Iglesia católica -al menos así lo postuló un obispo a la agencia DyN, confiado en que establezca instancias para concretar una audiencia entre el mandatario y el cardenal Jorge Bergoglio-, no resta mucho cambio que esperar. Sobre todo cuando el propio Romanín confiesa "(no conocer el sur) ni conocer al Presidente". Por lo demás, en su misa de asunción, la inesperada asistencia K consistió en acompañar a los amigos.

El obispo de Río Gallegos, monseñor Juan Carlos Romanín, podría convertirse en el "mediador" que encamine el pésimo diálogo que Néstor Kirchner mantiene con la Iglesia y el Gobierno.

"Es la persona indicada y tiene un fuerte compromiso social", dijo a la agencia DyN un obispo, confiado en que el flamante prelado establezca instancias para concretar una audiencia entre el primer mandatario y el cardenal Jorge Bergoglio.

Las declaraciones fueron realizadas un día antes que Monseñor Romanín, un salesiano de 51 años, asumiera el gobierno pastoral de la diócesis patagónica con una misa en la catedral de Río Gallegos, ciudad natal de Néstor K, quien se encuentra en El Calafate lo cual llevó a que, en ambientes eclesiásticos se especulara con su presencia en la ceremonia.

Sin embargo, un habitual colaborador del jefe de Estado en la provincia, comentó que la visita era "poco probable".

De ahí que su inesperada presencia marcara la sorpresa del domingo.

Kirchner fue recibido por el obispo saliente Alejandro Buccolini (junto al nuncio, monseñor Adriano Bernardini) para después asistir a la designación del titular de la diócesis local, celebrada en el gimnasio del colegio salesiano Nuestra Señora de Luján, de la capital santacruceña.

Buccolini mantiene estrechos vínculos con Kirchner, desde la época que el magistrado ostentaba el cargo de Gobernador, se retiró de su cargo como obispo por razones de edad -75 años- por lo cual fue nombrado obispo emérito de la diócesis local.

La relación es tan cercana, al punto que en junio logró que el sacerdote santacruceño Daniel Ferrari fuera designado por en la representación para asuntos eclesiásticos de la embajada argentina ante la Santa Sede.

Una relación muy distinta a la que el jefe de Estado mantiene con el Episcopado y con su titular, el cardenal Bergoglio (Buenos Aires), con quien no se reunió en 2005.

Y será Buccolini quien instruya a Romanín - quien ocupaba hasta entonces el cargo de director de la comunidad salesiana de Mar del Plata- de la nueva realidad.

Es que, si bien fue presentado por un grupo de sacerdotes como "un posible mediador", el Obispo -que vivió los últimos años en Mar del Plata- aseguró "no conocer ni al Presidente, ni tampoco el sur".

"No quiero opinar demasiado. Denme tiempo", reclamó.

¿Por qué Romanín oficiaría, entonces, de 'mediador' de una tarea que no tomó Buccolini, al menos oficialmente? No hay expectativas.

La mala relación Gobierno-Iglesia, no es nueva. De hecho llegó a su punto máximo de tensión en marzo cuando Kirchner desconoció la autoridad de monseñor Antonio Baseotto como obispo castrense, y pidió su remoción a la Santa Sede por criticar la política sanitaria oficial.

Volvieron a empantanarse con la decisión presidencial de trasladar el Tedéum del 25 de Mayo a Santiago del Estero, para evitar una homilía crítica del cardenal Bergoglio.

Después fue el cruce verbal por el documento en que la Iglesia advertía sobre posibles "manifestaciones violentas" como consecuencia del ensanchamiento de la brecha social.

El receso estival calmó las aguas, mientras el Secretario de Culto, Guillermo Oliveri, y el secretario general del Episcopado, monseñor Sergio Fenoy, trabajan "sin plazos" en la posibilidad de una audiencia.

Tarea a la que ahora se sumaría monseñor Romanín.

Kirchner y Bergoglio se vieron poco. Tanto por cuestiones de agenda, como por susceptibilidades propias y ajenas.

Apenas dos veces en el tradicional Tedeum por el 25 de Mayo en la catedral metropolitana, y otras dos, en agosto de 2003 y 2004, cuando la anterior cúpula del Episcopado visitó la Casa Rosada

Al acto de ayer asistieron obispos de la Patagonia y monseñor Agustín Radrizzani, de Lomas de Zamora, también salesiano, que había ordenado a Romanín en Bernal. Asistió el director de Culto Católico, Luis Saguier Fonrouge.

Además, se hicieron presentes el gobernador santacruceño Sergio Acevedo, el vicegobernador fueguino Hugo Cóccaro, el nuncio apostólico Adriano Bernardini y el arzobispo de Bahía Blanca, monseñor Guillermo Garlatti, de quien dependen la diócesis patagónica.

* Sobre Romanín

Monseñor Juan Carlos Romanín se convirtió en el cuarto obispo de la diócesis patagónica, creada en 1961 por el papa Juan XXIII.

Romanín nació en 1954 en la localidad bonaerense de Sarandí y fue ordenado sacerdote en 1981, para luego recibirse como Dr. en Filosofía en la Universidad de Buenos Aires.

El designado prelado ocupaba hasta entonces el cargo de director de la comunidad salesiana de Mar del Plata, sector de la iglesia con la que mantiene fuertes lazos.

Romanín será instruido de la nueva realidad por el obispo saliente, Alejandro Buccolini -como él salesiano.

Por último, finalizado el acto de ayer, el obispo aseguró que priorizará su compromiso con la educación de los niños y jóvenes.

Dejá tu comentario