LA CONTROVERSIA DE SCHELLER

Laodicea persigue a Benedicto XVI

Intenso debate ha comenzado en la Iglesia Católica Apostólica Romana, y todo indica que crecerá cuando ya no se se encuentre Joseph Ratzinger al frente, como Benedicto XVI.

 

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). En la homilía del Jueves Santo, el papa Benedicto XVI criticó a los sacerdotes rebeldes que quieren realizar cambios en el dogma de la Iglesia Católica Apostólica Romana. 
 
Joseph Ratzinger dio la Misa Crismal frente a 10.000 personas –entre ellos 1.600 cardenales, obispos y sacerdotes–, y se refirió al sacramento del sacerdocio, contra la perspectiva de un cisma progresista que gana adhesiones, piloteado por 400 sacerdotes de Austria, quienes hicieron un “llamado a la desobediencia”, liderados por el denominado “Lutero austríaco”, monseñor Helmut Scheller. 
 
El pontífice criticó a la “desobediencia organizada”, de quienes apuestan al sacerdocio de las mujeres, al casamiento de los religiosos y permitir la comunión a los divorciado vueltos a casar.
 
El llamado “movimiento de los párrocos” es considerado una herejía, y los sectores conservadores hegemónicos en el Vaticano reclaman “medidas canónicas sancionatorias” contra los clérigos que reclaman reformas avanzadas en la Iglesia Católica Apostólica Romana: el sacerdocio femenino, el fin del celibato obligatorio de los sacerdotes, el permiso para que puedan comulgar los católicos divorciados que se volvieron a casar, aperturas en la moral sexual y una mayor participación de los laicos en el gobierno de la Iglesia. 
 
Por ejemplo, la ordenación de jefes de familia de probada fe, los llamados “viri probati”, quienes podrían ejercer el sacerdocio sin renunciar a su condición de casados.
 
El Papa se mostró indignado con el reclamo de los desobedientes a “ignorar decisiones definitivas”: por ejemplo, la ordenación de las mujeres.
 
“La Iglesia no recibió autoridad del Señor para ordenar mujeres sacerdotes”, reiteró Joseph Ratzinger, quien el 19/04 entrará en el 8vo. año de su pontificado y que 3 días antes cumplirá 85 años de edad.
 
Monseñor Scheller viajó en octubre a Irlanda, donde al parecer hay ya 600 curas que comparten sus reclamos. La iniciativa se ha extendido a Alemania, Bélgica, Francia, Suiza, Eslovaquia y otros países europeos, pero también a USA, Australia y países latinoamericanos.
 
Scheller, de 59 años, representa a quienes anhelan una Iglesia Católica diferente; él fue presidente de Caritas en Austria y vicario general del cardenal Christoph Schonborn, el arzobispo de Viena. En estos días, Monseñor Scheller ha sido confinado a párroco de San Esteban (Stephansplatz), una aldea vecina a Viena.
 
Los sondeos señalan que el 72% de los 4.000 curas austríacos simpatizan con el movimiento reformista. Una mayoría de fieles también cree que la Iglesia se ha estancado en el pasado.
 
Si hasta ahora no se produjeron choques abiertos con el Vaticano, fue por el cardenal Schonborn, un moderado que no apoya a los disidentes pero cree que las medidas de represalia desembocarían en un cisma, y la supuesta "herejía" de cientos y hasta miles de clérigos.
 
Y no es un tema menor para la Iglesia Católica: ha disminuido drásticamente el número de sacerdotes. Ahora son 410.593 clérigos en todo el mundo. Un gran número en sí mismo, pero insuficiente para cubrir las necesidades eclesiales. 
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Además, tal como se demostró en el coloquio 'Sacerdotes en el diván. Bienestar y malestar en el trabajo pastoral', que ocurrió en la Universidad Pontificia salesiana de Roma, "el clero católico tiene problemas psicológicos", con una tipología que puede ir desde el simple malestar a la depresión profunda, y desde el "estrés en la actividad pastoral" hasta el rigorismo en la concepción del ministerio sacerdotal y las neurosis.
 
El estrés y los demás problemas psicológicos de 1 de cada 3 curas es tal, que, muchas veces, terminan sufriendo el Síndrome del Burnout: sacerdotes que se sienten agotados, desmotivados, desilusionados, cansados...
 
Según el psicoterapeuta inglés Leslie Francis, profesor de la Universidad de Warwick (Reino Unido), una de las causas del 'burnout' de los curas es "la enorme carga laboral que desempeñan": hace unos años, cada parroquia disponía de su propio párroco. Desde finales de los '60, no hay relevo generacional (son muchos más quienes mueren o dejan los hábitos que quienes ingresan y permanecen). En el ámbito rural, los curas atienden varias parroquias a la vez. Y, en las ciudades, las parroquias que antes tenían 1 párroco y 3 o 4 coadjutores, ahora tienen que contentarse con el párroco solo.
 
Luego, los conflictos de los curas entre sí, derivados, en ocasiones, del salto generacional entre los jóvenes y los viejos, o de las diferencias profundas entre los conciliares y los postconciliares, los progresistas y los conservadores o quienes buscan ascender en la estructura y quienes se entregan a fondo a los creyentes.
 
Por último, la "excesiva presión psicológica a la que los fieles someten a sus curas", una presión de doble cara. Por un lado, los fieles que los buscan continuamente como punto de referencia. Por el otro, el cupo de fieles desinteresados y alejados, indiferentes o, incluso, contrarios a los sacerdotes. 
 
Laodicea
 
Pero la cuestión de la prohibición de la ordenación de las mujeres, uno de los temas centrales en el debate, no aparecía hasta el Concilio de Laodicea, años 363/364. La prohibición decidida en ese concilio obliga a creer que, hasta entonces, las mujeres podían ser ordenadas. 
 
Laodicea era una ciudad del antiguo Imperio Seléucida, establecida entre 261 a. C. y 245 a. C., como una base militar para protejer la frontera norte del reino del rey Antíoco II, y su nombre fue en honor de su esposa Laodice. Estaba ubicada a unos 6 Km. al norte de la actual ciudad turca de Denizli, en la provincia del mismo nombre, cerca de la aldea de Eskihisar.
 
Durante el Imperio Romano, Laodicea llegó a ser la ciudad más rica de Frigia: bendecidos con la tierra fértil del valle del río Lico, en Laodicea los ganaderos habían hecho uso de cruces cuidadosos, consiguieron la producción de lana negra, suave y brillante cuya comercialización estaba en gran demanda.
 
Era un centro comercial y bancario clave; vendía una muy conocida pomada para los ojos que contribuía a su riqueza, y era famosa por prendas de vestir de alta calidad hechas de la excelente lana negra. También contaba con un acueducto que les proveía de agua tibia.
 
El Concilio de Laodicea ocurrió el debate a causa de controversias existentes dentro de la iglesia cristiana primitiva. El obispo Photinus sustentaba doctrinas acerca de la persona de Cristo, consideradas como anatema para el resto.  
 
En verdad, los sínodos de Antioquia (264-269 d. C.), de Nicea (325 d. C.), y el de Antioquia (344) fueron a causa de serias controversias doctrinales. El Concilio de Laodicea no fue una excepción.
 
El sábado
 
De todos modos, el cambio más significativo que ocurrió en Laodicea fue el cambio del sábado por el domingo como día de reposo de la iglesia cristiana primitiva.
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En verdad, se legitimó una tendencia resultado de la época de Constantino el Grande, emperador de Roma, quien en el 321 d.C. dictó la 1ra. ley dominical y en el 325 decretó que el cristianismo fuera la religión oficial del Imperio. A cambio, la iglesia cristiana debía adoptar el domingo como día de reposo. Esto se oficializó durante el Concilio de Laodicea, sínodo regional de 30 clérigos de Anatolia (hoy Turquía).
 
Jesucristo, sus apóstoles y la iglesia primitiva guardaron el sábado como día de reposo. La negociación política de los obispos con el emperador cambió el día de adoración por el domingo, lo que a su vez llevó a modificar el texto de los 10 Mandamientos y a remover un rito fundacional del culto cristiano.
 
Eran los tiempos finales de la guerra de 26 años entre Roma y Persia. Precisamente en 363 murió el emperador Juliano, a causa de heridas de guerra en la última batalla (26/06/363), y sus oficiales eligieron como sucesor a Jovian. 
 
Juliano fue el último emperador no cristiano de Roma, último descendiente directo de Constantino, quien fue el 1er. gobernante cristiano de Roma. 
 
Los obispos veían una posibilidad política en Joviano, quien se encontraba en una posición precaria y terminaba la guerra con Persia de forma poco favorable para Roma. También en Valentiniano, quien le sucedió 8 meses después, junto a su hermano Valente. 
 
Joviano y Valentiniano adherían al llamado Credo Niceno, surgido del 1er. concilio ecuménico en Nicea (año 325), que estableció la trinidad (Dios Padre, Jesucristo y Espíritu Santo). 
 
Como gobernante del Imperio Romano de Oriente, Valente trabajó para resolver los problemas teológicos que surgieron durante el reino no cristiano de Juliano. Y ese fue el origen del encuentro en Laodicea, donde se escribieron 59 o 60 cánones.
 
El eje apuntó a reforzar la obligación de la adoración dominical, ratificando la tendencia política iniciada en el concilio de Elvira (año 300), y el argumento fue que si se mantenía el sábado como día de adoración, se estaba judeizando.
 
Así, el sínodo de Laodicea tuvo una impronto de rechazo a la judeización que, en verdad, era la justificación para ratificar el descanso en el día del sol (domingo), basándose en que en el Nuevo Testamento, Hechos 2:46 dice que los crisitianos se reunian "todos" los días, que Romanos 14:5-6 dice que cualquier día es aceptable, y que Colosenses 2:16-17 dice que nadie debe juzgar en referencia a los días de descanso.
 
Diaconisas
 
Volviendo al tema de las mujeres, en Laodicea se prohibió las presbíteras (canon XI) pero fue un tema muy controversial. En las catacumbas de San Genaro, en Nápoles hay frescos en los que aparecen mujeres que presiden la Eucaristía; y en la iglesia de Santa Praxedes, en Roma, un mosaico muestra 4 obispos, entre ellos una obispa. Las mujeres participaban plenamente como diaconisas, e incluso como sacerdotisas y obispas, aunque no fuese una práctica generalizada. Por eso el Concilio de Calcedonia, más tarde, permitió que continuaran las diaconisas, mientras no tuvieran menos de 45 años.
 
Aquella prohibición de Laodicea de la mujer en las funciones de servicio al altar ("munera obire adolythi seu altari ministrantis"), ahora le provoca un problemón al papa Ratzinger.

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