GRAVES ACUSACIONES CONTRA UNA FILIAL DE DOW CHEMICAL

Agroquímicos, mentiras y el riesgo del glifosato

Mensajes internos de una multinacional estadounidense, controlada por Dow Chemical, indican una trama sobre violaciones a la legislación ambiental brasileña que podría dar lugar a complicaciones para la salud pública y el medio ambiente, además de una conspiración contra el gobierno.

La revista CartaCapital, de S. Paulo, Brasil, difundió correos electrónicos de Dow AgroSciences, la 5ta. mayor industria de agroquímicos del mundo, en los que la empresa admite que se hicieron cambios no autorizados en la fórmula de varios herbicidas producidos en sus 2 plantas en Brasil -en Franco da Rocha y Jacareí, en Sao Paulo-.

El documento también indica que, de acuerdo a una inspección a sus instalaciones de parte de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (ANVISA), la compañía montó una estrategia para culpar a los organismos reguladores por lo que pasó.
 
Los cambios, descubiertos en una auditoría interna de finales de 2009 y suspendidas ese mismo año, incluían la adición de un antiespumante no autorizado, un herbicida de glifosato, además de cambios en los productos a base de macozeb y flumetsulam.

"En términos generales, esos problemas implican pequeñas variaciones en la composición de los productos que se produjeron durante años, el producto hecho en estos sitios no siempre siguió la fórmula aprobada por las autoridades reguladoras", dice el correo electrónico.
 
Para la empresa, sin embargo, no hubo aumento de toxicidad o "importancia para la salud, la seguridad o el medio ambiente".
 
De acuerdo con el correo electrónico, la empresa optó, sin embargo, por mantener más de 600.000 litros de herbicidas irregular en sus depósitos, y al ser interrogada, dijo que no había informado a ANVISA las irregularidades detectadas en la auditoría interna.

Además, la empresa no quiso hacer comentarios sobre si tenía intención de vender el producto.
 
Ricardo Victoria Filho, ingeniero agrónomo, profesor de la Universidad de Sao Paulo y especialista en herbicidas, dice que cerca de 1.000 millones de litros de glifosato son utilizados mundialmente en los distintos agrosistemas y que el ítem mencionado posee genéricos. "La calidad del producto depende de la empresa, algunos colocan en la mezcla componentes inferiores y eso puede implicar la eficacia del producto".
 
El organismo regulador brasileño ANVISA destaca que los pesticidas tienen un alto riesgo para la salud y el medio ambiente, por lo que sufren control estricto de parte del Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales (IBAMA) y del Ministerio de Agricultura y de Salud, de la propia Agencia Sanitaria. "Ninguna empresa puede cambiar la fórmula de plaguicidas sin la autorización de los órganos competentes", dice el órgano a CartaCapital.
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El control se debe a que los cambios en las fórmulas autorizadas pueden representar cambios en la clasificación toxicológica de los productos, mayor impacto en la salud humana y en el medio ambiente y desvío en la eficiencia de los herbicidas.
 
Consciente de la violación de las normas brasileñas, la Dow AgroSciences esperaba una visita a sus instalaciones un par de semanas después de marzo de 2010, tal como ilustra una comunicación interna entre Garry Hamlin (gerente de Relaciones con los Medios) y Burt Harris, asesor en litigios, quien se encontraba en la sede de la compañía, en Indianápolis, USA.
 
En ese momento, hubo una preparación de la multinacional para reducir al mínimo los efectos del problema en los medios de comunicación, porque la empresa creía que los entes reguladores llevaban a cabo "inspecciones en las instalaciones de las fábricas de de pesticidas altamente politizadas".

Por otra parte, los agentes habían encontrado violaciones en todos los lugares visitados, con problemas reportados como "materia de riesgos significativos".

"En algunos lugares, ellos cerraron la producción y retiraron el producto como resultado de sus inspecciones. Esto atrajo la atención adversa de los medios de comunicación ", destaca el correo electrónico.
 
En este escenario, los documentos obtenidos por CartaCapital indica que la empresa estadounidense intentó justificar los cambios a partir de una supuesta falta de rentabilidad de las autoridades brasileñas a las peticiones para llevar a cabo los cambios. "Cuando las autoridades reguladoras no respondieron a estas solicitudes dentro del plazo señalado (que fue a menudo el caso), los empleados de Dow AgroSciences decidieron hacer cambios sin autorización".
 
Esta "línea de defensa" es aún más explícita en las directivas creadas por la empresa para reaccionar ante cualquier mención de parte de ANVISA a los cambios irregulares en las fórmulas. Pero esto no ocurrió, porque la agencia no reveló información de ese tipo. El proceso no ha finalizado aún.
 
"Aunque todavía hay una noción apropiada de los tipos de denuncias de violación hechas en contra de nosotros", dice el correo electrónico, la compañía podría anticipar sus reacciones. Esto incluiría una disculpa por los hechos.
 
La declaración escrita en la casa matriz de Dow AgroSciences llegó a los empleados alrededor de un mes después de la conversación entre Hamlin y Harris. El 24/05/2010, Mario Von Zuben afirmó que prepararía un comunicado "acerca de una posible auditoría en nuestros sitios".

La inspección se llevó a cabo entre el 7 y el 10 de junio de 2010 y Anvisa informó, a través de su oficina de prensa, haber encontrado, en esa visitas realizadas a las fábricas de la compañía, indicios de manipulación en la producción de los agrotóxicos Sabre (clorpirifos), Padrón (picloram + trietanolamina) y Scorpión (flumetsulam). En ese momento, la empresa fue notificada a presentar documentos que probaran la no adulteración de productos, y lo hizo en el plazo adecuado.
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La fiscalización dio como resultado la prohibición de más de 500.000 litros de pesticidas irregulares. Entre las muchas irregularidades encontradas estaba el herbicida Tordon, que no tenía el control de impurezas y sus etiquetas podrían inducir a los agricultores a error sobre la toxicidad del producto, además de recipientes con fugas.
 
La empresa se defendió en un comunicado en el que afirmó haber movilizado a un equipo de expertos "para aclarar eventuales aspectos técnicos planteadas por ANVISA", además de negar que las irregularidades representaran un riesgo personal, para el medio ambiente y la eficacia de los productos.
 
En su página web, Dow AgroScience se define como una de las empresas más importantes en el mundo de ciencia y la tecnología para los agronegocios. La compañía también opera en el área de semillas y biotecnología, con híbridos de maíz, sorgo, girasol y soja.
 
La compañía, que en Brasil tiene más de 650 empleados, es una subsidiaria de carácter integral de The Dow Chemical Company y tiene volumen de ventas de US$ 490.000 millones por año.
 
Consultada sobre las recomendaciones de la matriz, Dow AgroSciences Brasil respondió a través de la oficina de prensa, que no haría comentario alguno relacionado con el correo electrónico. La compañía se limitó a informar que colocó a disposición todos los documentos necesarios para ANVISA, además de facilitar el acceso del Organismo a sus instalaciones.

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