ELECCIONES EN USA

Reemplazando a Hillary

No sólo de rumores vicepresidenciales republicanos vive el establishment político estadounidense. Descontadas las apuestas que intentan anticiparse a quien será el (o la) que acompañará al ex gobernador de Massachusetts en la boleta electoral en noviembre, los rumores más en boga de Washington pasan por el próximo Secretario de Estado. Los tecnocratas ganan terreno sobre los políticos.

 

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Mitt Romney ya es virtualmente el candidato por el partido republicano. Sus discursos ya tienen contenido nacional y su rival ahora sólo es Barack Obama. El último escollo que le faltaba, Newt Gingrich, acaba de anunciar que la semana entrante oficializará quese baja de la primarias. 
 
Descontadas las apuestas que intentan anticiparse a quien será el (o la) que acompañara al ex gobernador de Massachusetts  en la boleta electoral en noviembre como candidato a vicepresidente (ver nota relacionada), no hay “radio pasillo” mas interesante en Washington que la que intenta hacer lo propio con el puesto de Secretario de Estado. Los rumores acerca de quien será el remplazo de Hillary Rodham Clinton en un puesto que tiene importancia para todo el mundo, la Argentina incluida. Nos lo cuenta Leslie H. Gelb, presidente honorario del Council on Foreign Relations y publica The Daily Beast.
 
El puesto es de una trascendental importancia, especialmente en un mundo nuevo donde todo el mundo parece vivir y tirar basura en el patio trasero de todos los demás. Los candidatos en danza, en general, carecen de la presencia pública y el poder estelar de la mayoría de los anteriores ocupantes de Foggy Bottom-Henry Kissinger, Colin Powell y Condoleezza Rice, por citar algunos. Y ciertamente no compiten con Hillary Clinton , quien está determinado tanto a quedarse hasta enero como a no ser presa del síndrome del pato rengo. De algo no hay dudas: tiene la voluntad y la popularidad –tanto dentro de USA como fuera- para mantener la cabeza alta. 
 
Los eventuales candidatos a sucederla, tanto por parte del presidente Obama como de Romney son básicamente profesionales de carrera, muy conocidos y respetados por sus pares y por líderes extranjeros. Sin embargo, carecen de la presencia escénica de sus predecesores inmediatos.
 
Obama pone el foco en John Kerry, presidente del Comité del de Relaciones Exteriores del Senado y excandidato demócrata a la presidencia de USA, en la embajadora de USA ante la ONU, Susan Rice, y el consejero de Seguridad Nacional, Thomas Donilon . Según los expertos, Obama piensa que Kerry viajaría mucho y con probable éxito, interfiriendo menos en la política interna. Las 2 caras de Susan Rice -su mezcla de línea dura con línea blanda- sienta bien en la Oficina Oval. Donilon es considerado un sabio político. 
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Del lado republicano las cosas no están tan claras, básicamente porque la atención de Romney ha estado en las primarias donde el reconto de su experiencia internacional se limitó a su papel en los Juegos Olímpicos de Invierno del 2002 celebrados en la exótica y mormona Utah. En otras palabras, no se ha sincerado con los interesados en su política exterior, de alguna manera parecido a lo que hizo Obama hace 4 años si bien el presidente, en su momento senador por Illinois, fue parte integrante del Comité de Relaciones Exteriores del Senado. Casi con toda seguridad, sin embargo, los posibles nombre de Romney incluyen a Robert Zoellick, el presidente saliente del Banco Mundial, Stephen Hadley, asesor de seguridad nacional de George W. Bush, y Richard Haass, presidente del Council on Foreign Relations. Todos ellos han ocupado cargos de alta responsabilidad en las últimas administraciones republicanas.
 
Sin embargo, parecería apresurado descartar posibles sorpresas no partidarias: William Burns, el actual secretario adjunto de Estado, y Nicholas Burns, quien ocupó el puesto Nro. 3 en el Departamento de Estado a las ordenes de Condoleezza Rice. Bill y Nick, ambos irlandeses, pero sin relación entre ellos, tienen impresionantes calificaciones. 
 
La competencia por el cargo está sujeta a reglas informales cuidadosamente establecidas. Se lleva a cabo en voz baja, cuidando las humillaciones y dejando gente en el camino de manera elegante (caso contrario, se convertirían en boomerangs) y de maniobras pensadas y repensadas. Se dice (nótese la circunlocución) que Donilon le sugirió a Obama nombrar a Susan Rice para remplazar a Zoellick en el Banco Mundial. Era una decisión justificada, habida cuenta de las dificultades de USA para aferrarse a la presidencia del banco. Pero también habría eliminado a Rice -tal vez más la más probable sucesora de Clinton en este momento-  de la carrera.
 
Hadley está tomando la ruta por encima de las peleas partidarias. Sirve en la junta asesora de Clinton y no quiere unir su nombre a los ataques partidistas de y contra Obama. Pero sus credenciales republicanas son tan sólidos que es ampliamente considerado como la elección más probable de Romney.
 
John Kerry ha adoptado un perfil bajo para evitar la controversia.
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A pesar de la atención prestada a la que será la cara del próximo gerente de los asuntos exteriores de USA, ser Secretario de Estado no es lo que solía ser. Problemas aterradores todavía florecen. Siempre existe el peligro de ser absorbido por infiernos como Irán, Siria o Corea del Norte. El Medio Oriente parece más explosivo que nunca y actualmente China se perfila como una superpotencia desafiante.
 
En los momentos seminales de la historia estadounidense, el Secretario de Estado daba un paso al frente para formular el rumbo estratégico de la nación. Los estrategas memorables incluyen a George Marshall del presidente Henry Truman, Henry Kissinger de Richard Nixon, James Baker para George HW Bush. Sin embargo, desde hace casi 2 décadas, el poder de formulación de políticas se ha concentrado cada vez más en la Casa Blanca, especialmente desde épocas de George W. Bush y su vicepresidente Dick Cheney y hoy en día, el jefe es Obama. Los secretarios hacen la diplomacia y la ejecución, pero la política se centraliza en la Oficina Oval.
 
De hecho, los entendidos americanos deberían prestar más atención a quien será el próximo Secretario del Tesoro que quien será el próximo Secretaria de Estado. En los asuntos internacionales del siglo XXI, el PIB cuenta más que el poderío militar. Clinton es consciente de ello y por eso está tratando de formular una nueva política económica exterior para su sucesor. Los viejos hábitos, sin embargo, se resisten a morir, y los labios más influyentes en Washington aún murmuran sobre la próxima Hillary en lugar del próxima Tim Geithner.

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