ELECCIONES EN USA

Obama y Wall Street, ya nada es como era

Con un candidato cómo Mitt Romney, la industria financiera de USA no tiene que buscar muy lejos para encontrar su media naranja. Aparte, Obama tiene un historial de culpar a la industria por la crisis que azotó a USA. Y no se lo perdonan.

 

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Detallado relato nos trae Nicholas Confessore en la revista del New York Times acerca de las penurias de Barack Obama en Wall Street que a continuación traducimos para nuestros lectores. 
 
A finales de enero, Brad Thompson, jefe de enlace de la campaña de Obama con los principales donantes de Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut, llamó a algunos de sus contactos en la zona, la mayoría de ellos ejecutivos de Wall Street. El próximo viaje del presidente a la ciudad sería a principios de marzo. ¿Estarían interesados en ayudar a organizar una pequeña cena?
 
Para Obama - y por lo tanto, para Thompson - las cosas no habían ido bien en Nueva York. El presidente ya había viajado a la ciudad unas 20 veces durante su primer mandato, pero no estaba recaudando el dinero de Wall Street de la manera en que solía hacerlo. A finales de enero de 2008, Obama había reunido más de US$ 7 millones de la industria financiera. A finales de enero de este año, sólo tenía US$ 2.4 millones. Thompson necesitaba que el evento le reporte por lo menos unos US$ 2 millones más. 
 
En una semana, él y sus 2 asesores habían reclutado a media docena de donantes para que sean los anfitriones de la cena. Sería su trabajo llevar la mayoría de los invitados - y el dinero. Algunos eran miembros del partido de toda la vida o seguidores de Obama con buenos –excelentes- contactos: el inversor de New Jersey Orin Kramer, que ha recaudado más de US$ 2 millones a favor de Obama este periodo; Hartley Jane, miembro del gobierno de Carter y jefa de la pujante consultora Observatory Group, su marido, Ralph Schlosstein, y Robert Wolf, presidente de UBS Americas. Marc Lasry, un conocido proveedor de hedge funds y veterano de la legendaria máquina de recaudación de fondos de los Clinton, también se apuntó como lo hizo Antonio Weiss, jefe de banca de inversión de Lazard, que marcaba su debut como anfitrión de una cena presidencial.
 
Otros 3 acontecimientos se celebrarían ese día en Nueva York, incluyendo una gala a US$ 1.000 la cabeza para unas 1.000. Pero lacena sería distinta. No más de 60 personas -suficientemente grande como para que valga la pena comprometer al presidente y lo suficientemente pequeña como para dar a los donantes un sentido de intimidad con el hombre más poderoso del planeta. Las entradas costarían US$ 35.800 por persona, la máxima donación que cualquier individuo puede hacer a un candidato presidencial en un año determinado.
 
Empezando en febrero, los anfitriones comenzaron a parcelar los posibles donantes, coordinando quien se haría cargo de quien. La campaña identificó una lista de cerca de 150 “clientes” potenciales, y los anfitriones tenían sus propias listas - a veces incluso detalladas hojas de cálculo - que identificaban  objetivos prometedores: amigos que en algún momento habían manifestado su interés en asistir a un evento de Obama para recaudar fondos, o que no pudieron ir al evento pasado pero prometieron asistir al siguiente. Incluso aquellos que no iban a votar por Obama pero ahora parece podrían cambiar su postura. 
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Una de las prioridades era encontrar la manera de asegurarse a los principales donantes de Wall Street que apoyaron a Obama en el 2008, pero no se habían comprometido a grandes sumas en este 2012, gente como Hamilton E. James, el millonario presidente y CEO de Blackstone, y Eric Mindich, ex Goldman Sachs que llegó a fundar su propio hedge fund. La campaña de Mitt Romney había tanteado ya al inversionista Peter W. May y al titán de los fondos de cobertura Paul Tudor Jones, quien en 2007 juntó a unas 500 personas en Greenwich, Connecticut, para recaudar fondos para Obama conjuntamente con George Soros. El equipo de Obama quería evitar más deserciones de alto perfil.
 
"Usted llama a algunas personas en Wall Street, y le dicen que son indecisos", dijo un agente recaudador para Obama "Ellos están esperando más claridad"- ese es el término que utilizan. O dicen que el gobierno "no se ha ocupado lo suficiente de algún tema”. 
 
Aun así, hay algunos factores que trabajan en favor de Obama. Las internas del partido republicano - que obligaron a Romney a posicionarse muy a la derecha en temas como la inmigración y los derechos reproductivos- han agriado un poco las perspectivas de Wall Street de que pueda ganar en noviembre. Y las negociaciones sobre la aplicación de las nuevas regulaciones financieras conocidas como Dodd-Frank habrían hecho que las grandes instituciones de Wall Street, principalmente los bancos, estén recelosos de una guerra abierta con la Casa Blanca. "La mayoría de ellos están muertos de miedo del presidente" dijo una de las principales agentes de Romney en Wall Street. ”Incluso los que están de nuestro lado".
 
Pero a principios de año, se había convertido también en evidente para muchos en Wall Street que la campaña de Obama iba a dar un giro populista. Algunos banqueros creen que la estrategia del gobierno era hablar fuerte en publico y hacer control de daños en privado. Estaban hartos de jugar a eso.
 
Un día a finales de octubre, Jim Messina, el responsable de la campaña de Obama, se metió en el Hotel Regency en Nueva York y se metió en una sala de reuniones del segundo piso reservado por sus asesores. Más de 20 de los principales donantes y recaudadores de fondos para Obama, muchos de ellos procedentes de la industria financiera, se sentaban en sillas de cuero alrededor de una mesa de granito.
 
Messina les dijo que tenía un problema: la ciudad de Nueva York y sus suburbios, la fuente principal de dinero para Obama en el 2008, estaban fuera de cuota. Él necesita su ayuda para solucionar esa situación. 
 
Durante la siguiente hora, los donantes le transmitieron a Messina lo que sus amigos les habían estado diciendo. Se sentían injustamente demonizados por ser ricos. Se sentían el chivo expiatorio de la recesión. Empezaba entonces el movimiento Ocupar Wall Street, con protestas masivas contra el 1% surgiendo en todo el país, y culpaban al presidente y su partido por el desagradable ánimo del público. La administración, algunos sugirieron, había creado un ambiente hostil para los creadores de puestos de trabajo.
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Messina intentó contrarrestar. No es culpa del presidente que los estadounidenses todavía están molestos con Wall Street, les dijo, y dado el estado de ánimo de la opinión pública, la retórica de la administración había sido notablemente restringida.
 
Uno de los invitados levantó la mano, sabía cómo resolver el problema. El presidente había ganado aplausos por su discurso contra la discriminación racial durante su última campaña, el invitado señaló. Reconocía entonces el resentimiento blanco e instaba a la unidad nacional. ¿Y si Obama diese un discurso similar sobre las diferencias de clase y las desigualdades? ¿Y si se instase a poner fin a los ataques contra los ricos? Alrededor de la mesa, algunas personas sacudían sus cabezas en incredulidad.
 
"La mayoría de las personas en el mundo financiero", dijo uno de los principales donantes de Obama más tarde, "no entiende por qué la mayoría de USA los ve cómo los ve, pero creen entender cómo los ven en el círculo íntimo del presidente”. "Esta administración tiene una visión más despectiva de las grandes cantidades de dinero y de Wall Street que cualquier otra administración en 40 años", dijo el donante. "Y eso se nota."
 
Históricamente, Wall Street, al igual que muchas grandes y fuertemente reguladas industrias, ha sido republicana en su política, pero pragmática cuando se trata de donaciones políticas. En promedio de las ulemas 2 décadas, el mundo financiero ha dividido sus donaciones entre ambos partidos, con una predilección por los republicanos pero sin dejar de darle a los legisladores demócratas que dominan el poderoso estado de Nueva York.
 
Incluso si no estaban de acuerdo con Obama en todo en el 2008, muchos en la industria financiera le miraban entonces y veían un reflejo de su ser mejores ellos, imaginados: sesudos, hechos a sí mismos, por encima de la mediocridad y el histrionismo de la política partidista. Parecía el tipo de demócrata que incluso los banqueros republicanos, blancos y libertarios podrían seguir, cosa que muchos de ellos hicieron. "Hay una creencia cada vez mayor en Wall Street de que Barack Obama tiene la capacidad de sacarnos de este desierto", escribió Jim Cramer, el periodista financiero, varias semanas antes de las elecciones.
 
Obama superó con creces a su rival republicano, John McCain, en Wall Street - alrededor de US$ 16 millones frente a los US$ 9 millones. Los ejecutivos de Goldman Sachs le enviaron a Obama más dinero que los empleados de cualquier otra compañía en el mundo. Sin embargo, 4 años, una recesión y una serie de batallas sobre regulación financiera y el nombramiento de Elizabeth Warren, a lo largo de Dodd-Frank y la regla Buffett, han pasado factura. Algunos en Wall Street son de apoplejía. Un antiguo partidario, Dan Loeb, comparó a Obama con Nerón, los enemigos del presidente insinuó cosas peores. En 2010, Stephen A. Schwarzman, fundador de Blackstone, dijo que una propuesta de Obama de aumentar los impuestos sobre el "interés acumulado" la principal fuente de ingresos para la mayoría de los administradores de capital privado - le recordó "cuando Hitler invadió Polonia en 1939".
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"Creo que es una relación irreparable", dijo un demócrata encargado de la planificación del evento del 1/03 para recaudar fondos. "Ellos lo odian. Realmente, de verdad. Odian a todos los demócratas".
 
Y en este ciclo electoral, Wall Street no tuvo que buscar lejos para encontrar a su media naranja. Mitt Romney, fundó una de las principales firma de capital privado, Bain Capital, y se comprometió a revocar la Ley Dodd-Frank por completo. A finales del otoño, las invitaciones a algunos de los eventos para recaudar fondos en Nueva York para Romney llevaban los nombres de docenas de ejecutivos financieros, muchos de los cuales Romney conocía personalmente o había cerrado cuerdos con ellos durante sus años en Bain. Algunos donantes Romney comenzaron a invitar a sus pares que apoyan a Obama sólo para molestar.
 
Los donantes de Wall Street también fueron emergiendo tras el motor financiero que constituyo Restore Our Future – un PAC o comisión política- fundada por asesores de Romney. Aprovechándose de una reciente decisión de la Corte Suprema, está recaudando millones de dólares de los hedge funds y las empresas de capital privado. 
 
A finales de febrero, el grupo había recaudado más de US$ 43 millones, casi la mitad de ello de Wall Street - más dinero de lo que Obama recaudó de la industria durante toda la campaña de 2008. Paul Tudor Jones fue uno de los donantes del grupo con US$ 200.000 entregados en diciembre. Al mismo tiempo, un super PAC fundado por ex asesores de Obama, Priorities USA Action luchaba por recaudar US$ 5 millones, la mayor parte de Hollywood y los sindicatos. El grupo demócrata tuvo una recepción particularmente fría entre los demócratas de Wall Street, algunos de los cuales temían que cualquier dinero que se le diese sería utilizado para financiar ataques a su propia industria.
 
El abismo en el súper donaciones de los PAC aterroriza a la campaña de Obama. Si quisieran, los financieros podrían verter cantidades ilimitadas de dinero en la el PAC republicano. lo que significa que los votantes de Ohio, Florida y Pensilvania podría ver nada más que anuncios negativos sobre el presidente a partir de septiembre y hasta el día de las elecciones. 
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Varios de los asesores del presidente también temen que la ira de Wall Street se irradie a la comunidad empresarial en general, fomentando la sensación de que Obama es anti-negocios (algo que Romney evidentemente no es, ni parece ser). Este ciclo, el combinado de las industria financiera, inmobiliaria y de seguros le ha dado un mayor porcentaje de sus contribuciones a los republicanos que lo hecho en todos los ciclos desde 1990, primer año en el centro comenzó a recolectar y categorizar los registros de campaña. Algunos en la Casa Blanca también creen que si los ejecutivos de Wall Street están profundamente descontentos con el presidente, los mercados seguirán ese camino.
 
Otro tema que le juega en contra a Obama es su poca capacidad para “mantener a los donantes" como lo hacía Bill Clinton a nivel personal. No es tan dado en las cenas intimas como se muestra en público. Como si no le gustase la gente de esa industria. 
 
El problema que le plantea la industria ahora que Romney es candidato es cómo va a atacar la campaña de Obama al candidato republicano. Su perfil de Wall Street hace que los ataques personales puedan afectar a toda la industria. Messina asegura que Romney y su récord serán los objetivos, no la industria del capital privado. Pero la campaña, agregó, no puede ser controlada como no o pueden ser las prioridades del presidente de USA.
 
Y como Obama tiene un record, el recelo está en su pico máximo. Por eso, lo más probable, es que tenga que recurrir a otros bastiones de financiación como Hollywood, Sillicon Valley y la militancia gay.
 
Y efectivamente el evento del 1/03 ya no era para Wall Street exclusivo sino para “ejecutivos” de manera tal de englobar a toda la comunidad de negocios. Sally Susman, una alta ejecutiva de Pfizer y una destacada recaudadora de fondos en la comunidad gay fue anfitrión, también lo hizo Kevin P. Ryan, el director ejecutivo de la minorista de lujo Gilt Groupe, y Deven Parekh, una capitalista de riesgo para empresas tech de NY. Ejecutivos de bienes raíces, como Tom A. Bernstein, presidente y co-fundador de Chelsea Piers, el gigantesco complejo deportivo a lo largo del río Hudson, también comenzó a aparecer en las invitaciones. En esta ocasión, Obamam no dejo de sonreír y saludar atentamente a cada invitado. No vaya a ser cosa que piensen que a ellos tampoco lo quieren.

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