¿INIMPUTABLES POR PODEROSOS?

Esperando al sheriff Obama

A pesar de la popularidad de la que goza el presidente estadounidense por su retórica poco “Wall Street friendly”, este no ha sido capaz de poner a un alto ejecutivo de las finanzas tras las rejas. ¿Son los bancos demasiado grandes para la cárcel o la culpa la tiene la puerta giratoria de Washington? Nos lo cuentan Peter J. Boyer y Peter Scweizer nos lo cuentan.

 

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). A pesar de la popularidad de la que goza el presidente estadounidense por su retórica poco “Wall Street friendly”, este no ha sido capaz de poner a un alto ejecutivo de las finanzas tras las rejas ¿Son los bancos demasiado grandes para la cárcel o la culpa la tiene la puerta giratoria de Washington? Nos lo cuentan Peter J. Boyer y Peter Scweizer de Newsweek tras haber investigado, entre otros eventos, la cumbre en la Casa Blanca de Barack Obama con los titanes de las finanzas, en la que el mandatario advirtió que sólo él estaba "entre ustedes y la horca"
 
¿Por qué, a pesar de la indignación generalizada, los procesamientos por fraude financiero dl Departamento de Justicia se encuentran en mínimos de 20 anos?
 
Y también están sobre el tapete los lucrativos lazos entre el Fiscal General Eric Holder con un bufete de abogados de primer nivel cuya cartera de clientes incluye a algunos de los peores delincuentes de las finanzas.
 
Y finalmente como Obama ningunea el grupo de trabajo (“task force") para la investigación de los prestamistas hipotecarios por los subprime, algo que anunció en el Estado de la Unión de este año pero que cuenta con menos personal del necesario y aún no ha producido ningún progreso apreciable
 
Contábamos en nota por separado que la relación de Obama con Wall Street ya no es lo que era (ver nota relacionada).
 
Con la reanudación de los manifestaciones sociales y populares listos para darle el combate en las calles con su movimiento Occupy y con el multimillonario Mitt Romney probándose el traje de candidato republicano, el presidente Obama ha comenzado a darle forma a su campaña en términos de una cruzada por el 99% contra -como rezaba un anuncio de Obama- "un tipo que tenía una cuenta bancaria en Suiza". Mostrar a Romney como un plutócrata será bastante fácil. Pero la afirmación del presidente mostrándose como  vengador populista puede resultar un tanto complicado, dada su propia y muy complicada -incluso conflictiva- relación con las grandes finanzas.
 
Obama llegó al poder prometiendo poner fin a los negocios de siempre, y, en el período gris que dejó la crisis del 2009, en ninguna parte la justicia parece más deudora que en el sector financiero. El público se mostraba estremecido y razonablemente enojado, mientras Wall Street parecía ajeno a su propia culpabilidad, defensora del pago de bonuses extravagantes, incluso mientras se aceptaba el rescate de los contribuyentes. Obama canalizó su ira, y empleó su retórica, culpando de la caída económica en todo el mundo a "la irresponsable especulación de los banqueros". Dos meses después de iniciada su presidencia, Obama convocó a los titanes de las finanzas a la Casa Blanca, donde él les dijo: "Mi gobierno es la única cosa entre ustedes y la horca".
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Los banqueros pueden haber encontrado el tono del presidente un tanto inquietante. El candidato Obama había sido su hombre, aceptando grandes sumas de dinero Wall Street durante la campaña que le importó victorias sobre Hillary Clinton y John McCain (ejecutivos de Goldman Sachs ponían hasta US$ 1 millón, más que cualquier otra fuente privada de financiamiento en 2008). En términos de recaudación en Wall Street, Obama superó con creces a su rival republicano, John McCain -unos US$ 16 millones vs. US$ 9 millones. Al final, parece ser, resultó que Obama en realidad si quiso decir lo que dijo en esa reunión en la Casa Blanca: su administración efectivamente sería lo que se pondría entre las grandes finanzas y cualquier cosa parecida a una seria rendición de cuentas. Para consternación de muchos de los partidarios de Obama, casi 4 años después del desastre, no ha habido un solo cargo presentado por el gobierno federal contra ningún alto ejecutivo de las instituciones financieras de élite.
 
"Es desconcertante, como mínimo" dice Phil Angelides, ex tesorero demócrata de California, que presidió la bipartidista Comisión de Investigación de la Crisis Financiera. "Es muy preocupante, cómo máximo".
 
Sorprendentemente, los juicios federales en general si han aumentado considerablemente con Obama, aumentando de forma espectacular en áreas como los derechos civiles y el fraude en la atención médica. Sin embargo, de acuerdo con la Transactional Records Access Clearinghouse, una organización de recolección de datos de Syracuse University, los procesamientos por fraude financiero del Departamento de Justicia se encuentran en mínimos de 20 años. Una disminución del 39% desde 2003, cuando el fraude de Enron y WorldCom causó una serie de acciones judiciales, y son sólo un tercio de lo que eran durante la administración Clinton. (El Departamento de Justicia dice que las cifras serían mayores si se contabilizasen nuevas categorías de delitos .- una suerte de Indec criminal yankee.
 
"No ha habido ninguna investigación seria de cualquiera de las grandes entidades financieras por parte del Departamento de Justicia, lo que incluye el FBI", dice William Black, un profesor asociado de economía y derecho en la Missouri University, Kansas City, que, como regulador del gobierno en la década de 1980, ayudó a limpiar la trama de S&L (las pequeñas entidades de ahorro). Black, un demócrata, señala que las autoridades federales trataron la crisis S&L con justicia dura, con más de mil procesos judiciales, y asegurando una tasa de condenas del orden del 90%. La diferencia entre la respuesta del gobierno a las 2 crisis, dice Black, es una cuestión de voluntad… y de prioridades. "Se necesita cabezas en la piqueta", dice. "Las órdenes del primer presidente Bush eran buscar los fraudes más repugnantes, y que pusieron sus cabezas en picas como demostración de que hay un nuevo sheriff en la ciudad".
 
Obama tiene una acalorada retórica, pero sus acciones muestran prioridades diferentes. Si Obama hubiese querido infundir real temor en el corazón de los banqueros, podría haber nombrado al ex fiscal especial Patrick Fitzgerald o algún otro “dragón” como su procurador general. En su lugar, optó por Eric Holder, un ex funcionario de Justicia de Clnton que, después de una carrera en el gobierno, se unió a la oficina en Washington de Covington & Burling, un bufete de abogados de primer nivel con una unidad especial de defensa para la élite de cuello blanco. El paso a Covington, y de nuevo a la Justicia, es un ejemplo de la puerta giratoria de Washington, que, para Holder, ha sido lucrativo – hizo unos US$ 2,1 millones como socio de Covington en 2008, y US$ 2,5 millones (incluidos los honorarios atrasados) cuando dejó la empresa en 2009.
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Poner un socio de Covington -pasó casi una década en el despacho - a cargo de la Justicia podría haber enviado una señal a la comunidad financiera, cuya marquesina de nombres son los clientes de Covington. Goldman Sachs, JPMorgan Chase, Citigroup, Bank of America, Wells Fargo, y Deutsche Bank están entre las instituciones que pagan por asesoría legal de Covington, algunas de ellas relacionada con cuestiones que se debaten en el mismo Departamento de Justicia. Sin embargo, Holder no era el único rostro familiar en el Departamento de Justicia para los clientes de Covington. Lanny Breuer, que había copresidido la unidad de defensa de cuello blanco en Covington, fue elegido para dirigir la división criminal del Departamento de Justicia de Obama. Otros 2 abogados de Covington siguieron a Holder a posiciones de responsabilidad, y el primer asesor adjunto, James Cole, fue reclutado de Bryan Cave LLP, otra firma de cuello blanco con clientes financieros de primera línea en su lista de clientes. 
 
Los defensores señalan que perseguir el delito financiero es un asunto complicado que requiere la pericia altamente especializada que solo se encuentra en ese tipo de despachos de abogados especializados en delitos de cuelo blanco. Sin embargo, muchos ven el potencial conflicto de intereses cuando los altos funcionarios del departamento provienen de despachos de abogados que representan a instituciones que e supone ese mismo departamento está investigando. "Y ahí es a donde vuelven", dice Black. "Todo el mundo sabe que hay un problema con eso" (Dos miembros del equipo de Holder ya han regresado a Covington). 
 
La inacción de Justicia en relación con las grandes firmas de Wall Street no es por falta de actividad sospechosa. Tres entidades gubernamentales diferentes examinaron exhaustivamente las prácticas que contribuyeron al colapso financiero, y cada una ha remitido su conclusiones al Departamento instando diferentes investigaciones criminales. Uno de esas involucra a una transacción de Goldman Sachs del 2007 en la que Goldman creó una inversión, basado en valores respaldados por hipotecas, que parecía destinado a fracasar. Goldman permitió que un cliente que estaba apostando contra el mercado de hipotecas ayudase a dar forma al instrumento de inversión, que fue llamado Abacus 2007-AC1, a continuación, tanto Goldman como el cliente apostaron contra esa inversión, sin informar a otros clientes (cuyas inversiones apostaban al éxito) la forma en que esos calores formarían parte de la cartera. Estos clientes no informados perdieron más de US$ 1 mil millones en la inversión. En 2010, la SEC acusó a Goldman de fraude con títulos valores "por hacer declaraciones y omisiones materialmente engañosas" en la comercialización de la inversión. La SEC, que sólo se ocupa de los litigios civiles, remitió el caso al Departamento de Justicia para que sea investigado criminalmente.
 
Un año más tarde, en abril de 2011, el Subcomité Permanente de Investigaciones del Senado, presidido por el demócrata Carl Levin y ras una investigación de 2 años, emitió un sólido informe que detallaba varias operaciones, incluido el Abacus de Goldman, que Levin y su equipo creían que debía ser investigado por la Justicia por posibles delitos. El Subcomité se lo envió formalmente al Departamento (como lo hizo la Comisión Federal de Investigación Financiera de Crisis, presidida por Phil Angelides), y Levin declaró públicamente su opinión de que la investigación penal estaba justificada. Ejecutivos de Goldman, entre ellos el contador ejecutivo, Lloyd Blankfein, empezó a contratar a abogados para armar una defensa.
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Mientras tanto, la operación política de Obama continuaba pidiendo plata en Wall Street para la campaña. Un curioso patrón se fue desarrollando. Un examen de los registros financieros de la campaña realizado por Newsweek, demuestra que, en las semanas antes y después del duro informe del año pasado en el Senado, varios ejecutivos de Goldman y sus familias hicieron grandes donaciones al Fondo de la Victoria de Obama y otras organizaciones relacionadas, algunas de ellas al límite legal de US$ 35.800, a pesar de que 2011 no era un año electoral. Algunos de estos ejecutivos estaban dando a Obama por primera vez.
 
El Departamento de Justicia insiste en que las operaciones políticas, tales como la recaudación de fondos, se mantienen en estricta distancia del Departamento con el fin de evitar incluso la apariencia de influencia política. Sin embargo, el fiscal general y su equipo no son ajenos al proceso, Holder mismo era recaudador de fondos para Obama en el 2008. Lo mismo puede decirse de varios otros abogados que se sumaron en los últimos años al Departamento de Justicia. 
 
Sería muy arriesgado decir que las contribuciones de Goldman se realizaron -o recibieron- como quid pro quo para dejar caer una investigación criminal. Sin embargo, la situación constituye lo que un veterano de Justicia reconoció como una "mala serie de hechos".
 
El mantenimiento de la fe pública en el sistema de justicia es una de las razones por las que personas como Angelides siguen pidiendo una rigurosa investigación criminal en Wall Street. "Creo que es fundamental que la gente en este país sienta que el sistema de justicia es para todos - que no hay un sistema para aquellas personas de enorme riqueza y poder, y otro para todos los demás", dice.
 
En julio de 2010, 3 meses después de que la SEC acusase a Goldman por el caso Abacus, la agencia llegó a un acuerdo con la empresa. Goldman acordó pagar US$ 550 millones, pero no admitió haber cometido delito alguno. La SEC mostraba a la multa como la mayor de la historia; pero para Goldman, esto era una miseria. La multa representaba el 4% de lo que pagó a sus ejecutivos en bonuses (US$ 12,1 mil millones) en 2007, el año de la transacción de Abacus.
 
A principios de este año, se informó que ejecutivos de Goldman se sentían optimistas de que la investigación de Justicia no daría lugar a cargos penales contra la empresa, o sus ejecutivos. Goldman no quiso hacer comentarios sobre el caso, al igual que el Departamento de Justicia. Pero la portavoz Alisa Finelli, dijo: "Cuando nos encontramos con pruebas fehacientes de conducta criminal - por ejecutivos de Wall Street u otros -. No dudaremos en acusar.  Sin embargo, solo podemos presentar cargos cuando los hechos y la ley nos convoca de que podemos probar un delito más allá de la duda razonable". Holder, hablando en febrero en la Universidad de Columbia, dijo que aunque "hemos encontrado que gran parte de la conducta que llevó a la crisis financiera fue irresponsable y falta de ética... también hemos descubierto que algunos de estos comportamientos –si bien moralmente reprobables- puede no necesariamente haber sido criminal".
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A mitad de su Estado de la Unión de este año, el Presidente Obama anunció planes "para crear una unidad especial de fiscales federales y abogados generales del Estado para ampliar nuestras investigaciones sobre los préstamos abusivos y el envasado de hipotecas riesgosas que condujeron a la crisis de vivienda" y prometió de nuevo que los que violaron la ley rendirían cuentas. 
 
Esta parte de u discurso tenía un tono familiar. En noviembre de 2009, el fiscal general Holder, con el secretario del Tesoro, Timothy Geithner a su lado, anunció la creación de otra unidad especial - la Financial Fraud Enforcement Task Force que tenia encargada básicamente las mismas instrucciones. Desde su creación, a esta unidad especial-dicen los críticos- le han ido sacando los recursos necesarios, no se ha producido una sola sentencia condenatoria (o incluso auto de procesamiento) a ningún jugador importante de Wall Street por el desastre financiero. 
 
Algunos que oyeron el Estado de la Unión creyeron discernir un propósito oculto detrás de su nueva "unidad especial" el Residential Mortgage-Backed Securities Working Group. El día antes del discurso del presidente, secretarios de justicia estatales de todo el país se reunieron en Chicago con funcionarios de Justicia para discutir una propuesta de acuerdo nacional con 5 grandes bancos, incluyendo a JPMorgan Chase y Bank of America, sobre las prácticas cuestionables en las ejecuciones hipotecarias. La administración estaba empujando un acuerdo al igual que los bancos. Pero un puñado de fiscales generales se resistían el acuerdo, creyendo que se les estaba dando demasiada a los bancos -incluyendo protección contra investigaciones criminales en curso. Estos funcionarios estatales opositores tenían el apoyo de una coalición de activistas que argumentan que la única manera en que los bancos hagan concesiones significativas era mediante la amenaza de la investigación.
 
Uno de esos activistas, Mike Gecan, de la Fundación de Áreas Industriales, dijo que quedó desalentado, cuando oyó el discurso de Obama, y la noticia de que el Procurador General de Nueva York, Eric Schneiderman sería quien co-presidiría el nuevo "grupo de trabajo". Schneiderman, que está en el molde de tipo duro de sus predecesores, Eliot Spitzer, y Andrew Cuomo, ha sido un líder de los disidentes del estado, ahora, Gecan temía, Schneiderman ha sido co-optado por el camino de Chicago. "Soy de Chicago, he visto este juego jugado toda mi vida", dice.
 
La visión de Gecan parece haberse vindicado 2 semanas más tarde cuando Obama anunció que el acuerdo había sido alcanzado.
 
Casi 3 meses después, no está claro cuanto avance puede mostrar ese nuevo task forcé. A la unidad sólo se le prometió 55 investigadores, abogados y personal de apoyo, una pequeña fracción de los recursos otorgados a grupos similares que investigan los escándalos S&L y Enron o WorldCom-y no está claro que incluso ese compromiso se haya materializado. "Creo que lo que sucedió es lo que suele ocurrir: la administración de lo vacío", dice Gecan. "No hay oficina, no hay director, no hay personal, no hay espacio, no hay teléfono".
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El mes pasado, Gecan escribió un artículo de opinión para el New York Daily News, instando a Schneiderman a dejar el grupo en señal de protesta. Mientras tanto, Gecan dijo, va a trabajar para presionar a Obama. "Hay una campaña presidencial que poco a poco va a empezar, y vamos a hacer de este tema uno central de esta campaña", dijo.
 
Puede ser, como señala el procurador general, que Wall Street haya sido codiciosa, estúpida e inmoral, sin violar ninguna ley. Pero los poderes del Departamento de Justicia son enormes, y un fiscal más agresivo sin duda podría haber encontrado los elementos necesarios para avanzar. Black, el profesor de UMKC, dice que la conducta bien podría haber violado las leyes federales del fraude - "fraude de valores por la revelación de información falsa, fraude electrónico para hacer declaraciones falsas acerca de la calidad de los préstamos y derivados que se vendieron, fraude bancario por declaraciones falsas a los reguladores", dice. 
 
La ausencia de procesos judiciales, y el hecho de que los policías de la industria salen de donde los bancos están representados legalmente no es lo que muchos esperaban de Obama para cumplir su promesa de hacer que las grandes finanzas rindan cuentas. Esto alimenta a una izquierda que vuelve a encender movimientos como Occupy Wall Street y le da escalofríos a la base demócrata. Para peor, le abre una ventana a Romney, un capitalista de nacimiento, de raza y de carrera, que rápidamente explotará. 
 
Hasta el otoño pasado, Obama había recaudado más donativos de Wall Street que cualquiera de los candidatos republicanos. Los empleados de Bain Capital habían donado a Obama más del doble de lo que hicieron con Romney, quien fundó la empresa. En esta primavera, sin embargo, algo había cambiado. Wall Street encontró una alternativa amigable a Obama. Mientras que la mayoría de las contribuciones de Romney hasta el momento provienen principalmente del sector financiero, las donaciones a Obama de Wall Street se han reducido drásticamente.

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