ATENAS ACERCA POSICIONES

Grecia juega una de sus últimas cartas (y 6 claves)

Desde los comicios del 06/05, los dirigentes han intentado sin éxito alcanzar un acuerdo para poner en marcha una coalición. Al proponer un Ejecutivo integrado por expertos, el Presidente busca evitar la convocatoria de nuevas elecciones para el 10/06 o 17/06. Los mercados han comenzado a descontar que Grecia se marcha del euro.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). En las últimas horas se ha producido un acercamiento a posiciones de pacto por parte del partido Griegos Independientes, compuesto por disidentes de Nueva Democracia contrarios al memorando. Su líder Panos Kammenos presentó el lunes 14/05 un plan de 7 condiciones para prestar su apoyo.

Parece difícil que Nueva Democracia y Pasok vayan a aceptar, entre otras, la creación de una zona económica especial de Grecia dentro de la Unión Europea y terminar con los contratos de préstamo del país, pero su paso adelante se .ha tenido en cuenta. Tanto que el presidente Papoulias se reunirá con Kammenos a las 13:00, 60 minutos antes de hacerlo con el resto de líderes. Griegos Independientes fue la 4ta. formación más votada el 06/05.

Por su parte el líder de los socialistas griegos (Pasok) Evagelos Venizelos se ha mostrado dispuesto a apoyar un gobierno de tecnócratas a pesar de no estar a favor en un principio: "Deberá tener el apoyo no sólo del Pasok, Nueva Democracia e Izquierda Democrática, sino también el de Syriza (la Coalición de la Izquierda Radical), Griegos Independientes e incluso del Partido Comunista", dijo Venizelos.

Poco después ha conocido que el último requisito ya no será posible.

El Partido Comunista (KKE), de Aleka Papariga, aclaró: "La posición del partido, la cual fue expresada en la reunión con el Presidente e incluida en los registros del debate, es contraria a la formación de alianzas de gobierno, sea cual sea su nombre. Por consiguiente, Aleka Papariga no contribuirá al debate".

La reunión de este lunes duró menos de una hora.

Karolos Papulias, el veterano político socialista que ostenta la presidencia del país desde 2005, respondió con una amplia sonrisa a la pregunta de los periodistas de si era optimista. Fue el único gesto relajado.

Los 3 líderes políticos convocados (el conservador Andonis Samarás, el socialista Evánguelos Venizelos y Fotis Kuvelis, de Izquierda Democrática) acudieron con la correspondiente cara de circunstancias (Venizelos y Kuvelis, sin carpetas; Samarás, con apuntes en una nota manuscrita que colocó sobre la mesa), conscientes de que cualquier desacuerdo más supondría otro salto mortal en el vacío.

La partida terminó con un doble anuncio que permitía ganar tiempo en medio de las insostenibles presiones europeas:

> la propuesta de Papulias de un Gobierno de “personalidades ajenas a la política, apoyado por el Parlamento”, y

> la reanudación a mediodía de este martes del diálogo con todas las fuerzas políticas, salvo los neonazis.

La oferta de Gobierno de Papulias —las fuentes varían en la condición de los notables: si más o menos tecnócratas, o académicos de prestigio— fue secundada por los líderes conservador, Andonis Samarás, y socialista, Evánguelos Venizelos.

Fotis Kuvelis, líder del pequeño partido Izquierda Democrática (19 diputados), disintió de sus pares, pero se mostró dispuesto a debatirla.
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Con todo, puede que el resultado más interesante de la reunión sea la celebración de una mesa de diálogo conjunta de todas las fuerzas que el día 6 lograron representación parlamentaria, salvo el neonazi Aurora Dorada.

La iniciativa no solo consagra el cordón sanitario en torno a los ultras, también reconoce la petición de Alexis Tsipras, líder de la izquierdista Syriza: un diálogo de todos con el jefe del Estado. Tsipras no acudió a ver al Presidente, pero con sus 52 diputados, a solo 6 del partido más votado (Nueva Democracia, centro-derecha), no puede ser obviado en la solución final. Fuentes de Syriza confirmaron que su líder hoy martes 15/05 sí se sentará a la mesa, aunque rechaza cualquier Gobierno tecnocrático.

El recurso a la tecnocracia tampoco provocó mucho entusiasmo entre sus colegas.

“Estamos dispuestos a apoyar un Gobierno así, aunque en principio no estamos a favor de gobiernos de tecnócratas”, declaró el socialista Venizelos —ministro de Economía y vicepresidente del Ejecutivo en funciones bajo la presidencia de un tecnócrata, Lukas Papademos— a la salida de la residencia presidencial.

“Un Gobierno así significa la derrota de la política”, apuntó el izquierdista Kuvelis.

“Creo que es mejor un Gobierno formado por políticos, pero en casos de urgencia como el que vivimos, incluso uno de tecnócratas podría ser aceptable”, terció por su parte el conservador Samáras.

Resultará en teoría muy difícil conciliar a fuerzas tan dispares como, por ejemplo, el proeuropeo y moderado Dimar y Griegos Independientes (Anel, extrema derecha nacionalista), pero puede que la cita sea para que un fait accompli: que Karolos Papulias simplemente informe a los líderes de los 5 partidos —el comunista KKE ha declinado la invitación del jefe del Estado— de su propuesta de un Ejecutivo de amplia base con nombres no contaminados por la política.

Neonazis

Al día siguiente de las elecciones que hicieron saltar por los aires el escenario político tradicional, periodistas griegos buscaban en el testimonio de colegas extranjeros una explicación a la entrada de 21 neonazis en el Parlamento. Pese a los sondeos, que auguraban a Aurora Dorada en torno al 5% de los votos —llegó al 7%—, nadie pareció querer reparar durante la campaña en un fenómeno en teoría anecdótico, residual, pero que ha resultado impactante.

“El éxito de los neonazis se debe a una vieja corriente de opinión nacionalista, antieuropea, intolerante y xenófoba. Esta sensibilidad fue constatada en varios estudios en la década de 2000-2009. Las incesantes oleadas de inmigrantes, junto con la percepción de que los rescates han sido impuestos a Grecia desde el exterior, están detrás de su auge electoral”, explica Dimitri Sotirópulos, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Atenas e investigador del centro Eliamep.
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Pero no solo Aurora Dorada se ha beneficiado del descontento de la crisis, sino sobre todo Syriza (Coalición de Izquierda Radical): 2da. fuerza más votada, con 52 diputados, el cuádruple que en 2009. Frente a ella, los partidos tradicionales (socialistas, conservadores y comunistas) aún se palpan la camisa, comprobando los efectos del vapuleo (los 2 primeros han perdido 40 puntos con respecto a 2009). La fragmentación del Parlamento —7 grupos, ninguna mayoría— impide la gobernabilidad.

El populismo ha recorrido todo el arco político durante la campaña y en las componendas poselectorales. Los resultados se explican “como un voto de rabia, aparentemente”, asegura Sotirópulos, “pero también como un voto interesado, al prometer Syriza, con una retórica populista, que abolirá las medidas que han golpeado a las clases media y media baja. Los votantes querían apoyar a un partido que, aunque sin explicar exactamente cómo, indirectamente prometía recuperar los estándares de vida de la década anterior”.

Con su oposición al memorándum (plan de saneamiento económico suscrito con la troika), y su rechazo a integrar un Gobierno de coalición, Syriza ha dejado en punto muerto a Grecia, pero su postura refleja un generalizado estado de opinión (pese al 70% de respaldo a la eurozona): basta ya de sacrificios y de recortes.

Las presiones que los socios europeos ejercen desde hace días sobre Grecia dieron un paso más, según denunció Alexis Tsipras.

“He solicitado una reunión con [François] Hollande [nuevo presidente francés] para intercambiar impresiones, aunque hubo una reacción por parte del Ministerio de Asuntos Exteriores alemán”, dijo el líder de Syriza, sin dar más detalles.

Mientras, en un inédito gesto de transparencia, la jefatura del Estado colgaba en su página web la transcripción íntegra de las conversaciones que Papulias mantuvo el domingo por separado con los líderes conservador, socialista y de Izquierda Democrática.

Adiós al euro

La posibilidad de que Grecia abandone la eurozona ya no es descabellada. Después de que el 70% de los votantes respaldase a los partidos que rechazan las condiciones bajo las que se entregaron a Atenas los préstamos de rescate por 174.000 millones de euros, muchos inversores ven cada vez más probable una fisura en la eurozona. Si Grecia se marcha, ¿cuáles serán las consecuencias?

¿De verdad se plantea Grecia dejar la eurozona?

¿Quién sabe? Las encuestas de opinión que muestran que el 80% de los griegos quieren permanecer en el euro y los resultados de las elecciones pintan un escenario confuso. Sus socios europeos aseguran que Atenas no puede tenerlo todo. Pero los cantos de sirena de la coalición radical de izquierdas Syriza, que asegura que Grecia está segura en la eurozona ya que sus acreedores están dispuestos a suavizar el duro rescate, son música para los oídos de los acuciados ciudadanos.

¿Está dispuesta Europa a echar a uno de los suyos?

Las autoridades de la eurozona habían preparado planes de contingencia para una salida de Grecia tras el referéndum nacional propuesto en octubre por el ex presidente Yorgos Papandréu sobre la permanencia en el euro. Ni siquiera entonces esas autoridades tenían la certeza de que el resto de la unión monetaria pudiera sobrevivir a la onda expansiva provocada por una vuelta del dracma. Pero ahora, con un nuevo fondo de rescate permanente de 500.000 millones de euros respaldado por la fortaleza de un tratado internacional con multitud de herramientas para comprar bonos soberanos en el mercado abierto e inyectar capital en los bancos de la eurozona, algunas autoridades creen que podría contenerse el contagio.

¿Qué conllevaría la salida de la eurozona?

Ni Atenas ni el resto de la eurozona querrían asumir la responsabilidad de una salida de Grecia de la moneda única. Habría un cruce de recriminaciones.

En previsión de las acusaciones de haber impuesto exigencias 'brutales', el núcleo de la eurozona se está asegurando que la salida sea vista como una decisión soberana. La salida se produciría porque, sin nuevos préstamos, el Gobierno no dispondría de dinero para pagar la Seguridad Social y los salarios del sector público. Además, el BCE podría retener los fondos de los bancos griegos, provocando su caída. Tras la salida, Grecia tendría que negociar su participación en la UE. Los tratados de ésta tienen una cláusula para el abandono de la unión, pero no únicamente para la eurozona.

¿Qué repercusiones económicas sufrirá Grecia?

El nuevo dracma se devaluaría con rapidez. No puede predecirse hasta qué punto, pero el FMI calcula que Grecia necesita al menos una devaluación de entre el 15% y el 20% sobre la media de la eurozona para obtener un balance por cuenta corriente. Esta devaluación devolvería la competitividad, pero no sería el final de la historia. Hay dos posibles escenarios. En el mejor de los casos, un Gobierno responsable logra reactivar el sistema bancario, gestionar unos presupuestos equilibrados y convencer a la opinión pública para que acepte un fuerte deterioro del nivel de vida. Bajo el escenario alternativo, asumiría las funciones un Gobierno que quiere usar sus nuevos poderes de autonomía monetaria para compensar los efectos de la devaluación y generar prosperidad a través del gasto. Con ello se correría el riesgo de que la hiperinflación generada tras un breve periodo de respiro se viera seguida de una nueva devaluación de la moneda y de la impresión de más dinero.

¿Están listas las empresas griegas para una salida?

Aunque algunas grandes compañías han preparado planes de contingencia para una salida de Grecia, las empresas medianas esperan a ver lo que sucede, según consultores de Atenas. Incluso las que no prevén abandonar el país se aseguran que el dinero ganado en el extranjero se quede allí. Los grupos que abastecen al mercado nacional están reduciendo su tamaño tras intentar durante dos años recortar costes debido al fuerte desplome de las ventas.

¿Puede la eurozona contener el contagio?

Esta es la gran incógnita. Si las autoridades de la eurozona pueden convencer a los inversores y a la opinión pública de que Grecia era un caso especial, podrían contenerse los efectos de una salida. De lo contrario, la marcha de Grecia pronto se convertiría en una ruptura desordenada del proyecto del euro.

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