OTOÑOS ÁRABES

Siria: Obama quiere el modelo Yemen, pero preocupa el antecedente libio

Barack Obama planea aliarse con Rusia para trabajar en un plan para acabar con la crisis en Siria, que incluye la salida de Bashar al Assad del poder mientras se mantienen otros elementos del actual régimen. Pero Assad no es Alí Abdulá Saleh y se queda en el poder, limitando entonces una nueva ronda diplomática que comienza hoy y dejando el interrogante en el aire ¿y después de Al Assad qué?

 

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Las cifras que deja la revuelta contra el régimen de Bashar al Asad, en Siria, son escalofriantes, cuanto menos. Más de 13.000 personas han muerto desde marzo del año pasado, según las agencias de noticias internacionales, que recogen estadísticas del Observatorio Sirio de los Derechos Humanos . 
 
Al menos 9.183 civiles, 3.072 miembros de las fuerzas gubernamentales y 794 desertores han muerto debido a la represión, los combates y los atentados que afectan al país desde hace más de 14 meses, según esta organización no gubernamental. Otro dato que conmociona: desde la entrada en vigor del alto al fuego el pasado 12/04-sistemáticamente violado desde entonces- al menos 1.881 personas, de ellas 1.260 civiles, perdieron la vida en enfrentamientos.
 
En ese contexto, y aprovechando la condena internacional tras la matanza del pasado viernes (25/05), el gobierno del presidente Barack Obama planea aliarse con Rusia para trabajar en un plan para acabar con la crisis en Siria, que incluye la salida de Bashar al Assad del poder mientras se mantienen otros elementos del actual régimen. 
 
De acuerdo con el New York Times, Washington quiere plantear un plan de transición similar al que logró la salida en febrero del presidente yemení Alí Abdulá Saleh después de 33 años en el poder. 
 
Sin embargo, USA estaría dispuesto a mantener algunos elementos del régimen del presidente sirio, que reprime un constante movimiento de protesta desde hace poco más de un año a pesar de una supuesta tregua internacional nunca materializada.  
 
Según The New York Times, el éxito del plan estadounidense depende de Rusia, principal apoyo del régimen de Asad y que aplicó su veto en 2 ocasiones a resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que condenaban la represión. China siguió los pasos de Rusia pero no está en los planes de Obama incluirla como parte de la solución. 
 
Obama explicará el plan a su homólogo ruso, Vladimir Putin, el mes próximo durante su primer encuentro desde la toma de posesión de Putin a principios de este mes, indicó el rotativo estadounidense.
 
Ben Rhodes, un funcionario del Consejo de Seguridad Nacional, afirmó que la atención en semanas recientes para asegurar el acceso de observadores de la ONU que supervisaran un cese al fuego los había distraído de problemas fundamentales en Siria.
 
"Es nuestra evaluación que no podrás ser capaz de resolver este problema sólo con observadores y ceses al fuego, que necesitas tener funcionando un proceso político que responda al pueblo sirio, porque de otro modo no vas a resolver el problema", comentó Rhodes.
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También dijo que los líderes del G8 -de Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Japón, Rusia, Canadá y USA, anfitrión del encuentro- discutieron en una cena privada el viernes (25/05) cómo podría tener lugar una transición política en Siria. Obama mencionó a Yemen como un ejemplo de un líder que se aleja del poder pacíficamente y dando paso a un proceso democrático, dijo Rhodes.
 
"Nuestro punto fue que necesitamos ver una transición política en curso que lleve un cambio real a Siria", declaró el funcionario a la prensa.
 
"Creemos que el cambio tiene que incluir la salida del poder de Bashar al-Assad. Y a menos que comiences el proceso de una transición política de algún tipo, no vas a ser capaz de reducir la violencia y lidiar con las demandas de la gente que salió a las calles originalmente", agregó.
 
En Yemen, el presidente durante muchos años Ali Abdullah Saleh entregó a fines de 2011 el poder a su vicepresidente, Abed Rabbo Manur Hadi, de forma provisional. Hadi ganó luego las elecciones.
 
Hasta el momento, Rusia se ha opuesto a medidas más duras contra el régimen de Al Assad pero la masacre del viernes (25/05) contra civiles en Siria, que dejó 108 muertos, generó demasiada indignación internacional que Obama quiere capitalizar con Rusia. La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, exigió a la comunidad internacional que aumente la presión sobre Al Assad y sus socios. "Su dominio a través de la muerte y el miedo tiene que acabar", subrayó.
 
Sin embargo, Al Assad no da muestras de tener intención de abandonar el poder o el país. De hecho, el representante especial de la ONU y la Liga Árabe para Siria, Kofi Annan, llegará este lunes (28/05) a Damasco, donde mantendrá un encuentro con el presidente sirio.
 
Jihad Makdissi, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, ha dicho en un correo electrónico que Annan se reunirá con el ministro de Exteriores sirio, Walid al Mualem, y al día siguiente con Al Assad.
 
La noticia se conoce un día después de que el Consejo de Seguridad de la ONU condenase el bombardeo con armamento pesado perpetrado el pasado viernes (25/05) por las fuerzas del régimen sirio sobre la localidad de Hula, que causó la muerte de al menos 108 personas, entre ellas numerosos niños. Damasco ha responsabilizado de la masacre a "grupos terroristas armados".
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El mediador internacional consiguió que el pasado 12/04 entrase en vigor un acuerdo de alto el fuego en Siria, pero desde entonces han muerto cientos de personas a causa de la violencia.
 
¿Pero será la masacre de Hula de esta semana, en la que aparentemente murieron tantos niños, un catalizador similar a lo ocurrido en Srebrenica en 1995, cuando los cascos azules de Naciones Unidas sólo pudieron observar impotentes cómo los musulmanes bosnios eran masacrados?
 
Los altos cargos de la OTAN insisten en que no han planeado una intervención en Siria. Por su parte, las autoridades estadounidenses han mantenido reservas. Algunos países árabes, sobre todo Arabia Saudita y Qatar, piden el uso de la fuerza pero limitan su intervención a la contribución con armas y dinero para la oposición siria.
 
Pero aunque las imágenes que llegan de la ciudad de Hula incrementarán la presión sobre estos países para que reconsideren su cautela, es probable que esto se traduzca en una intensificación de la vía diplomática más que en una carrera hacia la guerra. Pero una cosa está clara, la masacre de Hula acaba con la tregua, que desde hace tiempo había perdido cualquier significado. 
 
Así como algunos críticos argumentan que las masacres del año pasado en Libia y de Racak (Kosovo) en 1999 se exageraron o incluso fueron fabricadas, persistirá un escepticismo similar en torno a Hula, aunque se presenten pruebas irrefutables, y esto afectará al modo de actuar del Consejo de Seguridad de la ONU.
 
Además, el creciente rol de al Qaeda y otros grupos yihadistas similares en Siria en meses recientes se ha convertido en otro freno a la intervención.
 
Las fuerzas estadounidenses están aterrorizadas ante la idea de que el apoyo a la oposición termine en las manos de la misma gente que organizó los ataques contra las fuerzas occidentales en Irak hace unos años y ahí es donde el plan de Obama –que no quiero pelearse con Rusia- hace agua. El interés de la Casa Blanca es "estabilizar" la situación en Siria, "no eliminar la influencia rusa", ha subrayado un funcionario estadounidense. 
 
Pero para empezar, Al Assad no ha dado muestras de tener intención de abandonar el poder o siquiera detener una matanza que incluso desconoce y niega, cuando no culpa al bando contrario. Parece entonces difícil que una transición “a la yemení” sea posible. 
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Los diplomáticos estadounidenses esperan convencer ahora a Rusia para que permita la salida de Asad, sin que por ello caiga el régimen sirio ni se vean afectados los intereses rusos. Este es el mismo esquema que siguieron USA y Arabia Saudita a principios de año para sacar del poder al presidente de Yemen, Alí Abdulá Saleh.
 
Pero no parece que esta solución pueda funcionar. El régimen sirio es muy personalista, y probablemente se desharía rápidamente sin Asad y sus consejeros principales. Además, los rebeldes no aceptarán a estas alturas un acuerdo vil que incluso pueda dejar a los perpetradores de la masacre al frente de las fuerzas de seguridad.
 
¿Pero que pasaría tras una intervención militar? El riesgo es que se repita lo ocurrido en Libia donde se constatan movimientos represivos similares a los experimentados en Egipto tras la salida de Hosni Mubarak. En ambos países se les está dificultando a las organizaciones no gubernamentales -nacionales y extranjeras- en un intento por ahogar financieramente a la aún incipiente sociedad civil de cada uno de eso países.
 
En Libia, una nueva ley que entrará en vigor el 1/06 prohibirá a las ONG nacionales recibir dinero de sus homólogos extranjeros y socios, incluyendo a estadounidenses defensores de la democracia e instituciones benéficas (que no es sino la manera no militar de interferir o influir en la vida política de un país). 
 
Por otra parte, algunos trabajadores de ONGs extranjeras que se ocupan de la reconciliación nacional viajando a distintas ciudades del sur afectadas por la esporádica pero persistente violencia, ahora se encuentran que no pueden viajar fuera de la capital libia hasta que sus organizaciones se hayan registrado en el Ministerio de Cultura y Sociedad Civil.
 
Sin embargo, al tratar de registrarse, varias organizaciones no gubernamentales extranjeras, entre ellas el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral, han encontrado que sus papeles se han perdido tras haber sido presentada formalmente su solicitud.
 
Bajo la nueva ley, las organizaciones no gubernamentales nacionales sólo podrán recibir financiamiento de organizaciones no gubernamentales extranjeras o instituciones de beneficencia registrados en Libia. Las contribuciones en especie, sin embargo, no se verán afectadas.
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La prohibición prevista en el financiamiento extranjero de los grupos nacionales de la sociedad civil de Libia se produce a tan sólo semanas de las elecciones nacionales programadas para el 19/06 para constituir un nuevo gobierno provisional que será encargado de redactar una constitución para la era post-Gaddafi.
 
Los diplomáticos occidentales esperan que los partidos islamistas tengan un excelente desempeño en la elección. Argumentan que el gobierno de transición de 7 meses de duración ha estado marcado por una feroz lucha detrás de escenas entre las ideas liberales progresistas, islamistas bien organizados, y una elite empresarial y administrativa conocida despectivamente como los “tahaleb”, o “algas”, por los libios de a pie. 
 
Los funcionarios del Ministerio le han dicho a los líderes nacionales de las organizaciones no gubernamentales que al efecto de la ley no es otro que evitar el fraude financiero, y que ni el ministerio ni las organizaciones no gubernamentales nacionales tienen la capacidad de montar sus propias auditorías.
 
"Esto nos va a afectar en gran medida", dice Hussam Zagaar Hussein, el director de la ONG de desarrollo de medios de la Free Media Center.
 
La decisión sobre la financiación de las ONG nacionales tiene reminiscencias del pasado invierno, cuando las autoridades de Egipto, en el período previo a las elecciones presidenciales iniciaron su propia ofensiva contra las ONG extranjeras, expulsando a organizaciones no gubernamentales estadounidenses pro-democracia, financiadas por el Congreso Nacional Democrática y el Instituto Republicano Internacional.
 
En febrero, las autoridades egipcias acusaron a 43 trabajadores de 5 organizaciones no gubernamentales extranjeras por la obtención de fondos internacionales de manera ilegal y no haber registrado sus organizaciones. Uno de los acusados era hijo del Secretario de Transporte de USA, Ray LaHood. La medida desató una crisis en las relaciones con USA, pero parte de la tensión entre Washington DC y El Cairo disminuyeron cuando un juez egipcio posteriormente permitió a los acusados extranjeros a abandonar el país.
 
La investigadora de Amnesty Internacional, Diana Eltahawi, dice que ha notado cambios en las autoridades libias en las últimas semanas que le recuerden lo que se ocurrió en Egipto. "Esta semana fue la primera vez que fui acusado de ser un espía occidental" dice ella. "Ha habido un cambio de actitud hacia las organizaciones no gubernamentales y periodistas extranjeros".
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Amnistía ha estado investigando las denuncias de tortura formuladas contra las autoridades libias y docenas de milicias que siguen siendo independientes del gobierno. La organización de derechos humanos ha documentado 20 muertes bajo custodia desde agosto, y ha instado al Consejo de Gobierno Nacional de Transición a asegurar el control de todos los centros de detención del país.
 
Junto con los diplomáticos occidentales y otras organizaciones no gubernamentales extranjeras, Amnistía expresó su preocupación por una serie de leyes del Gobierno de transición emitidas recientemente, incluyendo una ley que otorga inmunidad a los rebeldes por los delitos cometidos durante la revuelta. Otra ley, descrita por Eltahawi de Amnistía Internacional como "fomentadora del abuso a la carta", ordena a los tribunales del país a aceptar como prueba las confesiones obtenidas mediante tortura.
 
Las autoridades libias también han emitido una serie de leyes para "organizar" a los medios de comunicación que implica la creación de una Autoridad Suprema de medios con la tarea de proteger "la libertad y la independencia" de los medios de comunicación, pero también garantizar la "protección de la unidad nacional y la paz social".
 
El pasado viernes (25/05), el Secretario General de Amnistía Internacional, Salil Shetty criticó al nuevo gobierno en Libia, diciendo que en algunos casos, las nuevas autoridades se comportaban casi tan mal como el régimen del derrocado Muammar al Gaddafi.
 
El riesgo es que la historia se repita en Siria, si es que Obama convence a Putin que Assad se tiene que ir pero que lo demás se puede quedar.

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