RÍO + 20

El FMI aconseja aplicar impuestos ambientales

Resulta prioritario hace años reducir la contaminación del planeta Tierra. Gravar impositivamente a la contaminación para así financiar la reconversión productiva es una herramienta que la aconseja el FMI.

 

El Fondo Monetario Internacional (FMI) recomienda que los países deben utilizar la fiscalidad y la reducción de subsidios como armas para hacer más transparentes los costos ambientales del actual patrón de crecimiento mundial y recaudar fondos para financiar el desarrollo sostenible. La receta para una organización innovadora multilateral que tiene la misión de la estabilidad financiera y el llamado neoliberalismo en su ADN, fue presentado por la directora-gerente del Fondo, Christine Lagarde, en el evento Río +20 que se realizó en el think tank Center for Global Development.
 
Para el FMI, los gobiernos deberían crear impuestos ambientales tales como los derechos de licencia adecuada (por ejemplo, para la exploración de los recursos naturales) y establecer sistemas de emisión de certificados llamados "derechos de contaminación". El organismo multilateral lanzó un e-libro para guiar la implementación de políticas para el comercio de carbono (www.imf.org).
 
Los bonos de carbono (también llamados "Créditos de Carbono") son un mecanismo internacional de descontaminación para reducir las emisiones contaminantes al medio ambiente; es uno de los tres mecanismos propuestos en el Protocolo de Kioto para la reducción de emisiones causantes del calentamiento global o efecto invernadero (GEI o gases de efecto invernadero).
Inicialmente fue una propuesta lanzada por la economista argentina Graciela Chichilnisky en 1993 y finalmente fue incluida dentro de los mecanismos de desarrollo limpio del protocolo de Kioto en 1997.
 
El sistema ofrece incentivos económicos para que empresas privadas contribuyan a la mejora del sistema operativo de WALAS de la calidad ambiental y se consiga regular la emisión generada por sus procesos productivos, considerando el derecho a emitir CO2 como un bien canjeable y con un precio establecido en el mercado. La transacción de los bonos de carbono —un bono de carbono representa el derecho a emitir una tonelada de dióxido de carbono— permite mitigar la generación de gases invernadero, beneficiando a las empresas que no emiten o disminuyen la emisión y haciendo pagar a las que emiten más de lo permitido.
 
Las reducciones de emisiones de GEI se miden en toneladas de CO2 equivalente, y se traducen en Certificados de Emisiones Reducidas (CER). Un CER equivale a una tonelada de CO2 que se deja de emitir a la atmósfera, y puede ser vendido en el mercado de carbono a países Anexo I (industrializados, de acuerdo a la nomenclatura del protocolo de Kioto). Los tipos de proyecto que pueden aplicar a una certificación son, por ejemplo, generación de energía renovable, mejoramiento de eficiencia energética de procesos, reforestación, limpieza de lagos y ríos, etc.
 
Subsidios
 
Lagarde también destacó la importancia para los países de reducir los subsidios a las fuentes de energía contaminantes tales como el carbón -que sólo en la India provoca 77.000 muertes prematuras al año-. Sin embargo, ella señaló que la retirada no debe afectar a los más pobres ni los mecanismos de subvención que necesitan quienes dependen de la ayuda directa del gobierno, citando como ejemplos de experiencias las ocurridas en Irán y Nigeria.
 
"Yo tuve la suerte de tener una niñera de 25 años. Ella era polaca. Una vez llegué a casa y las canillas estaban abiertas. Yo le dije: 'Usted tiene que cerrarlas, es muy caro'. Ella respondió: 'En Polonia (que por entonces era un país comunista) usted no paga nada'." 
 
Corolario: si no hay un precio (para el uso de los recursos), no hay ningún costo, puede hasta ser un residuo. 
 
A continuación, asignar el precio correcto es crítico y el FMI puede ayudar, dijo Lagarde, quien asistirá al evento Río +20.
 
La directora-general señaló ventajas de utilizar como mecanismo de financiación el conocimiento de las iniciativas verdes. Por un lado, establecer un nuevo precio para el uso de los recursos supone un incentivo para el desarrollo de nuevas tecnologías limpias y las inversiones en eficiencia energética y las energías renovables, lo que tendrá un impacto positivo sobre el crecimiento y la creación de empleo.
 
Por otro lado, dijo Lagarde, ex ministro de Finanzas de Francia, los ingresos en conceptos de impuestos, en tiempos de restricción presupuestaria en todo el mundo, "pueden atraer a los ministros de Economía." El personal técnico del FMI estima que en USA, un impuesto de US$ 25 por tonelada de carbono emitido se traduciría en sólo US$ 0,22 más en el precio de 1 galón de gasolina (3,7 litros), permitiendo recaudar US$ 1.000 millones en ingresos en 10 años (1% del PBI de USA).
 
En otra estimación, gravando fiscalmente las emisiones de la aviación internacional y el transporte marítimo podría recaudar US$ 25.000 millones, 25% de lo que, de acuerdo con el FMI, los países ricos se comprometieron a aportar hasta 2020 para mitigar los efectos del cambio climático en las naciones en desarrollo.
 
"El FMI no es una organización ambientalista, es una institución financiera internacional cuyo objetivo es ayudar a la estabilidad financiera en el mundo. Pero no podemos ignorar el sufrimiento humano extenso y mala asignación de los recursos que nos lleva por el camino equivocado", dijo Lagarde, quien hizo su debut en el gobierno francés como ministro de Agricultura y Pesca, justo durante el inicio del mercado de bonos de carbono en Francia.
 
El Fondo, según Lagarde, está trabajando para desarrollar mejores herramientas para el uso de los sistemas fiscales y de comercio de carbono y ayudar a los países miembros en la aplicación de esas políticas. Por eso participará en el Río +20. Los estudios del FMI serán difundidos en diciembre.
 
Lagarde también dijo que la agencia está trabajando con la ONU y el Banco Mundial para medir las reservas, y los costos potenciales de los recursos naturales: crearán una medición de algo así como un PIB verde. La directora-gerente cree que esa medida no suplantará a los indicadores tradicionales, pero defendió la iniciativa de aumentar la transparencia en la situación del medio ambiente mundial y ayudar a la formulación de políticas sostenibles.
 
Para Lagarde, sin embargo, el camino del desarrollo verde comienza con el rescate de la estabilidad financiera y la recuperación del crecimiento internacional, es decir, con la resolución de la crisis en curso. Segun ella, así se proporcionarán oportunidades de mediano y políticas que promuevan a largo plazo las reformas estructurales, especialmente en los países ricos para reducir el desempleo -hay 200 millones de desempleados en el mundo de hoy, 75 millones de los cuales son jóvenes-, y preparar el terreno para un nuevo ciclo expansión sostenida y sustentable.
 
"La crisis de hoy es una prioridad, simplemente porque es urgente. Pero aún cuando resulte difícil, larga y costosa, la crisis va a avanzar hacia una solución. Sin embargo, los desafíos a largo plazo que tenemos, no podemos relegarlos a un segundo lugar", dijo ella.
 
Lagarde se negó a comentar sobre la posibilidad de que en Río +20 ocurran resultados muy tímidos, entre otras razones por la ausencia de líderes de países clave, como Barack Obama, presidente de USA: "Desde mi perspectiva, el objetivo es continuar con un proceso hacia los objetivos generales de Río +20. Yo estoy aquí como director gerente del FMI, tenemos experiencia en el campo de los subsidios a los precios, y podemos ayudar al crecimiento inclusivo.

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