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Que vuelva el viento de cola, la carta de Cristina

Análisis de la consultora Ecolatina: "El cierre del 1er semestre de 2012 no ha sido auspicioso. El estancamiento de la economía es palpable, la inflación no cede, la tensión cambiaria persiste, la situación fiscal se deteriora y las reservas internacionales no crecieron. El abandono de la “Sintonía Fina” generó un fuerte shock sobre las expectativas. Pero hay factores en la economía global que permiten augurar una situación más distendida para las variables que afectan a la Argentina. La soja tuvo una nueva escalada y llegó a cotizar muy cerca de los US$ 600 por tonelada. Por su parte, la batería de medidas implementadas por el Gobierno de Brasil podría comenzar a surtir efecto durante el 2do. semestre."

 

CIUDAD DE BUENOSAIRES (Ecolatina). El cierre del primer semestre de 2012 no ha sido auspicioso. El estancamiento de la economía es palpable, la inflación no cede, la tensión cambiaria persiste, la situación fiscal del Sector Público consolidado (Nación + Provincias) se deteriora, y, pese a las trabas a la demanda de dólares (venta de divisas, giro de utilidades e importaciones), las reservas internacionales no crecieron.
 
La “Sintonía Fina” esbozada por el Ejecutivo a fines de 2011 implicaba afinar las clavijas económicas para encauzar los próximos cuatro años de gestión. Sin embargo, en los últimos meses se avanzó en un mayor control e intervención de la economía sin una visión articulada.
 
Cómo los agentes económicos esperaban la implementación de un plan de “Sintonía Fina” y el Ejecutivo tomó otro camino, se generó un fuerte shock sobre las expectativas (ver gráfico). Esta reversión ha jugado un rol importante en el deterioro de la coyuntura. De hecho, la mayor incertidumbre y desconfianza repercutieron en las decisiones de hundir capital.
 
Según nuestras estimaciones, la inversión habría caído 5% i.a. en el semestre, mostrando un retroceso –en términos desestacionalizados– desde fines de 2011. Esto se refleja en el freno de sus dos componentes: Construcción y Equipo Durable de Producción. Por caso, los despachos de cemento cayeron 5% i.a. en el semestre y el Índice Construya 0,1%. Además, las importaciones de bienes de capital –en cantidades– se desplomaron 24% i.a. en los primeros cinco meses del año.
 
No sorprende el freno de la actividad cuando la variable que lidera el ciclo económico entró en “recesión”. En el segundo trimestre se observó una caída –interanual– de tres sectores clave de la economía: agro, construcción e industria. Más aún, el enfriamiento comienza a debilitar al mercado laboral y al consumo.
 
Lo que si sorprende es la resistencia del proceso inflacionario. Pese al menor dinamismo de la demanda interna, la suba de precios no aflojó en la primera mitad del año. La inercia, las expectativas, la brecha cambiaria y las trabas a la compra de divisas, están jugando un papel clave.
 
En un contexto de baja demanda de dinero e imposibilidad de comprar dólares oficiales para atesoramiento –recientemente oficializado–, los agentes terminan gastando buena parte de los pesos que no desean acumular. Si a esto se le suma una mayor emisión para financiar al fisco, las presiones inflacionarias van a persistir incluso en un escenario recesivo. 
 
Hasta ahora no se ha utilizado el nuevo límite de Adelantos Transitorios del BCRA para financiar al Tesoro, pero la situación fiscal del Sector Público Consolidado es compleja. Por el freno de la actividad (y la caída del sector externo) la recaudación Nacional cayó en términos reales en mayo–junio y la principal provincia argentina ha desdoblado el pago de aguinaldo por fondos insuficientes.
 
Además, la presión cambiaria continúa. Si bien el Gobierno ha deslizado algo más el tipo de cambio oficial en el primer semestre (5%), no ha podido controlar al dólar paralelo: la brecha se consolidó en niveles no menores al 30%.
 
Pese a los crecientes controles sobre la demanda de dólares, las reservas internacionales cerraron junio en niveles similares a los de fin de año pasado. El BCRA compró la mayor parte de los dólares excedentes del mercado cambiario pero no pudo acumular divisas por los vencimientos de deuda (con otros bancos internacionales y del Tesoro Nacional) y por la caída de los encajes (producto del retiro de los depósitos en dólares de los bancos locales).
 
Hacia adelante el Ejecutivo Nacional deberá decidir si implementa una política anti–cíclica para apuntalar la economía. La reciente ratificación de la estrategia cambiaria no augura una recuperación de las expectativas, con lo cual sólo queda aplicar una política fiscal expansiva.
 
Sin acceso al endeudamiento externo, el Ejecutivo deberá recurrir a fuentes internas. Tras el anuncio del ambicioso plan de créditos para la construcción de viviendas, la posibilidad de conseguir financiamiento genuino dentro del propio sector público es baja, por lo que sólo queda disponible la emisión monetaria.
 
Una mayor monetización del déficit fiscal puede impulsar la demanda en el segundo semestre, pero implica volcar más Pesos en una economía con baja demanda de dinero y elevada brecha entre el tipo de cambio oficial y el paralelo, lo que debilita la estabilidad cambiaria a futuro.
 
Si el Ejecutivo no aplica una política fiscal expansiva, el deterioro de la actividad puede ser más pronunciado pero no sumaría presión al mercado cambiario. La única manera de quebrar este dilema sería recuperando las expectativas, pero esto no se consigue de un día para el otro.
 
Probable mejora del contexto internacional
 
De cara al segundo semestre esperamos que la economía mundial continúe transitando un sendero turbulento. Sin embargo, hay factores que permiten augurar una situación más distendida, por lo menos de aquellas variables que afectan directamente a nuestro país. 
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Está claro que el foco de incertidumbre sigue posado sobre Europa. La reciente decisión de los líderes europeos de capitalizar en forma directa a los bancos españoles trajo alivio, pero relativo, pues el rendimiento del bono español a diez sigue cerca del 7%, un costo que vuelve insostenible la deuda de ese país.
 
El Banco Central Europeo cuenta con las herramientas para estabilizar la situación, pero el conflicto de intereses entre Alemania y el resto de la eurozona ratifica que la solución de la crisis es aún lejana. En este sentido, la baja de tasas de referencia a niveles mínimos es un avance, aunque insuficiente por sí sóla. Por estos motivos esperamos un segundo semestre con nuevos episodios de volatilidad provenientes del viejo continente, pero los indicios de las políticas adoptadas nos permiten descartar un “Lehman europeo”.
 
En Estados Unidos los últimos datos de actividad y empleo dan cuenta de una recuperación más lenta de lo esperado. En efecto, el PIB creció 1,9% anualizado en el primer trimestre, cuando en el último cuarto de 2011 había subido 3%. Y la creación de empleo del segundo trimestre fue sólo un tercio de la del primero.
 
Que la principal economía del mundo no reaccione con mayor velocidad es obviamente negativo. Sin embargo, en la medida que continúen las malas noticias aumenta la probabilidad de un nuevo estímulo monetario por parte de la FED. Este hecho generaría una mayor apreciación de variables clave para la Argentina, como el Real brasileño y Soja.
 
Además, por la falta de humedad de los suelos en Estados Unidos el precio de la soja tuvo una nueva escalada y llegó a cotizar muy cerca de los US$ 600 por tonelada. Esto significa un incremento de 20% respecto del precio promedio del primer semestre, elemento que sin dudas otorga oxígeno a la restricción externa de nuestro país.
 
Por su parte, la batería de medidas implementadas por el Gobierno de Brasil para apuntalar la dinámica del nivel de actividad podría comenzar a surtir efecto durante el segundo semestre. De hecho, ya en junio las ventas de automóviles (apuntaladas por un plan específico) crecieron 23% i.a.
 
Un repunte de Brasil implicaría una mayor demanda de exportaciones argentinas, siempre y cuando no se agudicen las represalias comerciales.
 
En suma, tenemos por delante un semestre con precios elevados de commodities y con Brasil empezando a reaccionar. Si bien los focos de riesgo persisten, el mundo continuará abriéndole una ventana de oportunidad a la economía argentina.

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