LEY DE MEDIOS

136 días decisivos para la ridiculez de Cristina

Es tan torpe el enfoque de Cristina Fernández acerca de los medios de comunicación que ella cree que si el 07/12/2012, dentro de 129 días, Grupo Clarín tiene que presentar su plan de compatibilidad con la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, la opinión pública ya no le sería tan desfavorable a la mandataria, a quien el senador nacional Aníbal Fernández debería aconsejarle un poco de calle...

 

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Cristina Fernández cree que su deterioro en las encuestas de opinión pública -que es tan feroz que Raúl Kollman ya no puede redactar su habitual encuesta entre consultores oficialistas en el diario Página/12- es culpa de los medios de comunicación.
 
Enorme subestimación de la Presidente de la Nación a los ciudadanos. En su torpeza, ella supone que los consumidores fabulan cuando se quejan que cada día pagan más caro las mercaderías y servicios. Cristina cree que los agentes económicos no padecen las trabas a la importación/exportación. La jefa del Ejecutivo Nacional imagina que a nadie le importa la cotización del dólar libre (exabrupto del inverosimil personaje a quien ella hizo ministro de Economía a pedido de su ex preferido Amado Boudou, el de los billetes truchos).
 
Cristina se ha creído que es real la burbuja que construyó ella misma con ayuda de Carlos Zannini y algunos más. Y se enoja con los medios de comunicación porque cuentan que la Reina está desnuda. Entonces ella asegura que el 07/12/2012, dentro de 136 días, los medios tendrán que rectificarse y afirmar que la Reina está vestida cuando sigue estando desnuda.
 
Llamativo el desdén los ciudadanos que realiza la Presidente de la Nación. Ella los considera gente que puede manipularse a su antojo. Cree que son personas sin capacidad de opinar. Con su enfoque, Cristina maltrata a la opinión pública, una vez más.
 
Los medios de comunicación no son determinantes en la opinión de las personas. Los medios de comunicación viven en un precario equilibrio entre "lo que vende" (sus intereses) y "la realidad". En juego se encuentra su credibilidad, que depende de la opinión pública.
 
Por ejemplo, Grupo Clarín no pudo impedir ni que Carlos Menem lograra su reelección en 1995 ni que Cristina Fernández obtuviera la suya en 2011, aunque intentó lo contrario.
 
Menem en 1995 y Cristina en 2011 le dieron una soberana tunda mediática a Grupo Clarín. Cristina debería meditar en cuál es la diferencia entre ese pasado y el presente. Muchas cuestiones han cambiado para los ciudadanos/electores/contribuyentes/consumidores.
 
La diferencia entre octubre de 2011 y julio de 2012 es que la economía cambió y la opinión pública culpa, en parte, a Cristina por la nueva coyuntura, desfavorable. Cristina consigue que la opinión pública la responsabilice cuando, por ejemplo, se empeña en subestimar la inflación o en ponderar un modelo que luce en problemas, en una patética imitación de Menem, cuando en 1998/1999 alababa un crecimiento perdido y no brindaba un horizonte de salida al estancamiento.
 
No son los medios de comunicación los culpables del derrumbe de Cristina pero para negar su impericia, ella amenaza a los medios, y en especial a Grupo Clarín, con el que mantiene su enojo histórico.
 
Es más: como el diario La Nación mantiene su acuerdo estratégico con Grupo Clarín pero no tiene medios audiovisuales, el Frente para la Victoria intenta recuperar las inverosímiles denuncias de Lidia Papaleo sobre Papel Prensa.
 
Pero nada de todo eso puede conseguir que la gente opine tal como pretende Cristina, quien debe aprender a escuchar a los ciudadanos. En definitiva de eso también se trata la democracia representativa.
 
Cristina Fernández de Kirchner dijo que a partir de diciembre, cuando entre en plena vigencia la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, habrá “multiplicidad de voces, democracia y cumplimiento de la ley”. 
 
“El día de hoy no será transmitido por la cadena nacional del miedo y el desánimo”, remarcó Cristina en un acto en Haedo, donde cuestionó la “mala onda propagada con más intensidad” por ciertos medios de comunicación.
 
Para Cristina, "la multiplicidad de voces" es la voz única de la publicidad estatal financiando medios gubernamentales y paragubernamentales. 
 
La Presidente no parece una demócrata, más bien resulta una funcionaria incapaz de atender las legítimas preocupaciones de los electores.
 
De paso, que la llamada "ley de medios" también la cumplan los multimedios paraestatales como el de Sergio Szpolski/Matías Garfunkel...
 
Hoy día ella se obsesiona con el desgüace de Grupo Clarín, en parte para cobrarse su revancha ante Héctor Magnetto, el ejecutivo N°1 del multimedios, su ex aliado, y también para enviar un mensaje a los otros medios de comunicación privados independientes.
 
Cristina cree que amenazando conseguirá que la gente opine bien de su gestión. Increíble pero cierto.
 
En mayo, la Corte Suprema de la Nación emplazó al Grupo Clarín a inicar el proceso de desinversión de sus licencias  el 07/12.
 
En los considerandos de aquel fallo, el máximo tribunal había estipulado "estando vencido el plazo legal y por efecto de la finalización de la cautelar (interpuesta por Clarín), a partir del 7 de diciembre de 2012 vence la suspensión del artículo 161 de la ley", y deberá iniciarse con la desinversión prescrita en la norma.
 
El extenso proceso judicial se inició poco después de sancionarse la Ley de Medios, en octubre de 2009, cuando el juez civil y comercial Edmundo Carbone respaldó una medida cautelar que presentó el Grupo Clarín para suspender el artículo 161.
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Ese planteo llegó a la Sala Nº1 de la Cámara Civil y Comercial Federal, y luego se trasladó a la Corte, que en una primera instancia advirtió que "no podía" resolver sobre la medida cautelar porque no había una sentencia definitiva, por lo que ordenó establecer un "plazo razonable" para la definición de esa acción.
 
La presentación del Grupo Clarín contra la Ley de Medios volvió a manos del juez Carbone, quien ratificó su decisión de suspender la aplicación del artículo.
 
Ante una nueva apelación del gobierno nacional, la discusión se elevó a la Sala Nº2 de la Cámara Civil y Comercial Federal, que el 14 de mayo del año pasado también suspendió el artículo.
 
La disputa regresó a la Corte Suprema de Justicia, cuyos integrantes mantuvieron una reunión de acuerdo en la que resolvieron la desinversión del Grupo Clarín.
 
Pero eso nada tiene que ver con qué le pasa a la gente que critica a Cristina, que la considera insensible, desinformada e incompetente para resolver los desafíos de la coyuntura. Y eso no cambiará el 07/12. Probablemente, para entonces, la situación será mucho más terrible para Cristina si no cambia antes que sea tarde.

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