10 AÑOS DE KIRCHNERCRISTINISMO

Crisis energética: La "década gastada" por Néstor y Cristina

La crisis energética es desde hace una década un factor de irritante para el Gobierno Nacional. Tanto a nivel económico, por los ajustes que implica, como político, porque sugiere el fracaso allí donde la administración kirchnercristinista sólo ve triunfos. Es la razón de la expropiación de YPF y uno de los pilares fundamentales de la aplicación del cepo cambiario y de las restricciones a las importaciones. Opinan los especialistas.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Es el talón de Aquiles del modelo. El agujero negro por el que anualmente se van miles de millones de dólares. Es la razón de la expropiación de YPF, y uno de los pilares fundamentales de la aplicación del cepo cambiario y de las restricciones a las importaciones. La crisis energética es desde hace una década un factor distorsivo e irritante para el Gobierno Nacional. Tanto a nivel económico, por los ajustes que implica, como político, porque sugiere el fracaso allí donde la administración kirchnercristinista sólo ve triunfos. 

"Argentina perdió definitivamente el autoabastecimiento energético que exhibía desde hacía dos décadas, un autoabastecimiento basado en la utilización de una matriz energética diversificada, que le permitió tener saldos exportables positivos en materia de hidrocarburos desde 1989 hasta 2010", destacó un grupo de exsecretarios de Energía de la democracia en su último documento.
 
"A partir de 2010, Argentina se convirtió en un importador neto de  hidrocarburos (gas oil, fuel oil y gas natural) fuertemente creciente, con tasas de crecimiento interanual elevadas", señaló el colectivo integrado por Jorge Lapeñá, Emilio Apud, Julio César Aráoz, Enrique Devoto, Roberto Echarte,Alieto Guadagni, Daniel Montamat y Raúl Olocco.
 
Durante la "década ganada" los indicadores del sector energético se han ido deteriorando, salvo excepciones que aún así merecen analizarse con detenimiento. La matriz energética del país se sostiene a base de hidrocarburos en un 90%, allí es donde se detecta el mayor problema, que había comenzado a fines de los 90 pero se profundizó durante la era kirchnerista. 
 
"En materia energética la década que se está cumpliendo ha visto deteriorarse todos los parámetros del sector, las reservas de gas natural han caído dramáticamente, a fines del 2012 apenas si alcanzaban un horizonte de 8 años de producción al ritmo actual, y respecto al máximo registrado en 1998, se redujeron a la mitad. En un país que depende en un 50% del gas natural para mantener funcionando la economía y satisfacer la demanda de los hogares, esto es un hecho dramático que tienen graves impactos", le dijo a Urgente24 Gerardo Rabinovich, del Instituto Argentino de la Energía General Mosconi. 
 
Tras la salida de la crisis la Argentina comenzó una senda de crecimiento económico que alcanzó picos históricos. La reactivación del aparato productivo tras la recesión en 2002 aumentó la demanda  de energía tanto en el sector industrial como en el doméstico. Pero el ritmo de crecimiento de la oferta no acompañó al del consumo generando cuellos de botella. En algunos casos, ni siquiera hubo crecimiento. Sino todo lo contrario. 
 
Es el caso del petróleo y el gas, éste último con mayor incidencia ya que representa más del 50% de la matriz energética. Además, las tarifas congeladas, subsidios mediante, propició el derroche de los recursos que no se reponían en la medida necesaria. Entonces comenzó el vertiginoso crecimiento de las importaciones, con el consecuente desequilibrio en el superávit comercial. Ya no se trataba sólo de un problema de abastecimiento, sino también económico. 
 
Los subsidios no sólo se destinan a compensar a las empresas de gas y electricidad que por presión oficial mantienen inalterables sus precios al consumidor, sino también a financiar a través de empresas estatales, como Enarsa y Cammesa, la compra de combustibles líquidos para sostener el sistema. 
 
"El discurso oficial de los primeros años era "dada la crisis el gobierno tiene que subsidiar para que no caiga más la ecuación económica". Cuando avanzamos en los valores económicos deberíamos haber sincerado los retrasos de los valores energéticos. Por un lado era más cómodo y políticamente más agradable mantener el subsidio", opinó el consultor energético Eduardo Fernández ante la consulta de este medio. 
 
De acuerdo a datos del INdEC, en 2003, cuando Néstor Kirchner llegó al poder, las importaciones energéticas terminaron el año en US$549 millones. En 2012, último dato anual disponible, éstas trepaban a los US$9.200 millones, con un pico de US$9.400 el año anterior. En 9 años se pasó de un superávit de US $4.600 millones a un déficit de US$3.000 millones. Estimaciones circulantes señalan que en 2013, con una economía creciendo a ritmo moderado, las importaciones podrían llegar a los US$15.000 millones. 
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El aumento de las importaciones no fue únicamente producto del crecimiento de la demanda, sino también de la retracción de la oferta. Entre 2003 y 2011, último dato oficial disponible, las reservas de gas se contrajeron un 42%.  Su producción, en tanto, al igual que la del petróleo, mostró un ostensible retroceso como resultado, principalmente, del congelamiento de los precios a boca de pozo que desincentivó el desembolso de las inversiones necesarias. "Haber bloqueado el crecimiento de los precios de producción fue el mayor error de este gobierno en términos energéticos", consideró Fernández. 
 
El achicamiento de la oferta interna obligó al Gobierno a refugiarse en crecientes importaciones de gas boliviano, combustibles líquidos (principalmente fuel oil) y GNL. De acuerdo a estimaciones privadas, en 2008, cuando se iniciaron,  las compras de gas licuado en buque fueron por US$444 millones, mientras que en 2012 se calculaban cercanas a los US$6.000 millones. 
 
La compra de gas al exterior era un complemento de las restricciones que se aplicaban en el suministro del sector productivo para privilegiar el consumo domiciliario. "Esto es una aberración intelectual porque de esta forma se mata a la industria a costa de los votos", opina Fernández.
 
Para Daniel Gerold, de la consultora G&G Energy, la tendencia importadora "no es compatible" con la estructura económica de la Argentina. "Eso significa que la economía no se adapta a convivir con los altos precios internacionales de importación", le dijo a Urgente24. "Para eso hay que destinar dólares de la economía a importar energía. Son los que faltan ahora", dijo dando a entender dónde estaba una de las explicaciones del cepo cambiario
 
Gerold observa que "después hay que subsidiar esas importaciones porque los consumidores de todo tipo no quieren pagar el costo. Ahí esta la inflación". En este sentido, Rabinovich agrega: "El congelamiento de las tarifas de los servicios públicos de electricidad y gas natural, ha producido en las empresas prestadoras una insostenible situación económico-financiera por lo que ya no pueden hacer frente con sus ingresos a sus gastos operativos, no pueden pagar al mismo tiempo la energía que le compran a CAMMESA, pagar a los proveedores y a los trabajadores. Técnicamente están quebradas". 
 
En el sector eléctrico, si bien se ha aumentado la generación, la mayor parte de esos nuevos megawatts son de origen térmico, es de decir, parten de usinas que queman gas, pero como ese recurso es escaso utilizan combustibles líquidos que el Estado subsidia. Pero cabe destacar la conclusión de las obras originales de la represa de Yacyretá y la próxima puesta en marcha de la centra nuclear Atucha II
 
Rabinovich observa que "el Estado ha pasado a ser casi el único inversor en la expansión del sistema eléctrico". "Por otra parte el estado puso en 2012, $27.000 millones  para subsidiar los consumos eléctricos, y $20.000 millones para subsidiar el gas natural que se importa. La cuenta promete seguir creciendo", estimó.
 
Con la expropiación de las acciones que la española Repsol tenía en YPF, tras muchos años de armoniosa convivencia y de la argentinización"de la mano del grupo Eskenazi, el Gobierno dio un brusco golpe de timón, en lo que fue un reconocimiento implícito de que el rumbo no era el deseado. Julio De Vido fue corrido de las decisiones estratégicas y el ascendente Axel Kicillof tomó el mando. También fue la exhibición del fracaso de Enarsa como empresa “testigo” para la recuperación del sector.
 
La decisión no está exenta de críticas. "La nueva YPF ha nacido con serios problemas, del cual no es menor la solución del diferendo con Repsol por la expropiación de las acciones", consideró Rabinovich. Mientras, Fernández ve la expropiación de la petrolera como "un error" porque el dinero que debía volcarse a la producción iba a ir a parar a la compensación por la quita de las acciones. 
 
"La expropiación del paquete mayoritario de las acciones de Repsol el año pasado no ha resuelto el problema y va camino a empeorarlo. Porque se expropió sin indemnización previa y porque YPF sigue siendo víctima de una política fallida que inhabilita su capacidad de buscar financiamiento y de asociarse con otras empresas para revertir la declinación productiva y el desarrollo de nuevas reservas", sostuvieron por su parte los exsecretarios de Energía.
 

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