NOVEDAD JUDICIAL

Testigo provoca un vuelco en la causa de La Noche del Apagón

Importante novedad en un causa judicial muy interesante. Ex obrero de la empresa Ledesma, viudo, padre de familia ejemplar y trabajador incansable, Mario Aizama refiere que luego de leer y escuchar la cantidad de mentiras que se dicen y publican acerca de la participación de la empresa Ledesma en “La Noche del Apagón” decidió presentarse ante el juez federal Fernando Poviña para relatar la verdad de lo que sucedió en aquella fatídica noche en la que fuera detenido junto a otras personas en el pueblo en donde nació y se crió (Calilegua). Es un testimonio muy importante porque echa por tierra varios mitos, por ejemplo, que Ledesma perseguía a los trabajadores. Además dice que la mayoría de los detenidos eran estudiantes de Tucumán, es decir que no eran gremialistas como se dice, sino jóvenes que militaban o eran cercanos a grupos considerados peligrosos para los militares.

SALTA (El Intransigente). Impulsado por su deseo de contar lo que realmente sucedió, al ver y escuchar las mentiras publicadas, a lo largo de la extensa nota El Intransigente, Mario Aizama negó que la empresa Ledesma estuviera involucrada en los operativos. Dice además que la relación de la azucarera con el sindicato era normal, que había buen diálogo y que la mayoría de los detenidos eran estudiantes de Tucumán o Salta y no sindicalistas como refieren las publicaciones. 
 
-¿Por qué lo detuvieron? 
 
-Hasta el día de hoy me lo pregunto. En aquel entonces Calilegua era un pueblo chico, donde nos conocíamos todos. Allí había un grupo de jóvenes, estudiantes de Tucumán y Salta que en las vacaciones o cuando volvían de algún receso, organizaban reuniones para reclutar gente. Yo no sé de que se hablaba en las reuniones porque nunca fui, pero a ella iban algunos amigos míos que también fueron detenidos esa noche. Cuando me detuvieron, trajeron a esos jóvenes a donde estábamos nosotros y nos señalaron a mí y a otros amigos de nuestro grupo, aunque nunca habíamos hecho nada. 
 
-¿Para qué los querían reclutar? 
 
-La verdad es que no sé exactamente para qué querían reclutar gente. En Calilegua siempre se habló de que en esa época había mucha gente de Buenos Aires que hacían prácticas de tiro en el monte. A esto lo saben todos los que vivieron en esa época, pero nadie lo dice por temor al escrache. También circulaban panfletos y boletines de agrupaciones como Montoneros o ERP, pero yo como muchos otros no le dábamos importancia, decíamos que eran cuestiones políticas de las que estábamos totalmente ajenos. La verdad nunca pensamos que podía pasar lo que después pasó. 
 
-¿Pero la versión instalada es que se detuvieron a obreros y sindicalistas de la empresa? 
 
-Eso es absolutamente falso, la mayoría éramos jóvenes, muchos ni siquiera trabajaban en la empresa Ledesma y los que si lo hicimos volvimos a trabajar luego de que nos detuvieron. 
 
-¿Cómo los detuvieron? 
 
-Una noche del mes de julio, no recuerdo si fue el 20 o 21 de ese mes, yo estaba en el hospital porque me sentía un poco afiebrado y, cuando estaba esperando a que me atiendan, se cortó la luz del pueblo. Al volver la luz, me colocaron una inyección y volví a mi casa para dormir. Cuando estaba durmiendo, luego de transcurridas dos horas, más o menos, de mi regreso del hospital, entraron a mi casa varios policías con armas de fuego y apuntándome me levantaron y llevaron sin darme motivos. Me sacaron a la calle donde estuve junto a los policías y al cabo de unos minutos, junto con mi compadre Carlos Brandán y otros más nos vendaron, nos ataron y nos llevaron, primero a la Comisaría de Calilegua y después a un lugar llamado Guerrero, cerca de San Salvador de Jujuy. Ahí vino lo peor. 
 
-¿Qué pasó? 
 
-Ahí en Guerrero nos tiraron boca abajo en unas celdas y nos empezaron a patear y picanear. Evidentemente alguien nos había nombrado y por esa razón estábamos detenidos aunque no tuviéramos nada que ver, porque ni siquiera sabíamos el motivo de nuestra detención. Son cosas que no se olvidan, la pasamos muy mal. Me gatillaron varias veces en la cabeza y por alguna razón el tiro no salió. En el lugar había un médico que también nos torturaba, y nos habían dicho que venía para curarnos… Después trajeron a un cura, el obispo Medina, que nos decía que dijéramos la verdad, pero nosotros ni sabíamos de qué nos estaba hablando. 
 
-¿Cómo sabe que era el obispo Medina? 
 
-Porque ellos mismos nos dijeron quién era, y que nos quería hablar. “No se hagan castigar”, nos decía. 
 
-¿En qué sector de la empresa Ledesma trabajaba cuando fue detenido? 
 
-Trabajaba en el equipo de cosecha. 
 
-¿Y cree que la empresa pudo haber tenido participación en su detención? 
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-Yo pienso que no, porque en todo el tiempo la actividad laboral era normal nunca tuve ningún tipo de persecución o maltrato. Yo trabajaba en el campo sin problemas. De hecho cuando me liberaron volví a trabajar normalmente. Si la empresa me hubiera mandado a detener, nunca habría vuelto a trabajar ahí. De hecho, hoy sigue trabajando gente que fue detenida en esa época y algunos se están por jubilar como mi compadre Brandán.
 
-Pero hay quienes dicen que Ledesma participó de estas detenciones. 
 
-Mire… durante el tiempo que estuve esperando con los policías afuera, en la calle, inmediatamente luego de mi detención, pude ver el procedimiento y le aseguro que no había ninguna camioneta de la empresa Ledesma. Habían dos o tres celulares de la policía, las famosas “Chanchas”, patrulleros y camionetas de la policía, camiones y camionetas del Ejército. Yo no tengo motivos para pensar que Ledesma nos hubiera mandado a detener. A mí y a la mayoría nos llevaron amontonados en uno de esos furgones, que eran como camionetas cerradas. Cuando volvimos de la detención ninguno de los que habíamos sido detenidos me habló de que hubiera sido detenido en una camioneta de la empresa. De eso recién se empezó a hablar hace unos años, en aquel entonces nadie dijo nada de eso. 
 
-¿Cómo era la relación de la empresa con el gremio azucarero? 
 
-Había huelgas y protestas como las que hay ahora, pero en general había una relación normal. Los problemas no pasaban a mayores. Yo hablé una vez con un dirigente gremial de apellido Vale y nunca me dijo que la empresa lo hubiera perseguido ni nada de eso. Eso es un gran invento, de hecho, como le dije, la mayoría de los detenidos éramos jóvenes, algunos ni siquiera llegaban a la mayoría de edad. 
 
-¿Por qué motivo cree que fueron detenidos? 
 
-Hasta el día de hoy no lo sé. Probablemente porque Calilegua era un pueblo chico donde nos conocíamos todos y por la amistad que teníamos, no lo sé.

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