EL CALVARIO DE CADA DÍA

Los miedos de los que rodean a Cristina K

Los argentinos está atravesados por un sensación casi inocultable de miedo. Cristina es capaz de todo y asusta. Sin embargo, no son los únicos. Los más cercanos a la presidente, aunque no lo demuestren y lo nieguen, temen. Este es entre otros, el tema de esta nota.

por JORGE HÉCTOR SANTOS
TWITTER: @santosjorgeh
 
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Especial para Urgente24). Un joven en twitter me escribió, describiendo la situación que atraviesan tantos argentinos: “¿Por qué nuestros abuelos cuándo se vinieron de Europa se radicaron en la Argentina?”.
 
Una frase representativa de los tiempos de vida que se padecen en un país:
 
- Donde sobra lo irracional, la confrontación, la incoherencia, el odio, la venganza, la maldad, la amenaza, la sociedad quebrada.
 
- Donde se multiplica la mentira, la corrupción, la impunidad.
 
- Donde se sospecha de todo lo que tenga que ver con la administración de los recursos públicos; donde la presidente y sus lacayos, que juraron respetarla, violan la Constitución de la Nación.
 
- Donde cualquier funcionario público se cree dueño de decir y de hacer lo que quiera y cómo quiera violando todas las normas de convivencia, con absoluto desparpajo.
 
- Donde los que detentan el poder central cometen ilícitos a la luz del dia con la mayor naturalidad; y con procederes que lindan con actitudes cuasi mafiosas.
 
En la Argentina K se han enterrado los valores esenciales para el funcionamiento colectivo.
 
El poder de asombro del argentino, se ha comprobado, siempre puede trepar un poco más. No encuentra límites.
 
El ciudadano no reacciona ante semejantes barrabasadas.
 
Los enormes problemas que almacenan una amenaza enorme -para el presente y el futuro cercano- de todos no son tratados. Esto, el pueblo lo sabe y lo acepta.
 
Mientras tanto, el 85% de los medios de comunicación se dedican a cubrir sin solución de continuidad el asesinato de una chica de 16 años en Palermo;  arrastrando de esa manera al otro 15% que aún sobrevive haciendo periodismo independiente.
 
Todo este caso sirvió para tapar otra nueva tragedia ferroviaria, que costó tres muertos y más heridos.
 
Ahora, al delirio se le agrega el monumento a Cristóbal Colón, un genocida para la extraña mujer de negro que va por todo; mientras ella se niega a recibir a los Qom, y el papa Francisco sí recibe a su líder, en pleno Vaticano.
 
Quién no sabe qué es la locura, puede caer en la trampa  de adjetivar así el calvario que se vive.
 
La exageración de la presencia de lo descabellado produce un disgusto ascendente en una apreciable mayoría social.
 
Almacenar tensión, hastío, es una corta mecha que puede encenderse en cualquier momento, difícil de apagar.
 
No es extraño que ante este contexto el nuevo jefe del Ejército sea un especialista en inteligencia.
 
El gobierno teme una reacción popular como la que aún se mantiene en Brasil.
 
El gran interrogante que domina a los que rodean a Cristina Kirchner, es qué fuerzas de seguridad o militares responderán en ese caso para hacerle frente a las protestas.
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En la intimidad, fuentes de la propia Jefatura de Gabinete, saben que ninguna o casi ninguna de ellas respaldará a un gobierno que las aniquiló y las detesta.
 
El temor en Balcarce 50 no es menor.
 
A esta  casi cierta indefensión  hay que adicionarle, según las citadas fuentes, el problema que a ellos le genera una Cristina imprevisible y desbordada; que, por momentos, los asusta, por su imposibilidad de manejo.
 
En este complejo panorama, se van a dirimir elecciones legislativas donde el posible fraude sobrevuela la mente de muchos.
 
Como si todo esto resultase poco, en la enmaraña trama de octubre, en muchos votantes de la provincia de Buenos Aires, subsiste la duda si el callado intendente de Tigre, es en realidad una oposición light a la primera magistrada o una fórmula solapada y dudosa del cristinismo; que en definitiva le permita a la viuda de Kirchner alcanzar su ansiada reelección; su eternización.
 
El resto de la oposición enarbolando banderas de la legalidad y en medio de extremas mezquindades, no termina siendo en ninguna de sus expresiones un remedio para paliar tanto tormento.
 
En consecuencia, la dezasón del twittero, que con desencanto se preguntaba por qué sus abuelos habían elegido estas tierras y no otras, encuentra en forma sobrada su razón de ser .

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