COPA DEL MUNDO 2014

La generación de los Juegos Olímpicos al rescate de Brasil

Oscar, Marcelo, Thiago Silva, Hulk y Neymar integraron el equipo de Brasil que participó en la final del Torneo Olímpico de Fútbol Masculino Londres 2012, saldada con una derrota ante México. Ahora integran la base de la selección que jugará la Copa del Mundo 2014. Interesante nota de la revista digital de la FIFA. Oscar fue uno de los entrevistados aunque la foto que eligió Urgente es la de David Luiz porque el joven jugador del Chelsea es motivo hoy día de una millonaria e intensa puja entre el Paris Saint Germain y el FC Barcelona, y ambos quieren que juegue junto a Thiago Silva, su compañero de la selección de Brasil.

GINEBRA, Suiza (FIFA). “Resulta fácil encontrar problemas cuando se es cinco veces campeón del mundo”. Aunque a primera vista parezca contradictoria, esta frase de Carlos Alberto Parreira cobra pleno sentido. E ilustra, además, uno de los motivos por los que la selección brasileña agradece que sea su coordinador técnico: para tener a alguien que diga ese tipo de verdades en una ocasión como esta, a la salida de los vestuarios del Maracaná tras una de las victorias más señaladas de Brasil en las últimas décadas.
 
Porque Parreira sabe, mejor que nadie, de qué país se trata. Fue campeón del mundo como preparador físico en 1970 y como entrenador en 1994, y dirigió también al combinado nacional en la Copa Mundial de la FIFA 2006™. No necesitaba mucho para prever que, en el mismo instante en que se festejaba el antológico 3-0 sobre España, ya habría gente planteando dudas: ¿no ha llegado demasiado pronto este auge? ¿El triunfo no agudiza la presión a la que está sometido el equipo? ¿No se dormirá en los laureles antes del torneo de 2014? En su opinión, él y su colega el seleccionador Luiz Felipe Scolari, también campeón del mundo, tienen las respuestas.
 
“La experiencia de este cuerpo técnico cuenta mucho. Felipão es campeón del mundo, y yo también. Preparadores físicos, médicos, fisioterapeutas: aquí todo el mundo ha sido ya campeón, y sabe exactamente lo que nos hace falta y lo que queremos”, analiza Parreira en declaraciones a FIFA.com tras la final de la Copa FIFA Confederaciones. “En la conferencia de prensa posterior a la final, Felipão habló con propiedad: esto solo ha sido un paso. Hemos mandado un recado al mundo y demostrado al público que estamos en condiciones de ser un adversario respetado y de mejorar este equipo, aunque todavía no está listo. Hemos avanzado mucho, pero falta pulirlo”.
 
Un equipo en un mes
 
Sin embargo, es innegable que el avance registrado, o cuando menos su intensidad, ha sorprendido a todos, incluidos a quienes han participado en él. Parece increíble que, exactamente cuatro semanas antes de la final de la Copa FIFA Confederaciones, en el mismo estadio de Maracaná, Brasil fuese cuestionado por todos tras empatar a 2-2 con Inglaterra. Otro ejemplo: tras la actuación de Luiz Gustavo a lo largo del torneo, y en concreto tras la final contra España, nadie diría que Scolari había recibido críticas por afirmar, con su estilo exagerado: “Esa historia del volante con llegada es muy bonita para la prensa. Es bonito, pero no para el entrenador ni para el equipo. Cuando se tienen laterales ofensivos como los nuestros, Daniel Alves y Marcelo, necesitan protección”.
 
El gran acierto del cuerpo técnico ha sido tomar decisiones y mantenerse firme en ellas. Junto a un volante más ofensivo como Paulinho, estaría otro de contención, respaldando a dos centrales sólidos e indiscutibles desde hace tiempo: Thiago Silva y David Luiz. Júlio César tendría confianza para ser titular absoluto. Y el equipo jugaría, cómo no, con un delantero centro puro, un típico número 9: Fred. Los hombres encargados de enlazar el mediocampo y el ataque, como Hulk y Oscar, ayudarían también en tareas defensivas. Y Neymar sería el referente, el 10. Ya está. Existía un plan.
 
“Es evidente que este trabajo ha empezado un nuevo ciclo, y hemos elaborado un plan estratégico para él. Si se fija en el equipo de nuestro primer amistoso, contra Inglaterra [derrota por 2-1, el 6 de febrero], ahora es muy distinto”, explica Parreira, refiriéndose no solo a los cinco cambios en la formación titular, sino también a su manera de actuar. “El objetivo era definir una forma de jugar, y lo hemos conseguido. Cuando uno tiene quince días seguidos para preparar un torneo, ya empieza a poder trazar un plan táctico, pulir detalles y recuperar a jugadores experimentados que estaban desacreditados, pero que sabíamos que tenían potencial”.
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Cuestión de tiempo
 
Oscar ha sido testigo privilegiado de todo este proceso, puesto que era uno de los integrantes de la base del equipo del anterior seleccionador, Mano Menezes, y es uno de los que más han tenido que modificar su forma de jugar para adaptarse al sistema adoptado por el tándem Scolari-Parreira. Él y otros demuestran hasta qué punto la clave de este éxito en Brasil 2013 va mucho más allá de los futbolistas elegidos.
 
“Hacía falta tiempo. Sabíamos que esta era una generación muy buena: la generación de los Juegos Olímpicos, que es la que está jugando ahora”, recuerda a FIFA.com el centrocampista del Chelsea, uno de los cinco titulares en la Copa FIFA Confederaciones —con Marcelo, Thiago Silva, Hulk y Neymar— que participaron en la final del Torneo Olímpico de Fútbol Masculino Londres 2012, saldada con una derrota ante México. “No voy a decir que se pudiese imaginar que alcanzaríamos este nivel tan pronto, porque no se podía. Pero sé que nos preparamos muy bien, porque por primera vez pasamos un poco más de tiempo juntos”.
 
Dicho así, la fórmula parece incluso sencilla: reunir a los jugadores de talento que ya venían pidiendo paso en la selección, elegir un sistema, entrenarlos durante dos semanas, ponerlo en práctica y asistir a una de las grandes actuaciones de su historia. Y, con eso, ganarse el apoyo de la afición. Pero ahí es cuando aparece de nuevo la cautela de Parreira. “La Copa Confederaciones ha ayudado a recuperar la confianza de la hinchada, y ha creado esa química entre los aficionados y el equipo, que es algo maravilloso, que yo nunca había visto. Pero sabemos que esas cosas cambian fácilmente. Que nadie piense que nos vamos a acomodar, porque lo que buscamos aún no ha llegado, simplemente”. O, como resume Oscar en pocas pero acertadas palabras: “El torneo ha demostrado que nuestro equipo es uno de los mejores del planeta, pero el objetivo no es ese: es ganar el Mundial”. 
 
Así de sencillo y así de difícil, para el único país que tiene cinco trofeos de campeón.

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