FRACASO DEL POPULISMO DEMAGÓGICO

Espejo venezolano: Inflación (de precios regulados) ya en 49,4% anual

El populismo demagógico cree que la voluntad puede gestionar correctamente la economía. También considera que el Estado puede hacerlo todo en el proceso de crecimiento e inversión. Ambos conceptos son errados, y la realidad pasa factura porque no perdona. El populismo demagógico también cree, en cualquier latitud, que la inflación es un costo social con consecuencias políticas menores, un disparate gigantesco. Más grave aún: descree del impacto inflacionario de la emisión monetaria sin respaldo, supone que puede ser infinita la presión tributaria sobre los contribuyentes que pagan y confía en el control de precios para moderar el alza de precios. Todo mal. El caso de Venezuela es dramático, y preocupa porque sigue siendo el espejo donde han mirado durante años los del kirchnerismo cristinista.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). El Banco Central de Venezuela anunció que el Índice de Precios al Consumidor del mes de septiembre fue de 4,4%, lo que disparó la inflación anualizada (desde octubre del año pasado) a 49,4%.
 
Según el reporte del ente emisor, el índice de escasez nacional también se disparó hasta 21,2%: el segundo alto más alto registrado en la serie histórica, sólo superado por el 21,3% de abril de este año. 
 
Según el BCV, los resultados de la inflación se produjeron "en un contexto no continuo que combina, entre otros factores, el efecto estacional que determinó el encarecimiento de algunos rubros" como productos agrícolas (4,0%) rubros agroindustriales (5,0%), transporte público terrestre (3,0%) y educación (6,3%). Además se incrementó el Servicio eléctrico (19,3%) por efecto del ajuste del combustible.
 
Hoteles y restaurantes
 
Con una inflación acumulada entre enero y septiembre de 51% y 53,8%, restaurantes y hoteles en Caracas y Maracaibo presentan un ritmo mayor de crecimiento que el rubro alimentos y bebidas no alcohólicas, que está en 47,6% y 44,9%, respectivamente.
 
Cifras del Banco Central de Venezuela indican que restaurantes y hoteles tienen una presión inflacionaria que suma 46,9%. En Maracay registraron una inflación acumulada de 49,6%; de 49,7% en Valencia y 50,3% en Mérida, hasta septiembre.
 
La economista Tamara Herrera indicó que en el grupo de restaurantes y hoteles se refleja el costo de los alimentos, que no se pagan a precios regulados, así como el de rubros y servicios que responden a incrementos del mercado paralelo.
 
Ciudades costosas
 
Valencia, capital del estado Carabobo, ha sido la ciudad más cara del país en lo que va de este año, al registrar una inflación de 42,3%. Le siguen Maracay (42,2%), Ciudad Guayana (42,2%), Maturín (41,0%) y San Cristóbal (41,1%).
 
Es importante destacar que, específicamente para el mes de septiembre, la ciudad más costosa fue Maturín (5,5%). En septiembre pasado, la más cara fue Caracas (1,9%).
 
Los grupos más caros
 
De los grupos medidos en el índice nacional de precios al consumidor, el informe del BCV destaca que, en el último año, el más costoso fue el rubro de alimentos y bebidas no alcohólicas (67,3%). En sólo alimentos (excluyendo bebidas no alcohólicas) la inflación anualizada llegó a 70%. A este le siguen los grupos de restaurantes y hoteles (56,0%), bebidas alcohólicas y tabaco (54,0%), transporte (46,9%) y esparcimiento y cultura (46,5%).
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Relato
 
 
"En Caracas proliferan carteles que cubren postes o paredes de la capital, en los que se ofrecen servicios que van desde tareas dirigidas hasta peluqueras a domicilio o agencias de fiestas informales. “Trabajar por cuenta propia se ha traducido en una manera de llevar el sustento a casa. A veces sucede cuando se cierran las demás puertas y en otros casos para buscar ingresos adicionales por la inflación”, afirmó Leonardo Morán, que en familia prepara alimentos para fiestas.
 
Sus únicos medios publicitarios fueron los carteles pegados en puntos céntricos de la capital y las redes sociales. Morán mantiene su hogar con este negocio y gana cerca de 3.500 bolívares por fiesta organizada
 
Gerardo Al Poveda, coordinador general de la Asociación de Trabajadores Autónomos, Emprendedores y Microempresarios, explicó que a muchos empleados del sector formal no les alcanza el sueldo para subsistir y buscan alternativas en un ingreso adicional ante el alza de los precios. La mayoría de las actividades son a domicilio y surgen básicamente por la falta de empleos formales.
 
Una de las razones para que las personas busquen opciones laborales es la caída del poder adquisitivo, que según el economista Asdrúbal Rivas se ha deteriorado 9,33% entre enero y septiembre de este año, con base en datos del Banco Central de Venezuela. Calcula que cerrará 2013 con una caída de 11,25%. En estos nueve meses la inflación subió 38,7%. Desde septiembre del año pasado, rubros como alimentos han aumentado 67,3%; restaurantes y hoteles 56%; bebidas alcohólicas 54%; transporte 46,9% y vestido y calzado 46,8%, de acuerdo con el instituto emisor.
 
Francis Sevilla es economista del BCV, pero para tener un ingreso adicional da clases particulares de inglés a domicilio. “No hay un presupuesto dividido para los dos trabajos. Sirven para cancelar la tarjeta de crédito o los gastos del hogar por igual”.
 
En sus clases suele cobrar 200 bolívares por hora y aunque varía de mes a mes, en promedio gana 2.000 bolívares, pues depende de la cantidad de alumnos que en muchas ocasiones se acercan por tener algún examen fijado.
 
Para gastos básicos. Patricia Narváez es peluquera. Pasó tres meses desempleada después de una mala experiencia laboral, hasta que un cliente le dijo que le gustaba su trabajo y le pidió ir hasta su casa para cortarle el cabello. “Se me ocurrió buscar mis anteriores clientes y ofrecerles el servicio. Es mi trabajo, mi forma de ganarme la vida”, contó.
 
Con su negocio a domicilio obtiene entre 2.500 y 3.000 bolívares mensuales que apenas le alcanzan para cubrir los gastos en medicamentos. Su hijo, que es abogado, la ayuda con los demás gastos de la casa.
 
Vicente Carias, secretario de organización de la Federación de Trabajadores No Dependientes, señaló que la economía informal la integra todo tipo de trabajadores, que abarca desde la reparación de relojes, computadoras y celulares hasta plomería. “Son personas que constantemente necesitan innovar. Si comenzaron con una pequeña tabla lo buscan ampliar a un carrito”.
 
Otros desarrollan modalidades originales de negocio como Carmen Violeta Carrasquel que, junto con su hija y una asistente, elabora organizadores para guardar objetos, que incluyen desde bolsas de zapatos hasta el maquillaje, prendas o artículos para viajes. “Todo empezó con un recuerdo para un bautizo. Eran bolsos de tela con encajes. Luego vinieron las primeras pruebas y después comenzamos a hacerle publicidad. Son piezas que van desde 60 bolívares”, indicó.
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Con este trabajo gana mensualmente cerca de 5.000 bolívares, pero en diciembre alcanza hasta 30.000 bolívares, de los cuales 2.000 son para la asistente y el resto se divide entre madre e hija para los gastos más básicos. “Soy arquitecto de profesión, así que es un ingreso extra que sirve para alimentos o medicinas”.
 
Cifras del Instituto Nacional de Estadística señalan que el número de personas que estaba en la informalidad para agosto ascendía a 5.342.390: 41,2% del total de la población económicamente activa. Alfredo Padilla, presidente del Movimiento de Defensa del Patrimonio calcula que 30% trabaja por cuenta propia y que la mayoría no cancela impuestos municipales. Lo demás corresponde a empresas con menos de 5 personas o el buhonerismo, según el INE.
 
“El trabajo por cuenta propia también ha encontrado dificultades para desarrollarse como el resto de la economía”, dijo Francisco Moya, que hace 30 años comenzó a hacer café, pero luego empezó a elaborar bolsas y vender ropa.
 
“Es imposible tener un puesto en un mercado porque genera pérdidas. Están los impuestos, los costos de concesión por un espacio que han subido 1.000% desde hace 15 años. Se eliminó la autogestión y ahora siempre hay amenazas políticas de los consejos comunales”, agregó.
en las personas entre 25 y 44 años fue de 7,3%, incluso por debajo del promedio nacional. (...)".

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