¿ESTALLIDO SOCIAL EN MARZO POR NUEVO RODRIGAZO?

2014 peligroso: La contradicción del "relato K" consume al "modelo"

El inicio de 2014 se presenta como muy difícil y las previsiones son aún más graves. Acerca de tan compleja situación decidió apuntar, en su última columna de 2013, el columnista (pseudónimo de alguien que, a causa de sus tareas presentes, no puede identificarse con su nombre y apellido), que ha acompañado todo el año a los lectores de Urgente24 con varios anticipos importantes. En esta ocasión acompañó su texto con un enigmático "para que después no digan que no lo sabían".

por ALPHONSE DE LUXEMBURGO
 
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Especial para Urgente24). Sobre el tapiz fantástico y siniestro de una sociedad desarticulada que convive con saqueos y los azarosos cortes de energía eléctrica, el gobierno “nacional y popular” se debate entre contradicciones que definen el ocaso definitivo de la experiencia kirchnerista, en un anticipo de tiempos que pone en tela de juicio la propia continuidad de quienes ejercen el poder debido a la impericia manifiesta de ellos mismos. La implosión del presunto “modelo”, adelantado desde estos análisis, se expande con un patetismo curioso.
 
Las principales víctimas del denominado “relato” resultan ser los mismos que lo crearon, es decir, el propio Gobierno.
 
El telón de fondo es dramático. El gobierno sólo tiene tiempo hasta marzo para encontrar una salida, aunque sea transitoria, al estrangulamiento convergente de las reservas del Banco Central (sin las cuales las importaciones carecen de respaldo y el aparato productivo progresivamente se paralizaría) y del déficit fiscal (la tasa de crecimiento de la recaudación tributaria es inferior ya al incremento del gasto estatal). 
 
Las reservas devienen en un nudo gordiano: según deslizaron tanto Jorge Asis como el columnista del diario La Nación, Carlos Pagni, las reservas líquidas ascenderían a US$8.000 millones, pero otras fuentes indican que están en US$6.000 millones. Ese nivel de reservas sólo alcanza para pocos meses de importaciones, antes del colapso productivo del país.
 
Esto explica la repetina humildad y casi racionalidad de los funcionarios para obtener, como sea, de petroleros, mineras y cerealeras adelanto de dólares, así como se suscriben demorados acuerdos de préstamo con organismos internacionales. En tanto, se arrían las banderas «revolucionarias» con el propósito obsesivo de conseguir más dólares para marzo de las multinacionales otrora vilipendiadas (una flagrante contradicción, entre tantas), que es cuando se produciría el cuello de botella (las cerealeras comenzarían a retomar los dólares para devolverlos a los bancos internacionales), considerando que China se abstuvo de inyectar un préstamo para fortalecer las debilitadas reservas del Banco Central argentino.
 
El problema con las reservas se debe a la falta de ingreso, mientras la salida se mantiene constante, situación derivada de la prédica seudorevolucionaria que espanta a los capitales de riesgo frente a un gobierno arcaicamente neofascista.
 
Otra contradicción proviene de que la emisión sin respaldo a la que alegremente se apeló, en una supuesta aplicación de criterios mal llamados 'keynesianos' (los fondos insuflados al aparato productivo deberían cesar cuando aquel ya se puso en marcha, lo que no sucedió en el caso argentino, desnudando que la intención era su apropiación por –entre otros- los contratistas del Estado afines al kirchnerismo y debido a que el estatismo paralizó la inversión directa privada, reducida sólo para el mantenimiento pero ya no la expansión de la oferta).
 
Pero, quizás,
 
> las contradicciones gubernamentales relacionadas con el estallido policial, y luego los saqueos, en Córdoba (la especulación política de CFK al no enviar rápidamente refuerzos de seguridad disparó la diseminación de conflictos en la mitad del país);
 
> los apagones sectoriales por obsolescencia de la red de distribución de energía eléctrica (la Casa Rosada intenta desesperadamente echarle la culpa a los empresarios de los resultados de una política de subsidios al consumidor, sospechada de corrupta, que propició el enriquecimiento de la familia presidencial); y
 
> la remoción del fiscal (José María Campagnoli), que justamente investiga las causas que involucran a Lázaro Báez, factor éste crucial que determinó la derrota electoral de octubre pasado, luego de que Jorge Lanata expusiera con crudeza la presunta corrupción asociada (la percepción le ganó a los tribunales, ya que los votantes se fiaron más del periodista que de los jueces, una vez más);
 
resultó el cúmulo de contradicciones, entre muchas otras, que ocasionó la pérdida acelerada de popularidad que CFK ostentaba aún después del serio traspié electoral de octubre.
 
Son esas contradicciones la que están devorando política al supuesto “modelo”, revelando su insolvencia, sobre la base de planes sociales que no alcanzan porque la inflación corroe el poder adquisitivo de todos pero especialmente de los menos favorecidos. Así, tolerar la inflación es reivindicar la pobreza, la que durante la presunta “década ganada” aumentó.
 
Sin embargo, la principal contradicción, que amenaza conducir irremisiblemente al colapso político-económico de la aventura k, es el “discurso”, construido precisamente para intentar ocultar las numerosas inconsistencias del “modelo” y que sólo pudo haber tenido éxito si, en la lógica fascista y tiránica que lo explica, todos repetían el mismo “relato”, en un homenaje tardío y desactualizado de la vetusta “sociedad de masas” (donde todos los individuos aceptaban por convicción o por temor un conjunto de afirmaciones falsas, condensando la ominosa sociedad orwelliana). Al no poder controlar todos los medios, el “relato” se consume a la bonzo, frente a la mirada atónita de los votantes.
 
El aferramiento a ese “discurso” oficial, el verdadero talón de Aquiles de la experiencia K, determina que no se deben ni se van a tomar medidas correctivas del rumbo que, según el “relato”, es enteramente correcto. Así, los males terminales que aquejan al país continuarán agravándose hasta convertirse en el Armagedón que, inevitablemente, se puede tragar al gobierno kirchnerista en los próximos meses, quizás en marzo pero, probablemente, durante 2014.
[ pagebreak ]
 
Los analistas preveían ya que el ahogo de los «fundamentals» -las principales variables económicas- se encaminaban a un colapso hacia el 2do. semestre del 2014, en el tránsito hacia el 2015 pero la nueva realidad, caracterizada por un burdo maquillaje para conseguir dólares para pagar la fiesta, hace desembocar ahora en una aceleración de los tiempos. 
 
La ostensible presión de precios relativos alterados y ante la negativa del Gobierno de CFK de realizar cualquier ajuste puede conducir, entonces, en los próximos meses a que el temido ajuste lo imponga la realidad misma, obligando a un flamante Rodrigazo del que la experiencia K difícilmente pueda salir indemne, considerando que la debilidad política es ahora mayúscula, en virtud tanto de la perdidosa elección de octubre pasado como de la caída en la popularidad y confianza en CFK y en el propio Gobierno que dirige.
 
La implosión del presunto “modelo” está en marcha. Los “desestabilizadores” tienen por líder a CFK, ya que la oposición brilla por su ausencia y porque ostensiblemente ésta carece de vocación sedicente (lo que también conduce a otra contradicción del “relato”, que no puede sostenerse sin “golpsitas propiamente dichos”).
 
De esa manera, la imposibilidad de sucesión dentro de la experiencia política K y a caballo de sus extravagantes acciones estatizantes, se expone al país, en el péndulo político-institucional, a que la próxima experiencia gubernamental, la que la suceda, sea un retorno a las mismas políticas antiestatistas que el kirchnerismo vino a enmendar.  
 
Así, el próximo gobierno desarticulará, probablemente, los excesos estatistas y de corrupción a que dio lugar el “relato” K, es decir, resolver nuevamente la contradicción del “discurso”: el Estado no es tan bueno cuando da de comer a la corrupción asociada a los «iluminados» líderes pero la factura la pagan los pobres con la inflación.

Dejá tu comentario