CRISTINA CON LO PEOR DE ALFONSÍN, MENEM Y DE LA RÚA

En 2013 se acabaron las patas de conejo, y 2014 será el año del 'ajuste no querido'

Demoledor Claudio Chiaruttini: "(...) en 2013 se acabaron las patas de conejo, las pulseritas coloradas, las plantas de ruda macho, los tréboles de 4 horas y los platos de ñoquis los 29. (...) Cristina Fernández termina su 6to. año como Presidente de la Nación con lo peor del alfonsinismo (cortes de luz e inflación creciente), con lo peor del menemismo (pérdida del control de la suba del déficit fiscal, amenaza de cuasimonedas y promesas de volver a endeudarse en el exterior) y con lo peor del delarruísmo (fuga de divisas y cepo cambiario). 2014 será el año del ajuste no querido, el “relato” quedará desnudo, el fracaso del llamado “Modelo K” será evidente, las materias primas ya no serán el motor que sostendrá el “milagro”, sólo pensar en las cuasimonedas hace temblar a políticos, empleados públicos y proveedores del Estado Nacional y de los subnacionales. Los peores recuerdos renacen a la luz de las velas, mientras la gente mira aires acondicionados, televisores, computadoras y heladeras, que compraron a crédito porque no confían en tener pesos ahorrados, pero que no funcionan sin luz."

“Es un fin de año caliente en los cuerpos pero también en los espíritus, y no será fácil contentar a una población cuyas expectativas inflacionarias superan largamente los cuarenta puntos y que evalúa muy negativamente el devenir del país en 2013. Visto desde hoy, 2014 tiene altas probabilidades de ser un año en el cual la ciudadanía exigirá soluciones y se las pedirá en primer lugar a quienes gobiernan el país, pero también a los gobernadores de las provincias. Por supuesto mirará con atención a la oposición, que tiene el desafío de proponer soluciones creativas y realistas a los grandes temas pendientes: precios, inseguridad, trabajo genuino, solución a los temas de infraestructura, básicamente energía y transporte. No es poco para un gobierno al que hasta las PASO 2015 le quedan 18 meses de ejercicio del Ejecutivo. En síntesis, quizás el Mundial dé un respiro, pero creemos que hasta abril será un año social y políticamente movido, y terminado el Mundial, la mirada sobre los temas pendientes será aún más aguda que la actual. El Gobierno, que intentó marcar agenda e iniciativa, se ha visto superado por los acontecimientos, y la discusión sobre qué rescatar y qué cambiar del modelo será extremadamente fuerte”.
Hugo Haime
de la consultora de opinión pública Haime y Asociados, 
 
 
por CLAUDIO M. CHIARUTTINI
 
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Sin Saco y Sin Corbata). Llegó el final del peor año de gestión del kirchnerismo y un descalificable año político de Cristina Fernández. Un 2013 donde sufrió la derrota electoral más dura que enfrentó el oficialismo desde que llegó al poder el 25 de Mayo de 2003 y la mayor fracaso político personal que sobrellevó la Presidente de la Nación en casi 20 años en la función pública, por más que los lenguaraces gubernamentales minimicen los números.
 
Cistina Fernández vive los efectos de los errores de políticas públicas que cometieron su marido, y ella misma, en estos 10 años; son las consecuencias de una sobrecarga de ideologismo que ciega a aquellos que creen que son los mejores. No es un fenómeno nuevo, miles de veces leemos de casos iguales en los libros de historia, pero ahora nos toca nosotros sufrir los efectos del narcisimo político de la Presidente de la Nación.
 
Hubo de todo en 2013. Desde errores electorales que destrozaron los planes reeleccionistas de Cristina Fernández hasta profundos yerros políticos que han llevado al Gobierno a un aislamiento creciente. Eventos sorpresa han causado crisis profundas en la imagen de la Presidente de la Nación y la han colocado en el piso de sus seis años de gestión. Al mismo tiempo se destinaron esfuerzos inmensos para alcanzar objetivos para seducir a la militancia que desgastaron o rompieron las relaciones de la Casa Rosada con algunos colectivos aliados para asegurar un éxito en las urnas.
 
Pero lo notable es que, luego de muchos años de golpes de suerte que permitieron a Néstor Kirchner quedarse con el control del peronismo, construir un proyecto político inmenso, atomizar a la oposición, someter a casi todas las corporaciones y soñar con 16 años consecutivos en la Casa Rosada, en 2013 se acabaron las patas de conejo, las pulseritas coloradas, las plantas de ruda, los tréboles de 4 horas y los platos de ñoquis los 29.
 
Por ejemplo, 3 fueron los goles de suerte que tuvo el Gobierno en el año que se despide: 
 
> el error político de Hugo Moyano de aliarse con Francisco de Narváez, decisión que lo aisló de muchos de los gremios que lo habían seguido fielmente fuera del kircherismo; 
 
> el conjunto subdural que permitió a Cristina Fernández no protagonizar la derrota electoral de Octubre y generar un efecto empatía con la opinión pública, que le facilitó recuperar imagen perdida e intención de voto y; 
 
> el fallo de la Suprema Corte de Justicia por la Ley de Medios Audiovisuales contra el Grupo Clarín que borró de un plumazo los recuerdos del fracaso en las urnas, tanto en la militancia como en los opositores; inyectó vitalidad en un oficialismo temeroso de protagonizar su propio ocaso político y frenó el proceso de traición que había surgido en las filas peronistas pro kirchneristas hacia el sciolismo y el massismo.
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Fueron 3 respiros en medio de un rosario de errores, traspiés y deslices que comenzaron, en el terreno electoral, con la decisión tomada por Cristina Fernández en febrero pasado de protagonizar la campaña electoral de medio término que se avecinaba y poner en juego su gestión gubernamental, creyendo que un triunfo rotundo, habilitaría una reforma de la Constitución Nacional que facilitaría un profundo cambio ideológico de la Carta Magna y alcanzar su posible reelección.
 
Pero no fue el único error electoral. También falló al pensar que las PASO servirían para dividir, aún más, a la atomizada oposición; se equivocó Cristina Fernández al decidir que todos los candidatos oficiales no tuvieran brillo propio, para que la Presidente de la Nación fuera la “estrella” de la votación; se falló al elegir al desconocido Intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, para ser la “cara” del cristinismo bonaerense, pifiaron al dejar que el alcalde de Tigre, Sergio Massa, rompiera con el Frente para la Victoria y; la frutilla del postre fue cambiar la estrategia electoral luego de las primarias y colocar todo el peso de la campaña en el mil veces ninguneado Daniel Scioli.
 
Las urnas fueron testigos de los errores electorales que tomó Cristina Fernández, pero en el futuro, también serán las urnas las que permitirá medir cuántos votantes ha perdido la Presidente de la Nación al
 
> forzar el ascenso de César Milani como Jefe del Ejército,
 
> haber impulsado un texto del Código Civil y Comercial unificado que contemplara los pedidos del papa Francisco,
 
> elegido en 2010 a Amado Boudou como su compañero de fórmula;
 
> soportar a un Julio de Vido que ha fracasado casi tanto como Guillermo Moreno (¿se acuerdan de 'Lassie'?);
 
> haber abierto la puerta para que los militares vuelvan a participar de la política; y
 
> firmado un memorando con Irán que facilitó las elecciones iraníes y arruinó la estrategia argentina para resolver el Caso Amia.
 
Con el ascenso a César Milani y permitir que los militares vuelvan a tener un rol de peso en temas políticos, Cristina Fernández rompe el puente ya dañado (por el Caso Shocklender) de su relación con las organizaciones de derechos humanos.
 
Al aceptar las recomendaciones del papa Jorge Bergoglio, el núcleo duro del kirchnerismo patalea y exige meterse, de lleno, en temas como la concepción y la fecundación in vitro.
 
Con el acuerdo con Irán, desaparecen las excelentes relaciones que había con la comunidad judía.
 
Al soportar a Amado Boudou, Julio de Vido o Moreno, la Presidente de la Nación paga costos políticos ante cada denuncia, ante cada aumento de precios, ante cada corte de luz. 
 
Así, decisiones tomadas sin demasiada explicación han dilapidado capital político y electoral, es todo costo, sin beneficio político; atenta contra la base del armado político kirchnerista y resta colectivos sociales que, desde 2005 a 2011 le regalaron triunfos electorales a Néstor y Cristina Kirchner. 
 
¿A cambio de qué? Las respuestas muestran la debilidad creciente del cristinismo, dado que depende de la información de inteligencia militar para controlar el escenario político, consolida una relación con la Iglesia Católica que, hoy, sigue tan dañada como hace un año; y vuelve a usar la diplomacia para la política interna.
 
El Gobierno ha dedicado inmensos esfuerzos, astutas maniobras políticas, costosas campañas de comunicación y desgaste político e institucional por ideas tan ridículas como los BAADE, los Cedines, el cepo turístico, el cepo cambiario, combatir el blue, lanzar la “Moreno Card”,  instrumentar un blanqueo que fue aprovechado por el “chiquitaje”, lanzando listas de precios congelados que no servían para nada, colocando militantes pagos de La Cámpora en las góndolas de los supermercados para que la gente los putee. ¿Y cuál fue el resultado? Ni cerca de lo que esperaban.
 
Cuando ya termina el 2013, el mercado inmobiliario sigue en declive, las inversiones, no llegan; los precios, mantienen la suba; la fuga de divisas encontró canales más formales, pero no baja; el blue coquetea con los 10 pesos, la industria está camino a una recesión, se destruyen puestos de trabajo y menos de 400 personas tienen en sus manos las “Moreno Card”.
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Si hasta se intentó apropiarse de la celebración de los 30 años de regreso de la Democracia y terminaron con una Plaza de Mayo raleada de militantes, pese a los cientos de ómnibus alquilados; con todo el Gabinete y funcionarios de primer nivel disfrutando de un coctel pantagruélico y con Cristina Fernández bailando con Moria Casán mientas en Tucumán la policía causaba una cantidad de muertos que, aún hoy, se investiga.
 
Sin embargo, el esfuerzo más importante que hizo el Gobierno, también finalizó en un fracaso rotundo. El 18/11, Cristina Fernández llevó a cabo la modificación más importante de Gabinete desde que el matrimonio Kirchner inició su carrera política. Se peronizó la gestión con Jorge Milton Capitanich. Se unificó el discurso económico encumbrando a Axel Kicillof. Parecía que la Presidente de la Nación había encontrado las llaves para revertir un año pésimo de decisiones políticas. 
 
Sin embargo, se produjo la crisis de la policía de Córdoba y la Casa Rosada expuso todo su juego, la mandataria reveló su rostro más duro y quedó al desnudo la mínima capacidad de maniobra política que le habían dado al ex gobernador de Chaco. Duró sólo 16 días la “Primavera de Milton”. Luego comenzó el derrape de diciembre, que hizo perder todo lo ganado en imagen en tres meses.
 
El kirchnerismo nunca se ha llevado bien con las sorpresas. Saben planificar, no son malos al ejecutar, pero se tropiezan con los resultados. Y cuando estalla una crisis, no saben cómo actuar. Por lo general, se aíslan, pierden capacidad de reacción, generan un vacío político que tiene un alto costo en imagen y votos y, cuando reaccionan, por lo general, buscan culpables antes que asumir las responsabilidades que les cabe.
 
Cristina Fernández tiene el extraño honor de ser
 
> la única Presidente de la Nación que vio hundirse un barco de la flota de guerra en pleno amarradero (fue la Santísima Trinidad),
 
> casi deja sin alimento a las bases antárticas por imprevisión,
 
> la inundación en La Plata hizo volar por los aires la candidatura bonaerense de la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, para las elecciones de medio término; y
 
> nunca pensaron que serían protagonistas del mayor levantamiento de policías provinciales y fuerzas de seguridad de la historia argentina,
 
> ni que sufrirían una crisis energética similar a la de Raúl Ricardo Alfonsín; y
 
> que Jorge Lanata, en Canal 13, relanzaría las denuncias de la sospechosa relación económica que tienen la Presidente de la Nación y Lázaro Báez.
 
Todo se intentó en este año. Desde colocar a Cristina Fernández como una obsesiva tuitera hasta sepultarla en el mayor de los silencios. Pasó el luto extremo al semiluto coqueto. Estrenó nieto y mascota. De usar los palcos como barricadas pasó a filmar videos “caseros” para explicar sus problemas de salud. Del protagonismo absoluto a la desaparición virtual. Si hasta la Presidente de la Nación, la semana pasada, no habló de los cortes de luz, pese a que tuvo 2 actos en la Casa Rosada. Es la primera vez que la mandataria escapa al bulto de una crisis que afecta a su Gobierno.
 
Cristina Fernández, que rechazó 16 pedidos de entrevista del cardenal Jorge Bergoglio hoy, dicen fuentes de la Casa Rosada, ahora tiene como 'punto de referencia' (?) al papa Francisco. La Presidente de la Nación que le explica al pontífice cómo usar un mate en su primer encuentro en Roma, usa la Cumbre de Jóvenes de Río de Janeiro para “presentar” a Martín Insuarralde, y escribe una carta al Vaticano nombrando al católico Vicario de Cristo una vez y a su persona 12 veces (¿se pueden cometer más errores con el argentino más famoso e importante del mundo?).
 
Guillermo Moreno ya no está. Ahora, el costo político de los errores los paga Jorge Milton Capitanich, que intenta repartirlo entre otros funcionarios, con poco éxito. Todavía, en medio de los cortes de luz, se esperan las 200 medidas que el nuevo Jefe de Gabinete y su amigo y socio, Axel Kicillof, prometieron hace casi un mes y medio. Si hasta el Grupo Clarín, pese a la derrota sufrida en la Suprema Corte de Justicia, parece que podrá dividirse siguiendo los planes que ellos mismos habían redactado hace más de 2 años. ¿Qué más se puede pedir?
 
Cristina Fernández termina su 6to. año como Presidente de la Nación con lo peor del alfonsinismo (cortes de luz e inflación creciente), con lo peor del menemismo (pérdida del control de la suba del déficit fiscal, amenaza de cuasimonedas y promesas de volver a endeudarse en el exterior) y con lo peor del delarruísmo (fuga de divisas y cepo cambiario).
 
2014 será el año del ajuste no querido, el “relato” quedará desnudo, el fracaso del llamado “Modelo K” será evidente, las materias primas ya no serán el motor que sostendrá el “milagro”, sólo pensar en las cuasimonedas hace temblar a políticos, empleados públicos y proveedores del Estado Nacional y de los subnacionales. Los peores recuerdos renacen a la luz de las velas, mientras la gente mira aires acondicionados, televisores, computadoras y heladeras, que compraron a crédito porque no confían en tener pesos ahorrados, pero que no funcionan sin luz.
 
El desgate se hace sentir. Y todavía quedan 2 años más. Hacer tremendismo político es fácil. Hacer futurismo político es construir sobre arena. La realidad será la que muestre las verdaderas dimensiones de la decadencia del kirchnerismo y del cristinismo en el poder. Si el 2013 fue un año complicado, el 2014 no promete ser mejor, ni igual, sino peor.

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