CONTROVERSIAS

Vía los desastres de Petrobras, la oposicion ambiciona una 2da. vuelta contra Dilma

Las petroleras estatales latinoamericanas siempre terminan en algún escándalo, que afecta el bolsillo del contribuyente, no sólo el del consumidor (aunque sean las mismas personas). Por ejemplo, sucede con Pdvsa (Venezuela), Pemex (México) y Petrobras (Brasil). En el caso de YPF (Argentina) todavía no se conocen historias delicadas porque lleva escaso tiempo controlada por el Estado y porque le faltan negocios. En cuanto a Petrobras, graves irregularidades denunciadas apuntan a erosionar a Dilma Rousseff en un año presidencial: ella fue la N°1 de Petrobras en el pasado.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). La intención de voto de Dilma Rousseff cayó de 40% a 37% en abril, aunque ella sigue ganando las presidenciales en 1ra. vuelta, de acuerdo con una encuesta de Ibope (2.002 personas de 140 municipios, entrevistadas del 10/04 al 14/04).
 
Y le ganaría tanto al ex-gobernador Eduardo Campos como a la ex-senadora Marina Silva, compitiendo ambos por el PSB (Partido Socialista Brasilero), y al senador federal mineiro Aécio Neves (PSDB, Partido Social Demócrata Brasilero).
 
Pero ha crecido la desaprobación de los ciudadanos acerca de la gestión de Rousseff: de 43% a 48%, en 1 mes. Y la consideración positiva el gobierno cayó e 36% a 34%.
 
Desde diciembre de 2013, la aprobación del gobierno Dilma cayó 9 puntos: de 43% a 34%.
 
A su vez, también Datafolha (encuestadora del diario Folha de S. Paulo), afirmó que ella sería reelegida en el cargo en 1ra, vuelta si los brasileños votaran hoy: 43% de intención de voto. El relevamiento telefónico fue realizado los días 2 y 3 de abril.
 
Detrás de Dilma, se ubican los candidatos Aecio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), con 18% de intención de voto, y Eduardo Campos, del Partido Socialista Brasileño (PSB), con 14%. Votos en blanco o nulos sumarían 19%. Y los electores que respondieron que aún no saben a quién van a votar suman 6%.
 
La gran pregunta: ¿puede continuar cayendo hasta el día del comicio, en octubre? ¿Cuánto más puede caer el voto a Dilma?
 
En ese contexto aparece el escándalo por la compra en USA de una refinería para Petrobras. 
 
La oposición a Rousseff consideró que las declaraciones del expresidente de Petrobras, José Sergio Gabrielli, refuerzan la necesidad de abrir una investigación parlamentaria sobre la controvertida compra de la refinería.
 
Los partidos de la oposición al Gobierno de Rousseff realizan gestiones para instaurar una comisión parlamentaria con amplios poderes para investigar el negocio.
 
De acuerdo con documentos filtrados por la prensa, en 2006 Petrobras pagó US$360 millones por la compra de la mitad del capital de la refinería, que un año antes había sido adquirida en su totalidad por US$42,5 millones por la firma belga Astra Oil.
 
Petrobras fue forzada a desembolsar otros US$820 millones para comprar la otra mitad a Astra Oil debido a una cláusula en el contrato que obligaba a la brasileña a adquirir el otro 50% en caso de divergencias entre los socios.
 
La otra cláusula cuestionada obligaba a Petrobras a garantizarle un beneficio mínimo a su socia mientras compartieran la refinería, independiente de las ganancias o pérdidas de la compañía.
 
Gabrielli y otros directores de la época indagados en el Congreso defienden que, en la época, Petrobras necesitaba aumentar su presencia en el mercado estadounidense, aunque Foster admitió ante los legisladores que la compra "no fue un buen negocio" y que la operación provocó pérdidas a la empresa por US$530 millones.
 
"No puedo escapar de mis responsabilidades, así como la presidenta Dilma no puede huir de las suyas", dijo Gabrielli, presidente de Petrobras al momento de la compra, en 2006, cuando Rousseff encabezaba el consejo de administración de la empresa.
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El elevado costo y las pérdidas en las que incurrió posteriormente la refinería han puesto a Petrobras en el centro de un creciente escándalo político que comenzó con acusaciones de soborno y fue agravado con el arresto del exdirector de Refinación y Abastecimiento de Petrobras, Paulo Roberto Costa, el 21/03, en medio de una gran investigación sobre lavado de dinero.
 
Según la prensa local, Costa habría privilegiado a ciertas empresas en contratos con Petrobras a cambio de grandes comisiones.
 
Rousseff ha dicho que no fue informada sobre 2 cláusulas en el contrato con la refinería que convirtieron a la compra en un costoso acuerdo para Petrobras.
 
Sin embargo, Rousseff, debe asumir la responsabilidad que le corresponde por la controvertida compra de una refinería en Texas por parte de Petroleo Brasileiro SA (Petrobras), dijo el expresidente ejecutivo Gabrielli.
 
Rousseff presidía entonces el Consejo de Administración de Petrobras en su condición de ministra de la Presidencia del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, y fue quien autorizó la polémica operación.
 
Aecio Neves, candidato por el PSDB (Partido de la Socialdemocracia Brasileña, opuesto al Partido de los Trabajadores en el poder), consideró que "el objetivo (de la comisión parlamentaria de investigación) es determinar exactamente, sin presupuestos, cuál es la responsabilidad de cada uno en el caso de la refinería de Pasadena y en otros episodios que implican a Petrobras".
 
"Uno era presidente de Petrobras, la otra presidenta del consejo de administración", remarcó el diputado Beto Albuquerque (PSB, oposición moderada al PT). 
 
Rousseff dijo, a mediados de abril, que este caso debía ser aclarado "con el máximo rigor", y protestó contra lo que considera una "campaña negativa" de quienes "no dudan en denigrar la imagen de esta empresa" controlada por el Estado para sacar "rédito político".
 
Petrobras ya instaló una comisión interna de investigación por este asunto.
 
El Congreso debate si abrirá una investigación sobre esta y otras acusaciones contra Petrobras, que puede afectar la campaña de reelección de Rousseff a pocos meses de las presidenciales de octubre.
 
En una entrevista al diario O Estado de Sao Paulo, Gabrielli defendió la decisión de compra de Pasadena bajo las "circunstancias de la época", pero admitió que por la crisis financiera mundial la refinería de Texas no hubiese sido un buen negocio entre 2008 y 2011.
 
A pesar de argumentar lo mismo que Rousseff, de que el informe que recibieron para dar el aval "era omiso", Gabrielli indicó que tanto él como la actual gobernante, quien en la época era presidenta del Consejo de Administración de Petrobras en calidad de ministra jefa de la Casa Civil (Presidencia), tienen responsabilidad.
 
"Yo soy responsable. Era el presidente de la empresa y no puedo huir de mi responsabilidad, del mismo modo que la presidenta Dilma no puede escapar de la responsabilidad de ella, que era presidenta del Consejo. Somos responsables de nuestros actos, pero es legítimo que ella ahora dude", apuntó Gabrielli.
 
Tanto la mandataria brasileña, como la actual presidenta de Petrobras, Graça Foster, han dicho que la adquisición fue aprobada porque se presentó un informe técnico que ocultaba cláusulas del negocio que eran perjudiciales para la empresa.
 
La compra de la refinería Pasadena, en Texas, es investigada por la Policía Federal (PF), el Tribunal de Cuentas de la Unión y el Ministerio Público (Fiscalía).

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