REVOLUCIÓN

Algas en lugar de oleaginosas: el futuro del biodiesel

Las propiedades del aceite vegetal para la impulsión de motores se conocen desde la invención del motor diésel que realizó Rudolf Diesel, entre 1893 y 1897 en los talleres de la compañía MAN AG (grupo Krupp): quemaba aceite de palma. A principios del siglo 21, en el contexto de búsqueda de nuevas fuentes de energía, regresó a escena el biodiesel como combustible alternativo a los derivados del petróleo. Se ha propuesto en los últimos tiempos denominarlo agrodiésel. Hay noticias acerca del aceite vegetal: es posible extraerlo de aguas en agua dulce, y eso puede cambiar gran parte del negocio.

N. de la R.: La demanda de algas, ya sea para el consumo humano o para la elaboración de diferentes productos industriales, como algunos medicamentos, cosméticos, pinturas, productos textiles, etc. Las algas han sido utilizadas como alimento desde tiempo inmemorial en los países orientales como Japón y en algunos países americanos. Su principal valor nutritivo radica en las vitaminas y minerales que contienen, entre las que se encuentran la A, la B2 y la B12, además de hierro y yodo. En tiempos recientes se han realizado investigaciones sobre las posibilidades de obtener proteínas de algas unicelulares, en especial, las algas verdeazueles y las algas verdes, que son vegetales microscópicos cuyo cuerpo está formado por una célula como la especie Spirulina maxima, que es un alga verde, las cuales contienen hasta un 50% de su peso formado por proteínas. Sin embargo, muchas algas son difíciles de digerir, por lo que son consumidas como suplemento alimenticio, mezclándolas con harinas, y también sometiéndolas primero a digestiones artificiales, aunque esto las encarece y hace que puedan llegar a ser antieconómicas. Algunas algas son utilizadas como suplementos de los piensos destinados a alimentar animales, como la del género Ascophyllum, que se usa para complementar el alimento de cerdos y vacas. También las algas se pueden emplear para abonar los terrenos de cultivo, preparando con ellas fertilizantes líquidos de gran utilidad; asimismo se utilizan en la industria química. Sin embargo, el principal aprovechamiento de estos vegetales se tiene en la preparación de productos farmacéuticos, como la de anticoagulantes o de medicinas que sirven para expulsar parásitos intestinales. También se ha comprobado la actividad antibacteriológica de algunas algas. La creciente demanda de algas ha estimulado que los científicos y técnicos hayan iniciado los programas para cultivarlas, especialmente de aquellas que se utilizan para el consumo humano. 
 
 
MADRID (Agencia ID/DICYT). La empresa biotecnológica Bioamin, en México, trabaja un proyecto para la obtención de biodiesel a partir de microalgas de agua dulce, que a diferencia de otras materias primas reduce costos de producción, es más eficiente energéticamente y genera menos efectos nocivos para el medio ambiente.
 
La gerente de investigación de Bioamin y especialista en química Yolanda Sánchez Salazar, explicó que para extraer el biodiesel, primero se someten las microalgas a un método de ultrasonido para provocar una reacción que rompa sus capas celulares y se libere el aceite que contiene ácidos grasos.
 
Una vez obtenido el aceite con los ácidos grasos se procede al método de transesterificación, que consiste en calentar el aceite hasta llegar a una temperatura de 70 grados centígrados, en ese momento se debe agregar una cantidad determinada de metanol o etanol, para obtener el biodiesel y la glicerina. Posteriormente, se realiza una decantación para separar estas dos sustancias, la glicerina obtenida puede tener un uso comercial que reditúe ganancias al proceso.
 
Con esta técnica se han logrado extraer dos litros de biodiesel por cada 15 kilogramos del cultivo de microalgas. Para comprobar la eficacia del combustible se utilizó en un vehículo y el resultado fue favorable ya que la emisión de contaminantes fue menor, y los emitidos se degradarán en tres meses.
 
La especialista en procesos químicos de Bioamin, explicó que producir este combustible con microalgas de agua dulce resulta más barato que hacerlo con sus símiles marinas, porque existe un gran volumen y pueden ser extraídas de lagos o ríos con mayor facilidad. De igual modo, dijo, que al no obtener el biodiesel de un cultivo agrícola, (como ocurre con la planta jatrofa), por ejemplo no se genera contaminación con solventes al realizar el proceso de extracción del aceite, y a la vez se reducen los costos.
 
Las microalgas dulces pertenecen al grupo de microorganismos fotosintéticos simples, condición que permite el rápido crecimiento celular, razón por la cual es más accesible obtener una mayor cantidad.
 
Debido a que las microalgas sólo requieren de la luz solar para sobrevivir, los químicos idearon adaptar en el laboratorio una especie de invernadero que permitiera almacenar y realizar los medios de cultivo de las microalgas, con el propósito de tener su propia reserva.
 
La empresa agrícola Bioamin, localizada en Coahuila, ha desarrollado hasta el momento el experimento a nivel laboratorio, y utilizó un fotobiorreactor, donde se depositan 15 kilogramos de medio de cultivo para obtener microalgas o biomasa que generan dos litros de biodiesel.
 
La gerente de Bioamin comentó que el proyecto es apoyado por el Fondo Mixto del Conacyt- Gobierno de Coahuila, y aún se sigue investigando para poder elevar la escala de producción y en futuro lograr comercializarla. La investigación fue apoyada la Universidad Autónoma de Coahuila con la participación de estudiantes de prácticas tutelares que fueron dirigidos por el químico Juan Genaro Osuna Alarcón. 

Dejá tu comentario