OPINIÓN DEL COAUTOR DE LA MALA SALIDA DEL DEFAULT

Un problema para Massa: Lavagna apoya el default de Cristina

La reestructuración de deuda pública externa, luego del incumplimiento de 2001, fue responsabilidad de Néstor Kirchner (fallecido) y Roberto Lavagna (hoy día en el Frente Renovador). Ahora, Lavagna, promotor de la bendita cláusula RUFO que condiciona toda la negociación, afirmó que la estrategia de Cristina Fernández de Kirchner, de priorizar a los bonistas que entraron en el canje es la correcta: "Es mejor un tifón que un tsunami", aseguró en una columna de opinión publicada este jueves 24/07 por el diario Clarín. Se ignora si Lavagna está hablando en nombre propio o también de Sergio Massa cuando le concede a Cristina una apoyo implícito para avanzar hacia el nuevo incumplimiento.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Roberto Lavagna ya había enviado señales durante una entrevista con el diario brasilero O Globo, y Cristina Fernández de Kirchner habló de Lavagna durante su monólogo en la planta para armado de motos Yamaha. Ahora Lavagna lo escribió en el diario Clarín.
 
Lavagna respalda la idea de Cristina de que si no llega a un acuerdo con los acreedores en litigio (y con fallo favorable a sus intereses en firme), la Argentina ingresará a un default “selectivo” que no tendrá mayor impacto sobre la economía.
 
Lavagna, actual asesor del Frente Renovador, que lidera Sergio Massa, confirmó toda la posición de Cristina cuando dijo que “la visión simplista de un default no puede ser aplicada en el caso de un país que le está pagando al 93% de sus acreedores”. 
 
Lavagna agregó: “El hecho de que el gobierno haya desembolsado más de U$S1000 millones para pagarle a los bonistas reestructurados impide hablar de un default”.
 
Lavagna dio a entender que apoya el razonamiento del gobierno de que si el 30/07 no consigue arreglar con los 'holdouts', la Argentina no estará en una cesación de pagos tradicional, sino que se trataría de un default “estratégico”.
 
A su vez, esa posición de Lavanga & Cristina coincide con la de Aldo Ferrer, quien dijo que hay que buscarle un nuevo nombre a la situación, algo que fue eje del discurso de Cristina el miércoles 23/07, mientras Ferrer insistía en que es "un hecho nuevo".
 
"En todo caso, son cuestiones legales complejas. No es comparable a un default. La situación es muy extraña”, dijo Lavagna a O'Globo.
 
Ahora, de su pluma propia, Lavagna escribió en Clarín: "Argentina debe cumplir como lo ha venido haciendo escrupulosamente desde 2005 con lo que fue la reestructuración de deuda más grande a nivel internacional. Debe privilegiar al 93% que aceptó una quita sin precedentes y no hipotecar su futuro por cumplir con una decisión judicial que incluso ha chocado a observadores internacionales claramente ligados al sistema".
 
Obvio que participando Lavagna del Frente Renovador, queda la duda de si Lavagna está hablando sólo por sí mismo o está influyendo en Sergio Massa, y éste compartiría esos conceptos. Esto sólo podrá aclararlo Massa.
 
 
Una de las maneras más habituales de llegar a una mala decisión es hacer un planteo errado del problema.
 
Ese es el caso actual del conflicto con los holdouts; esto es, la pequeña parte de los acreedores que no ingresaron voluntariamente al mayor canje de deuda de 2005 y al, mal hecho, mini-canje de 2010.
 
Si a cualquier ciudadano le preguntaran si quiere que haya un tifón, la respuesta es fácil y no necesita de ningún experto: no, por supuesto que no.
 
Ese es el caso del default: nadie quiere que se produzca y eso es obvio.
 
Las cosas son diferentes si hay que elegir entre un tifón o un tsunami, sin posibilidad de escapar de uno o de otro. En ese caso con tristeza, sabiendo que habrá costos, seguramente cualquiera dirá: mejor el tifón, es menos grave, menos destructivo que el tsunami.
 
Esta última y no la primera situación es la que hoy existe sobre la deuda.
 
Hay que elegir entre tomar la decisión de pagar donde sea a la amplia mayoría que ingresó al canje (93%) usando cualquier mecanismo disponible, respetando el pago en la moneda acordada (en general dólares o euros) y absolutamente libre de toda restricción para disponer de él, o sea que sus titulares puedan enviarlo a sus destinos en el exterior con el mismo efecto que si se hubiera cobrado en Nueva York.
 
Eso es el equivalente al tifón.
 
La otra alternativa, la que prefieren los fondos especulativos, es que el país les pague, siguiendo lo dispuesto por un juez norteamericano, aun cuando ello implique (al menos hasta el próximo 1° de enero de 2015) que durante años queden hipotecadas las relaciones financieras con el exterior por miles de juicios que podrá hacer el 93% que aceptó una quita del 75% de sus acreencias y ahora ve que unos pocos privilegiados reciben el 100%.
 
Esta segunda alternativa es el tsunami.
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Los argentinos sabemos por experiencia cuando hubo que salir del "corralón" y del "corralito" derivados del derrumbe de la convertibilidad, del costo de ciertas decisiones de la justicia que no atienden la realidad económico-social.
 
Hubo "amparos", en general en favor no de pequeños ahorristas sino de grandes ahorristas que liberaban los fondos sin tomar en cuenta que ese proceder perjudicaba al conjunto en un contexto socioeconómico con el 52% de la población en situación de pobreza.
 
Luchamos legal y jurídicamente contra esa visión estrecha de la justicia frenando en lo posible esos amparos privilegiados. La situación es similar ahora con la decisión del juez Griesa.
 
También sabemos que siempre se amenaza al país con graves consecuencias si no hace lo que algunos intereses defienden sin decirnos las consecuencias más graves resultantes de hacerles caso.
 
Con esas dos experiencias hay que enfrentar la situación actual.
 
Argentina debe cumplir como lo ha venido haciendo escrupulosamente desde 2005 con lo que fue la reestructuración de deuda más grande a nivel internacional.
 
Debe privilegiar al 93% que aceptó una quita sin precedentes y no hipotecar su futuro por cumplir con una decisión judicial que incluso ha chocado a observadores internacionales claramente ligados al sistema financiero como el Financial Times y su editorialista estrella Martin Wolf, ello sin olvidar a gobiernos (Estados Unidos, Francia, Brasil), premios noveles y gurúes económicos. Debe además seguir buscando "inmediatamente y sin interrupciones" (dixit el juez) las vías de acuerdo necesario con la ínfima minoría litigante, pero sin poner en riesgo lo central.
 
Esa es la condición irrenunciable.
 
Claro está que esta postura que implica elegir el mal menor, en nada excusa los graves errores del Gobierno que en los últimos años ha desatendido el tema externo (2005 en adelante), que desató la inflación (2007), el freno al crecimiento (desde 2011) y nos llevó nuevamente como sociedad a los desequilibrios fiscales (2009) y de las cuentas externas (2011), al crecimiento de la pobreza y el desempleo y que cree que hacer política económica y social es ponerle un pie en la cabeza, ahogando, al sector privado al tiempo que reparte tarde y mal subsidios devaluados por la inflación con billetes emitidos sin respaldo.
 
Estos errores son otro tema que los argentinos habremos de resolver democráticamente en tiempo y forma señalados por nuestra Constitución. Por ahora no caigamos en la trampa de evitar el tifón para caer en el tsunami.

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