SALUD PÚBLICA

El analfabetismo y las mentiras de Cristina, según la esposa de Verbitsky

Analfabeta, necia, mentirosa. Palabras de la esposa de Verbitsky sobre Cristina Fernández. Palabras de una mujer que asegura que este es "el mejor Gobierno que he conocido". ¿Qué deja al resto? El negocio de la salud y las palabras cómplices: "Cristina no debería abrir la boca en temas de medicina". Sobre vacunas, pésimas condiciones de higiene y muchos agujeros, ¿que solo un cómplice no quiere ver?

 
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) Mónica Müller no solo es médica homeópata. Es nada menos que la mujer de Horacio Verbitsky y apoya la gestión kirchnerista. Sin embargo, critica su política de salud al punto que entre otras cosas, asegura que "Cristina no debería abrir la boca en temas de medicina", y eso no es lo peor.
 
Tiene 67 años, fue publicista, y eligió la frase "Sana sana, la industria de la enfermedad" para explicar el problema que plantea en su último libro: no habla del programa 'Precios Cuidados' sino de la automedicación, un mal que afecta a millones de pacientes y en el que ella identifica a un responsable final: el Estado.
 
"Es cierto que la gente abusa de los medicamentos, pero no es culpa de ellos. Para empezar, son productos de venta libre y los médicos son los primeros en recetar de más", señala Müller a la revista 'Noticias'.
 
"Ahora hay médicos –que en proporción son pocos, pero sí son demasiados– que son empleados de los laboratorios. (...) En la Argentina hay una serie de cosas que son absolutamente no éticas y el Estado las permite y las acepta haciendo la vista gorda. Te doy un ejemplo: hace dos meses hubo unas jornadas organizadas por la Sociedad Argentina de Nutrición. Y dijeron que había que tomar más leche y yogur para tener un esqueleto fuerte. A mí me pareció raro así que me metí en internet a leer los curriculums de todos. Había un médico que trabajaba en Danone, otro en Mastellone y hasta un uruguayo de Conaprole".
 
"¿Se perdió la ética médica?", preguntó la revista, a lo que respondió: "(...) qué les podés decir a los médicos que estudian mucho, se reciben y entran a una prepaga en la que tienen 15 minutos para atender a cada paciente. Y encima los terminan de formar los laboratorios. Los disfrazan de congresos, lanzamiento de productos, presentaciones en seminarios, oncotours…".
 
Müller se anotó en Medicina cuando estaba por cumplir 30 años. Para cuando conoció a Verbitsky, había tenido una hija más y se dedicaba full time a la homeopatía. Él había recorrido el camino inverso: había llegado al periodismo después de querer estudiar Medicina.
 
"Este Gobierno se ha ocupado de cosas que toda mi vida me ha parecido que había que ocuparse y por eso es el mejor Gobierno que yo he conocido”, asegura Müller. Destaca la Asignación Universal por Hijo y su incidencia en la baja de la mortalidad infantil pero critica la política de salud pública.
 
El último tramo de la entrevista no deja resto para la duda sobre responsabilidades... 
 
- Usted dice que falta intervención del Estado. ¿Es negligente o cómplice?
- Habría que averiguarlo. Cuando veo la actitud que tienen en algunas cosas, llego a pensar que son cómplices. Lo que pasa con las vacunas, por ejemplo.
 
- En su libro anterior, “Pandemia”, usted habla de vacunación. El Gobierno agregó vacunas al calendario y lo presenta como una buena noticia, ¿no lo ve así?
- Se dice que tenemos los planes de vacunación del primer mundo. Y sí, pero en orden alfabético: son los de África. En Europa no se vacuna tanto como acá. Por ejemplo, la BCG, que ya se sabe que no inmuniza contra la tuberculosis, se la dan a todos los bebés porque es obligatoria, como la de la Hepatitis B. Cuando nació mi nieto pedí que me dieran argumentos médicos, no burocráticos. Y el médico me dice “y si el nene está en la plaza y hay un drogadicto que tiró una jeringa con hepatitis B para contaminar… ”… ¡Esa leyenda urbana! Una locura.
 
- ¿Por qué insisten entonces?
-Alguien compra containers de vacunas que no son necesarias. Pasó con la vacuna del HPV. Hicieron una cosa perversa diciendo que era la vacuna contra el cáncer de cuello de útero y no es así. Es la vacuna contra algunas cepas del HPV que, si hacen una lesión en el cuello y bajo ciertas condiciones, sí pueden producir un cáncer de cuello. El Estado, en vez de comprar vacunas, tiene que hacer que estas mujeres tengan acceso a la medicina, que vean al ginecólogo una vez por año. Lo que tiene que hacer el Gobierno es educar y no educan. Para mí es terrible que se hayan perdido estos años sin haber hecho cloacas en el Norte, por ejemplo. El 80 % de la gente no tiene cloacas y hay muertes por diarrea infantil. Entonces, ¿qué hace el Gobierno? Ahora traen la vacuna del rotavirus.
 
-Pero diez años de crecimiento…
- Cuando había plata, no se hizo. Ahora no se puede. Argentina ha mejorado, pero no puede haber provincias donde se vive como en Tanzania y hay cifras de Tuberculosis de Tanzania.
 
- Se supone que su marido es una de las personas a las que Cristina Fernández más escucha…
- Eso es un mito que corre no sé por qué. Lo ha creado la prensa y nosotros nos reímos mucho.
 
- ¿Pero no ha tenido nunca oportunidad de plantearle esto a la Presidenta?
- Cristina no lo escucha. Yo tengo la sospecha de que, en estos temas, Cristina no escucha a nadie. O quizás escucha a gente que no es la más adecuada.
 
- En los agradecimientos de su libro menciona que hay ciertas afirmaciones con las que Verbitsky no está de acuerdo. ¿Cuáles son?
- Estamos de acuerdo, pero él dice que no hubo tiempo, que si es que no hay cloacas por lo menos hay que vacunar. Y bueno, yo estoy de acuerdo: si no vas a darles cloacas y agua corriente, hay que vacunar. Como ha ganado. Si no, se van a morir de diarrea. Pero claro, la gestión que los vacuna es la de Cristina. ¿Si después no se los vacuna más? ¿Si el tipo que importa las vacunas deja de hacerlo? Los nenes se van a volver a morir. Si hubiesen puesto agua corriente, eso es para siempre.
 
- ¿Y por qué cree que no lo hizo?
- No sé. Creo que por una razón de falta de conocimiento. Cristina ha dicho que la diabetes es una enfermedad de los ricos. Eso es analfabetismo. No debería abrir la boca en temas de medicina. Y así como dice eso, debe pensar que no es tan importante que haya cloacas. La salud pública es una especialidad a la que no se le da bola. Tiene más prestigio la vacuna, la droga nueva, que la higiene.
 

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