JULIO SANGUINETTI

"Le dicen a los jóvenes que la marihuana no es mala cuando provoca daños"

"Hay mucha gente que piensa que legalizar la marihuana de algún modo es regularla, es un modo de poder mejorar esa situación. En una palabra, se considera que es irremediable el consumo y en consecuencia se trata de tomarla. En Uruguay lo que se ha planteado es que el Estado mismo produzca la marihuana, sea directamente o por concesión o venta de la farmacia. Yo no lo veo bien, porque miro el tema desde el ángulo de la salud, que es el ángulo prioritario desde el cual hay que mirarlo. Entonces, hoy se le ha dado a la juventud la señal de que la marihuana no es mala. Y ahí está el primer gran tema. Más allá de legalizar o no legalizar, el gran tema es que habría que instalar claramente la idea de los daños que hace la marihuana sobre la inteligencia, sobre la concentración, sobre la memoria. Daños de los que hace 3 años no se tenía idea, pero hoy sí se tiene claramente idea de cómo son", reclamó Julio María Sanguinetti, ex Presidente de Uruguay, acerca de la irresponsabilidad de José Mujica, actual mandatario uruguayo. Sin duda que un medico como Tabaré Vázquez, restringirá mucho lo que haya promovido Mujica..

Muy prudente el 2 veces Presidente de Uruguay, el colorado Julio María Sanguinetti, entrevistado por Raúl Acosta, por LT8, de Rosario (Santa Fe), acerca de diversas cuestiones pero el comienzo fue sobre la marihuana.
 
-Hoy hay en Rosario una suerte de congreso para ver qué se puede hacer desde Rosario con la despenalización de la marihuana. Yo tengo para mí que algunas drogas que las permitimos y otras que no, tabaco y alcohol son los mejores ejemplos del comercio, pero proclamar que no podemos evitar la difusión de drogas es una mala señal, plantea usted. ¿Cómo ve usted esto, Sanguinetti?
 
-Mire, las drogas están instaladas históricamente en nuestra sociedad. Como decía usted, el tabaco o el alcohol. Razón por la cual, a raíz de sus excesos, se han ido enfrentando. Es decir, se han hecho campañas muy importantes tratando de disminuir el consumo del tabaco, por ejemplo, se ha hecho han fuerte campaña de salud, en Uruguay se han hecho grandes avances en la materia en alcohol buscando un consumo más regular. Entonces hay mucha gente que piensa que legalizar la marihuana de algún modo es regularla, es un modo de poder mejorar esa situación. En una palabra, se considera que es irremediable el consumo y en consecuencia se trata de tomarla. En Uruguay lo que se ha planteado es que el Estado mismo produzca la marihuana, sea directamente o por concesión o venta de la farmacia. Yo no lo veo bien, porque miro el tema desde el ángulo de la salud, que es el ángulo prioritario desde el cual hay que mirarlo. Entonces, hoy se le ha dado a la juventud la señal de que la marihuana no es mala.  Y ahí está el primer gran tema. Más allá de legalizar o no legalizar, el gran tema es que habría que instalar claramente la idea de los daños que hace la marihuana sobre la inteligencia, sobre la concentración, sobre la memoria. Daños de los que hace 3 años no se tenía idea, pero hoy sí se tiene claramente idea de cómo son. Es decir, lo mismo pasaba con el tabaco, nadie tenía idea que era cancerígeno g hoy, después que hemos conocido los efectos, por ejemplo, sobre el cáncer, ya es una inconsciencia no señalarlo claramente. En el caso de la marihuana, hoy nadie tiene claro, los jóvenes no tienen claro, de que se trata de algo que va a dañar su memoria, su capacidad de concentración, etcétera. Y eso a mí es lo que me parece peor, porque más allá de legalizar o no legalizar, esto es lo principal. Si no hay una conciencia clara en la sociedad de pos daños -y todavía hay quien los discute-, entonces estamos en un problema, porque lo que va a ocurrir es que se va a bendecir, se le va a quitar toda nota de daño y entonces se va a expandir. Y además la marihuana, se sabe, que es simplemente la punta de lanza, digamos; normalmente, todos quienes han llegado a drogadicciones aún más dañinas a corto plazo han empezado por la marihuana. Es decir, el tema se hace muy difícil en la sociedad. Para mí lo más importante es eso, el tema salud, que se tenga claro de lo que estamos hablando.
 
-Soy un muchacho de más de 70, así que algunas de las cosas que usted dice las entiendo generacionalmente. Pero hay un punto, que es el siguiente: podría decirse que todos sabemos que el tabaco produce cáncer, y si usted llega a vivir 150 años y fumó se va a morir de cáncer de pulmón -  a veces otros estropicios lo terminan antes-, y se pone en el paquete "el tabaco provoca cáncer" y el que quiere fumar fuma, y de hecho con el alcohol otro tanto. ¿No sería esta una formulación para la marihuana también?
 
-Creo que no estamos saliendo del mismo punto de partida, porque además la marihuana no es la marihuana, estamos hablando de drogas. Es parte de un rubro mucho más amplio, mucho más grave, más grande. Estamos hablando del consumo de drogas, estupefacientes. Es decir, no es simplemente la marihuana aisladamente. Ese es el tema: en uno de los casos estamos de salida y en otro de ida, que es el gran tema. Porque con el tabaco y el alcohol, digamos, estamos hoy tratando de retroceder de algo que había crecido ampliamente. Y esto es a la inversa, es algo que ha crecido en los últimos años y que en lugar de empezar a hacerlo retroceder le damos puerta abierta. Esa es la gran diferencia, a uno lo restringimos y al otro lo ampliamos. Me parece que hay un error de concepto. No son cosas sencillas, nadie tiene la verdad. A mí lo que más me preocupa es eso, porque se legalice o no se legalice, siempre tendría que terminar en una gran campaña de difusión para que la gente sepa de qué se trata. Y eso es lo que no se ha hecho y lo que no se hace.
 
-Mirándolo desde el punto de vista latinoamericano, ¿por qué Uruguay tiene una mirada distinta sobre este tema? ¿Y por qué el Frente Amplio, que tampoco es una cosa menor, tiene esta mirada distinta?
 
-Primero, no digamos Uruguay, porque en el país la mayoría está en contra, lo dicen todas las encuestas. Es decir, en Uruguay no hay una opinión valoritaria de esto. Esto nació de una iniciativa improvisada que un día largó el presidente Mujica sin pensarlo demasiado en una conferencia de prensa, y luego se fue enredando, un día dijo por qué no, y otro dijo cómo por qué no y que lo plante el Estado. No hubo una visión preparada y proyectada en profundidad, simplemente fue una ocurrencia y se fue desarrollando la ocurrencia. La ley salió a fin de año, estamos a ocho meses y aún no se ha podido instrumentar porque fue un tema muy complejo. Lo que estoy queriendo decir es que fue una cosa totalmente improvisada. No hubo un estudio sólido de cómo debía hacerse y por eso mismo estamos en este enredo. Aún no ha empezado a funcionar, está legalizada pero no están los mecanismos. Y en el interin lo que se ha desatado es un clima de permisivismo en torno al fenómeno marihuana, detrás del cual también funciona la cocaína y todas esas otras drogas. No estamos en un buen momento desde ese punto de vista.
 
-Lo saco de esto y lo pongo en lo que se viene, que es la renovación de mandatos en Uruguay con algo que desde acá se envidia mucho, que más allá de las controversias, las discusiones, los mandatos populares se suceden y algunas políticas nacionales se mantienen. Esto torna envidiable al Uruguay. ¿Cómo ve usted nuestros saltos, nuestros vaivenes democráticos populistas?
 
-Lo vemos, naturalmente, con preocupación. El populismo siempre es peligroso, el populismo juega con la fachada de la democracia y detrás de ella la va negando, de un modo u otro. Yo creo que en Uruguay también hay fenómenos populistas que quizás no se advierta claramente. Hoy día el Frente Amplio está dominado por un mundo sindical que tiene mucha más autoridad y fuerza que él. El Frente Amplio, como partido político, hoy está débil. Y eso nos va llevando a una situación de populismo, que es compleja. La misma que el Presidente Mujica definió cuando dijo que la política está por encima de la ley, cosa que dijo cuando se suspendió el Paraguay en el Mercosur y que sirve para muchas cosas. Es decir, que ese es un deslizamiento hacia el populismo. No nos hemos caído aún del todo, pero es una situación peligrosa. Y eso es lo que de algún modo nos afecta también. Fuera de ello hay todavía un diálogo civilizado, ayer mismo estuvieron todos los candidatos en la exposición rural, el doctor Vaque nunca aceptó debate, pero ayer por ejemplo estuvieron los cuatro candidato en la Rural y habló cada uno, lo cual es una cosa buena  civilizada. De modo que, desde ese punto de vista, hay un clima de convivencia razonable. La Argentina, lo que uno ve, es un poco de confusión y una gran fragmentación, porque l peronismo, que ha sido el partido mayoritario, muestra algo así como tres núcleos, y la oposición, además del Partido Radical, demuestra también muchas expresiones, digamos, están los del PRO, el Partido Radical, el UNEN  con varias candidaturas. Entonces, no se ven espacios claros. Y eso no es bueno porque no se ofrecen alternativas claras ente la gente y al final se transforma todo en una suerte de lotería en que los gobiernos terminan también con parlamentos muy fraccionados. Y eso tampoco es bueno. De modo que, si bien no es buena la mayoría absoluta y dominante, tampoco es buena la fragmentación. Yo diría que veo con preocupación la parte política de Argentina. Argentina tiene una enorme vida en su capacidad de iniciativa económica. La Argentina tiene eso en un grado mucho mayor que nosotros acá en Uruguay. Pero desgraciadamente su institucionalidad política, digamos, muestra fragilidades, y son estas que estamos mencionando.
 
-Una última pregunta, apuntando a una hipótesis alocada: ¿es posible pensar que China y Estados Unidos terminen convirtiendo esto en un mundo bipolar?
 
-Yo diría que no va a ser igual porque ya necesariamente no es igual. ¿Por qué no es igual? Porque hay otras fuerzas. Japón no deja de ser una potencia económica importante, aunque no tenga peso político específico, Europa no deja de ser el mayor mercado del mundo aunque no tenga fuerza militar y, como consecuencia no juega gran potencia; y las situaciones regionales, la que encabeza Rusia en Europa del Este. Es decir, la multilateralidad está. Ahora, es evidente que hay dos que tienen más peso, que está claro que uno es Estados Unidos y otro es China. No creo que vayamos a un alineamiento rotundo porque antes uno era el comunismo y el otro era la democracia, entonces eran Moscú o Washington. Estaba claro, era rotundo. Hoy Estados Unidos y China, que a su vez son socios en tantas cosas, no marcan eso, no es democracia contra comunismo. De modo que ya no tenemos esa confrontación blanco y negro como era aquello. Aquello era un conflicto ideológico y fuerte, muy importante, mayores a los intereses que se montaran luego. Entonces hoy las fronteras están más diluidas, más disminuidas, y como consecuencia estos otros terceros actores tambi9én, de algún modo, en algo pesan. Entonces va a ser una multilateralidad corregida, por decirlo de algún modo.
 
-Abrió usted un caminito muy claro: los negocios son el eje, no difundir una ideología política.
 
-Es así. Hoy ya no hay una confrontación blanco y negro. Lo que está claro es que a la democracia política nadie la discute, aunque nadie la cumple lamentablemente, y la economía de mercado ha logrado una aceptación casi universal.

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